[Todos los personajes son marcas registradas de sus respectivos autores. Esta historia se ha realizado sin fines de lucro. Únicamente se escribió con fines recreativos gratuitos]
Todo es posible en la imaginación
Si puedes pensarlo puede existir
DUNGEONS&FLAMES
Fanfic por TristeIori
CAPÍTULO 5: JUBEI
¿Has visto cómo conforme se anochece,
la luz de las estrellas cada vez más crece?
¿Y cómo cuando la luz del astrorey llega,
el más hermoso brillo de éstas estrellas desaparece?
Así también, oscuros, bellos secretos brillan
En la noche de los más macabros pensamientos ocultos, y
Cuando la luz de las costumbres, atamientos cadenísticos de la sociedad aparecen queriendo iluminarlo todo,
Estas bellas estrellas, ocultos deseos, se desvanecen ante
Esta condenante y salvaje intromisión, sumisa y tímidamente; quedando a salvo de los ojos profanos.
¡Oh, si! Ni siquiera la más grande y maravillosa de estas
estrellas se salva de este destino cruel...
No. Ninguna se salva
Ni siquiera la mía.
. . .
(23)
Triste Iori
El Yagami dejó pasar a Jubei a la biblioteca con una
extraña mezcla de sentimientos en su interior, pues se debatía entre pedirle ayuda,
decirle que se largara cuanto antes para que no se metiera en problemas ó dejarlo hacer
para que metiera la pata y jamás regresara a su mundo y se quedara con él a compartir la
tragedia.... Repentinamente recordó su formación como único bendito ejecutor del
Kusanagi y decidió no decir mas al respecto....
Sólo lo observaba....
- Mmmhh quizá sea un idiota que fue capturado mientras iba a una fiesta de disfraces-
pensaba.
- Buenas tardes tenga usted, mi nombre es Jubei Shimada, y... -
- Y habrás venido seguramente para pedirle ayuda a Fantasmín ¿O me equivoco? -
- Exactamente... Dígame, caballero...-
- Yagami, Iori Yagami. ¿Qué rayos quieres tú aquí?- Dijo, con un aire algo despectivo.
El samurai miró detenidamente al pelirrojo, observaba sus extrañas vestimentas y llegó a la conclusión de que no tendría por que rendir explicación alguna...pero su educación se imponía:
- Pues busco información de mi mundo, pues estoy perdido y Fantasmín dijo que podría ayudarme si le proporcionaba alguna pista sobre dónde se encontraba... -
Aclaró mientras buscaba y rebuscaba entre los estantes de los libros alguno cuyo título estuviese en japonés ó lengua común y/o que hiciera referencias al respecto.
- Japón, ¿Verdad? - Observó medio en broma y medio en serio pensando de dónde rayos habría salido un Japonés con esa estatura, ese aspecto y esos ojos, aunque al recordarse a sí mismo y la posibilidad de nacionalización de un país a otro....
- Así es....Dime, ¿Tú estás aquí por voluntad propia? - Volvía a cuestionar Jubei a modo desinteresado pero sin quitarle el ojo de encima al chico de feroz mirada
¿Pero cómo caramba iba a ser posible que el gran Yagami
pudiera admitir que estaba atrapado por una pandilla de enanos tiernos, peludos, golosos y
sin forma alguna de escapar?
¿El? ¿El último gran guerrero de su clan, acorralado como un juguete en una casa de
muñecas haciéndola de "Jaime" en una biblioteca?
- Este...sí, claro, tan solo estoy haciendo un pequeño favor a un amigo....En cuanto termine de ordenar los libros me podré ir, - Dijo Iori mientras se concentraba en colocar en su lugar una enorme y gastada enciclopedia de magia salvaje escrita en sánscrito.
- Fantasmín, ¿Verdad?... -
- Ahhh...Si. Efectivamente. - Pronunció con una leve mueca de desagrado.
- Ajá.... Seguramente este tipo está en un problema
similar al mío, pensaba Jubei mientras leía con gusto el libro de historia Japonesa que
había logrado encontrar...
Con fecha de publicación de 1987....
El otro chico seguía ordenando libros...
- ¡Órale, no sabía que el mundo era así de grandototote!... la armada aún tiene mucho que hacer....Muchos terrenos que conquistar...-
El pelirrojo seguía ordenando libros y se preguntaba de qué manicomio podría haber salido Jubei...
- Vaya, qué interesante, esta parte de la historia aún no se ha escrito....-
El pelirrojo seguía ordenando libros y se preguntaba ahora de qué parte de Japón podría ser Jubei...
- Ajá, así que después de todo los Chinos jamás conquistaron Japón, ¡Qué bien! Aunque ... me hubiera gustado que nosotros los hubiéramos conquistado a ellos -
El pelirrojo seguía ordenando libros y se preguntaba de qué jodida época era en realidad Jubei....Mientras que mentalmente se reía de la" inocente ignorancia" del rubio...Que acababa de extraer del anaquel un libro de química para pricipiantes...
- ¡Ahhh! ¡Malditos norteamericanos de Estados Unidos! Pero esto de Pearl Harbor no ocurrirá si en cuanto regreso a Japón me encargo YO del descubrimiento de América y del uso correcto de la pólvora para fabricar armas con ayuda de este otro libro de química que acabo de encontrar y extiendo los dominios del gran Shogún por TODA la faz de la tierra, y al inventar yo la electricidad, el teléfono y todo lo demás seguramente mi gran señor me hará su mano derecha y seguramente podré contar hasta con un continente para gobernar....¡Sí señor! Yo quiero regir América, ¡¡¡América para los Japoneses!!! -
El pelirrojo dejó de acomodar libros así como de pensar que el tipo era inocente y divertido...Menos mal que no estaba comiendo ó bebiendo algo, pues se habría ahogado...
- No, esto está mal, este fulanito no debe regresar a su tiempo, si modifica todo seguramente yo no naceré ó si lo hago podría ser no sólo en otro lugar sino bajo otro cuerpo, podría irme bien, pero ¿Qué tal si no?...-
- ¿Qué clase de libros estáis leyendo? Preguntó taimadamente el Yagami, mientras se acercaba, casi se deslizaba cual serpiente venenosa al paladín con todas las claras intenciones de arrebatárselo -
Jubei, adivinando lo que deseaba hacer procuraba mantener a distancia prudente el libro de las enormes manos del pelirrojo respondió:
- Pues un libro de química y otro libro de historia de Japón, precisamente el que necesitaré para regresar a casa, así que disculpe usted que no se lo devuelva, porque NO lo haré hasta que Fantasmín-san pueda regresarme a mi mundo....-
El Yagami intentó una rápida arremetida para quitárselos, pero Jubei estaba ya prevenido...
- ¡Dame eso ahora mismo, tú no debes tenerlos! -
- ¡Ah, no! Ya os he dicho que con gusto os lo devolveré cuando pueda regresar a casa-
- ¡Es una Orden! Gritó Iori con un tono de voz que sonaba más a berrinche que a otra cosa -
- ¿Ah si? ¿Y quién eres tú para ordenarme? -
- ¡Pues el hijo del gran señor, Yagami-sama! - Dijo enojado mientras brincaba de una mesa a otra persiguiendo al samurai, quien al oír el apellido lo primero que hizo fue detenerse súbitamente tratando de recordar qué relación habría entre los Shimada y los Yagami. Su súbita parada hizo que Iori diera un traspié pero sin caer:
- Si no me das ese libro ahora mismo, ¡Invocaré mis
flamas para calcinarte! - Amenazó el pelirrojo.
Le sonaba el apellido Yasakani, tipos bastante pesaditos con la capacidad de invocar
flamas, que uno de ellos había salido en compañía de un Kusanagi (con la misma
habilidad) para ir tras una "criatura" conocida como Orochi....y que no tenían
ninguna relación en particular con esa familia, ni buena ni mala....
Jubei volteó, las flamas del chico eran púrpuras, no carmesí....Supuso que algo muy
serio debió de haber ocurrido para que los Yasakani, (si es que ese era en realidad su
apellido) tomaran el nombre Yagami...
- ¿Tu apellido no es entonces Yasakani? -
El piromaníaco abrió cuanto pudo sus rasgados ojos:
-¿Quién te dijo eso? -
Fríamente entrecerrando sus violetas ojos el paladín
respondió:
- Tu pasado es mi presente.-
- Ajá.. Entonces, ¿No estarías dispuesto a cambiarlo por
otro libro sobre Japón que sea de tu época? -
- NO.-
El pelirrojo meditó unos instantes... Sería muy tonto intentar quitarle ese libro en
este momento, debo buscar la ocasión... Después de todo....
- Está bien, creo que veo todo claro, los Japoneses debemos ayudarnos unos a otros....-
Jubei asentía dándose sus aires de grandeza...
El Yagami arrimó una silla en la cual se sentó y
prosiguió con aire preocupado:
- En realidad yo también estoy atrapado aquí, originalmente iba a ser fácil, pero en el
proceso de pagar a Fantasmín para que me ayudara a regresar a casa, resulta que me he
endeudado aún más.... Tú sabes.... las labores hogareñas no se le dan fácilmente al
hijo de un noble, no así como el combate....-
- ¿En qué consiste tu trabajo? -
- En ordenar toda esta jodida biblioteca, pero creo que alguien me está haciendo trampa al respecto...-
Jubei miraba la inmensa construcción, que parecía tener las dimensiones de todo un castillo... Era como uno de esos lugares mágicos donde por fuera ves que son de un tamaño pero por dentro notas que son mucho mayores....
- ¿Qué tipo de trampa?-
- Me desordenan los libros de un ala mientras ordeno otra, así que siempre me falta un ala por arreglar - diciendo esto último con sinceridad, el Yagami se llevó las manos al cabello en un ademán de franca desesperación....En eso....Unos libros salieron levitando de sus estantes y se posaron dos mesas atrás. Jubei les vió:
- ¿Qué clase de libros estás ordenando? -
- Pues...libros, simplemente libros, ¿Que más podrían ser? -
- ¿Libros mágicos? -
- ¿Qué quieres decir? -
- Eso... Libros mágicos, ¿Hay libros de magia aquí? -
- Mmmm... Pues...si...-
- Los libros mágicos a veces tienen vida propia, acabo de ver cómo se salieron los libros que acabas de acomodar.... -
El Yagami volteó sin dar crédito a lo que veían sus
ojos:
El libro más grande de la enciclopedia parecía ojearse solo en medio de cierto ademán
que semejaba una carcajada de rebeldía
- ¡Ahora verás! - Gruñó mientras se dirigía veloz a la
mesa
- O te metes ahora mismo a tu lugar o te haré cachitos....-
No bien terminaba de pronunciar esta frase, cuantos libros existentes en el lugar comenzaron a danzar peligrosamente por todo el lugar al más puro estilo paranormal...Cuyo principal (y al parecer único) objetivo era golpear al pelirrojo. Precautoriamente, Jubei sacó su espada para defenderse de algunos libros volantes y gritó:
- ¡Quizá si amenazas con quemarlos!! -
Ya desesperado, el Yagami tomó una posición arqueada
hacia atrás que lo hacía verse peligrosamente demente, encendió unas amplias columnas
de fuego púrpura en cada mano y gritó a todo pulmón:
- ¡¡CON UNA CHINGADAAAA AL PRÓXIMO LIBRO QUE VEA FUERA DE SU LUGAR LO QUEMARÉ
LENTAMENTE HASTA REDUCIRLO A CENIZAS!!!!!!!! -
En menos de lo que el Yagami dijo, ya todos los libros se encontraban en el lugar que les correspondía. Al parecer Fantasmín tuvo un acierto al mandar a Iori a la biblioteca.
- ¿Ves? - Dijo el rubio con una amplia sonrisa, - Funcionó. -
- Me pregunto por qué no se me había ocurrido antes. -
Jubei pensó: - Yo podría responder a eso, pero es demasiado obvio. -
Ya es de todos los fans sabido que el chico de las flamas púrpura normalmente no es agradecido:
- Bueno, ya tienes tu libro. Ahora vete. -
- ¿Uh? -
- Así es, creo que ya no tienes nada que hacer en la biblioteca de Fantasmín -
- ¿Y, a dónde iría ahora? -
- ¿Qué tal a tu habitación? Digo... Se supone que se te asignó una, ¿O no? -
Jubei casi sin darse cuenta ya había sido llevado a la salida de la biblioteca por el Yagami, pero de lo que sí se percató sin duda alguna es de que "Luna" se había marchado.
- Así es, pero me temo que por ahora no puedo llegar a ella... -
- ¿Acaso perdiste la llave? -
- Es que no sé dónde queda... -
- Está bien, ya no llores, te mostraré la casa completa... - Dijo impaciente, mientras cerraba la puerta con llave.
- Ehhh... Yo no estoy lloran... -
- Ven ahora mismo... -
- ¿No será mucha molestia, ne? -
- Claro que no...-
Por todo el largo camino el Yagami se la pasó dando
escuetas instrucciones al Shimada respecto a como cambian las decoraciones y en qué
direcciones se encuentran por lo regular la sala, los comedores, los baños, las
cocinas...
Cuando por fin llegaron a la habitación asignada a Jubei, lo último que éste le oyó
decir a Iori fue:
- Bueno, yo estaré en la biblioteca... -
Tras esto, el paladín quedó ante una habitación amueblada al más puro estilo Luis XV, y ante sí miraba bastante extrañado la excesivamente mullida cama en la que obviamente no dormiría:
- Cielos... Seguramente por estas camas los humanos cuyas imágenes vi pintadas en el libro de historia se ven tan débiles... Mhhh... cuadros... me pregunto si...habrá algo interesante detrás de ellos...Pero primero, veamos los cajones....-
Solamente había algo en el cajón del mueble al lado de la
cama, y eso era una muy cómoda y elegante pijama de seda negra con un bello dragón
plateado primorosamente bordado, la cual Jubei miró muy complacido y se colocó aún más
complacido. Al registrar los cuadros encontró tras uno de ellos un pequeño compartimento
secreto donde halló un dulce que decidió guardar en un saquito que tenía en su
cinturón.
Tras otro de los cuadros descubrió otra cosa bastante llamativa, una ventana al cuarto de
a junto. En esa habitación había un par de literas, y frente a ellas, Golosina y
Robertín comenzaban otra de sus patéticas discusiones:
- No, Robertín, yo voy a dormir abajo, recuerda que soy la
mayor -
- Oye, eso no es justo, además la vez pasada me tocó a mi arriba y tú sabes que le
tengo miedo a las alturas... -
- ¿Y a mi eso que? Ya es hora de que dejes de ser tan miedoso, acaso no eres ya un
hombrecito? -
- ¿A si? Pues como ya lo soy, entonces yo debo decidir, así que decido dormir abajo-
- ¡Nada, que!, ¡Que yo duermo abajo y tu arriba¡ -
- ¡No será así, yo abajo y tú arriba! -
- ¡No, yo abajo y tú arriba! ¡Qué necedad la tuya¡ -
- ¡No, que yo abajo y tú arriba, he dicho! -
- ¡No, yo abajo y tú arriba! -
- ¡no, tú arriba! -
- ¡No, arriba irás tú! -
- ¡No, yo abajo! -
- ¡No, tú arriba! -
- ¡No, tú arriba! -
- ¡No, arriba tú! -
- ¡No, tú¡.... -
Suponiendo que la discusión no iba a acabar pronto, el
paladín decidió ignorarlos e irse a la cama, pero aún con la almohada sobre la cabeza
seguía escuchando con toda claridad:
- ¡No, arriba irás tú! -
- ¡No, yo abajo! -
- ¡No, tú arriba! -
- ¡No, tú arriba! -
- ¡No, arriba tú! -
- ¡No, tú¡ -
- ¡Que tú¡ -
- ¡Que tú¡ -
- ¡Que tú¡ -
- ¡Que tú¡ - ...
Así que, decidiendo hacer otra vez uso de su Japonesa paciencia, decidió levantarse,
sacar la espada de su funda y ponerse a practicar sus katas...mientras pensaba...
- Al mal tiempo, buena cara...Creo que si recito además algún versillo ó trabalenguas
mejoraré indudablemente...vamos a ver...
Pablito clavó un clavito en la calva de su tío...
No, no me gusta como suena...
Pablito clavó un clavito.... ¡Ah, ya sé!
Pablito clavó un clavito... ¡En la calva de un Chinito!!!!
SIII eso suena muchísimo mejor!!! -
Después de practicar por alrededor de dos horas (Y que por fin se durmieran Golosina
Chiquitina y Roberto Robertín) El samurai se introdujo a la habitación de los chicos,
amarró un delgado hilo a un dedo del pié de Golosina quien dormía profundamente y de
vuelta a su habitación hizo lo propio atando un extremo a su mano, después de colocar la
katana bajo la almohada pronto se acomodaba sobre las frazadas que había dispuesto
previamente en el piso de madera y se disponía a pasar lo más relajado posible el resto
de la noche.
Estando apenas en esa fase del sueño, en que aún no sabes si te encuentras dormido ó
despierto, a lo lejos le pareció a Jubei escuchar un grito...
Algo que sonaba entre humano y bestial...
- ¡Gouiaaaa!!! -
Como un reflejo, el samurai volvió en si...
Y eso no había sido el principio de un mal sueño, como pudo comprobar por un angustioso:
- ¡Guuuíííínnch! -
Jubei al momento, sacó la katana y se dirigió aún en pijama sin pérdida de tiempo, a
asomarse a la habitación contigua, donde ya no veía a ninguno de los dos chicos, y de
ahí se asomó al pasillo...
Afinando sus sentidos. Al momento supo que el sonido venía de la biblioteca, pues
escuchó otro desgarrador quejido agudo antes de que los rugidos se silenciasen por
completo. Se lanzó corriendo en esa dirección, presto a lo que fuese...
Al llegar a la biblioteca, encontró la puerta abierta de par en par y estantes tirados
aquí y allá, las trémulas luces parpadeaban levemente, algunos libros en desorden y un
par de cortinas comenzaban a arder en llamas púrpuras...
En total sigilo Jubei consiguió apagarlas, para después dirigirse a donde le parecía
escuchar un ruido suave, pero tétrico a la vez, como el de algo abriendo algo más
blando...
Como el de algo rompiéndose y desgarrándose suave pero inevitablemente, algo húmedo y
carnoso...
Las sombras producían un extraño y escalofriante juego con las luces parpadeantes, Jubei
avanzó unos pasos más... encontró rastros de sangre en el piso y los estantes, algunos
de éstos rotos en algún lugar... Una respiración profunda y entrecortada parecía
provenir del ala de libros "J - L" donde encontró en el piso una desordenada
bandeja de comida con un T-bone suculentamente asado unos metros más allá... Jubei se
aproximaba aún más lentamente... Y cuál no sería su sorpresa al encontrar al pelirrojo
en cuclillas abriendo con sus manos sendos huecos en la carne del pobre animal que hacía
unas horas llevase a Jubei amigablemente en el lomo...
- ¡IORI! - Gritó muy molesto...
Pero el chico aquél no volteaba, tan entrado estaba en la "tarea" de abrir y desgarrar en la carne del cadáver de "Luna" ....
- ¡Iori, detente! - Volvió a urgir...
Las fuertes y ensangrentadas manos se detuvieron...
Volteó aquél muy lentamente, mirando de reojo a quien gritaba a sus espaldas... Un tono
violáceo cubría su piel, sus ojos, ahora rojos como sangre casi parecían brillar
malignos en la semi - oscuridad... Un suave y gutural sonido salió de su garganta...
- Grrrourrrr -
A pesar de lo que puedas pensar, no se dirigía a Jubei.... En lo más profundo de su ser El Yagami "charlaba" con alguien más... No era obviamente una charla amistosa, pero charla al fin...
- DÁMELO.....-
- ¿Qué?-
- ES MÍO, ME PERTENECE SU SANGRE Y SU PODER....-
- Déjame en paz; tu sabes que jamás te obedeceré...-
- ES UN PACTO, TÚ LO SABES...-
- YO no lo hice, así que no cuentes conmigo...-
- ¿ACASO QUIERES QUE TE OBLIGUE?-
- Hmmm... no, no lo creo...-
- ¡DÁMELO, AHORA! - Dijo la tétrica voz como un eco en la voz de la ya castigada mente
del pelirrojo
- Está bien....- Dijo taimadamente este, quien al lanzarse contra el paladín buscaba su
objetivo verdadero: la puerta de la biblioteca.
Ante el torrente de flamas, Jubei logró hacerse a un lado, tras haber tratado
infructuosamente de detener a Iori a punta de espadazos con el revés de la katana, tuvo
que cambiar de posición con él, por lo que Iori pudo correr hacia la puerta y escapar..
(Bueno, por el momento) Para después Jubei salir corriendo tras el demente pelirrojo en
los oscuros pasillos de la mansión Cellín.
Dando un manotazo aquí, ora otro allá, los pasillos se
iluminaban a intervalos regulares con las flamas que el Yagami, en medio de su disturbio
de sangre Orochi propinaba a tontas y locas en la oscuridad... Había burlado una vez más
a Orochi y éste le había hecho pagar caro nublando por completo sus sentidos y volviendo
a someter su ya castigado cuerpo a presiones de poder extraordinarias.... Atrás, Jubei,
pisándole los talones pero aún sin poderlo alcanzar... Al dar la vuelta en un recodo del
camino, Jubei volvía a escuchar otro sonoro rugido y, desesperado por detenerlo
incrementó un poco más su velocidad, y no fue sino hasta que era demasiado tarde que se
dio cuenta que la razón por la cual el rugido del loco de Iori, que ahora parecía
disminuir en intensidad era porque... Un negro vacío se abría adelante; y ya también el
rubio caía por ella. Una vieja puerta al exterior que, bueno, no tenía precisamente una
puerta.
Al escuchar más abajo el chapoteo del demente aquél, Jubei pudo calcular cómo caer en
el agua sin lastimarse.... Pues la altura era considerable, aunque obviamente no era lo
único que habría que temer por allí.
Los perezosos caimanes de Fantasmín se lanzaron raudos a buscar qué cosa podría haber
caído al agua (Y no precisamente por curiosidad)
Gritos, gorgoteos, flamas púrpura y caimanes achicharrados
a medias le indicaron fácilmente al apuesto y empapado paladín dónde carambas se
encontraba el orate objeto de su persecución, aprovechando que uno de los lagartos
flotaba somnoliento en esa dirección (Y aprovechando su enorme carisma con animales)
Jubei buceó por debajo de éste y apenas colocando el índice bajo la barbilla del
caimán (Quien increíblemente se dejó hacer) se dirigió a espaldas del Yagami, quien
estaba realmente poseído, ahogándose y peleándose con los caimanes (Todo al mismo
tiempo) mientras preparaba un certero golpe a la cabeza del chico con la parte ancha de la
hoja para ponerle fuera de combate...
Ya algunos lagartos habían preferido no acercarse, y de hecho, algunos comenzaban a
retirarse. ¡Planc! Un sonoro golpe en la nuca y Iori quedó por completo inconsciente
y... Continuaba hundiéndose, cosa que Jubei no permitió: Le tomó por las manos poniendo
éstas a la espalda y le sacó del enorme estanque, a cuya orilla aguardaban con linternas
alrededor de 15 guardias y el mismísimo Fantasmín en un cursi pijama de ositos.
Mientras Jubei sacaba al chico, no se percató de que un
arañito de color azul marino se acercaba por detrás a Fantasmín y le susurraba algo al
oído (En Hauntedhausiano, obviamente):
Señorito Fantasmín, han matado a Luna en la biblioteca...
- ¿Qué???-
- Que han matado a.....-
- Sí, tonto ya te oí, lo digo porque aún no lo creo...-
- Pues entonces venga a ver para creer...-
- ¿Sospechosos?-
- Ante usted, señorito, el humano pelirrojo.-
- ¿Pruebas?-
- Las mismas encontradas en los otros tres licos...-
- Retírate, te espero en mi... Eh, mi cuarto de juegos....-
Fantasmín ahora estaba diametralmente HARTO del pelirrojo, ahora estaba decidido a ejecutarlo ahí mismo para dar fin a sus destrozos, así como los problemas que pudiese acarrearle en un futuro no muy lejano. Ya los guardias personales se acercaban a terminar de ayudar a Jubei a sacarlo del agua para extraer sus espadas cortas para ejecutarlo, aunque esperaban la orden...
- Hey, ¿Qué van a hacer? - Preguntó asombrado Jubei...
- Me temo que vamos a tener que ejecutar al humano....-
- Pero, por que? Por lo de la biblioteca acaso?-
- No solo por eso, Jubei, verás, El señor Iori Yagami ha estado aquí como invitado por mi padre, así como tú lo estás ahora, pero ha matado los cuatro licosanurios de mi padre, y debe pagar....-
- Bueno, Fantasmín-san, pero, acaso no es posible
reponerlos, ó pagarlos, quiero decir....
Hay algo que yo pueda hacer para ayudarle?-
- Me temo, tristemente, Jubei que eso no será posible, puesto que esos animalitos eran únicos en su género, pues en todo este plano, son, quiero decir, eran los únicos que podían trepar techos y paredes sin caerse, así que, como ves, su pérdida ha sido algo simplemente irreparable, ya antes yo mismo había intercedido ante mi padre para salvarle su miserable pellejo-
Fantasmín mira despectivamente al pelirrojo, y continúa:
- Y, no lo puedo hacer para siempre, su comportamiento es simplemente inadmisible, piensa
en los huéspedes de otros planos que tenemos hospedados aquí, de seres importantes de
otros lejanos y poderosos lugares, que en absoluto nos convendría hacer enfadar por las
ofensas, heridas, ó peor aún, la muerte de uno de sus emisarios...
Perdóname, pero no puedo ser más condescendiente.-
- Eh, ¿Puedo hacerle una observación, mi amable anfitrión, antes de que ejecuten sin haber juzgado estando consciente; al pobre demente que acabo de salvar de morir ahogado?-
Fantasmín se imaginaba que el rubio estaría dispuesto a todo... ó al menos, a casi todo para salvarle la vida a ese desconocido...
- Si, claro, dime...-
(Para este punto, los enormes vampiritos Hauntedhausianos guardias se encontraban atando
firmemente al Yagami con cadenas de grueso calibre)
- Él no sabía lo que hacía, verá usted, al parecer se encuentra bajo un maligno hechizo ó posesión que toma lugar en ocasiones inesperadas, período durante el cual no tiene ni la más mínima conciencia de lo que hace, le suplico que tome esto en consideración, ¿Se ha tomado usted la molestia de que alguien pase una considerable cantidad de tiempo vigilándolo?-
- No,- dijo Fantasmín sinceramente. (En realidad le tenía miedo, así que nadie se le acercaba, ni siquiera para saludarle.)
- Sé que no soy nadie para interferir en una importante decisión como la que vuestra merced, Fantasmín-san desee tomar, mas sin embargo, como perteneciente a la misma raza, y haber sido testigo de su demencia temporal, me ofrezco servicialmente a pagar, en la medida de mis posibilidades, por la vida de este pobre desgraciado; si hay algo que se pudiese hacer para permitirle vivir le estaría agradecido.-
- Hm, Realmente me has conmovido, pero ya te dije que no puedo hacer así las cosas. Por ahora me temo que lo mejor que puedo hacer por él, es encerrarlo de por vida en el calabozo, pues mi padre nunca va allí, y lo primero que hará, será ir de cacería tras él. Sé que jamás lo buscaría en su propio castillo....-
- Aunque no seamos del mismo tiempo, somos del mismo lugar, te ruego me permitas estar a cargo suyo, al menos hasta que encuentre la cura para el terrible mal que le aqueja.-
- Qué más da, está bien, pero no te lo puedes llevar
aún...
Muchachos, llévense esa "cosa" a las celdas,- Dijo, con ademán despreciativo
con sus manos a los guardias, sin mirar en esa dirección, pero Jubei sí miraba, y al ver
que lo comenzaban a arrastrar de los pies, les dirigió una temible mirada, tal, que los
guardias optaron por cargarlo de una forma más saludable para su castigado cuerpo.
- Jubei, aprovecho este desafortunado e inusual encuentro nocturno para preguntarte a quién has elegido para que te acompañe en la cacería del monstruoso y ruidoso Endochbalamatl, ó si aún estás pensándolo - Dijo Fantasmín, tras un espectral suspiro.
- Lamentablemente aún no he encontrado a alguien que se vea lo suficientemente resistente para librar un combate así, además, me parece que es muy arriesgado que me acompañe un miembro de su comunidad, ¿No lo cree usted? -
- Je, mira, Jubei, no te puedo dejar a Iori para que te lo lleves a realizar contigo esa empresa, así que si eso pensabas....-
- Oh, no, de ninguna manera, imagine usted que podría
ocurrir si le da uno de sus "ataques" en un momento crítico, es mejor que se
quede un rato más aquí como usted dijo, Sabia decisión has tomado, Fantasmín-san -
- Pinche barbero..-. pensó el Archimultimillonario espectro
- Entonces, dejaremos eso para mañana. Lo espero en la sala de televisión después del alba y de su desayuno, señor Shimada.-
.....
- Al demonio con la empapada pijama - Pensó Jubei al
llegar a su habitación, - De aquí en adelante dormiré con la armadura puesta- .... Y,
tras rezarle respetuosamente a sus ancestros, se acostó.
A la mañana siguiente, como a eso de las 5 de la mañana, el samurai ya se encontraba en
el comedor más cercano disfrutando de una suculenta pierna de licosanurio asada (aka. La
de luna) acompañada con huevos de libélula, leche de coco, arroz al vapor y más de ese
dulce jugo de extrañas frutas (sip, de Jugo de Gogomeras) además de un poco de clásico
pan peligril.
Mientras comía y pensaba en que, sin lugar a dudas sus ancestros seguramente le
ayudarían a resolver el problema sobre de quién podría acompañarlo, un grito del más
puro dolor le interrumpió el desayuno. Ahora, ya sabía a dónde dirigirse:
Al calabozo.
Por las prisas de llegar, Jubei pasó por alto algo... más
bien, a alguien (Quien, realmente detesta que le pasen por alto)
Sinónimo de caos, sus oscuras plumas (En ese momento, pues eran en realidad de otro
color) Habían camuflajeado su presencia en el pasillo... Por lo temprano del día, aún
no despertaba por completo, pero sí se había percatado de que un humano mortal le había
pasado por enfrente sin reverencia alguna...¡Lo que es peor! ¡Ignorando por completo su
presencia!
Perezosamente estiró una ala....Negra como la obsidiana, y más cortante que el más
afilado y duro de los diamantes....Perezosamente estiró la otra, así como ambos
brazos.... Bostezó con su curvo pico de ave rapaz y decidió que espiaría por un rato al
irreverente aquél antes de aparecérsele en persona... ó fastidiarle su existencia, ó
quizá una después de otra... ó las dos al mismo tiempo.... Lo mismo le daba.
Un paso adelante, y sus pies de garras afiladas desaparecían a la vista de los mortales,
un paso más y sus bellos muslos de mujer también se volvieron invisibles, su estrecha
cintura, sus brazos perfectos que terminaban en unas manos de uñas que "no lo eran
tanto" fueron los siguientes, después su enorme y firme pecho a medio cubrir por las
plumas de su cabeza y cuello de forma aguileña, y, por último, sus inmensas alas se
desvanecieron.
- Creo que he encontrado un nuevo juguete - Se dijo con sensual voz, mientras bajaba
calmadamente en dirección al calabozo.
Al llegar a la puerta de la entrada, Jubei se encuentra con que esta está cerrada, tras
el ruido del jaloneo la puerta se abre lentamente.... La dulce y simpática Arañita Roja
se encontraba de portera en la puerta en esos momentos.
- Sabe usted quien ha gritado?-
- Uh, Lamento decirle que lo ignoro, estoy aún algo adormilada...-
Jubei rebuscó con la vista, en una celda algo cercana con
televisión, vídeos, libros y otras cosas más se encontraba incorporándose de una
cómoda cama cierto joven de cabello castaño....
- Disculpe, joven, es usted quien ha gritado?-
- No, en realidad estaba dormido y un grito me levanto.- De
pronto, reparó en que era un humano quien le hablaba:
- Disculpe, ¿Quien es usted?- Preguntó visiblemente asombrado
- Mi nombre es Shimada Jubei, Puedes llamarme Jubei. Vengo de un lugar de nombre Japón de un tiempo que tampoco es este...-
- Yo soy Kusanagi Kyo, vengo de Japón también... Y,
bueno, se supone que yo tengo una misión que consiste en eliminar a un tipo extraño, de
nombre Yagami, la familia rival a la mía, aunque preferiría salir de aquí cuanto
antes...-
Jubei piensa nuevamente en lo extraño que es el hecho de que familias aliadas se hayan
vuelto tan enconadas rivales en tan poco tiempo... Así que se aparta tras presentarse y
se dirige a Arañita roja, la lleva un poco aparte :
- Señorita Arañita, ¿No está de casualidad un tipo llamado Iori Yagami por aquí?-
- Oh, claro, en el calabozo del fondo. ¿Por qué la pregunta? Digo, si se puede saber...-
- Arañita, ¿Sabes que pasa cuando metes en un mismo lugar
una araña y un alacrán?
¡Oh, no no no no; prefiero mejor no averiguarlo!- Dijo con cierto recelo
- Bueno, pues no me junte a estos dos porque algo mucho peor que eso ocurriría.-
Acto seguido, se dirigió presuroso al sitio de donde le parecía haber escuchado el grito.
- Digamos que sólo comprobaba si tus palabras eran ciertas.- Dijo el espectro, mientras unos robustos fantasmas guardias del lugar cerraban la reja de una oscura celda donde, al parecer se encontraba un inconsciente pelirrojo, que de buenas a primeras no parecía tener graves daños( físicos al menos).
- Pues ese NO es un buen método, te lo puedo asegurar, tan es así que, si no dejas de castigar a ese pobre infeliz ten por seguro que no podré ir a cazar al ruidoso Endochbalamatl por estar asegurándome de que, en efecto, su integridad no peligra y me está garantizada.-
- Está bien, te lo prometo, palabra de fantasma.- Dijo con un aire más formal.
- Entonces, pues dime, ¿A quién has seleccionado para llevar a cabo la tarea de combatir al monstruo?-
Jubei se acercó hasta Fantasmín y le susurró al oído muy quedo y claro:
- Al otro humano que tienes aquí, de nombre Kyo Kusanagi. ¿El no tiene deudas monumentales, verdad?-
- Mm, Pues lamento informarte que como él se vió involucrado en la muerte de uno de los cuatro licosanurios mágicos, lamento decirte que así es, el también tiene que pagar...-
- Disculpe, Fantasmín- san, no crees que si el chico me ayudase podría pagar de esta forma su deuda de una vez por todas y para siempre? Además así ya no tendrías que mantenerlo hospedado en este sitio, donde déjame informarte que es peligroso mantenerlo, pues su más acérrimo rival declarado es el pelirrojo, y, si se encontrasen podrían ocasionarte serios problemas, ¿No lo crees asi?-
Al punto, Fantasmín le entregó la llave de la celda del
Kusanagi y le dijo: - Partan cuanto antes.-
- ¿No será posible que vuestra generosa merced nos proporcione algo para facilitar un poquito, aunque sea esta difícil empresa ó tendré que hacerlo así?-
- Está bien, - dijo Fantasmín, - a la entrada de la sala de armas se encuentra en una cesta negra de mimbre unas riendas que son mágicas, por lo que me han contado parece que son de la misma medida que las del monstruo en cuestión, y, si necesitas algo del mismo lugar tómalo.-
Acto seguido, Jubei se dirigió a la celda del Kusanagi:
- Caballero, yo puedo ayudarle a salir si usted me ayuda en un pequeño trabajito- dijo, mientras movía maliciosamente las llaves de un lado a otro entre sus manos
- ¿Qué clase de trabajito?- Preguntó cauteloso sin dejar su cómoda cama mientras leía un libro sobre el billar
- Si capturamos un animal que les ha estado fastidiando la existencia, nos devuelven de inmediato a nuestro lugar de origen. ¿Te parece?-
- ¿Tamaño?-
- No mayor al de esta habitación-
- ¿Qué esperamos? ¡Vamos! - Dijo el joven e impaciente Kusanagi.
Y, tras de ir por la rienda mágica partieron, pues estando
las cosas como estaban, las armas restantes no le parecieron adecuadas a Jubei para
atrapar la criatura sin hacerle severo daño, y como Kyo las desdeñase por sus flamables
capacidades eso fue todo lo que de la sala de armas (Que en ese momento estaba limpia,
pulcra y perfectamente arreglada) tomaron.
Jubei revisaba el mapa de la zona para encaminarse cuanto antes al monte quejumbroso
mientras se aproximaban a las afueras de la ciudad, mientras, Kyo respiraba gustoso el
aire fresco y renovado del campo, haciéndose las sanas ilusiones de volver a casa, a su
mundo, con su familia, su novia Yuki , - ¿Por qué no?- Quizás si corría con buena
suerte, podría dejar en ese mundo al Yagami y poder olvidarse de esa estúpida disputa
familiar para siempre sin necesidad de tener que pelear a muerte con alguien a quien ni
siquiera odiaba.
- Oye, Jubei - san, ¿Por qué razón tenemos que partir en la mañana y no al atardecer?- Preguntó Kyo, mientras observaba cómo la lluvia había sido particularmente copiosa esa madrugada.
- Pues porque si la bestia está fuera de su escondite va a ser mucho más difícil alcanzarle, así que es mejor tomarla por sorpresa mientras duerme, así no podrá ofrecer tanta resistencia, tendrá el espacio para moverse muy limitado y eso, a nosotros nos conviene.-
- ¿Y me vas a informar por qué rayos no trajimos transporte alguno con nosotros? La zona no es mala para animales ó vehículos.-
- Porque tratamos de pasar desapercibidos, y no queremos con nosotros vehículos ruidosos ni animales que se pudiesen espantar ante la criatura ó con su nerviosismo la pongan sobre aviso.-
Ya cerca del monte quejumbroso (Que más bien era una
montaña) Jubei y Kyo procedían a buscar rastros de alguna enorme criatura entre el ralo
bosque.
La suerte parecía no estar con ellos, pues ya era más de mediodía y aún no podían
encontrar la más mínima huella del monstruoso Endochbalamatl.
Cuando después de tomar un ligero refrigerio Kyo guardaba las cosas, no pudo evitar notar
un importante detalle: el sitio donde habían decidido parar a comer tenía alrededor
suyo, algunos arbustos vencidos, como si algo realmente grande se hubiese echado a roncar
un rato. Casi al punto, Jubei observó algo unos metros más adelante:
- Kyo, creo que ya sé como son, al menos, las plantas de los pies de este exótico ser, ven a mirar. - Comentó.
- Creo que para empezar me gustaría saber si tiene dos, cuatro ó más "pies"- Comentó Kyo
- Cuatro en realidad-
- Bueno, pero eso no nos garantiza que tenga cuatro pies pero no más de un par de manos, ojalá que sólo tenga cuatro pies.... - Dijo el Kusanagi algo nervioso, pues estaba recordando la no tan bella bienvenida que le había dado cierta peluda criatura con arpones en su reptilesca cola le había proporcionado.
Al acercarse a ver lo que Jubei había encontrado pensaba en algo así como babosos y pegajosos tentáculos, aunque se le ocurrió que podrían ser huellas como las de un Yeti, ó algo más grande como un legendario dragón....
Efectivamente, las huellas pertenecían, a juzgar por la
depresión que éstas hacían en una zona donde el barro ya se había convirtiendo en
tierra seca a un animal cuadrúpedo, de considerable peso (¿Unas tres toneladas?) se
imaginaría. Las patas, de cuatro dedos en las delanteras y tres en las traseras
sugerirían algo como un enorme animal carnívoro.
Casi le parecía escuchar su ronca y profunda respiración entre la vegetación y rocas
predominantes del lugar. Y parecía que era mucho más grande que la de aquella criatura
con que se enfrentó ya hace más de un mes. Pero, ahora no estaba distraído, ni cansado,
ni sediento ni hambriento y, lo más importante, NO ESTABA SOLO.
Lentamente el valor regresó a él y un nuevo brillo se encendió en sus bellos ojos
castaños, ya parecía que la huella enorme que contemplaba al principio no lo era más de
lo que en realidad era.
Y, efectivamente escuchaba a la distancia su respiración, se había concentrado tanto en
la criatura y había tenido tanto tiempo para meditar en la absoluta quietud del calabozo
del castillo que, se encontraba más alerta, más atento que nunca (Y, tendría que
estarlo, ya que de la captura de esa criatura dependía su vuelta a casa)
- Creo que está por aquí - Dijo Kyo con una seriedad pocas veces vista mientras se dirigía hacia una cueva estratégicamente escondida, aunque fue finalmente Jubei quien dio con la entrada.
Un ambiente fresco dominaba el lugar, entre las corrientes de aire que parecían circundar el lugar se escuchaba un leve ronquido magnificado gracias al espacio existente y la forma ligeramente cónica de la cueva. Supieron que, en el justo momento en que el ronquido se había detenido ellos ya no tenían el factor sorpresa del todo a favor.
- Necesitamos evitar que huya del lugar, así que, por favor tu permanece aquí en la entrada, y vienes en cuanto te llame si necesito tu ayuda - Dijo Jubei.
Al momento el joven pensó en reclamar el hecho arriesgado de Jubei, puesto que una bestia acorralada en su cueva es mucho más peligrosa, más; al escuchar que se ofrecería posiblemente su ayuda más adelante decidió permanecer en la entrada con sus flamas listas y sus puños dispuestos.
Se decía el Kusanagi: Ese es Jubei Shimada, un samurai.
* * *
N de A: (¿Habéis visto a Allen de Tenku no Escaflowne? Pues si sí, ponlo un poco más atlético y ahí tenéis a Jubei, si no, pues pon un poco más delgado a Andy Bogard...Ó bien; ¿Qué esperas para buscarlo al menos en Internet ya que por aquí desfilas? Digo, al menos para que sepas qué pez, ya de por sí esto está patas arriba... -_-U )
***
Continúa...
Algunos personajes pertenecen a SNK ^^U
el resto no tengo idea
Dungeons & Flames es propiedad de Triste Iori
IorixKyo Archive
Marzo, 2002