Fanfic por Raziel

IKKIICHIYÛ

PRIMERA PARTE:
Como Romeo y Julieta

Capítulo XX: Dakishimetai

 

Día 13 de Diciembre de 1991. Auditorio de la preparatoria Hitsuji…

 

– ¿Cómo? ¿Estás herido? – pregunta Benvolio a un Mercucio agonizante

– Sí, si, un rasguño… es lo bastante… ¿Dónde está mi paje?... Corre en busca de un cirujano – Athena era muy buena actriz además de hermosa. Incluso vestida de hombre no perdía el encanto femenino que la caracterizaba, traía a más de uno de cabeza, y después de la inesperada salida de Shiranui-san del instituto la mayoría estaba de acuerdo en que Asamiya era la joven mas bella en las dos secciones del colegio.

Romeo y Julieta, Acto II. Escena VI.

La celda de Fray Lorenzo

 

– Hija mía, Romeo te dará las gracias por los dos – Fray Lorenzo toma entre sus manos las manos de la pequeña Julieta

– Yo he de darle a él las gracias – dice ella mirando a Romeo con dulzura

– ¡Ah! Julieta, si la medida de tu alegría está tan colmada como la mía – se acerca Romeo – y tienes más talento que yo para describirla, perfuma con tu aliento el aire que nos rodea, y despliegue la brillante armonía de tu voz las imágenes de la felicidad – la abraza con cariño – que mutuamente recibimos y nos damos en tan adorable entrevista

–Hay ideas más ricas de fondo que de palabras – dice ella contestando el abrazo – pero es tal el exceso de fortuna a que ha ascendido mi sincero amor, que no podría yo contar ni hasta la mitad del valor de mis riquezas – apoya su rostro en el pecho de Romeo

– Venid conmigo y pronto concluiremos; porque, con vuestro permiso – exclama Fray Lorenzo dirigiéndose al altar – no os quedareis solos hasta que la santa iglesia os haya incorporado el uno al otro – guiña un ojo a la pareja en complicidad.

 

Los tres salen de escena y se corre el telón. Fin del segundo acto.

 

¡Espléndido! – Brigitte-sensei no puede ocultar su emoción, todos los demás aplauden. Cuando Maruko, Iori y Kyo bajan del escenario la profesora comienza a hablar – bien mis niños, como saben hoy es el último día de clases – gritos de alegría y uno que otro aplauso se escuchan por el lugar – quiero que sepan que fue un honor trabajar con ustedes – silencio absoluto – han sido unos alumnos excelentes y magníficos actores, ARIGATO GOZAIMASU – un reverencia por parte de la profesora a los jóvenes

– ¡Un aplauso para Brigitte-sensei! – gritó Shirokuma a todo pulmón

– ¡Que ha sido estupenda maestra! – siguió Tsuyoi

¡¡¡OUI!!! – gritaron todos al tiempo que aplaudían alegres a su maestra de francés que estaba a punto de llorar de emoción

–Merci – dijo secándose las lágrimas con su dedo índice – bien. Es tiempo ya que regresen a sus casas, mañana les espera un gran día y deben descansar mucho mis niños – su ternura característica era mas notable en ese momento

 

Todos los alumnos se despidieron de la maestra, uno por uno pasó a desearle felices vacaciones, puesto que tal vez al siguiente día nadie se acordaría de despedirse, ni siquiera mutuamente, varios saldrían presurosos para irse de viaje a cualquier lugar, ya fuese en compañía de sus padres, otros parientes, algunos amigos e incluso habría aquellos que viajarían con sus novias(os) o solos.

Poco a poco el auditorio se fue vaciando, Athena se despidió de sus amigos y aunque Yuki quería quedarse (puesto que la actuación se Kyo e Iori fue muy buena, le dio mala espina por lo que quiso averiguar el porqué de tan repentino cambio) la súplica de Asamiya para que la acompañase la hizo aceptar y partió con ella hacia la salida. Minutos después los “hermanos” recibieron una felicitación especial departe de la profesora ya que sus actuaciones eran las mejores en todo el salón. Acto seguido Brigitte-sama salió también del auditorio dejándolos solos. Nadie quedó en aquel lugar.

 

– ¡Iie Iori! (No Iori) – exclamó el moreno cuando Yagami intentó besarlo, y lo apartó un poco de si

– ¿Dôshita no Kyo-kun? (¿Qué pasa Kyo?), no hay nadie – el pelirrojo trató nuevamente de probar los labios de su amigo

– Pero que tal si llega alguien – Kusanagise separó por completo y entrecerrando los ojos miró al otro joven – sukebe (pervertido) – tono sarcástico – yo me voy antes de que intentes violarme aquí adentro – sonrisa divertida de parte de Kyo

 

Yagami sólo atino a reír, siguió a su “hermano” hacia la salida, ya casi no había nadie en la escuela. Se dirigieron al cuarto donde se cambian los zapatos*, al entrar percibieron un extraño ruido pero no le dieron importancia alguna; terminaron de cambiarse sus zapatos e Iori al percatarse de que no había nadie allí adentro, acorraló a su moreno entre los lockers besándolo con ternura. Esta vez Kusanagino opuso resistencia ni objetó nada, ambos estaban seguros de que nadie los podía ver ni los vería. De pronto, algo parecido a un suspiro ahogado se escuchó entre los estantes. Kyo reaccionó empujando al pelirrojo a un lado, el cual quedó confundido.

 

– ¿Nanda to Kyo-kun? (¿Qué sucede Kyo?) – Iori se acercó a su compañero puesto que no le dio importancia a tal simpleza intentó reanudar el beso

– Matte Yagami (Espera Yagami) – el gesto y el tono de voz de Kusanagi hacia el pelirrojo fue de rechazo, esto causó que Yagami se enfadara, dando media vuelta caminó hacia la salida

– Gomenasai (Discúlpame) – se detuvo en la puerta – no vuelvo a molestarte otra vez – acto seguido salió del lugar. El moreno se quedó parado, tentado estaba a investigar la causa de aquel extraño sonido; pero le importaba más hablar con su amigo, aclarar las cosas. Así que decidió ir tras Iori dejando atrás todo lo demás.

Y de entre los estantes se asomaron un par de cabellos morados al tiempo que una lágrima se escapaba de dos bellos ojos púrpura y rodaba por las sonrosadas mejillas que tenían el rubor de la sorpresa y la tristeza.

 

¡¡Iori!! – aunque Kusanagi gritó con todas sus fuerzas el pelirrojo no le hizo el menor caso, subió a su limusina en la parte delantera, e indicó a Tenemuhô que se marchasen. Dejando así a Kyo con la palabra en la boca. Resignado, el chico se dirigió hacia el lugar de las bicicletas tropezando al dar la vuelta con Asamiya – WOW – exclamó sujetando a la joven de un brazo, ya que la chica estuvo a punto de caer debido al golpe – gomen ne Athena- chan – cuando Asamiya miró a su amigo a los ojos un dolor profundo creció en su corazón – ¿no estabas con Yuki?

– Hai – contestó Asamiya con premura – sumimasen Kyo-san demo... debo irme – safó su brazo de la mano del joven y caminó apresuradamente hacia la reja de la escuela sin siquiera voltear, o despedirse.

 

Tal comportamiento en Athena era muy extraño, Kyo estaba conciente de ello; la joven siempre era muy educada, además otro motivo que confundió a Kusanagi fue la profunda tristeza que expresaba el rostro de la niña. Sin embargo él tenía sus propios problemas, Yagami estaba molesto y debía arreglar ese asunto. Fue por su bicicleta dirigiéndose después a su hogar esperando con el corazón que en el trayecto se le ocurriera algo.

******

 

*Mi-fa-sol-la-si si-la-la-sol-la-sol-fa...* (Tóquenla y sabrán a que serie pertenece)

El timbre del celular de Yagami suena con insistencia, el pelirrojo se despierta de inmediato y como de rayo toma el teléfono de encima del buró junto a su cama. Era más de media noche, y si su padre se despertara no quería ni imaginarse lo que sucedería.

 

– Moshi moshi – pregunta en tono discreto

– Hi, Ohayo gozaimas Iori-kun – Yagami se sorprendió al oír la voz del moreno del otro lado de la línea, preguntándole a su vez el porqué de su llamada – gomen Iori – exclamó Kyo con ternura; y antes de que el pelirrojo dijera más, siguió hablando – lo de esta tarde… yo no… mi intención no era rechazarte, simplemente me asuste de que alguien pudiese vernos… no quise hacerlo… gomenasai

– Shimpai de ha arimasen Kyo-kun, entiendo lo que pasó. De hecho quien debería disculparse soy yo, no debí haberme molestado por algo así

– Soshite… – dijo Kyo – ya no estas enojado

– Iie

– ¡¡¡ARIGATO!!! – El pelirrojo despegó de su oído el teléfono debido al gritó de su amigo – Ee, te tengo una noticia – la alegría del moreno era notable – ¿Recuerdas que en la obra tenemos que usar cinta para besarnos?

– Hai – Iori no entendía a que venia eso

– Pues… – silencio de suspenso – he descubierto la manera para no tener que usar la cinta, y que nadie se de cuenta – tono triunfal

– ¿Quieres decir que… – el pelirrojo meditó un poco – podremos besarnos bien? – Kusanagi dio respuesta afirmativa – ¿ahora quien es el sukebe? – tal comentario dejo a Kyo hecho piedra por unos segundos, no obstante se sintió “ofendido” e inició una divertida discusión con Yagami, el cual sólo de oír los comentarios de su amigo se moría de risa – Urusei akachan (cállate bebé) – el rostro de Kusanagi se sonrojó ante esto, guardó silencio por un buen rato – Etto. Mejor dime ¿Cómo piensas lograr tal cosa?

– Veras… yo – pero antes de que el moreno pudiese decir algo más, unos pasos se oyeron afuera del cuarto del pelirrojo, y la perilla comenzó a girar lentamente, se entreabrió la puerta

OTÔ-SAN – Fue lo único que alcanzó a oír el moreno antes de que se cortara la llamada, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

Algo le decía que llamara nuevamente para saber que había pasado, pero su sentido común lo dominó, sería una estupidez hablar en ese instante nuevamente, tal cosa pondría a su amigo en evidencia y le iría peor, por tal motivo colgó el teléfono internándose en las cobijas. Trataría de conciliar el sueño, si es que la preocupación y la culpa lo dejaban tranquilo.

Al mismo tiempo en casa del pelirrojo Yume-sama se había quedado estático, nunca pensó encontrar a su hijo despierto a esas horas de la madrugada, e Iori estaba totalmente sorprendido al ver a su padre con un gran paquete en las manos.

 

– ¿Qué demonios haces despierto a esta hora? – preguntó Yagami-san al instante en que el chico guardaba disimuladamente el celular entre las sabanas

– Es que… – por más que trataba Iori no encontraba excusa alguna

– Mejor cállate y duérmete – Yume-sama aventó la caja en un lado de la cama, cerró la puerta y se marcho a su dormitorio.

 

El pelirrojo suspiró con alivio y se dejó caer en el colchón; eso había sido aterrador, además debía descansar, mañana sería un día muy ajetreado. Cerró sus ojos, y con la duda en su cabeza de cómo es que podría besar a su compañero sin nada de por medio, se durmió profundamente.

 

A la mañana siguiente…

 

El despertador de Kusanagi suena, el chico se acerca y lo apaga rápidamente, hace más de media hora que está despierto; es un día muy especial para él. No sólo tendrá el papel estelar de la obra, sino que también sus padres lo irán a ver y podrá estar con la persona que más quiere; nada podría salir mal, ni mejor. Terminó de bañarse, de vestirse, y bajó al comedor para desayunar junto con sus padres, e inmediatamente irse a la escuela.

 

– Okâ-san, Otô-san – gritó Kyo al no ver a nadie – están listos, se nos va a hacer tarde – nadie contestaba

– Kyo-san, ohayô gozaimasu o-genki desu ka (Kyo-san, buenos días ¿Cómo esta?)– exclamó Wakaba-san asomándose desde la cocina

– Ohayo Wakaba-san – el moreno hizo una reverencia al tiempo que Yumi-san se acercaba a él – no ha visto a mis padres – al momento de oír esto la mirada de la cocinera se tornó triste – dôshita no – preguntó el moreno con incertidumbre

– Kyo-san… tome – Wakaba-san sacó una carta de su delantal y se la entregó al moreno, este la leyó

 

“Kyo-chan:

 

Tu padre y yo tuvimos que salir de urgencia a Fukuoka, disculpamos por no avisarte pero todo fue muy repentino. Regresamos en dos semanas, cuídate mucho, pórtate bien y suerte en la obra.

 

Atte: Okâ-san

 

PD: Besos”

 

El rostro de Kusanagi lucia sumamente triste, cierto es que no era la primera vez que pasaba eso, y por lo mismo le dolía más; siempre era igual, ellos se iban y cuando regresaban le prometían que esa era la última vez, pero no era así. Tenía mas de 10 años escuchando las mismas promesas y leyendo las mismas cartas en las cuales lo único que cambiaba era el nombre del lugar y el tema del evento.

 

– Kyo-san – la voz de Yumi-san lo alejó de aquellos tristes recuerdos, y cuando volteó, notó en las mejillas de la señora un poco de rubor – me preguntaba si… – tartamudeaba un poco – si… yo podría

– Sería un honor que me acompañara Wakaba-san – las palabras del moreno alegraron mucho a la mujer cuya emoción invadió su rostro mojado debido a las lagrimas que inundaron sus ojos negros; el moreno se acercó a ella y la abrazó con cariño, pudo escuchar un “gracias” lleno de afecto – ¿Recuerda aquella vez que me tocó salir de árbol en preescolar? – ambos se dirigían a la salida

– Claro que si, como olvidarlo. Se veía muy guapo Kyo-san

– ¿Y esa vez en primero de primaria cuando me tocó ser un enano de Blanca Nieves?

– Si, lo recuerdo perfectamente

– Ó en quinto año cuando…

 

Kusanagi recordaba alegre y tristemente cada uno de los eventos de escuela en los que había participado, y en los cuales Wakaba-san siempre había sido parte importante, ella era la única persona que no faltaba nunca a alguno ellos; en cambio sus padres la mayoría de las veces sólo le dejaban notas disculpándose por su ausencia, las cuales incluso muchas veces, dejaba intactas en el bote de basura.

Ya en la escuela el moreno paseó de un lado a otro a su adorada acompañante, mostrándole la escuela y presentándole a uno que otro de sus compañeros de salón; y de paso echaba mirada buscando a su pelirrojo por entre la gente, puesto que seguía preocupado por lo de la noche anterior. Deseaba saber si estaba bien, y dado el caso, pedirle disculpas por su imprudencia. Más en toda la mañana no supo nada de él, pensó lo peor hasta que, por azares del destino, vislumbro a lo lejos el peculiar flequillo de Yagami. Era ya hora de que todos los actores se presentasen para la caracterización y los repasos finales; así es que Kyo pasó a dejar a Wakaba-san en uno de los asientos del “teatro”, y despidiéndose de ella se dirigió al back stage.

 

– Hi Kyo-chan – Yuki se interpuso en el camino del moreno e Iori – ¿Qué tal me veo? – preguntó la chica, y el joven soltó un “muy linda” más por compromiso que porque en verdad le pareciera; pidiendo disculpas se alejó de Kushinada para reanudar su búsqueda

¡¡¡POR FIN!!! – gritaron Chimaki y Arika (vestuario y maquillaje) al ver a Kusanagi entrar. Ambas lo tomaron de los brazos y lo arrastraron hasta un cuarto del auditorio

 

Mientras tanto en otro lugar del back stage, los chicos miraban al pelirrojo ya caracterizado de Romeo, lucia muy bien. Y sin duda quienes no le quitaban la vista de encima a Yagami eran las jovencitas, una en especial: Athena; pero a diferencia de las demás, Asamiya miraba al chico de forma extraña, la tristeza y el resentimiento invadían aquellos ojos púrpura. La tercera llamada sonó en los vestidores, así que tanto Sora y Reiko salieron a escena. Algunos muchachos se asomaban de vez en cuando para ver la reacción del público; otros se estaban arrepintiendo ya que el miedo escénico se apoderaba de ellos cada segundo que se acercaba su turno para entrar al escenario.

 

Romeo y Julieta, Escena II

 

En una calle de Verona un criado de los Capuleto es enviado en busca de varias personas que han sido invitadas a la fiesta de la hermosa Julieta; no obstante el pobre sujeto no sabe leer, tal problema le hace pedir ayuda a cualquier persona cercana. De suerte esta que se halla Romeo en las cercanías discutiendo con Benvolio del amor, y Rosalía:

 

– Dios os guarde… ¿Sabéis leer, caballero? – el estomago de Namida se estremecía con tan sólo acercarse al pelirrojo

– Si, es una felicidad en medio de mi desgracia – tono irónico por parte de Romeo

– Acaso lo hayáis aprendido sin libros; pero es ruego que me digáis si podéis leer todo lo que veis – el criado le extiende el papel con esperanza de obtener ayuda

– Si, conozco las letras y el idioma – tal comentario burlón desagrada al criado que tomando el papel se dispone a irse

– Hablad sinceramente… quedad con Dios – da media vuelta y empieza a caminar. Pero es detenido por la mano de Romeo que con voz sincera le llama

– Detente, que sé leer – toma el papel y lee – “El señor Martino, su esposa e hijas; el conde Anselmo y sus lindas hermanas; la señora viuda de Vitrubio; el señor Placencio y sus preciosas sobrinas; Mercucio y su hermano Valentin; mi tío Capuleto con su señora y sus hijas; la hermosa Rosalía, mi sobrina; Livia; el señor Valencia y su primo Teobaldo; Lucio y la simpática Elena” ¡Hermoso conjunto! – exclama y le regresa al criado el papel

Preguntándole a su vez el lugar de la reunión y el nombre de su amo, al cual responde sin refutar nada en gratitud de lo anterior; y al tiempo que el criado se marcha Benvolio intenta convencer a Romeo de que asista al baile, puesto que allí estará Rosalía y tendrá oportunidad de compararla con otras. Para con ello darse cuenta de que su amor es tonto y ciego.

 

– Iré, no por ver semejante objeto, sino para regocijarme con el esplendor de la que tanto amo – dice altanero Romeo, y junto con Benvolio sale de escena.

 

Los aplausos del público se escuchaban fuerte y claro, la actuación de Yagami les había fascinado; pero no sólo era felicitado por fuera, sus compañeros le brindaban frases de admiración. Y tan distraído estaba en atender los elogios que no se dio cuenta y dando el primer paso para irse a cambiar pisó a alguien.

 

– ¡BAKA! – un golpe seco en la cabeza de Iori

 

El pelirrojo levantó enojado el rostro, quedó sin habla al ver de quien se trataba.Nada más y nada menos que su “amigo”, engalanado con un vestido azul estilo princesa ceñido a la cintura, con un ligero escote en “v”, zapatos de piso y adornando su cabello una diadema de “diamantes”. Las mejillas del moreno se ruborizaron al notar la profunda mirada que le dedicaba Iori, además Kyo aún conservaba un cuerpo estilizado, lo que lo hacia parecer una joven muy hermosa. No era tosco ni en sus facciones; todo él se veía como una elegante princesa, que incluso hacia sentir celosa a una que otra chica de las allí presentes.

 

Y en un instante el tiempo se detuvo para ambos, como si la vida no quisiese seguir su curso. Tal y como si Cronos hubiese decidido dejarlos ser felices eternamente, juntos y queriéndose como nadie más. Ni aquellos a quien en esos momentos estaban interpretando habrían podido conocer esa clase de felicidad.

Continúa…

* En las escuelas de Japón los chicos se cambian los zapatos antes de entrar a los salones o para la clase de deportes; y al salir se ponen sus zapatos normales.

Capítulo XXI

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Ikkichiyu pertenece a Raziel
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Agosto, 2005

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