Fanfic por Savage Kitten

Ai Shiteru, Kyo

 
 
Capítulo 7: Preguntas, más no respuestas...
 
   

 

    " No vuelvo al carnaval, no vuelvo, no vuelvo, no vuelvo! "
 

 

                                                                                                                                                                   Savage Kitten

 
 
     "El cielo parece reflejar la tristeza de este día, el aire afuera sopla con una fría melancolía y el sol se ocultó tras densas nubes que dejaron caer de pronto su congoja sobre la ciudad.

    Nieva.

    Los pequeños copos chocan en silencio contra el cristal de la ventana para acumularse con suavidad en el marco y después desaparecer nuevamente con el aire de la ventisca. Afuera del ventanal, del otro lado de la calle las figuras se distorsionan; autos, personas… "
 

***
 

    Kyo estaba despierto desde hacía un rato. Se mantenía observando a los diminutos visitantes del tragaluz mientras se abrazaba a sí mismo. Pareciera que disfruta de la atmósfera que se ha creado en la habitación: el silencio rodeándolo a él y a Yagami, el aire  un poco frío y húmedo, un ambiente nostálgico. Iori estaba a un lado de él, sentado en el sillón en el que noches atrás había despertado después de aquel extraño sueño. En silencio, le complacía ver al chico observando a través de la ventana, su mirada, la chispa en sus ojos. Pero el chico de ojos castaños no le prestaba atención. No quería verlo.
 

    Iori no entendía el por qué de ese comportamiento.  Desde aquel día en que Kyo había despertado de ese profundo  sueño, lo estuvo rechazando constantemente, no podía explicárselo, Kyo diciéndole que él solamente estaba ahí para acabarlo de una vez y para siempre, pero, ¿cómo? Se suponía que eso terminó años atrás.  Día tras día, escuchaba algo similar, o simplemente no escuchaba nada por parte del joven que estaba allí.
 

    Así pasaron largos días e interminables noches en las que,  cada vez que el pelirrojo regresaba a casa, se llevaba consigo un mundo de dudas a sus espaldas. ¿Que había pasado en ese tiempo en el que Kyo estuvo desaparecido? ¿Qué  significado tenía aquel extraño sueño? Es más, Iori dudó que hubiera sido un sueño, pero cuando le preguntó al chico que qué hacía esa noche por los pasillos del hospital, éste no supo responderle, simplemente dijo que él no hizo nada, que la primera vez que lo vio fue el día  en que despertó.
 

    La nieve comenzó a caer con mayor intensidad después de unos minutos, el cielo se oscureció aún más y el aire empezó a silbar con fuerza haciendo que los ventanales vibraran ruidosamente.

 
    Kyo se recostó despacio en la cama, pasó sus brazos tras la cabeza y clavó su vista en el techo. Sus párpados se cerraron, su respiración se hizo profunda…  dormía quizás.
 

   Entre el silencio y la falta de luz,  hicieron que Iori se aburriera pronto de aquella escena. Sacó un cigarrillo de entre sus ropas, pero recordó que se encontraba en un hospital.
 

- ¿ Por qué no he de hacerlo ahora?- se preguntó en voz alta, la temperatura había descendido  y esa le pareció razón suficiente para encenderlo.

- Por que es un hospital – escuchó decir de repente a Kyo desde la cama – apágalo por favor – le ordenó con suavidad al pelirrojo.

- Deberías estar dormido – dijo Iori. Estaba cansado y con frío - ¿ cómo lo supiste? – Notó después de una larga pausa. No tenía el ánimo como para entablar una amistosa charla,  pero después de todo, Kyo no le dirigía la palabra desde que recobró el conocimiento. Tal vez era una mala idea, pero nada perdía con intentarlo.
 

- Por el olor del tabaco – comenzó – además, tu siempre fumas en cualquier lugar.
 

- Estoy aburrido – alcanzó a balbucir el pelirrojo – no hay mucho que hacer por aquí, aparte de estar observándote - agregó sin percatarse de lo que había dicho.
 

- ¿Por qué me observas? – Interrumpió Kyo -¿por qué has estado aquí todo este tiempo? – En ningún momento el joven abrió los ojos, pero Iori sentía que podía mirarlo, que podía ver en su interior con aquellas preguntas que le había hecho.  Tan directas para él.
 

- Son demasiadas preguntas, ¿no crees? – Fue la respuesta - si te miro o no, es asunto mío – contestó  con frialdad mientras aspiraba por primera vez el cigarrillo.
 

- Nunca cambiaras – Kyo se ladeo en la camilla, para poder observar mejor a Iori. Abrió los ojos y se encontró con aquella mirada salvaje y pasiva a la vez, enmarcada en hebras de fuego. – Entonces... si no es asunto mío el que me veas así, supongo que tampoco puedo saber porqué vienes aquí casi a diario ¿verdad?
 

- No, pero…- el pelirrojo guardó silencio, su semblante se tornó pensativo. Las cosas quizá comenzaban a tornarse interesantes. Se acercó una silla junto a la cama de Kyo, para sentarse a fumar con tranquilidad. Kyo sólo observaba, algo impaciente. Finalmente, Yagami volteó la mirada hacia el joven de cabellos castaños y le sonrío – si quieres puedo decírtelo – susurró despacio, casi imperceptible mientras cruzaba sus brazos sobre el borde de la cama, justo a un lado del rostro del joven Kusanagi que permaneció callado ante tal ofrecimiento.

 
    Un halo de silencio se tendió de nuevo entre ellos, que quizá se hubiera prolongado indefinidamente. El aire arreció de nuevo en algún momento, haciendo temblar la ventana de la habitación, la tormenta estaba en todo su  apogeo y rompió aquella sorda aura.
 

- Sí – murmuró por fín el joven. Su gesto tomó un matiz de interés, de curiosidad – quiero saber – Kyo sonrió también, y sus labios se entreabrieron ligeramente, sus mejillas comenzaron a sonrojarse con suavidad. – Dime porque, Yagami – Insistió.
 

    Yagami levantó el cuerpo y se acercó lentamente a Kyo. Apoyando los brazos a ambos lados del colchón, rodeó al joven Kusanagi. Los labios también entreabiertos del pelirrojo tenían un ligero brillo. El otro joven extendío su brazo y  rozó el rostro de Iori, que ya tenía su barbilla  sujeta. Éste levantó su cabeza quedando a milímetros del rostro de Yagami, y la vista del chico se entrecerró.
 

- Kyo... - Gimió. Los ojos castaños se cerraron por completo, los labios de Kyo rozaron ligeramente los de Iori provocando que un estremecimiento recorriera su espalda. Yagami dejó escapar un ligero quejido y un hilillo rojo resbaló de pronto por su boca. Kyo sintió el sabor de la sangre  - ¡Iori! - reaccionando por instinto, logrando sujetar al pelirrojo antes de que se desplomara por completo sobre la cama.
 

***
 

- Iori… Despierta.

- Uhm...

- Vamos, despierta ya.

- ¿Ah?...

- No seas perezoso, anda. Levántate.
 

    El pelirrojo despertó despacio, y  se vio envuelto en un sitio oscuro, frío. Su cuerpo estaba tendido en  el suelo, y un leve dolor se sentía aún en su pecho. Reconoció de inmediato aquel lugar; era donde había visto a Kyo justo antes de que recobrara el conocimiento, entre los pasillos del hospital. Pero el joven que lo tuvo antes en su regazo, mientras sufría un Riot, ahora se encontraba de pie a un lado suyo, recargado contra la pared. Sus brazon estaban hundidos en los bolsillos del desgarrado abrigo, su vista seguía perdida, clavada en el suelo, pero ya no estaba nublada.
 

    Yagami intentó incorporarse lentamente, se preguntaba cómo había regresado a ese lugar.
 

- Volviste a sufrir otro ataque, por eso estas aquí. - Le contestó Kyo como si hubiese leído su pensamiento. Sacó una mano de sus bolsillos en un movimiento rápido, y se la extendió al pelirrojo para ayudarlo a levantarse. De un firme tirón lo puso de pie, junto a él.
 

- ¿Puedes explicarme que demonios sucede aquí? - Demandó cuando se colocó enfrente del chico de ojos castaños, pero el joven parecía no escucharlo, al contrario, continuaba con su vista clavada en el piso.
 

- ¿Kyo?... -  Pero no le contestó. Sólo alzó la mirada y la dirigió a las irises de Iori, profunda y serenamente por unos instantes, para volverse perdediza al siguiente momento. Soltó la mano del pelirrojo y la dirigió a su rostro, limpiando con la punta de sus dedos el hilo carmesí que aún quedaba en sus labios.
 

- Sabes Iori, me da gusto volver a verte.
 

- Explícame qué pasa aquí. - ordenó el pelirrojo mientras sujetaba con fuerza la muñeca de Kyo, aunque el chico pareció no sorprenderse.  Dejó su lugar contra la pared y con su mano libre acarició el rostro del pelirrojo, con mucho cuidado,  como si el simple roce de sus dedos fuera a quebrarlo. Lo inspeccionó con la mirada, de tal manera que parecía que nunca le hubiera visto tan de cerca, como si fuese la primera vez que hacía aquello.
 

- Contéstame, por favor - Yagami soltó la mano del joven Kusanagi y está fue a parar también a su rostro. Ya con ambas manos, Kyo tomó el rostro de Iori entre ellas. La expresión de Kyo estaba vacía, casi sin vida, pero sus ojos aun miraban con firmeza los de Yagami.
 

- Iori… - susurró -  recuerda que siempre te he querido - despacio, los labios de Kyo se cerraron sobre los de Iori,  que tomó al chico  por la cintura y le respondió aquel gesto. - Kyo. Lo sé.- fue lo que respondió cuando por fin se separaron, y una sonrisa se dibujó en el rostro de Kyo al oír aquello.  Una sonrisa acompañada de un largo silencio, al final del cual el joven agregó:
 

- Adiós, Iori -  entonces el chico se separó de Yagami y retrocedió unos pasos, pero la sonrisa todavía no se borraba de su rostro.
 

- Espera un momento Kyo... - jadeó el pelirrojo. Alzó su brazo para alcanzar  al muchacho, y quiso dar un paso, pero su cuerpo estaba todavía muy débil y no le obedeció, haciendo que cayera de rodillas al piso. Sólo pudo observar cómo el propietario de aquellos ojos castaños se dio la vuelta y comenzó a caminar por los oscuros pasillos, hasta perderse por completo en la oscuridad.
 

- ¡Kyo…! - gritó con debilidad, y la pesadez del sueño hizo presa fácil de él, provocando que su conciencia se escapara, derrumbándolo de nuevo y haciéndolo entrar en un profundo sueño... otra vez.
 

***
 

- " Suficiente, ya estoy harto " -  fue el primer pensamiento que cruzó la mente de Iori cuando abrió, de nuevo, los ojos. Pero esta vez, en lugar de encontrarse en aquel extraño lugar de sus sueños  ( que comenzaban a volverse  pesadillas para él ) se vio recostado en una camilla del hospital, pero en un cuarto muy distinto al que estaba, al parecer era un consultorio. La tormenta se había terminado y el sol alumbraba de nueva cuenta, dejando que sus rayos se colaran por la ventana cubierta con unas delgadas cortinas color durazno, impregnando de un aire tranquilo todo el espacio.
 

- Te perdimos por un momento - sus ojos voltearon hacia donde se oía aquello. Era un médico, al parecer nuevo, pues se manejaba con torpeza al levantar al pelirrojo para sentarlo en la camilla, que tampoco le hacía las cosas fáciles.
 

- Estoy bien. Gruñó mientras con un ligero  golpe de su brazo logró zafarse del muchacho que lo incorporó, sin prestarle atención a las protestas que dio este ante tal actitud. Yagami había localizado al causante de todos aquellos letargos que lo estaban empezando a cansar, no solo física, sino anímica y mentalmente.   El culpable se hallaba en un rincón del consultorio, sentado en una pequeña silla metálica, ya vestido con su ropa habitual. Al parecer le habían dado de alta o algo parecido.
 

- Tú, ¿ qué haces aquí? - preguntó de manera ruda. Su mirada se clavo en las pupilas castañas y en los vendajes que estaban cambiados,  y que asomaban ligeramente  por debajo de la camisa que traía y que también envolvían parte de sus brazos y manos.
 

- Como me dijiste alguna vez: Esperando a que despertaras, sólo eso.
 

- ¿ Y se puede saber el porqué? - inquirió con cierto dejo de enfado, mientras el joven médico lo esculcaba con un estetoscopio, aunque se retiro con rapidez cuando el pelirrojo clavo sus furiosos ojos en él  para luego regresarlos hacia Kyo.
 

- No lo sé - contestó con un tono de juego -  tal vez por que no tenía nada mejor que hacer.

- Hn. Mejor cállate - a Iori le quedó claro que el joven de cabello castaño se estaba mofando de él.

- Je, - rió - debes mejorar tu humor ¿no  te parece? - Iori no le respondió. Sólo se levanto y camino hacia donde se encontraba el joven, Kyo dio un pequeño salto al ver aproximarse al pelirrojo, que extendió su brazo, pero únicamente para tomar su camisa que encontraba en el respaldo de la silla donde estaba sentado Kyo. Se la puso despacio sin dejar de mirar en ningún momento al joven Kusanagi.
 

- Vámonos - ordenó de pronto - es obvio que ya te dieron de alta - Yagami comenzó a caminar hacia la puerta cuando Kyo le habló: - Esta mañana. Justo antes de que llegaras - el pelirrojo paró en seco y miró por sobre su hombro. Era evidente que Kyo no deseaba darle la noticia.
 

-   Vámonos entonces, no perdamos el tiempo aquí. - Dicho esto, ambos salieron del cuarto y se dirigieron a la recepción, el papeleo era necesario antes de poder partir definitivamente.
 

- " A casa " - pensaron ambos, aunque cada uno tenía un concepto muy diferente del lugar al que llamaba "casa". De un momento a otro cruzaron por completo el hospital, sus pasillos, las habitaciones hasta que finalmente llegaron a la entrada. Estaba cubierta de nieve y la calle se hallaba semivacía. Los dos se detuvieron a contemplar el paisaje antes de bajar las escaleras.
 

- ¿ A donde quieres ir, Kyo? - preguntó el pelirrojo, no por interés, sino por despejar una duda que surgió en su mente en ese instante. Kyo aspiró profundamente el aire que corría en ese momento por la avenida.
 

-  A casa,  esta claro - Dejó escapar en un suspiro - Deseo ver a mi familia.
 

- Está bien - Iori se quedó observando al muchacho. -Te llevaré - Kyo notó algo extraño en la voz de Iori, se escuchó, ¿resignada, tal vez?, pero no le prestó mucha atención.  La nieve crujía bajo sus pies a medida que iban descendiendo del edificio. El abrigo de los dos se agitaba ligeramente con el aire que quedó de la tormenta. Avanzaron algunos metros sobre la acera hasta llegar a un automóvil negro, el cual Yagami rodeó para abordarlo y conducir.  Kyo abrió la portezuela del copiloto y abordó, el interior estaba tibio. Yagami aceleró en ese momento por la calle.
 

- Iremos  a tu casa, Kyo. - No dijo más durante el trayecto. Kyo tampoco hizo broma alguna. De nuevo notó algo extraño en la actitud del pelirrojo, pero lo único que quería era llegar a su hogar, a la mansión Kusanagi.

***

Continúa

Capítulo 8

Todos los personajes pertenecen a SNK
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IorixKyo Archive
Julio, 2003

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