CAPÍTULO 6.- Despertar
 
 

        Esa tarde no tenía  nada que hacer, así que salí de casa y mire hacia un costado de la calle,

         de pronto pensé que sería bueno ir a verte, pero olvide algo: ya te habías marchado.
 

                                                                                                                                                            SAVAGE KITTEN

«¿Dónde estoy?» – fue lo que se preguntó al abrir los ojos, no podía ver  nada a su alrededor excepto un halo de color  rojizo - «¿qué es este lugar? » - murmuró - «S-se… se siente… cálido y… ¡húmedo!» - alzó su mano y la observó, observó las pequeñas arrugas que surcaban sus dedos y lo exageradamente blanco de la piel. Hasta ese momento se percató de que estaba sumergido en una especie de líquido...
 

«¿Cómo llegue aquí?» -  ... en algún lugar que no podía reconocer. Trató de mover su cuerpo, pero de alguna forma u otra no pudo hacerlo, quiso buscar una pared o algo donde apoyarse, pero no tardo en darse cuenta de que estaba suspendido dentro de algo demasiado grande, ¿un contenedor tal vez?. No recordaba nada, ni como había llegado ahí, ni quien era, tampoco hubiera recordado que un ser humano requería de aire para respirar, sino hubiera sentido algo sobre su nariz y boca que le proporcionaba el  necesario.
 

«¿Qué es esto? » - palpando levemente aquel objeto extraño para él, que se encontraba en su cara ...
 

«Aire... oxígeno...» - sus ojos comenzaron a entrecerrarse, el sueño estaba regresando. Escuchó voces, lejanas, incomprensibles, en ese momento creyó entender  donde estaba, se dijo que quizá aun no nacía, por las circunstancias en las que se veía envuelto. Esto lo tranquilizó un poco, y estaba dispuesto a dejarse dormir cuando se percató de algo: si estaba en un vientre materno, no debería estar respirando aire, sino líquido, y además el medio por el que debería unirse a su madre no estaba donde debería estar. Palpó de nuevo aquello que tenía en la cara - «una… una máscara de oxígeno, ¿Qué esta pasando aquí?» - abrió los ojos al máximo tratando de adivinar que ocurría en realidad pero nada sucedió. Las voces que escuchó se empezaban a alejar hasta que por fin desaparecieron...
 

« más…cara…» - se repitió -  « máscara… hos... hospital »  – en ese momento su memoria empezaba a dar giros, recuerdos que destellaban a gran velocidad entre luces y sombras, personas, cosas, lugares…
 

« Un hospital…hospital, hospital, hospital… » trataba de recordar como era, pero simplemente parecía como si nunca hubiese estado en uno, y sin embargo comenzó a recordar distintas cosas sin saber de donde las conocía.
 

« hospital...» - se repetía una y otra vez...
 

« hospital… »
 

« ... quirófano…»
 

«...¿agujas? …»
 

«Agujas.»
 

« NESTS.»
 

***

     Kyo estaba despierto...
 

- Kyo ...

- ¿ Qué diablos estás haciendo tú aquí? - Iori se detuvo por un instante, no esperaba que Kyo reaccionara así, sin embargo, ignorando la pregunta se acercó un poco más a él...

- Yagami... ¿Qué estás haciendo aquí?

- Esperando a que despertaras, sólo eso.

- Hn.. me duele la cabeza - murmuró el chico castaño mientras posaba una mano sobre su frente, hasta ese momento no se había percatado de los vendajes que cubrían su cuerpo, seriamente lastimado.
 

    Yagami. Fue lo primero que pensó, nadie más podía haberle hecho esa clase de heridas, porque bajo todo aquello podía sentir claramente el inconfundible escozor causado por una quemadura. Se quedó absorto un momento mientras observaba su mano, continuando por el brazo y poco después con el resto de su cuerpo, intentó moverse, pero fue cuando el dolor hizo aparición por primera vez en él en esos pocos minutos que llevaba despierto. Un agudo gemido escapó de su garganta, mas que una queja de dolor, era una maldición hacia el pelirrojo, que en ese momento se acercó a él.
 

- Déjame en paz –  gruño Kyo por lo bajo, que trató débilmente de golpear la mano del pelirrojo, en un vano esfuerzo por alejarlo de él.
 

     El pelirrojo se detuvo de nuevo ante la ofensiva, su semblante estaba serio, pero en sus ojos se podía notar una mezcla de duda y probable molestia al ser rechazado de esa manera.
 

- Será mejor que me vaya... – dijo al fin, su voz era profunda – Necesitas que te atiendan – Yagami se quedó un instante más observando a Kyo, sus ojos castaños, y la chispa de rabia que había en ellos, enmarcados en una expresión que hacía años que no veía. Las manos de Iori estaban metidas en los bolsillos del abrigo, ahora arrugado, y su cabeza se hallaba un tanto baja, ¿cansancio tal vez?  Suspiró antes de dar la media vuelta y retirarse.
 

- Vendré después. Descansa – se llevó una mano al rostro y acomodó su cabello mientras avanzaba hacia la puerta.

- Yagami... – susurró de pronto Kyo - ¿qué? – Contestó Iori, lanzándole una mirada de reojo.

- Nada...
 

***

- ¿Cómo se encuentra Mirage? - Katz se encontraba en un viejo sótano. Mirage estaba sólo unos metros más atrás, dándole la espalda, con un brazo apoyado en las paredes derruidas que alguna vez tuvieron color y en las que ahora solamente quedaban manchas.

- Está despierto. - respondió.

- Perfecto.

- Demasiado...- susurró Mirage de pronto.

- ¿Demasiado qué?

-  De esto... de todo… Katz, esto no resultará  - Mirage dejó su descanso sobre la pared y se dio la vuelta, pero Katz
ya se hallaba ahí mirándolo fijamente... - ¿Acaso no me tienes confianza, Mirage? - Katz se acercó a él y, alzando la mano, quiso pasar sus dedos por entre los cabellos carentes de color alguno – esta vez no Katz... - contestó, dejándolo con el gesto en el aire, mientras caminaba  a un lado de Katz, y se habría paso entre los papeles que      estaban tirados en el suelo, a medida que avanzaba hasta cruzar por completo el cuarto, deteniéndose frente a una gran pared de grueso cristal, donde posó nuevamente su mano – creo que esta será la última vez que hagas tus     juegos… - La voz de Mirage se hizo apagada, su mirada se perdía en el inmenso cristal frente a él mientras sus     pensamientos trataban de ordenarse en su interior.
 

    Quedaron en silencio un instante, sin mirarse, sin decir nada. El semblante de Katz estaba pensativo, pero pronto  pasó a una seriedad mezclada  hasta cierto punto con  enojo.
 

- No…- dijo rompiéndo el silencio, apretando los puños para continuar – No será la última vez… ¡Tú no puedes saber eso! – gritó desde el otro lado del cuarto, haciendo que Mirage volteará.
 

- Lo digo por que lo sé, y tú no puedes evitarlo...- Mirage quedó nuevamente en silencio, pensando en lo que estaba diciendo - Nadie puede evitarlo ya; tú desataste esto... y ahora ambos tendremos que enfrentar las consecuencias de tus actos  - Mirage habló fuerte, pero no gritó. Su rostro inexpresivo contrastaba con el del otro chico, que empezaba a respirar ruidosa y profundamente, conteniendo su enojo.
 

- Katz…

- Guardate tus comentarios…- interrumpió con hostilidad.

- Como quieras... pero eso no cambiará nada.

- ¡No quiero escucharte!

 - ¡Entonces deja de comportarte como un niño de una buena vez! - Los ojos de Mirage brillaron por un momento, y su cabello se agito levemente con el movimiento de su cuerpo - Katz, por favor... - El joven trató de hablar, pero un par de manos sobre su cuello se lo impidieron. Katz trataba de ahorcarlo.

- Tú no vas a decirme que hacer, ¿Entendiste? - una cólera enfermiza brilló en los ojos de Katz, que sacudía      bruscamente a Mirage mientras éste trataba de zafarse.
 

- ¡SUÉLTAME! – Mirage gimió. Tomó las muñecas de Katz y las apretó con fuerza pero era inútil, Katz era más fuerte que él.
 

- ¿ENTENDISTE MIRAGE? – El cabello negro se agitaba también, al mismo tiempo que Katz sacudía a Mirage, que trataba todavía de liberarse. – K-kat-z…- la voz de Mirage ese escuchaba con dificultad, arrastrada  - su-sueltam…- iba a terminar la frase cuando sintió que su cuerpo se  proyectaba hacia atrás y abajo, Katz lo había empujado y ahora estaba sobre él, sujetándolo de los hombros y oprimiéndolo contra el piso.
 

- Pregunté: ¿Entendiste? – Mirage no contestó, sólo observó por un momento el rostro irreconocible que estaba frente a él, lo amaba, era cierto, pero detestaba que tuviera esos arrebatos de cólera. Incluso en ocasiones le daba miedo…
 

- Claro... - dijo volteando su rostro - Entendí – Mirage cerró los ojos un momento y no dijo más. El otro chico trató de pararse en ese momento pero fue arrojado hacia un lado, cayendo aparatosamente sobre los viejos muebles del lugar.
 

- Mirage…- chilló – no vuelvas a hacer eso... – el joven de piel cobriza trató de levantarse mientras Mirage continuaba con su vista apagada. No había movido ni un músculo, pero logró sacarse a su eventual agresor de encima. Esa habílidad era la única que le salvaba en esos casos... pero siempre gastaba demasiada energía.
 

- Te odio... – susurró entre ligeros jadeos.

- ¿Qué dijiste Mirage?

- Que... eres... un estúpido Katz – Mirage no lo miró, sus párpados seguían caídos, y  una ligera humedad que invadía sus pestañas, no tardó en derramarse por sus mejillas.
 

- Tal vez - Katz se levantó y se dirigió hacía donde estaba su amante y se sentó a un lado de él.

- Lo siento, Mirage - dijo mientras acariciaba su cabello.

-  Basta de… esto… por favor - Mirage abrió por fin los ojos y, reincorporándose, miró a su acompañante - Katz, por   favor, escúchame: has ido muy lejos esta vez.

- Querrás decir: hemos ido muy lejos esta vez... ¿O vas a negarme que tú fuiste el que ideó esto? - Mirage quedó en silencio, su mirada baja - Así que no te quejes de que yo esto y yo aquello, eres tan culpable como yo.

- No es cierto... tú... tú me obligaste. - Dijo tratando de rebatirle.

- Yo no te he obligado a nada, acéptalo - Continuó - Ni a estar conmigo, ni a hacer lo que hacemos... somos iguales Mirage, no quieras presumir de mártir.
 

    Mirage no contestó, sólo cruzó sus brazos por delante de las piernas y apoyó la frente en sus rodillas, mientras su  cabello ocultaba su rostro al tiempo que hacía un gesto de negación.
 

- Levántate - Ordenó Katz de pronto - tenemos que irnos.

- ¿Irnos?... ¿A dónde?.

- Lejos de aquí, donde no puedan encontrarnos tan fácilmente... donde no puedan encontrarte.

- Estas loco Katz, ¿Lo sabías? Completamente loco.

- Eso también lo sé, pero no es ningún problema para mí... - Contestó mientras se paraba.

- « Pero lo es para mí... » - Pensaba - Está bien... – Musitó - Katz...

- ¿Sí?

- ¿Por qué lo haces? - Preguntó el chico al tiempo que tomaba la mano de Katz para levantarse.

- ¿Qué?

- Esto… todo. - Mirage observó  durante un instante a Katz, quuien bajó de pronto la mirada, pensando en la respuesta que debía dar.
 

- Por que si no lo hago… - Contestó por fin - no soy nada.
 

***

Continúa

Capítulo 7: Preguntas, mas no respuestas

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Octubre, 2002