Prenota de Min@: Ne, por si alguien se preguntó cómo se llamaba él capítulo 5, se llama: “Una promesa”. La prisa que tenía por mandarlo antes de que Miau actualizara me hizo olvidar ponerle él titulo jejejejeje, en fin. Lo siento =( .

 

Capitulo 6. Al Atardecer...

 

Por Min@

Correcciones: Savage Kitten

Betareading: MiäuNeko

 

De tardes negras
que no hay tiempo
ni espacio
y nadie nunca entenderá


Quedarte puedes
porque la vida duele
duele demasiado aquí sin ti

 

(Tardes Negras/ Tiziano Ferro)

 

 

Aquella hermosa joven no dejaba de mirar al chico pelirrojo, a ratos pasaba sus brillantes ojos del joven a la carretera. Hacía horas que esperaba una respuesta.

 

–¿No piensas contestarme, Iori? –refunfuñó la joven sacudiendo el sedoso cabello con su mano derecha, tratando inútilmente de mantenerlo lejos de su cara.

 

El joven la miró de reojo y una dulce sonrisa se dibujó en su cara.

 

–¿Celosa?

 

–¡¿Celosa?! ¿Por qué debería de estarlo? ¡Si soy la única mujer en tu vida!

 

–Ja ja ja ja ja ja –rió Yagami, realmente divertido–. ¿Crees que eres la única en mi vida?

 

–Si no es así, juro que te mataré –respondió la chica con firmeza–. Dime de una vez, quién es ese chico.

 

Pasó una hora más e Iori no respondía.

 

–¡¡Contéstame!! –gritó la chica exasperada.

 

–¿Contestarte qué? –rió Iori, sin poder esconder una pequeña burla que se escapaba de sus labios.

 

El joven entonces abrió su palma, de la que una flama púrpura ardió, devorando el brazo de la chica con una fuerza incontrolable.

 

–¡No te pases de listo conmigo, Iori Yagami! –rugió la chica, sus ojos lavandas se tiñeron de un rojo brillante–. ¡Sabes a lo que me refiero! ¿Quién era ese chico?

 

Yagami la miro aún sin perder la diversión en su rostro.

 

–¿En verdad no lo sabes?

 

La chica apretó su puño (muy al estilo Yagami) haciendo que las flamas se disiparan en su mano y desvió la mirada hacia el camino.

 

–Ya sé que es un Kusanagi... Pero lo que en realidad quiero saber, es si tú y él están viviendo juntos.

 

–Aún no... –respondió Iori con seriedad.

 

–¿Aún no? –parpadeó la chica, confundida.

 

 –Todavía no termino con él... por ahora me divertiré –respondió Iori. Su rostro se había vuelto sin expresión como solía mostrarse a los demás.

 

–¿Y crees que la familia Yagami se divierta también?

 

–Tú mejor que nadie deberías saber lo mucho que nos importa la familia.

 

–Sí, sé que la familia nos importa muy poco. –La chica miró al pelirrojo, embelesada por la belleza del rojo de su cabello. Y una sonrisa se dibujó en sus labios­–. Me encantas, Iori Yagami.

 

–No podía ser de otra forma ¿verdad? –respondió con algo de ironía en su voz.

 

–No lo sé. Sólo sé que te amo. ¿Te molesta eso?

 

–No. Supongo que no.

 

–¿Vamos a ir a la mansión?

 

–Estoy seguro que les encantará verte. Eres casi mi hermana.

 

–Casi...

 

Iori volteó la mirada un instante, iba a decir algo, cuando el teléfono celular sonó.

 

La chica tomó el teléfono y contestó.

 

–¿Sí? Bueno...

 

La voz al otro lado de la línea se heló, pero la joven no le dio importancia.

 

–Es una tal Leona.

 

Iori tomó el teléfono y lo lanzó hacia la carretera, donde al instante se volvió pedazos.

 

–Ya veo que no quieres hablar con ella. Je je... ¿Qué tal si te llama Kusanagi?

 

–Dudo mucho que Kusanagi sepa de la existencia de ese celular.

 

La chica volvió a sonreír, mientras sacaba de uno de sus bolsillos una cigarrera plateada, de la cual extrajo un pitillo, y lo colocó en sus labios, para después encenderlo con una pequeña llama púrpura que salía de su dedo índice.

 

–Es verdad, para él siempre has sido un “salvaje incivilizado” –río la chica, abiertamente.

 

Faltaba muy poco para que llegaran a una de las tantas mansiones Yagami.

 

***

 

Seishiro caminaba por las calles de la ciudad, pronto anochecería, estaba un poco confundido, siempre supuso que Kyo y Benimaru eran más que amigos, pero al encararlo se había dado cuenta, o más bien confirmado, que el joven del clan del sol estaba perdidamente enamorado de Yagami y que Benimaru ni siquiera había llegado a convertirse en su amante.

 

¿Que pasaría ahora con Beni? La noticia de los amoríos de Iori con Kyo le destrozaría el alma –pensó Seishiro con algo de tristeza.

 

~ Flash Back ~

 

Seishiro bebió un sorbo de su copa, mientras miraba fijamente al joven rubio, que peinaba con sumo cuidado sus blondos cabellos.

 

El joven de los ojos verdes seguía cada movimiento de Beni.

 

–Es tu última palabra.

 

–Sí, Seishiro. Yo en verdad lo siento mucho. Pero tú sabías lo que yo sentía por Kyo-chan desde un principio.

 

–¡Ya sé lo que sientes por “Kyo-chan”! Y también sé lo que Kusanagi siente por Yagami.

 

–No empieces con eso Sei.

 

–¿Por qué? ¿Es tan difícil de creer? –Las palabras fueron hirientes. Y Benimaru le lanzó una helada mirada al joven de cabellos plateados.

 

–Kyo-chan odia a Yagami. -Había seguridad en la afirmación de Benimaru.

 

Seishiro no pudo evitar reírse y sacudir la cabeza, en señal de negación.

 

–¿Lo odia? –rió Seishiro.

 

–Así es –volvió a afirmar Benimaru.

 

–¿Y por qué no lo ha matado todavía? –interrogó Seishiro acomodándose el cabello tras su oído.

 

–Porque Kyo no es un asesino como Yagami.

 

–Ja ja ja ja ja, no es un asesino como él, que excusa tan patética. Está bien, no te lo repetiré, pero te darás cuenta por ti mismo que Kusanagi esta loco de amor por el pelirrojo y que nada de lo que hagas o digas cambiará ese sentimiento.

 

Seishiro encaró a Benimaru. Sabía perfectamente que Beni estaba enamorado de Kyo, por eso odiaba tanto al joven Kusanagi. Nunca le perdonaría que le arrebatara a Beni.

 

~ Fin del Flash Back ~

 

El joven de cabello gris miró cómo comenzaba a ocultarse el sol. Tenía ganas de ver a Benimaru, pero no quería sufrir más.

 

Al menos por esta ocasión se quedaría con el deseo de verlo. Lo que debía hacer ahora era  pensar la mejor forma de hacerle pagar a Kyo por el dolor de Beni-chan.

 

***

–Y bien, Kyo... –murmuró Saisyu mirando fijamente a Kyo. Su mamá  lo miró fijamente, como diciendo que aceptara lo que le ofrecía su padre.

 

–Pero yo no quiero... -respondió Kyo mirando hacia otro lado.

 

–¡Qué dices Kyo, Yuki es una buena chica! –exclamó su mamá.

 

Mientras Shingo escuchaba todo lo que sucedía, aún estando afuera de la habitación.

 

–Sé que es una buena chica, pero yo no deseo casarme con ella –Kyo miró hacia la puerta.

 

–Ni lo sueñes jovencito, esta vez no te saldrás con la tuya –exclamó Saisyu, interponiéndose entre Kyo y la salida.

 

–Estoy saliendo con alguien más -contestó por fin Kyo.

 

Shingo puso cara de espanto al ver que tras él estaba Yuki, y que ésta había escuchado perfectamente lo que Kyo había dicho.

 

La chica apretó ambas manos contra su pecho pues no creía lo que había oído, pero aun así se obligó a entrar a la habitación.

 

–Kyo-chan -murmuró Yuki.

 

Kyo se quedó paralizado al escuchar la voz de Yuki. Y no quiso volver la mirada hacia donde estaba ella, sentía su presencia, pero no quería encararla ¿cómo podría hacerlo?

 

Pero fue ella la que rompió el silencio.

 

–¡¿Ni siquiera merezco que me des la cara?! –exclamó Yuki con la voz quebrada­–. ¿Tan poco valgo para ti?

 

–Yuki... –murmuró la madre de Kyo, cubriéndose la boca con la mano.

 

Kyo giró el rostro, sus ojos mostraban verdadera tristeza, pero no podía seguir fingiendo un amor que no sentía, estaba loco por Yagami, y desde esa maldita noche en el bosque no podía sacárselo de la piel. Era su vida, la razón de ella. Y ahora que lo tenía no podía perderlo, no ahora.

 

Con el puño, Kyo apretó la llave que Yagami le había dado.

 

–Lo siento Yuki, ya no te amo.

 

PLASFF. Yuki le dio una cachetada a Kyo.

 

–Te odio... –sollozó Yuki–. ¡Cómo puedes ser tan cruel conmigo, después de todo lo que he hecho por ti! ¡Después de todo lo que hemos pasado!

 

–Yuki, por favor, entiéndeme, yo amo a…

 

–¡No! –gritó Yuki tapándose los oídos y sacudiendo la cabeza en negación–. ¡No lo digas! ¡No quiero oírlo! ¡No seas tan cruel conmigo!

 

La pequeña chica no pudo soportar más y salió corriendo, empujando detrás de sí a Shingo.

 

–¡Yuki-san! –exclamó Shingo, viendo a la chica salir abruptamente de la enorme mansión, bañada en lágrimas.

 

–¿Ves lo que has hecho? –gruñó Saisyu.

 

–Hijo, tienes que ir por ella y arreglar las cosas.

 

–No, mamá, no voy a seguir engañándola –respondió Kyo.

 

–Kyo harás lo que te digo, o puedes despedirte de tu familia.

 

–¡Saisyu! –exclamó la madre de Kyo.

 

–¿Qué quieres decir, papá?

 

–Que o te casas con Yuki, o puedes olvidarte de...

 

–¿De tu dinero? –terminó Kyo–. Puedes quedártelo, estoy harto de que vivas amenazándome con tu maldito dinero.

 

–Así que crees poder sobrevivir sin la ayuda de tu familia –rió Saisyu.

 

–Por supuesto que sí –dijo Kyo saliendo, mientras podía oír claramente cómo su madre le reclamaba a su padre por haberlo puesto en ese dilema.

 

Kyo salió de la mansión sin encontrarse a Shingo y eso lejos de preocuparle le hacía sentir tranquilo. Seguramente Shingo se había ido tras Yuki.

 

La luna brillaba ya, coronando el cielo con su inmaculada aura. Mientas el chico de cabello castaño miraba aquella pequeña llave plateada, que brillaba en la palma de su mano.

 

Una pequeña llave que esta noche significaba todo para Kyo.

 

Continúa...

Capítulo 7: La chica de las flamas púrpura

Los personajes pertenecen a SNK
"Irresistible" es propiedad de Min@ &
IorixKyo Archive
Abril, 2004

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