Título: Irresistible
Autora:
Min@ - neko_carmina@hotmail.com
Betareader: MiauNeko -
Notas:
Todos los personajes son propiedad de SNK. Shiori Yagami es propiedad de Min@.

Irresistible

Capitulo 7: La chica de Flamas Púrpuras

La habitación tampoco era lo que pensaba, pero el solo hecho de estar ahí, y poder entrar en la intimidad de ese cuarto, hizo que la piel de Kyo se erizara irremediablemente.

Miró alrededor, en la habitación había sólo lo indispensable, la cama estaba en el centro y, frente a ella, una enorme ventana que llegaba hasta el piso convirtiéndose en dos amplias puertas; las cortinas eran gruesas y de un color vino oscuro. Kyo suspiró cuando notó la razón por la que la cama estaba colocada ahí, delante de su ojos se podía apreciar en todo su esplendor la hermosa luna llena, y esa noche parecía estar más cerca que nunca.

Un suspiro inconsciente se escapó de sus labios mientras se sentaba en la cama. Poco a poco observaba cada detalle de aquel lugar, aparte de la cama, sólo había un enorme ropero, un pequeño buró, una lámpara sobre ella, cigarros y un brillante encendedor de plata.

Finalmente se recostó sobre la mullida cama, para descansar. La discusión con su padre lo había desgastado, y el enfrentamiento con Yuki le había lastimado, siempre pensó que se casaría con ella, que sería la madre de sus hijos, pero ahora era imposible, lo que sentía por ella era sólo la maldita necesidad de no estar solo.

En cambio lo que sentía por el pelirrojo era fuego.

Kyo abrazó una de las almohadas recostándose en la cama.

—¿Dónde estás, Iori? —murmuró mientras se mordía los labios recordando las caricias de Yagami.

Mientras tanto, en la mansión Yagami, aquella extraña joven se encontraba en la habitación del pelirrojo.

—Parece como si fuera ayer… —murmuró mientras se detenía frente al enorme ventanal.

—El 99 no fue mi año predilecto —dijo Iori entre dientes mientras encendía un cigarrillo.

—No... Supongo que no fue grato que Kusanagi despareciera…y que te encontraras conmigo...

—También lo encontré a él —respondió el joven pelirrojo, tomando por la cintura a la pequeña chica en una especie de abrazo posesivo. Shiori estaba de espaldas, así que al sentir aquella brusca caricia, la chica simplemente recargó su nuca sobre el pecho de Iori.

—¿Sabes…? Puede ser… que a mí tampoco me desagrade Kusanagi —murmuró Shiori sonriendo, mientras acariciaba el rostro de Iori.

—Kusanagi es mío —respondió Yagami, soltando a la chica.

Shiori sonrió forzadamente, mientras esbozaba una maliciosa y divertida sonrisa. Sus ojos brillaban intensamente.

—Quiero pelear con él, lo deseo tanto —dijo la chica encarando a Yagami.

—¿Para qué? —rió Iori—. Él no puede ganarte… sería una pelea inútil.

—Mmm, ¿por qué no dejas que yo lo decida? No lo lastimaré… demasiado…

—Así como no lastimaste a Andy Bogard… —Yagami soltó una carcajada al recordar la bochornosa pelea de Bogard con la pequeña Shiori.

—Naaaaaaaaa, ese patético Don Juan se lo buscó… —refunfuño Shiori, acomodando su cabello negro—. Mira que querer filtrear conmigo enfrente de su novia. No merece una chica tan linda como Mai.

Iori acaricio su cabello también, mientras le murmuraba:

—Por qué lo pintaste… —Después miro sus ojos, extrañado. —Tus ojos…

Shiori sonrió con dulzura…

—Sólo quería olvidarme un poco del look de Miss X, por un rato… Además el parecido seria muuuuy perceptible, ¿no crees?

Iori simplemente sonrió.

—Supongo que no estás aquí sólo para patear a todos los peleadores de KOF…

—Jejejeje, en realidad no... —respondió Shiori, recargándose en la pared—, la razón por la que estoy aquí es más trivial...

—¿Trivial?

—Vine a buscar a alguien...

—¿Y se puede saber a quién?

—No... -sonrió Shiori, dándole un pequeño golpecito en el hombro a Iori.

—K-Dash... —murmuró Iori con una mueca burlona.

Shiori se paralizó...

—¡Cómo diablos lo supiste! —Un furioso rubor subió a sus mejillas mientras trataba de adivinar cómo fue que Iori se enteró de su loca obsesión por aquel bronceado chico.

—La debilidad… por las flamas doradas está en tu sangre.

Shiori sonrió como una afirmación

Aquella mañana era brillante y hermosa, pero la luz del sol sólo puso depeor humor a Kyo.

Era de día y despertaba solo, en la habitación de Yagami. Por qué diablos le había dado la llave de su apartamento si no pensaba ir. ¿A qué estaba jugando?

Kyo arrojó una almohada al suelo tratando de no pensar en dónde pasó la noche el pelirrojo. O con quién la había pasado.

—Maldito Yagami —murmuró Kyo entre dientes.

De pronto escuchó la puerta abriéndose y el corazón le dio un vuelco de alegría y expectación, corrió...

—¿Kusanagi? —preguntó una chica atlética de sedoso cabello azul.

Kyo estaba paralizado. La observó de pies a cabeza, Leona no solía verse de ese modo, vestida tan provocativa con un vestido de seda roja. Maquillada, incluso las uñas estaban barnizadas... Fue entonces cuando Kyo miró la mano que aún estaba en el pomo de la puerta, y una brillante llave plateada llamó su atención.

Estaba claro que Leona entró con “su propia llave”. ¿Acaso el pelirrojo se la pasaba repartiéndolas a todos sus amantes?, pensó con amargura Kyo.

—¿Qué haces aquí? —dijeron al unísono los dos. Kyo desvió la mirada sintiéndose humillado, de cierta forma esto parecía una burla.

—Vine a buscar a Iori... —dijo Leona, con un tono de familiaridad que molestó a Kyo. Leona notó el enfado de Kyo, pero no acababa de entender qué hacía Kyo ahí.

—¿Lo vino a buscar porque es su amante Kyo?

La voz de Shiori había roto aquel incómodo silencio. La chica colgaba del brazo de Yagami, mientras éste sólo miraba aquella escena entre Leona y Kyo con cierto brillo de satisfacción que molestó a Kyo.

—Cierra la boca Shiori.

—¿Quién es esta mujerzuela? —preguntó Leona, robando sin querer las palabras que Kyo tenía en la punta de la lengua. Iori no pudo evitar sentir su orgullo crecido al ver las asesinas miradas que el joven moreno le dirigía.

—¿A quién llamas “mujerzuela”, vieja bruja azul —gruñó Shiori prendiendo su mano izquierda con flamas púrpuras, lo que por un momento dejó atónita a Leona.

—Basta —dijo Iori jalando a Shiori y a Kyo, uno en cada brazo, metiéndolos a rastras al departamento.

—¡¡Hey!! —gritó Shiori cuando Yagami cerró la puerta—. ¡¡Maldito!! ¡¡Aaaaaaaaah, odio que me trate como una niña!!

Kyo tenía revueltas las ideas y sólo miraba a aquella chica murmurar reproches entre dientes.

—¿Quién eres? —preguntó Kyo, volviendo a sentirse disgustado por aquella familiaridad entre Yagami y aquella chica.

Shiori se quedó quieta por un momento y miró a Kyo fijamente.

—¿Qué pensarán tus padres de que estás metido en la casa de Iori? ¿Qué pasará cuando lo sepan? ¿O cuando lo sepa la familia Yagami?

—Ése no es tu problema…

—¡Claro que lo es…! ¡Todo lo que concierne a la familia Yagami es mi asunto!

—Esto es sólo entre Yagami y yo… —Kyo apretó los puños, comenzando a enfurecerse por lo entrometida que había resultado Shiori.

—Ja ja ja ja…Te crees que lo conoces sólo porque te acostaste con él un par de veces… —Shiori sonrió con sarcasmo. —Tú no sabes NADA, absolutamente nada de él... No lo conoces, niñato… Además… ¿qué te hace pensar que no eres otro juguete como la bruja aquella? ¿Acaso lo conoces?

Esas palabras hirientes fueron más de lo que Kyo estaba dispuesto a soportar, pero quizás lo eran porque en el fondo sabía que llevaban verdad, aunque le doliera reconocerlo. ¿Realmente sabía algo de Iori?

Lo amaba, lo deseaba tanto que era insoportable, ese sentimiento irresistible lo volvía loco.

Pero…¿Yagami sentiría lo mismo por él?

Cuando Iori abrió de nuevo la puerta, Kyo ya iba de salida con maleta en mano.

—Kusanagi…¿a dónde demonios crees que vas?

—Ése no es asunto tuyo.

—¿Qué? —el pelirrojo arqueó una ceja tratando de entender las palabras de Kyo.

—Parece que ya tienes suficientes problemas aquí como para que yo te cause otro, ¿no? —La mirada de Kyo estaba helada, pero Yagami no sabía amedrentarse tan fácil y quiso detener al moreno, pero Kyo hábilmente esquivó la mano de Iori cuando intentó sujetarlo.

—Ya fue suficiente, Yagami. El juego terminó —dijo Kyo, finalmente adoptando aquella vieja postura altiva que tanto lo caracterizaba.

Iori iba a tratar de detenerlo; sin embargo, un fuerte dolor el pecho lo hizo arquearse. Y luego aquella tos. La sangre comenzó a subir como borbotones.

—¡Iori! —gritó Shiori, mientras veía a Yagami desvanecerse.

Cuando volvió en sí, estaba recostado en su cama, con la pequeña chica a su lado.

—¿Desde cuándo sucede esto?

—Desde que nací, eso lo sabes…

—Estás bromeando, sé que siempre ha sido así, pero ahora es diferente, ¿no es cierto?

Iori sólo cerró los ojos. Sin querer responder.

—¿Por eso estás con él?

—Eso ya está decidido… —rió Iori—. Mi padre siempre deseó que viviera para matar a Kusanagi, o que muriera en sus manos. Y así será.

Shiori sólo gruñó algo inentendible antes de arrojarse a los brazos de Yagami pensando con amargura: “¿No ha sido ya… suficiente dolor?”.

Continúa

Capítulo 8: Viejos Sentimientos

Los personajes pertenecen a SNK
"Irresistible" y Shiori Yagami son propiedad de Min@
IorixKyo Archive
Septiembre, 2006

Free Web Hosting