[Todos los personajes son marcas registradas de sus respectivos autores. Esta historia se ha realizado sin fines de lucro. Únicamente se escribió con fines recreativos gratuitos]



Todo es posible en la imaginación
Si puedes pensarlo puede existir

DUNGEONS&FLAMES

Fanfic por TristeIori

Capítulo 9: "Caramelo"

NIRVANA

Volar lejos
Más allá de lo impensable
Donde nadie haya ido jamás
Volar lejos
Más allá de lo sentible
Donde ya no hay gozo
Donde ya no hay dolor
Donde nadie a ir se animaría
Porque no es posible regresar
Volar lejos
Más allá de la luz
Para ver lo nunca visto
Para lo viejo olvidar
Más allá de la oscuridad
Para dormir los desvelos
Para soñar en paz
Volar lejos...
Volar aún más lejos

Que lo lejano en el infinito
Para buscar la felicidad
Y por último, volar...
Más allá del descanso para poder trabajar
Más allá del trabajo para poder descansar.

Tristeiori2002

Ambos entraron al lugar, Ukyo parecía dormir profundamente, su respiración era débil pero estable, su piel, como siempre, parecía reflejar la palidez de la muerte... A Iori le pareció entonces que el chico, tan delgado sin su armadura, con esa tez de luna y aparente paz en el sueño no podría ser el temible guerrero que les capturó... Incluso se percató de que era apenas un par de centímetros más bajo que él... Y, casi se sintió avergonzado... Si alguna vez había pensado en narrar a Jubei la forma en que Él y Kyo habían conocido a esos tipos, ahora pensaba en no hacerlo jamás...

Tras unos momentos de que pensase aquello, Jubei se sentó junto a él, se arremangó los brazos e hizo lo propio con los de la camisa del joven.

- ¿Qué es lo que le haces?-

- Muy sencillo, existe en nuestra familia una marca muy especial, la cual se hereda, si este joven se apellida como en realidad dice, seguro poseerá esa marca...-

- Pero, yo no veo marca alguna...-

- Bueno, Iori, no dije que se viera a simple vista...-

Y, Jubei tomando las muñecas de Ukyo, con el antebrazo hacia arriba, cerró los ojos, se adivinaba concentración en su apuesto semblante... Iori pudo sentir la energía de Jubei elevarse, era como esa refrescante brisa dorada que acontecía cuando le curó... Pero esta era ligeramente diferente... entonces, pudo ver cómo parte de la energía de Jubei comenzó a brillar en sus antebrazos, primero como tenues líneas, después como firmes y luminosos trazos dorados, un par de dragones orientales alados, brillaban en los antebrazos de Jubei... y luego, la energía del chico, reaccionó, por fin, muy suavemente, de un color violáceo y, comenzó:

Como a cuentagotas, la energía de Jubei se infiltraba poco a poco en los antebrazos del joven, a su vez, un poco de la energía en Ukyo se introdujo en Jubei, quien pareció sentir cierta molestia, pero no aminoró en su intento, primero unas líneas, y luego... Un dragón purpúreo en cada antebrazo del joven Ukyo relució.

- Él también tiene la misma imagen, aunque de diferente color...- Dijo Iori, visiblemente asombrado.

Jubei retiró sus manos, sus grabados desaparecían poco a poco hasta no quedar rastro de ellos en ninguno de los dos...

- Su energía es.... Muy pesada... Muy fuerte, pero está... como atorada y espesa-, dijo al fin Jubei.

- ¿Cómo es posible que él sea pariente tuyo?-

- No sé qué habrá pasado con mi familia, pero no ha sido nada bueno... Tengo que ayudarlo, pero si él no me deja, poco o nada es lo que podría hacer...-

Y, por fin si algo comenzaba a entender Iori, es que las cosas en otras familias no tenían por qué ser iguales a la suya... Aunque aún no se convencía sobre qué sistema sería mejor... Tenía muy pocas referencias...

- ¿Sabes qué, Iori? Creo que es un sobrino lejano... Oye... ¿Y tú tienes familia?-

-Si... - Y, se cruzó de brazos, mientras miraba a través de la puerta abierta de la cabaña, y dejaba que su mirada se perdiese en el horizonte

- Me gustaría que me comentaras algo de ella... Claro, si no es mucha molestia...-

- Creí que tú lo sabías todo... ¿No acaso dijiste que mi pasado era tu presente?-

- Mmm, no, no lo sé todo, solo sé que en mi época, los Kusanagi y los Yagami, que en ese entonces se apellidaban Yasakani se llevaban muy bien... Y que no tenían ninguna relación mala ó buena con mi familia en particular...-

- Es todo lo que necesitas saber...-

- Pues... Como tú digas, Iori...

El pelirrojo se recargó pesadamente en la entrada, a cierta distancia e intervalos regulares, Swifttwind pasaba y a ratos pastaba en el área de visión del joven...

- ¿Qué le pasa a ese caballo? Se la pasa dando vueltas como loco alrededor de la cabaña...-

- Quizás se encuentre montando guardia, ¿No crees?-

- Montar guardia, y ¿Un caballo?-

- Tienes razón, Iori, es una locura, ¿Por qué mejor no te encargas de eso tú? A ti te tengo más confianza que al caballo, y francamente yo...-

- Hai, está bien, es lo que haré... lárgate a dormir...-

- Vaya.... Gracias....-

El descanso de Jubei no podría durar mucho, alrededor de la una de la mañana el inquieto movimiento de Ukyo le levantó, así que de inmediato fue a verle:

- ¡Iori! ¿Por qué no me avisaste que Ukyo tiene fiebre? ¿No te diste cuenta acaso, amigo?- Dijo apurado.

- Vamos, es sólo un poco de fiebre, Dijo despectivamente, pues habiendo pasado él por trances semejantes, jamás nadie había acudido en su ayuda...-

Con mirada preocupada, Jubei le dijo:

- Hay un arroyo al sur de aquí, ¡Por favor, trae agua!-

Y, ahora, mandaban al joven amo a acarrear agua para bajarle la fiebre al tipo que asaltó un museo y casi lo mata, pero afortunadamente recordó el hecho de que Jubei le hubiese sacado del castillo de Fantasmín, por lo que accedió sin decir palabra. Eso si, se iría caminando a su manera, no tenía prisa en lo más mínimo...

Jubei probó a hacer circular nuevamente la energía a través de las manos de Ukyo, pero ésta se trabó brutalmente, Ukyo comenzaba a sangrar nuevamente por las heridas, Jubei tuvo que hacer nuevamente acopio de toda su energía para poder detener el sangrado, en lo que parece ser un delirio, Ukyo extiende un poco una mano...

- N-Noo...- Dice con gran esfuerzo...

Jubei toma su mano entre las suyas, y recordando una vieja canción familiar que le cantaban siendo aún muy niño, comienza a entonarla...

...

- ¡Rayos! ¡Todo está cerrado!!!-

- ¡Oigan, salgan todos!!! - Gritaba Kyo desesperado, pero nadie abría la más pequeña puerta ó ventana para verle...

Se dirigió entonces al castillo de Fantasmín:

- ¡Oiga, señor Cellín le traigo noticias importantes!!! -

Nadie respondía...

- ¡Ya me hartaron!!! ¡Rúgeles Bata, a ver si así entienden que estoy empezando a molestarme!!!-

Al punto, Kyo se tapaba los oídos y el grande y poderoso Endochbalamatl rugía como nunca... no en el monte quejumbroso, sino ahora en pleno corazón del nivel 5....

- Groaaaaannnnrrr!!!!-

Muchos vidrios y cristales estallaron cual puestos de acuerdo, y desde la parte superior del castillo se escuchó por fin la voz de Fantasmín:

- ¡Hey! ¿Qué pasa?-

- ¡Los esbirros de la mosca vienen en camino a vengar a su líder caído, como Jubei, Iori y yo prometimos, aquí se encuentran las cabezas de sus enemigos!-

Y una vez anunciado esto, descubrió lo que arrastraba Bata en la camilla y, a su vez, el Kusanagi sacó la cabeza de la cucaracha de la bolsa donde la tenía guardada...

- ¡Necesito una libélula para llevárselas, es urgente!!!-

- Pero no puedes dejar a ese monstruo aquí, - Urgía Fantasmín

Atrás de fantasmín se encontraba su fiel secretario:

- Joven Cellín, ¿Por qué no manda a Golosina y a Robertín que se encarguen de él? Será solo un rato.....-

- Me parece bien, dijo el espectro. Ellos no son de esta dimensión, no son nuestra gente, si algo les pasa por culpa de Bata, nadie dirá nada... Y, si dejan que Bata mate a alguien, naturalmente ellos, a su vez, pagarían con sus vidas... ¿Decías hace unos momentos que las propiedades de Golosina y Robertín en estos momentos alcanzan el 20% de lo que yo tengo? Sería muy oportuno que su fortuna pasara mi fami... Eh, a la república...-

- Señor...-

- ¿Sí?-

- El Kusanagi trae a Bata y los humanos han cumplido... y tendremos una guerra en las próximas horas ó días...-

- ¡Pero no hemos tenido una guerra en Haunted House desde la llegada a este plano...!-

- Pero la vamos a tener, nos guste ó no, la queramos o no, participemos en ella o no, aunque si nos negásemos a participar más bien sería una masacre...Para nosotros, naturalmente, Señor.-

- ¡Hey, Fantasmín-san, le informo que no estoy pintado!!! ¡Debo partir ya! ¿Dónde está la libélula?-

- Denle la jodida libélula... -

- ¿La libélula jodida, señor?-

- No... denle... la que sea, menos la mala.... Creo que con tantas interrupciones no podremos mandar a ese hato de idiotas a sus respectivas dimensiones, y eso sí que ha empezado a preocuparme... -

.....

Tras una hora de canto, la fiebre ha bajado, Ukyo ya no se remueve inquieto, Spirit quien en esos momentos se encontraba asomado por la puerta viendo hacia adentro, aprendía lo valiosas que son las canciones para los humanos, y procedía a retirarse a seguir con su ronda de vigilancia. Iori no podía creer lo que estaba viendo... Además de salvarlo, le estaba cantando una nana...

Mientras Jubei le canta a Ukyo, Éste repentinamente se despierta, como si tal cosa, Jubei saluda:

- Buenas noches, Ukyo...-

- ¿Acaso soy tu prisionero?-

- No, pero no puedes dejar este lugar. Te encuentras herido...-

- Si me vas a matar, hazlo ahora, porque no tendrá una segunda oportunidad, te lo aseguro...-

Por toda respuesta, Jubei deja a un lado su katana, Ukyo está sorprendido por esta inesperada reacción.

- ¿Por qué razón te torturaban?-

El joven tardó algunos instantes en responder:

- Es por la muerte de Norte, no debí haber peleado solo contigo, debimos haber peleado ambos para así asegurar tu muerte, mi falta fue ese descuido...-

- ¿De dónde vienes, Ukyo? -

Con mirada perdida el joven responde:

- No… No lo sé, no recuerdo…-

- Escoge bien a tus amigos, si no deseas o no puedes hacerlo, me ofrezco a liberarte de ese demonio.-

- ¿Soy tu prisionero acaso?-

- No, de ninguna manera. Te podrás marchar cuando gustes, pero por ahora descansa, estás herido.-

Ukyo, visiblemente extrañado por el amable trato que Jubei le da, solamente atina a volver a recostarse.

Iori veía a Jubei cansado.... En efecto, lo estaba... Así que nuevamente se ofreció a seguir haciendo guardia...

- Ve a dormir, si el chico vuelve a tener fiebre ó algo más ocurre, te avisaré...-

Rendido, Jubei se dirige a otra habitación situada en la misma cabaña, y queda profundamente dormido...

Transcurrieron un par de horas más... Iori resolvió entonces a acercarse a Ukyo, quien aún dormía... Echó una mirada a sus vendajes... esperaba ver aún las heridas, ó quizás la costra reciente, pues no había visto que Jubei aplicara su fabulosa técnica de curación en él como hizo con Iori en otra ocasión, y deducción de ello sacaba el por qué aún poseía vendajes...

Preocupado en el fondo, (MUY en el fondo) por el estado del delgado y aparentemente frágil chico, se aproxima a mirar con detalle. Sin embargo, ve que Ukyo no tiene ya la más mínima herida, acaso la venda es la única que se encontraba llena de sangre, al examinar más de cerca su rostro, se percata de que el último tono violáceo de un moretón recientemente propinado ya había desaparecido por completo, visiblemente extrañado se acerca un poco más para examinar el otro costado del joven, y dando una enorme zancada, pasa por encima de él dándole la espalda a Ukyo, quien en ese momento, con un ojo a medio abrir y al ver la precaria situación en que se encontraba el Yagami, haciendo uso de toda la velocidad y fuerza en que disponía en esos momentos, levantó como un resorte una pierna dando por lógica un brutal golpe en la entrepierna al Yagami... Quien por lógica reacción emitió un lastimero gemido y cayó hacia delante...

Al momento, Spirit relinchó para despertar a Jubei, quien al punto, tomó su katana y salió de la habitación, justo en el momento en que Ukyo, quien ya se había puesto de pie tomaba respectivamente la suya y se dirigía hacia la salida...

- ¿A dónde crees que vas, "Oeste"?-

Dijo el rubio, que no pudo evitar mirar de reojo a Iori, aún hecho un ovillo sobre sí mismo del otro lado del lecho donde se encontraba hace poco su "Rebelde sobrino".

- No creo, sino que voy,- Y lanzando un torrente abrasador de flamas carmesí en dirección a Jubei, le quitaba de su camino a la salida... Y salió corriendo a una velocidad absurdamente superior a la que cualquier humano (Y quizás cualquier caballo) sería capaz de levantar... Aún así, Spirit se colocó junto a Jubei quien ya salía del lugar para que le montara, pero Jubei no lo hizo...

- ¿Quieres que vaya por él?-

- No... no, Spirit, eso sería muy peligroso, además sé que él volverá a buscarnos...-

- ¿Seguro?-

- Bien seguro.-

- ¿Segurísimo?-

- Si, amigo mío, estoy bien seguro.-

- Me asombra tu seguridad, Jubei. Pero... ¿Cómo es que te encuentras tan seguro?-

- Muy sencillo, he plantado en su alma la semilla de una interrogante que sólo cerca de nosotros ó lejos de Ix Mantis podrá resolver...-

Al punto, frunce el ceño y se lleva con rapidez una mano la frente:

- ¡Oh, cielos!, me olvidé de Iori...-

Jubei entra presuroso a la cabaña, El pelirrojo aún se encontraba en el piso, aunque a "cuatro patas"

- ¿Oi, Iori, estás bien?-

Con el rostro encendido en cólera le gritó a Jubei con una voz no tan grave como la suya, pero quizás ligeramente más aguda que la de Kyo:

- ¿Que si estoy bien?, ¿Qué si estoy bien? ¿Qué clase de jodida pregunta es esa? Tu sobrino es un malagradecido, le salvamos de sus captores y así es como nos paga, ¡Es un kisama!!!!!-

- Ah, si, me recuerda a alguien que conocí en el castillo de Fantasmín, alguien que ni siquiera era mi pariente, pero decidí salvarle la vida, porque es mi deber y devoción hacerlo....-

-¿Acaso me estás recriminando?- (En este último enunciado, su voz regresaba a la normalidad)

- Eh, no, Iori-kun, no es eso... ¿De veras aún te duele mucho?, si quieres yo podría...-

(Iori entrecerrando ferozmente sus ojos):

- Aléjate de mi, Shimada.... Si quieres irte lejos, muy lejos con tu monstruoso sobrino, tanto mejor, sólo mantente alejado de mí...-

- No pienso ir tras él.... Además tenemos que esperar a que Kyo regrese por nosotros... Recuerda que tenemos una guerra que pelear por Haunted House, así que descansa... tendremos un día muy agitado...-

Una vez llegado el amanecer, Iori y Jubei se encaminaban hacia el camino principal, pero tuvieron que detenerse súbitamente, pues resulta que a lento ritmo de un tambor marcial el ejército de la mosca, y, además el de la cucaracha se encontraban avanzando unidos...

- Oye, Jubei, creo que no podremos pasar por ahí...-

- Tendremos que dar un rodeo y tratar de alcanzar la puerta dimensional que nos transporte al siguiente nivel inferior antes que ellos, ó no llegaremos a tiempo al nivel 5....-

- Spirit, confiamos en ti, eres nuestra esperanza...-

Dijo Jubei, al punto que montaba, y extendía su mano a Iori, quien aún reacio a aceptarla subió atrás de Jubei, y a toda prisa, Swifttwind, alias Spirit (O al revés) salió corriendo a toda velocidad en dirección al portal inferior. Estaba decidido a esforzarse al máximo, pues él sabía muy bien lo angustiante que es estar en pie de guerra.

Mientras las veloces extremidades del corcel devoraban el terreno, Iori se preguntaba:

- ¿Lograremos adelantar al ejército? ¿Y si no? Kusanagi, no puedes morir a manos de estos enanos... Así me viera obligado a salvarte en esta guerra para poder matarte después con mis propias manos soy capaz de hacerlo... Créelo. -

......

Endochbalamatl fue ahora quien estaba recibiendo una sopa de su propio chocolate, se tapó las orejillas lo mejor que pudo. Una trompeta retumbó potentemente desafinada, en el nivel cinco, en la plaza principal, un trompetero del castillo con Fantasmín y su asistente a un lado, se encontraban con el pobre Endochbalamatl al lado y, frente a ellos estaban los locos hermanos Golosina Chiquitina y Roberto Robertín...

El asistente leyó:

- Por disposición de fuerza mayor, su noble y generosa perso.. eh, espíritu de Fantasmín Cellín deja a cargo y cuidado de los ciudadanos Golosina Chiquitina y Roberto Robertín al temible y poderoso Endochbalamatl... -

Muchos curiosos se encontraban en la plaza... Y además todos los que poseían ventanas con acceso a la vista del lugar se encontraban asomados y atentos. Robertín murmuró a oídos de su hermana:

- Oye, Golosina, esto no me gusta nada... -

A fin de cuentas, a quien no terminó gustándole fue al pobre Endochbalamatl de quien los chiquillos ya no se quisieron desprender en cuanto sintieron su suave y mullido pelaje...

¿Cuánto tiempo crees que aguantarías, después de todo en compañía de alguien como golosina?

¿Cuánto crees que aguantarías en compañía de alguien como Robertín?

¿Y en compañía de ambos?

No habían pasado más de seis horas cuando el buen Bata se hartó de ellos... Había llevado a Kyo al nivel cinco, y para su gusto, había sido suficiente, era hora de regresar con su verdadero amigo.

No más videojuegos, no más fútbol, no más tamales de dulce ni pelo cursimente enchinado a punta de agua y secadoras ni uñas pintadas... Endochbalamatl no iba a tolerar aquello...

- Robertín, te dije que lo cuidaras mientras tomaba mi baño, si deseas tener una mascota de donde venimos y no eres capaz de cuidar un estúpido tigre gritón... -

- Oye, yo te dije que era mi hora de limpiar mi consola de juegos, además, ¿Qué culpa tengo yo de que te tardes tanto bañándote? -

- Yo no sé como le haces, pero vas a tener que ir a buscar a Bata y traerlo aquí... -

- Ah, ya me he cansado de que siempre quieras mandarme! ¡A ver que te parece! ¡Que vayas tú a por él ó bien puedes ir a tomar por cu... -

- Que vayas tú, te digo! Para que se te quite lo grosero, chamaco de mier... -

- ¡No! tú debes ir, era tu responsabilidad por ser la mayor -

- ¡Pero la casa de Haunted House está a tu nombre, por lo tanto lo que pase en ella es responsabilidad tuya! -

-¡Nada que!, ¡Que vayas tú! -

- ¡No, irás tú! –

- ¡Que vayas tú! -

- ¡No, que tú...! -

- ¡Que tú! -

- ¡Que tú! -

- ¡Que tú! -

- ¡Que tú! -

......

Cabalgando por el bosque que pronto dejaron atrás, redoblaron el paso, pues ya no tenían escondites disponibles en caso de que el ejército entero les viera. Pronto la llanura se fue convirtiendo en una llanura cada vez más húmeda, hasta que llegaron a un extensísimo pantano....

- Lo bueno es que si nosotros lo rodeamos, ellos también deberán hacerlo.... -

- Mmmm, no lo creo, Iori, si entre sus filas tienen magos... Y, creo que los han de tener, podrían atravesarlo en línea recta... -

- Este pantano no se encontraba aquí cuando yo pasé... -

- Parece que ha llovido demasiado últimamente... -

- O eso, o erramos el camino, ó... -

- Ó alguien anda jugando por aquí con la hechicería... -

Jubei desmontó y, al punto empezó a dirigirse al pantano... En cuanto el caballo se puso en marcha tras él, Iori también se bajó:

- Ey, no creas que me voy a introducir en esa porquería.... -

- ¿Prefieres esperar al ejército? Como quieras... Recuerda que Kyo.... -

- ¡Ya está! Entro, entro.... Maldición... -

Iori se quitó su Seifuku y lo cargaba por encima de su cabeza para evitar que se manchase, al parecer en un momento del camino en que lo volvió a acomodar Jubei vio algo:

- Oye, eso que tienes bordado... -

- Cállate, no has visto nada... -

- Pero sí lo ví, es...... -

- NO lo digas, no viste nada... -

- Pero si es un... ¡Osito!!!!-

- ¿Es un panda? Déjame ver... -

Al punto, Jubei se acercaba a Iori y extendía sus manos en dirección al Seifuku...

- ¡NO!, ¡NO es un panda! ¡Es un oso pardo!!! -

- ¿Ves cómo si era un oso? ¡Es un panda!!! ¡Está muy bien bordado!!! ¡Déjame ver! ¿Quién lo hizo? ¡Anda, dime! -

- ¡Déjame en paz, güero fastidioso!!!! -

Iori se movió en un momento en particular de tal forma, que provocó que el rubio cayese al agua en un ruidoso chapoteo... Spirit tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse, pero lo que fue Iori, no escatimó carcajadas...

Herido en amor propio, Jubei no resistió la tentación de salpicar un poco de lodo a Iori...

- Hey, mi camisa blanca!!! -

- Hehehe... - Rió Jubei satisfecho de su inocente travesura...

- Ya verás.... -

Y, dejando su camisa y su Seifuku en el lomo del corcel se lanzó sobre Jubei para terminar de empaparle en lodo... Obviamente Jubei no se quedó atrás, se divirtió mucho jugando con Iori, quien por su parte, por fin conocía en su vida lo que era el juego... Claro está que, habiendo aprendido solo a luchar el juego era francamente tosco, pero... ¿Qué juego que consista en ensuciar a un buen amigo mientras se lucha no lo es?

Una vez llenos de lodo hasta las orejas, reanudaron su marcha...

- Ya está, el pantano no es tan profundo, así que me subiré a mi caballo... -

- Ay, cielos, Iori, ¿Desde cuando Spirit es tu caballo? -

- Tú dijiste que me siguió.... -

- Eh, bueno, eso no significa que sea tuyo... -

Iori montaba al animal...

- Podría apropiármelo... tú tienes a Bata... -

*Suspiro* - Aahhh, Bata.... -

- Mira, Iori, Bata no me pertenece, es mi amigo, nada más... Oye, siento haberte hecho desesperar hace un rato, pero es que realmente quería saber quién había bordado el panda de tu seifuku, pues quiero un dragón en mi armadura.... -

- Oso pardo... -

- ¿No es un panda? -

- Hn, eres un ignorante... Mira, tonto es un oso pardo... -

- He, de donde lo ví pensé que era un panda... Está... bonito... ¿Seguro de que no es un panda? -

- ¡Agh! Mira, olvídalo, ¿Si? -

El tiempo transcurría, no pareciera que el pantano tuviera fin... Cayó la noche, y aún seguían dentro de él, y por si fuera poco, ahora el caballo no dejaba que Iori se montara de nuevo en él

- Vaya cosa, me muero de hambre, y ese caballo no sirve de nada... -

- Ten paciencia, Iori, pronto terminaremos de cruzar el pantano... -

- Pues si esto sigue así creo que me comeré al caballo -

- Je, no creo que se deje tan fácil ahora que lo has dejado advertido... -

- ¿Por que crees eso? -

- Muy sencillo, el caballo no sólo habla... Sabe lo que quiere expresar, y además hace algo mejor que expresarse, y eso es escuchar. -

- Ajá, tras lo ocurrido con los enanos peludos, tu gato gigante, la cucaracha y la mosca y ahora me vienes... ¿Con que los caballos hablan? -

- No todos, Iori, solo yo... Y te advierto que en caso de peligro puedo ser muy, pero que muy peligroso... - Dijo Spirit...

Incrédulo, Iori le dirigió una mirada interrogante a Jubei, quien solamente cerró suavemente sus violetas ojos y asintió respaldando el comentario del corcel.

Iori no volvió a abrir la boca en un largo trecho.

Llegaron a una zona un poco más elevada donde el agua oscura les llegaba hasta a los tobillos, en algunos montículos por aquí y por allá crecían retorcidos y tétricos árboles que, muy probablemente ya estaban muertos por el exceso de agua en las raíces, ó quizás no fuesen árboles... En alguna ocasión a Jubei le pareció que alguno llegó a moverse...

En la distancia vieron una extraña luminiscencia... se aproximaron, y a un lado de donde avanzaban se veía una luz rojiza, a otro una de tono azulón.... A Iori le parecía haber visto esa enigmática luz antes... Por instinto, Spirit (Alias Swifttwind) se movió hacia el lado de donde provenía la luz rojiza...

Jubei le preguntó: - ¿Qué ocurre, amigo? -

- Creo que yo vine de una luz como esa... también recuerdo que así se veía el lugar... -

- Ten cuidado, algunas puertas podrían parecerse mucho entre sí... -

Cuando los tres se acercaron al sitio de donde provenía la luz, se percataron de la existencia de una puerta dimensional de colosales proporciones que se iba cerrando muy lentamente...

- ¡Ese es mi hogar!!! -

Exclamó Swifttwind entusiasmado...

- ¿Estás seguro, pequeño? -

- ¡Claro que si! Los olores, la vegetación, éste fue el cañón donde caí cuando nos derribaron desde el aire.... -

Iori- ¡HA! ¡Desde el aire! ¿No me digas que vuelas? -

- Pues... en ocasiones, cuando mi ama con su poder lo dispone así... ¡Ah, gracias, amigos, veo que ustedes realmente cumplen sus promesas! Oigan, y ¿No les gustaría pasar a conocer mi mundo, Etérea? Es semejante a Eternia y...Seguramente les agradará conocer a la princesa Adora... mi ama... -

- Oye, Jubei, nos caería bien, ahora que lo pienso, reclamar una recompensa a Adora-san por devolverle su pony... -

- Este... Iori... -

- ¿Qué? No me vengas con que lo hicimos por caridad, porque ahora si te... -

- No, no es eso, fíjate en los márgenes de la puerta, se acortan lentamente... Y, no querrás quedarte atrapado en un nuevo mundo desconocido sin haber resuelto tus problemas con Kyo, ¿Ó si? -

- Maldita suerte...-

- Es una pena que no puedan acompañarme, quizás en otra ocasión... -

- Si, pequeño, ten por seguro que así será... Adiós y gracias por tu valiosa ayuda... -

- Díganle a Kyo que le agradezco mucho que me liberase de aquél calabozo... -

Y, por fin, dando media vuelta, y sin mirar atrás, Spirit – Swifttwind salió a galope tendido entre la exuberante vegetación del lugar... En la lejanía se escuchaban sus poderosos relinchos, y no se necesitaba en ese momento traductor alguno para saber que eran de gusto inmenso y gratitud...

- Graciaaass!!! - Todavía se alcanzaba a escuchar...

- Oye, Jubei, ¿Vamos a ver qué hay en el otro portal? -

- No veo por qué no... -

- Y se encaminaron al otro lado, ambos guardando una pequeña lucecita de esperanza en su interior, por la cual apresuraron el paso... -

- Oye, Jubei, ¿Y si no es el portal de ninguno? -

- Pero podría serlo... -

-¿Y, cómo sabremos que es el correcto? -

- Supongo que además del paisaje como dijo nuestro equino amigo, podríamos reconocer las construcciones, si las hay, ó... -

- Ó también por el tipo de ropa de la gente para asegurarnos que en verdad es nuestro lugar... -

Iban corriendo hacia el lugar, y estando cerca de éste, Iori pareció tropezar y caer...

- ¡Ugh! -

- ¿Iori? -

Al momento, Jubei se detuvo, y pensando en que no había sido más que un accidente, regresaba a donde el Yagami se encontraba caminando...

- ¡A... Aléjate!!! -

Al punto, se detuvo, pero reaccionó incrementando la velocidad en dirección al pelirrojo... Iori una vez más entraba en Riot...

Un desgarrador rugido surcó por el lugar, Iori se incorporaba lentamente, nuevamente su piel se veía de un fúnebre tono violáceo,

Jubei al punto, sacó su katana de la funda, y se preparó a lanzarse sobre él como hiciera en el castillo de Fantasmín, pero en esta ocasión estaba más cerca de lo que debía, y Iori le lanzó una flama que, al saltarla Jubei....

- ¡Aaarrghh!! -

Jubei se encontró atrapado en una inmensa columna de fuego púrpura, no podía moverse....

Como un animal hambriento, Iori-Orochi saltó entonces sobre el paladín:

- ¡Groaarrrrgg!!!! -

Y comenzó a asestarle esos terribles golpes... En secuencia... golpe... flama... golpe.... Maiden Masher.... Y, al final, con una pavorosa explosión le soltó.... Y después de eso, se dedicó a darle duro a un tronco seco que aún permanecía en pie...

Al caer al agua, las flamas que envolvían al paladín se apagaron, el pobre Jubei estaba realmente atarantado, con seguridad si hubiese caído en suelo firme se habría quedado ahí, desmayado, era una suerte que su armadura hubiese protegido su cuerpo contra los demoledores golpes del demente pelirrojo, o de lo contrario.... No habría podido levantarse, acercarse sigilosamente detrás de él, y soltarle con la parte plana de su arma un consabido golpe aplaca- orates:

¡Planc!

Iori cayó, y para evitar que se ahogara en el pantano, Jubei procedió a cargarle en brazos y llevarlo cargando...

Al llegar al portal, vió en el unas construcciones muy diferentes a las que él estaba acostumbrado, pero tenían, indudablemente rasgos con los que él estaba familiarizado...

Antes de hacer otra cosa, observó a la gente que transitaba por las calles... Se animó por fin a entrar, al hacerlo casi choca con alguien porque el portal no era visto por los humanos transeúntes...

- ¡Ey! ¡Cuidado! -

- Ups, - Dijo Jubei... - Gomen... -

- Está bien... No hay problema... ¡Hey! Ese es Iori! - Dijo la jovencita...

- ¿Lo... Conoce? -

- Por desgracia, si, - dijo la chica de largo cabello castaño con uniforme escolar... Una diadema adornada con una estrella adornaba su cabeza:

- Oh, disculpe, que grosera he sido, mi nombre es Asamiya Athena... -

- Yo soy Shimada Jubei, un samurai, vengo de un lugar llamado Japón de un tiempo que no es este... -

- Oiga, espere, este lugar no es... -

- Pues se llama Japón, pero no creo que sea el que usted busca... -

Jubei examina su alrededor... Las ropas de Iori no parecen concordar con las de otros habitantes, a diferencia de la de Asamiya... El cansancio le nubla ya la lógica, y....:

- Pues, Asamiya- san, disculpe usted las molestias que le he causado... -

Y, dicho esto, regresó al portal... Dejando a Athena confundida, y sin saber qué hacer...

Jubei dio unos pasos...

Jubei pensaba...

Jubei dio muchos pasos más...

Y al final se dio cuenta de que quizás debió dejar a Iori en ese lugar...

Cuando al voltear se dio cuenta de que el portal ya casi se había cerrado, corrió hacia él con el Yagami en brazos, pensaba en que, por lo menos podría devolver a uno de ellos primero y al otro después... Pero tropezó casi llegando, y el portal se esfumó así junto con las esperanzas de regresar al Yagami a su mundo en ese instante...

Entonces, con un par de lágrimas de frustración, Jubei tomó nuevamente en brazos a Iori y salió al pantano, cosa que hizo hasta llegar al final del mismo.

Al llegar a la zona seca, lo depositó suavemente al pie de un gran árbol, y; junto a él se sentó.

Le examinó y se percató de que ardía en fiebre, sacó el agua que cargaba consigo, murmuró sobre ésta un misterioso conjuro, y la roció cuidadosamente sobre el Yagami....

Al parecer tuvo efecto, casi al punto, su respiración se normalizó y Jubei, Aunque no lo deseaba, tuvo que descansar un poco.

- Quien le viese así, tan plácidamente dormido, lejos estaría de imaginar que este hombre es capaz de maldad alguna... –

Y, habiendo hablado así, Jubei procedió a dormitar.

Transcurrió así, plácido el tiempo por espacio de algunas horas... Iori se despertó, luego se levantó, lentamente y con un terrible dolor en el pecho. Por espacio de algunos minutos luchó contra su interno enemigo. Le parecía algo extraño que después de un riot aún le doliera el pecho de ese modo tan intenso, y eso comenzó a preocuparle, llegó a pensar que su fin se acercaba cada vez más, llegó a pensar que no tenía ya tiempo para ir a deshacerse del Kusanagi...

Volteó a ver al apuesto rubio que ya no dormitaba, sino que dormía plácidamente recargado en el árbol. Recordó con cuanta facilidad y fluidez platicaban entre ellos mientras montaban a Bata, ni el animal ese quería saber nada de Iori...

Y eso lo enfurecía... Iori ahora no solo se sentía solo, no solo se sentía excluido... Se sentía....

Celoso.

Más, ¿Cómo podría atreverse a reconocer ese sentimiento? Lo que es más: ¿Cómo podría reconocerlo?

Al menos, no por su nombre, pues jamás le habían hablado a él de sentimientos, y las pocas reflexiones que se había atrevido a analizar en presencia de su padre le habían sido brutalmente negadas, destruidas, aplastadas...

¿Cómo reconocer entonces ya su propia humanidad?

¿Qué quedaba de ella salvo el aprecio por la música y el odio implantado a la fuerza hacia el Kusanagi?

Al sentir, pues, esa rabia, ese temor, esos celos fue pues, natural hasta cierto punto que los confundiese con no más que odio, odio creciente por el Kusanagi, y sin embargo, una parte de él no odiaba en absoluto a Jubei...

Ahí estaba, a su merced, a sus pies cual inocente cordero al pie de aquél árbol frondoso...

Tan solo bastaría un golpe bien dado y el apuesto paladín dejaría de existir, para dejar de atusarlo con lo que él llamaba "estupideces", "niñerías", "bobadas", más aún: "DEBILIDADES".

Mientras estos últimos pensamientos ingratos y asesinos cruzaban por la mente del pelirrojo, éste se iba arrodillando junto a Jubei, preparaba su mano, ya manchada en el pasado por sangre, sangre de inocentes y... si, también de culpables...

Pero Iori, a pesar de todo, tenía honor, muy en el fondo tenía un vago concepto de lo que era el honor, y ello también le impedía asesinarlo... Iori, encendió una flama en su mano derecha, pero en vez de asestar el golpe mortal que hace unos momentos sería inevitable, bajó despacio su mano y procedía a examinar su rostro, no comprendía qué diablos era lo que hacía diferente a Jubei de todos los otros amigos de Kyo. Así, pues, Iori pensaba:

- Mmmm... No... Es probable que se deba a que este tipo no es de nuestro tiempo...

Quizás se trate del hecho de que, sin pedirle ayuda me ha ayudado... Sin embargo no me ha pedido que le pague, lo cual lo diferencia mucho de Fantasmín... ¿Será que en verdad lo hace sólo porque le gusta hacerlo? Pero entonces, ¿Por qué no puedo matarle? Si aquí está, indefenso ante mí, sumido en un plácido sueño... Un sueño tan... relajante, casi parece que esboza en su rostro esa sonrisa que se le ve tan bien... ¿Qué rayos estoy pensando?

Bueno, en realidad el tipo es agradable a la vista de todos, no veo por qué a mis ojos no deba serlo... Pero... es realmente extraño... ¿Qué es esta poderosa fuerza que inquieta se agita en mí y que hace así latir mi corazón al estar cerca de este joven? No lo había notado, pero mucho se parece a aquello que me ocurre cuando, encontrándome con Kyo, le desafío, él acepta y no importa que, Kyo deja lo que al momento se encuentre haciendo, deja a aquellos con quienes se encuentra y veo en ese punto mi importancia, mi poder ante él, ante todos... Pero estando este rubio presente, no poseo la misma importancia, el estúpido Kusanagi no acepta mis desafíos, pero eso no ha hecho que a fin de cuentas me enfurezca contra el rubio como pensé que ocurriría, aquí estoy, con él dormido cual perfecta presa frente a mí, y he aquí que me siento incapaz de tocarle uno solo de sus cabellos con mis flamas para dañarle... -

Las flamas de Iori iluminaban el sereno rostro de Jubei, quien no parecía percatarse en lo mas mínimo de lo que ocurría a su alrededor. Dormía, y soñaba, y lo que pasara en esos momentos no importaba a su cansado y bien formado cuerpo...

Iori seguía contemplando, bajo la azulona luz de sus flamas y el rojizo atardecer las formas perfectas de su rostro, su recta y fina nariz, el fuerte, pero a la vez fino mentón, sus labios...

- ¿Qué rayos me ocurre? ¿Me estaré volviendo débil?

Recuerdo como si hubiese sido hace un instante, me abrazabas para reconfortarme y sanaste mis heridas... Algo que nadie hizo nunca mientras viví en casa de mi padre, ó lo poco que tengo fuera de ella...

¿Es eso lo que te hace diferente?

¿Qué rayos estoy haciendo? Acerco cada vez más mi rostro al suyo... Siento tu suave profunda y rítmica respiración en mi rostro, en mi nariz, mi boca... Todo yo tiemblo, esto no puede, no debe estar pasando... Por lo menos no a mi, no ahora, ni nunca y sin embargo así ocurre, aquí, ahora...

Suavemente, esperando no despiertes, me atrevo a hacer algo que ni en mis más locos sueños me hubiese atrevido; acerco tus labios a los míos, te doy un beso... ó no sé si lo será... No más que un contacto fugaz, casi tímido y avergonzado de mi mismo. Temeroso a que alguien notase mis flamas, más aún, que nos viesen, que me viesen así, en una situación como esta, las apago por completo, mi pecho aún me duele terriblemente, pero con la ayuda que me proporcionas sin saberlo en estos momentos ni lo siento...

- ¡En nombre de Orochi! ¡Jubei! ¡¿Qué es lo que me has hecho?! -

Gritó en su mente el apuesto pelirrojo mientras prolongaba un poco más el inocente beso que colocaba en los firmes y suaves labios de Jubei...

Un ruido entre las ramas del árbol hizo al pelirrojo separarse velozmente del rubio, quien tan cansado estaba que ni por enterado se dio de lo que el pelirrojo había hecho hacía unos momentos. Testigo único de ese beso, se encontraba una lechuza entre las ramas del mismo...

Por algunos momentos Iori se maldijo a sí mismo por lo ocurrido, sentía a todo su ser latir con fuerza, se encontraba muy alterado... se sentó casi del lado opuesto del árbol, notando cuán emocionado se encontraba su cuerpo, y fallidamente trataba de calmarse pensando en cuánto odiaba a Kyo, todo en vano... Procedió entonces a dedicar un poco de placer a sí mismo, inútilmente evaluaba qué ocurría en sus pensamientos, en su forma de ver la vida... Hasta se atrevió a imaginar que Kyo tampoco lo odiaba...

Eso si; de haber sabido qué era en realidad esa ave, a lo más, de haberla visto antes, ni siquiera se le habría ocurrido levantarse del sueño que cursaba...

Para sí, el ave pensaba con su dulce y sensual voz de suprema deidad:

Lo suave vence a lo duro, lo débil vence a lo fuerte... Todos conocen esta verdad, pero a nadie he visto practicarla, salvo a Jubei... Sólo POR ESO, el es peligroso por ello para mí; sÓlo por eso le haré cambiar para eliminar.... Un obstáculo más de mi camino...

Jubei soñaba que se encontraba en casa... Con su familia, que correteando traviesa e inocentemente con su hermano menor, era arrojado en tierra juguetonamente por éste y por su perro, ambos unidos en la travesura, y que el perro le lamía el rostro, mientras que su hermano procedía a despeinarle el largo cabello dorado...

Sin embargo, al levantarse y ponerse en pie, un gritito escuchado en la lejanía le volvía a la realidad, a levantarse...

- Oi... ¿Qué pasa?... -

Se estiró perezosamente al ver que al parecer nada ocurría, volteó a ver al pelirrojo, quien se movía ligeramente... Pues ya él también dormía. (Seguramente aún está cansado, maldito seas, Orochi... pensó Jubei)

Ya la noche había transcurrido, el nuevo día dejaba ver el paisaje...

Un leve ruido se escuchó provenir de entre los arbustos, cuando Iori se ponía de pie, ya Jubei se acercaba en dirección a los arbustos...

- Jubei, qué.... -

Ssshhh, dijo el rubio, haciéndole ademán de guardar silencio...

Fue entonces que el Yagami puso atención, repentinamente, y sin previo aviso, saltó en dirección a Jubei:

Era pequeño, verde, y gritó con voz infantil:

- ¡Ayúdame, que me siguen! -

Y, dicho esto, se refugió tras las piernas del rubio...

Iori se percató de lo que era... Una especie de reptil de la talla de un perro pequeño...

- Ey!, ¡Tranquilo, pequeño! ¿Quién te sigue? -

- ¡Abejas! - Contestó la criaturilla...

Al punto, un creciente zumbido era escuchado con claridad por ambos jóvenes... Iori preparó sus flamas, pero Jubei le dijo que las apagase...

Elevando su energía, realizaba de nuevo aquel poder para no perder la práctica: Command:

- ¡Largo!!!! -

Y, al punto, los insectos se dispersaron y se marcharon...

- Adivino por qué te seguían, -

Dijo burlón el pelirrojo, mientras hacía ademán de acercar su mano a la cabecilla del ser aquél recién aparecido, para hacerle notar a Jubei que su caimanesco hociquillo se encontraba lleno de miel, la criaturilla retrocedió alejándose de Iori en ademán de morderle si se le aproximaba más...

- Oi! Tranquilo, pequeño! - Dijo el rubio.

- Si te hemos ayudado, no creo que sea grato de tu parte mordernos... -

- L- lo siento, es que me sorprendió.... Muchas gracias, señor... Lamento no tener algo conmigo para pagarle, pero si les puedo ayudar en otra cosa... -

- ¿Estás perdido? - Preguntó Jubei

La mirada triste de aquél ser le confirmó sus sospechas al afirmar:

- Creo que sí.... He estado viajando mucho, posiblemente me caí del nido... Y ya hace tiempo de eso... -

Disimuladamente Iori se apartó un poco... No tenía ganas en absoluto de hacerla de niñera, mas de algo pudo darse cuenta; y era que el tipo estaba al parecer dementemente necesitado de ayudar a todo aquél que se dejara y también a quien no...

- ¿Eres de este lugar?

- No lo creo, el cielo de donde vengo era azul, no amarillo canario... Además de noche las estrellas son... Muy raras... -

La criatura iba mirando a Jubei con cara de miedo, desesperación... Más bien era algo así como cara de "adóptame, te lo suplico" cosa que por supuesto, le pudo mucho al paladín, pero a Iori no... Mas no le diría nada, ya sabía que Jubei le llevaría con ellos, le gustase o no.

- Bien, si no tienes a nadie que cuide de ti y aún no te sientes preparado para enfrentar al mundo, seguro puedes contar con nosotros.... -

- ¿"Nosotros"? - Se preguntó Iori... ¿Qué rayos se creía que era Jubei para decidir por él? Aún así permaneció en silencio....

Arrodillándose para estar un poco más a la altura de la criaturita, Jubei se presentó:

- Mira, pequeño, yo soy un samurai de nombre Shimada Jubei.... -

- ¿Puedo llamarte Jubei? - Preguntó aquél ser, pensando en que en realidad el paladino se inclinaba por respeto más que para comodidad ante sí....

- Por supuesto, y él es... -

- Yagami Iori... - Dijo con ceño fruncido, de tal forma que no se atrevió a preguntarle al pelirrojo si podía llamarle sólo Iori....

- ¿Y tú como te llamas? - Preguntó Jubei.

Hecha la pregunta, Aquella criaturita reptiloide de verdes escamas, grandes orejillas colgantes tipo ciervo, y rojas crines se acomodó con todo el orgullo posible firmemente en sus cuatro patas para aclararse la garganta y al fin decir:

- Me llaman "Caramelo", y cuando crezca, voy a ser un gran, GRAN señor dragón. -

- ¿De veras? ¿Y, a qué especie de dragón perteneces? -

- Pues...- Y dijo meditativo... - No lo sé... Pero seguramente soy un dragón, de eso no cabe duda... -

Iori miraba incrédulo la criatura, no se parecía en lo mas mínimo ni a un dragón oriental ni a uno occidental... Se le figuraba más bien un French poodle con escamas verdes y delirios de grandeza...

- Me parecerá excelente tener un dragón de nuestra parte... -

Decía sonriente el paladín...

Bien, continuemos nuestro camino...

A no mucho andar, ya el Yagami venía harto de todas las cosas que parloteaba aquel ser...

- ....Y, cuando me enfurezco de verdad, ¡Puedo hacer huir a todos!.... -

- ...Y deberían haber visto el día en que me enfrenté a un orco en un pantano, sus amarillos dientes afilados estuvieron a punto de atrapar mi rabito creyendo que era un animal indefenso, por supuesto que yo le planté cara! ¿Cómo si no? Nunca un dragón ha huído de un orco..... -

Jubei le dejaba hablar cuanto quería, mientras alguien hablara, el camino se le haría más corto... De manera inversa algo ocurría con el pelirrojo...

- ¿Tus padres volaban? -

- Si, Jubei, ellos tenían alas hermosísimas, y sus cuerpos brillaban como el sol, ¿Te digo? No reflejaban la luz, porque hasta de noche brillaban... -

Y así, por todo el camino... Caramelo hablaba por su persona y por Iori, Jubei escuchaba por los tres y Iori sólo contemplaba el camino y ocasionalmente a Jubei. Se sentía incómodo por ello, por Caramelo pero principalmente por el rubio... Por otra parte, le inquietaba saber qué había sido del tal Ix Mantis y sus secuaces, no tanto como volver a ver a Kyo...

A la séptima hora, Caramelo por fin se calló, y eso por que se estaba cansando...

- Jubei, será mejor que paremos un poco, me estoy cansando... -

- Bueno bueno, resulta que nosotros llevamos prisa y no podemos detenernos, Caramelo, uno gasta energía cuando habla, para la próxima vez sabrás que no es prudente hablar mucho... -

Decía el rubio mientras cargaba al crío de dragón...

- Por las siguientes dos horas de camino, Iori será quien te cargue... -

Iori: - ¡QUÉ!!!! Y luego, ¿! YO!?

- Si, amigo mío, porque cuando lleguemos en dos horas a donde hayamos de acampar, tú y Caramelo descansarán mientras es mi turno para preparar un buen fuego, algo de comida... Quizás haga la primera guardia, pero para hacerla necesitaré estar bien descansado, por eso tú ayudarás a Caramelo, ya habrá ocasión, a su vez, para Caramelo de ayudarnos... Porque todos tenemos el derecho a ser ayudados y la obligación, por lo tanto, de ayudar a los demás... -

Y, ante este imbatible argumento, el pelirrojo cargó al crío de dragón. Aún se preguntaba de qué manera podría ayudarle Caramelo, que era con mucho, de talla diminuta...

- Ahhh, muchas gracias, Yagami, eres muy bueno... Con razón eres amigo de Jubei -

Y, dicho esto, se acurrucó confiadamente en los brazos del pelirrojo para luego dormir.

¿Yo, bueno? Se preguntaba para sus adentros Iori. No le cabía en su cabeza que podía ser bueno con alguien, y aunque sabía que de quererlo, Jubei no podría por nada del mundo obligarlo a cargar a la criatura, de alguna manera él no pudo negarse... Jubei no sólo lo había ayudado, sino que además seguía con él a pesar de su riot, y lo más importante: a pesar de él mismo. No podía ser estupidez, Jubei era brillante, no podía ser miedo, posiblemente podría ser locura... Podría ser algo más, siempre podría ser algo que él desconocía... A pesar de todos los problemas y peleas, Jubei seguía vivo, si los mejores guerreros en verdad eran más como Jubei que como él, supo entonces, que aún tenía cosas que aprender. Que no le bastaba lo aprendido en casa para eliminar eficazmente a Kyo...

Ahora comenzaba a preguntarse a sí mismo:

- ¿En verdad deseo eliminarlo? ¿Deseo eliminarlo? ¿Necesito eliminarlo en verdad ó solo es lo que deseo? -

Dos horas transcurrieron, se encontraban ante un portal y ahí se detuvieron.

- Lo mejor es que acampemos del otro lado de la puerta y a un lado del camino - Sugería Jubei.

Caramelo bajó de un salto de los brazos del pelirrojo, se sacudió como un can y se estiró varias veces en varias direcciones... Bostezando tan sabroso que hasta Iori lo imitó en esto último.

Jubei sacaba su Abre- puertas Inter.- nivel, lo apuntó cuidadosamente y lo activó.

El conocido haz de luz pasaba a través de las puertas, Iori, Jubei y Caramelo entrecerraron los ojos, repentinamente y sin previo aviso, una enorme masa salió de la puerta en dirección a Jubei, quien fue al punto, tumbado al suelo por esa "cosa". Ante el ruido, Iori se puso en guardia, Caramelo saltó tan rápido tras unas rocas que, aunque esa cosa hubiese saltado sobre Caramelo y no sobre Jubei no habría podido atrapar al bebé dragón...

Iori: - ¡Pero qué diablos...! -

- Basta, détente Bata, ¡Ja, ja, ja, ja! deja de lamerme, ¡Me haces cosquillas!!! -

Y bien, al oír la risa, Caramelo se deslizó un pie delante de Iori y dijo, como si no se hubiese movido:

- Ah, entonces ese es tu gran amigo Bata! Qué bueno que has dicho eso, o... o rugiría.. Si, eso... -

- ¿Bata? Pero... ¿Y en dónde está el Kusanagi? -

- ¡Ja, Ja,Ja,Ja, Bataaa... Yaaaa....!!!! -

Por fin, el buen Endochbalamatl se hizo a un lado y dejó a Jubei ponerse de pie, le miró a su felino rostro:

- Bata, Kyo está en Haunted House y está bien, verdad? -

Por toda respuesta, Bata lamió a Jubei en la cara...

- ¿Ves Iori? Kyo está bien... -

- Vendrá... ¿Pronto? - Preguntó receloso Iori...

Bata ronroneó suavemente...

- Creo que eso quiere decir que sí.... -

El Yagami no estaba dispuesto a creer nada de lo que aparentemente Jubei traducía de Bata, pero definitivamente tendría que creerlo porque no había opción...

- Bueno, supongo que has llegado antes que Kyo porque las libélulas son más lentas que tú, pequeño... -

Bata apeló a su derecho a guardar silencio... Pues sabía mejor que nadie que las palabras mal empleadas causan malentendidos.

Todos se prepararon para pasar la noche, la primera guardia la cubrió el paladín y, la segunda, el yakuza. Como a eso de las cinco, Caramelo se levantó y rehusaba dormir, Jubei despertó por causa de Caramelo y como ya poco faltaba para el amanecer resolvieron partir.

Próximos al siguiente nivel, Caramelo se aproximó a ver la puerta con mucha curiosidad mientras que nuevamente Jubei sacaba el artefacto que les permitiría aproximarse aún más a su destino. Tan ocupado estaba, que no se percató de que, atrás suyo, al buen Endochbalamatl se le erizaba todo el pelaje del lomo, hizo una fea mueca de desagrado...

- Oye, Jubei... -

- ¿Qué ocurre, Iori? - Preguntó a la vez que el sonido de la puerta acontecía delante de ellos...

- Bata está... -

- Después me dices, la puerta se abre sola, alguien viene... -

- ¿Cómo? ¿No la has abierto tú? -

- No... -

Bata comenzó a gruñir y fue entonces cuando Jubei percibió que algo había mal en el lugar... El nivel siete no producía luz al abrirse, pero eso siempre era así, y que mejor porque, del otro lado de la puerta, sobre una libélula de color cebra se encontraban tres figuras.... Una de ellas, de cabello oscuro y platinado, al ver a Jubei, a Bata y a Iori hizo bajar una ceja como enojado, e hizo subir la otra casi hasta el nacimiento del pelo... Seguramente los habrían adelantado sin querer y, ahora que iban de regreso...

- ¡Mierda! ¡Jubei, son ellos! - Gritó Iori, francamente asustado, pues bien recordaba el poder del que los dirigía.

Un Jubei muy enojado y sorprendido gritó:

- Ix Mantis! -

Como no podrían pasar a donde estaban Jubei y los demás hasta no obtener suficiente espacio para la libélula, tendrían que esperar a que el portal se abriera lo suficiente, fue entonces Jubei que activó a su vez su propio control remoto...

Ta, ta, tan, la escala musical se escuchó en tono descendente, la puerta volvía a cerrarse...

Ix Mantis no pensaba permitirse que los tipos se le escaparan... Le arrebató a "Este" su propio artefacto y...

Tan ta, ta, el tono musical ascendente y la puerta recomenzaba a abrirse...

Ta, ta, tan, Jubei cerraba la puerta...

Tan, ta, ta, Ix Mantis la abría... y luego Jubei la cerraba... Parecía una de esas discusiones que tan a menudo entablaban Golosina y Robertín, con la diferencia de que en esta ocasión la vida de nuestros héroes estaba en juego... A Ix Mantis le parecía divertido el juego al principio, pero después lo aburrió, por lo que le entregó a Sur el control y le dijo:

Sigue intentándolo, su Abre-puertas Inter.- nivel tiene menos cantidad de pila que el nuestro; se les tiene que acabar la pila y cuando eso ocurra, entraremos, mientras tanto, vamos a almorzar...

Por otra parte, Iori se encargaba de tratar de cerrar la puerta mientras que Jubei trataba de contener a Bata para evitar que se les lanzara encima, pues temía por la integridad del mismo...

- Oye Jubei creo que tendremos problemas, esta cosa empieza a marcar baja la pila... -

Jubei, con cara de póquer toma el artefacto nuevamente, Afortunadamente Bata ya está tranquilo, los poderosos enemigos están atentos, Sur a escuchado el comentario de Iori y ha alertado a Ix Mantis, quien, al ver que la puerta comienza a abrirse un poco más, le arrebata el control a Sur. Una mirada maliciosa es lo que refleja su rostro; como aquella que pone el pescador al ver su cesta llena de langostas....

Ix Mantis mira a Jubei, en esos momentos ve que algo ha caído a los pies de Jubei...

- ¡La pila! - En eso, se escucha un sonido descendente... La puerta se... Cerraba!

- ¿Cómo?! - Exclamó el maligno nigromante... de la pila en el pasto pasó a los pies de Jubei, sus rodillas, su torso, sus manos... Y se dio cuenta:

El paladín de cabellos dorados ha cambiado la pila del aparato y puede seguir dando una batalla ejemplar...

Pasaron un día más jugando a "abrir la puerta", cuando a Ix Mantis le ocurrió lo mismo, la pila de su correspondiente aparato estaba ya a punto de agotarse...

- Rápido pásenme un repuesto! - Gritó Ix Mantis a sus subordinados...

Se miraron nerviosos entre sí, Sur no se había molestado en verificar la cantidad de pilas, "Este" aún tenía una, que llevaba consigo oculta, pero recordando su promesa solo atinó a pasar nervioso un par de veces su mano entre sus cabellos rojo caoba y decir:

- Err... Ya no tenemos, señor... -

Ix Mantis se dio cuenta de su error... Si gastaba toda la pila para obligar a Jubei a su vez, a terminar la suya, podrían ir tras ellos, pero entonces, quedarían atrapados para siempre en Haunted House, así que, con todo el coraje del mundo, tuvo que dejar de jugar con los chicos, su presa se escapaba nuevamente....

Con ademán burlesco, Jubei alzó la mano para despedirse burlonamente de Ix Mantis... No tenéis idea de cómo gozó ese momento, lo volvía a burlar... Detrás de Jubei, Iori reía de buena gana, Caramelo vitoreaba y Bata... Sonreía...

- Por ahora conservarás la vida, pero seguro estoy que el destino nos volverá a reunir, Jubei... -

- Ojalá que no... Ja, Ja, Ja, -

La puerta, se cerró.

Continúa

Capítulo 10: Golosina

Algunos personajes pertenecen a SNK ^^U
el resto no tengo idea
Dungeons & Flames es propiedad de Triste Iori
IorixKyo Archive
Marzo, 2004

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