Fanfic por Savage Kitten
Betareading por Pekkochu

Ai Shiteru, Kyo

Capítulo 10:Vaticinios


«Tengo todas las páginas para escribir, tengo el silencio, la soledad, el amoroso insomnio; Pero sólo hay temblores subterráneos, hojas de angustia que aplasta una serpiente en sombra. No hay nada que decir: es el presagio, sólo el presagio de nuestro nacimiento. »

Jaime Sabines   


El sonido de un auto a gran velocidad rompió el silencio de la noche. Dentro, el conductor tenía la vista fija en el camino y un cigarrillo en la boca aún sin encender. De vez en cuando alzaba la mirada para contemplar las estrellas en ese oscuro cielo de invierno, a través del parabrisas que a ratos se empañaba por el calor que producía la respiración de los tripulantes.    

Mientras tanto, en el asiento posterior, se encontraba tendido un chico con los cabellos húmedos por el sudor febril, pegados a su rostro sonrojado entretanto dormía.

Iori entonces aceleró un poco más. El camino de regreso sería largo, quizás hasta la madrugada, tal vez un poco antes, no interesaba. Delante de él se extendía una interminable recta rodeada de nieve, con un horizonte negro salpicado por titilantes puntos blancos. Era una noche sin luna.

En ese momento infinidad de incógnitas pasaban por la cabeza de Iori, mismas que trataba de unir en sucesos lógicos; Intentó entender el porqué encontraron tan de repente a Kusanagi y qué había pasado desde su el momento de su desaparición hasta el presente, en la autopista. "Un caso de amnesia temporal" le dijeron los doctores, era necesario un tratamiento al que Kyo se negaba rotundamente por alguna extraña razón, aunque eso significara perder para siempre una parte de su vida.

Quizá era eso lo que en verdad deseaba, pensó el pelirrojo. Olvidar, escabullirse de esa realidad que le atormentaba en secreto desde hacía muchísimos años. Sí, posiblemente eso era pero, si no recordaba su pasado, ¿cómo podía ser que se obligara a negar lo que ocurrió?

De pronto Yagami se percató de que esa parte perdida era la que se relacionaba directamente con él y con Kyo más que con los recuerdos familiares. Una dolorosa sensación embargó entonces su pecho ¿acaso sentía pesar al darse cuenta que el chico lo estaba rechazando? No se permitiría tal sentimiento.

En ese momento un leve gemido proveniente de la parte trasera del auto captó su atención: Kusanagi balbuceaba entre labios palabras apenas comprensible, un murmullo ininteligible que supuso a Yagami que el muchacho tenía una pesadilla.     - Mantente despierto… - susurró Kyo - ¡Cuidado con el auto! – gritó mientras Iori lo observaba por el retrovisor y sus labios esbozaban una sonrisa al escuchar aquello, pensando que aquel mal sueño era la causa.

 
***

Era increíble lo que podía hacer si se lo proponía. Ya era el segundo día en esa habitación sin pagar el hospedaje y la comida. Sí, Mirage llegaba a ser útil si era necesario. Katz le sugirió, o mejor dicho, le ordenó que se ocupara del encargado del lugar, manejándolo de tal manera que no les cobrara nada en absoluto. En efecto, Katz siempre quedaba fascinado con lo que su compañero podía lograr, pero detestaba que fuese tan inseguro.

Odiaba verle siempre dudando, siempre temiendo y cuestionando lo que hiciera o planeara hacer. Maldecía igualmente que de un momento a otro y sin razón aparente se desmayara, permaneciendo así por horas, incluso días. Era tedioso para él tener que cargarlo de un lado para otro hasta que se le ocurriera despertar. Y hacía varias semanas que eso iba en aumento.

En realidad Katz no sabía nada. Nunca podía ver más allá de su pequeño universo ni de sus sueños de loco que arrasaban con el débil juicio de su amante. Mirage sólo deseaba ser libre, escapar de Katz de una forma u otra, cada vez que se desvanecía era un alivio para él, únicamente así su mente, aunque no su cuerpo se fugaba tan lejos como quisiera, hasta que todo aquello se terminaba en cuanto regresaba de sus letargos.

Se sentía impotente e inútil. Hasta que vio en Kyo la oportunidad de liberarse, sin importarle el precio que tuviera que pagar. Si podía escapar a través de otra mente, de otro cuerpo, no le preocupaba el tener que morir si era necesario, pues le era muy válida aquella frase de que el fin justifica los medios.

Ahora se hallaba recostado en la cama. Con la vista en el techo esperando que Katz terminara de tomarlo, como hacía cada vez que las cosas marchaban a la perfección y una euforia enfermiza se apoderaba de él.

Extraños gemidos y sollozos se alzaban por la habitación, el aliento de Katz contra el cuello de Mirage era sofocante; los cuerpos resbalaban uno sobre el otro a causa del sudor. Mirage arqueó de súbito la espalda al sentir que su cuerpo se deslizaba hacia una incómoda calidez que le indicaba el fin de todo aquello.

Sólo jadeos entrecortados era su respiración. Katz abrazó el cuerpo de Mirage después de dejarse caer a sus espaldas mientras sonreía satisfecho.

Una mano temblorosa pasaba una y otra vez sobre el brazo del chico de cabellos negros a manera de caricia, los párpados se cerraban para aquellos ojos grises cuyo exhausto dueño murmuraba con preocupación entre labios:

- Katz… mantente despierto… ¡Katz! … -

- Dime. Aquí estoy -

-…Cuidado… -

- ¿Y ahora de qué se trata Mirage? ¿Otra de tus visiones?-

- ¡Cuidado con el auto! – gritó de súbito, como lo hiciera Kyo en ese mismo instante a varios kilómetros de distancia.

- Tranquilo. Sólo es un sueño, como todos los demás – Pero Mirage no escuchaba. Se quedó profundamente dormido al igual que Kusanagi. Katz no tuvo más remedio que cubrir a su acompañante con una frazada y apagar la luz del cuarto para esperar la mañana.

***
Se despertó con el estruendo de una bocina y el destello de los faroles. Como pudo, Yagami trató de recuperar el control del volante para evitar un impacto seguro. Al mismo tiempo, los neumáticos chirriaban dejando una huella negra en el asfalto mientras la nieve se levantaba a los lados del vehículo cuando inevitablemente se salió del camino.

¿Cómo era posible que se hubiera dormido? Hacía un instante acababa de cubrir a Kyo con el abrigo que traía y al siguiente estaba allí, intentando detener el coche que patinaba en círculos sobre el camino, sacudiéndolos sin control contra el interior y casi volcándose si ese árbol no los hubiera detenido.

Fue un impacto frontal. Yagami se golpeó la frente contra el volante, donde ahora la sangre manaba. Era abundante y se dispersaba libre al igual que su conciencia. Las puertas se abrieron al momento del choque, pero Iori traía puesto el cinturón de seguridad. Jadeaba tratando de mantenerse despierto, pero le era muy difícil. Llevó una mano a su herida tratando de contener el líquido mientras giraba su rostro hacia la carretera intentando buscar al responsable que para su mala fortuna había huido. Se quedó estupefacto al contemplar antes de desvanecerse, un cuerpo tendido sobre el paisaje nevado, justo a un lado del auto; Kyo se salió del vehículo y él no se percató de ello, tal vez estaba muerto.

Trató de llamarlo, de alcanzarlo. Estiró el brazo intentando llegar donde estaba, pero la conciencia se le escapó como nube negra cerrando sus ojos.

***

Un gemido lastimero rezumbaba a lo lejos junto a un destello blanco y otro azul que comenzaban a brillar frente a él. Su cuerpo se hallaba acostado y su cuello paralizado mientras por su cabeza pasaba imágenes relampagueantes…

« El auto impactándose…»

«Kyo en el camino…»

De pronto todo se hizo claro. Reaccionó de inmediato tratando de incorporarse, pero un par de manos le detuvieron con fuerza. Iori quiso asestarle un golpe al que intentaba detenerlo cuando la visión de las irises castañas lo frenó.

- Iori, ya pasó – Kyo tenía esa extraña expresión en su rostro: aquella ligera sonrisa en sus labios y la mirada serena, como si le alegrara el que Yagami estuviera bien – te saqué del auto en cuanto desperté. Ellos hicieron el resto.  

- ¿Ellos? – preguntó desconcertado. Hasta ese momento notó que los transportaban en una ambulancia.  

- Descansa – le dijo suavemente al pelirrojo – pronto estarás bien – mientras lo empujaba con delicadeza haciendo que se recostara.

- Kyo… ¿cómo supiste…?  

- Shh – le interrumpió mientras sus dedos apartaban el mechón rojizo – llegaremos dentro de poco – escuchó en un suspiro lejano cuando el efecto de los sedantes lo adormeció.    

***

 « ¿Qué es lo que siento? ¿Culpa acaso? ¿Remordimiento? No. Es sólo esa sensación de incomodidad acumulada en el vientre, mariposas en el estómago, si así lo prefieres, pero de una u otra forma está ahí, latente, recordándome a cada momento que tengo un secreto en mi interior, un secreto que me hace tan culpable como en más cruel de los asesinos.  

  Te odio Katz. ¡Te odio!

  Pero también te necesito.  

Dependo de ti, pero tú no dependes de nadie. Entonces, ¿Para qué estar conmigo? ¿Realmente me necesitas, o sólo me usas para realizar un plan fallido desde el principio? Algo que debimos hacer mucho tiempo atrás, cuando todo lo que estaba a nuestro alrededor era conocido, cuando tú y yo aún no nos convertíamos en lo que somos ahora… »

    -¿Qué somos Mirage? Preguntó el joven que se hallaba durmiendo a un lado suyo, su pensamiento había logrado llegar hasta sus sueños, convirtiéndose en parte de ellos y provocando que reaccionara involuntariamente. A Mirage no le agradaba que sucediera aquello, pero era algo que aún no podía controlar.    

- ¿Qué somos? - volvió a preguntar Katz, Mirage continuaba abstraído por el inesperado giro que había tomado el asunto, pero por otro lado, era una de las pocas ocasiones en que lograba averiguar lo que se hallaba en la cabeza del joven, sin tener que preocuparse que pudiera reaccionar violentamente en su contra.    

- Un par de vagabundos asesinos; dos de tantos experimentos fallidos que realizó  NESTS. Eso es lo que somos…  

-¿Sólo eso?  

- …Personas. También somos personas - se repitió. Guardó silencio por un instante y meditó sobre esa palabra

- Sí, podríamos también ser eso, pero entonces, qué caso tendría estar aquí, escapando, ocultándonos de todos y de todo, pudiendo hacer cosas que las personas normales hacen: tener amigos, quizás una familia…    

- No somos esa clase de personas.  

- ¿No? Entonces dime tú de cuáles somos.  

Katz permaneció en la penumbra del sueño. Si hubiese estado despierto, tal vez su rostro daría la impresión de que estaba pensando lo que iba a decir. Sus labios temblaron ligeramente y la respuesta emergió con fuerza de ellos.

- Tenemos un trabajo pendiente, y debemos terminarlo…  

- No pregunté eso. Dime: qué tipo de personas crees tú que somos.  

- No puedo contestarte eso. Sólo puedo decirte a cuales no pertenecemos.    

- Dilo entonces.

- Mirage se inclinó un poco sobre el otro chico, para poder contemplarlo mejor. Observó el suave movimiento que producía la respiración en su pecho. Llevó una mano al rostro de Katz, y apartó las finas hebras de cabello al tiempo que acariciaba su rostro.  

- Katz. - escapó dulcemente de sus labios. Katz abrió con lentitud los ojos en ese momento, y los fijó en los de esa blanca criatura que era Mirage.  

- Somos de los que no debemos tener sueños ni esperanzas, somos de los que debemos vivir cada día como si fuese el último hasta que en verdad lo sea.  No podemos ser de esas personas que cada mañana se levantan y van al trabajo y que por la tarde se reúnen con la familia o los amigos. Nos dijeron que tenemos un trabajo que hacer, y eso es lo que haremos.

El brazo de Katz se alargó e intentó rozar los labios de Mirage, pero un pequeño sobresalto de joven esquivó aquella caricia.    

- Si he herido tus sentimientos, lo lamento, pero esa es la realidad, nuestra realidad.- Mirage tomó la mano de Katz y la acercó a su rostro, apretándola contra la cicatriz que estaba en su mejilla. Sus ojos pálidos se ensombrecieron por un momento.  

- Me tienes miedo, ¿verdad?  

- Sí.  

- ¿Por qué? ¿Porqué me dejo llevar por mis impulsos acaso? ¿Es eso?  

- Temo que algún día te hagas daño.  

- Y que te haga daño a ti - Mirage asintió.  

- No te preocupes, eso no pasará.  

- Pero y si pasara. ¿Qué harías tú, qué haría yo? No podemos estar a la expectativa para siempre, no podemos esperar a ver qué pasa para poder reaccionar. Katz, me has llevado al límite de mi cordura, no creo poder soportarlo más. Por favor, olvídate de todo esto, olvídate de ese chico Kusanagi… lo que dices que tenemos que hacer ya está echo, no entiendo ahora tu obsesión con ese otro, con Yagami.  

 - Cállate Mirage, no quiero oír más tus argumentos.  

-  Dijiste que lo hacías por diversión, pero no encuentro esto nada divierto.  

- Te dije que guardaras silencio. Desde que le robaste la memoria a ese muchacho has estado actuando demasiado extraño. Será que acaso tú… te encariñaste demasiado pronto con él, ¿no es así?   

- Tonterías.  

- Si lo que yo digo son tonterías, tú has estado diciendo estupideces.  

- No sé de lo que hablas.

- Sí lo sabes – agregó – me refiero a todas esas sandeces que dices cuando duermes…

- Katz… - suspiró mientras acomodaba sus cabellos – ¿cuántas veces tendré que repetírtelo? No son sueños; es la visión de algo que ocurre u ocurrirá dentro de poco. ¿Tanto trabajo te cuesta entenderlo?

- No, no lo entiendo. Únicamente sé que cuando ocurre siempre despiertas de madrugada como ahora.

- ¿Y eso te molesta? – preguntó Mirage con mirada irónica.

- Piensas demasiado alto. Siempre terminas despertándome.

Mirage rió por lo bajo. No podía creer lo que escuchaba, si Katz hubiera comprendido la importancia de lo que aconteció esa noche, aunque fuera una mínima parte, no le habría importado que lo despertara a deshoras. En fin, si lo que Katz deseaba era dormir, con gusto le ayudaría.

Posó con suavidad sus dedos sobre el rostro de Katz, sorprendiéndolo con aquel gesto. Mirage cerró entonces sus ojos y una rara sensación se hizo presente entre los dos. El chico que despertara por culpa de Mirage se desplomó literalmente en un profundo sueño, como si nada hubiera ocurrido. Por su parte, el responsable de aquello se recostó nuevamente entre las sábanas tratando de aclarar su mente.

- Kyo – Murmuró. No tenía duda que aquello no fue una simple premonición. Era la pauta que marcaba el inicio del fin para ellos, pero si Katz averiguaba eso en el momento menos oportuno, trataría por todos los medios de cambiarlo, impedirlo. Sin embargo tenía la certeza que sus planes y no los de Katz podrían funcionar. Debía esperar entonces el momento oportuno para decirle lo ocurrido. Lo haría parecer como un aviso oportuno, pero en realidad Mirage usaría a su amante sin que se diera cuenta como la pieza central de la madeja que en ese momento comenzaría a desenredar.

Continúa...

Capítulo 11

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Julio, 2004

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