Por Kamila

El Invierno del Dragón

Capítulo 8: Sentimientos

Unos suaves acordes envolvían cálidamente el ambiente de la cabaña. Yagami estaba sentado en el sofá, al lado de la chimenea, guitarra en mano tocando una suave música que Kyo reconoció al instante. Era la canción de amor de su último CD. Beni se lo había regalado en cuanto salió al mercado a fines de la primavera pasada, según él, le costó horrores conseguirlo y tuvo que recurrir a sus contactos para que le separaran unos cuantos CDs, pues las fanáticas del pelirrojo se habían volcado a las tiendas en cuanto supieron la fecha de lanzamiento; pero a Kyo en su interior le había gustado mucho el regalo de su amigo, aunque no se lo hizo saber por supuesto.

Cerró sus ojos y dejó que la melodía le trajera la letra a su memoria, en sus recuerdos los versos se agrupaban rápidamente en armónica concordancia; era natural, esa canción era su favorita y la había cantado hasta el cansancio durante todo el verano y el otoño, incluso estuvo a punto de proponerle a Beni conseguir entradas para uno de los conciertos del pelirrojo, pero, al final no tuvo el valor de hacerlo y debió contentarse con ver por televisión su último concierto en Osaka, antes de iniciar su gira por el resto del país.

Qué extraño - una ligera sonrisa apareció en su hermoso rostro. Tomó un pequeño sorbo de chocolate caliente y dejó que su vista volviera a perderse en ese inmenso mar blanco, mientras sus pensamientos eran acompañados por la suave melodía del pelirrojo - jamás creí que Yagami pudiera escribir una balada. En realidad lo conozco muy poco ... No ... muy poco no. No lo conozco nada; sin embargo, sería tan fácil para mí ..... - sus ojos se dilataron asustado de sus propios pensamientos, miró hacia el Yagami, temeroso que hubiese podido darse cuenta de sus sentimientos.

En más de una ocasión le había ofrecido su amistad al pelirrojo, pero este siempre le había despreciado y con el tiempo Kyo empezó a sumergirse en una confusión de ideas y emociones que en lugar de aclarar su mente la confundieron mucho más. En su mirada se podía ver dolor y tristeza, y aunque ni él mismo sabía los motivos, se obligó a volver sus ojos al paisaje, hacía esa enorme mancha blanca casi uniforme, hacía esos árboles y matorrales que rodeaban la cabaña y que estaban completamente cubiertos por la nieve, y que sin tener en cuenta sus pesares proporcionaban una hermosa vista, casi como una postal. Mejor, cualquier cosa es mejor a seguir viendo a Iori, a su espalda poderosa, a sus cabellos color sangre.

Pero que locuras estoy pensando, si él se entera es capaz de matarme en este instante; además, ¡Es Mi Enemigo! ...¡ Iori es mi enemigo! ...¡ Iori es mi enemigo! ... ¡No! ¡No Kyo, no es Iori! ¡Es Yagami!

Estuvo a punto de gritar esa última frase, pero se contuvo a tiempo. Afortunadamente para Kyo, Yagami seguía concentrado con su música, de lo contrario no sería difícil notar el torbellino de emociones que se reflejaban en los ojos del jovencito.

¿Qué te está pasando? - su corazón se negaba a darle respiro, necesitaba respuestas y las obtendría aún a costa de su propia salud mental - ¿Acaso Beni tenía razón? ¿Acaso no es sólo Iori el obsesionado? ¿Por qué? ¿Por qué me estas haciendo esto Iori? ¡Iori! ... ¡Iori! ... ¡Iori! ....- volvió a mirar hacia el pelirrojo que seguía concentrado en su guitarra, por un momento sintió unos deseos incontrolables de acercarse a él y retirar esos cabellos de su rostro y hundirse en esa mirada de fuego y probar el sabor de sus ... - labios ...deseo probar el sabor de tus labios Iori, deseo tantas cosas de ti.- Al fin, su corazón habló más fuerte, su corazón había vencido - Y ahora qué se supone que debo hacer. ¿Lo sabes tú Iori? - se mordió el labio inferior y volvió a hundirse en la blancura del paisaje. - ..Lo siento ..- un leve dolor en su pecho - ... pero, de ahora en adelante para mí serás Iori, al menos en mis pensamientos ...

Algo húmedo recorrió su mejilla derecha, dejó a un costado la taza de chocolate y limpió la solitaria y caprichosa lagrima.

- ¿Qué te pasa?

- ¡¿Qué ..?! - fue pillado de sorpresa por la pregunta de Iori, ni siquiera se había percatado que el pelirrojo ya no estaba tocando.

Todavía mantenía el instrumento apoyado sobre sus piernas, pero desde hacía un buen rato, y de vez en cuando le había estado dirigiendo unas cuantas miradas al Kusanagi y lo que notó no le gustó nada. Kyo parecía sufrir de una gran tristeza, en algún momento hasta creyó que se pondría a llorar; sin embargo todo lo que había hecho era mirar y mirar el gélido paisaje.

Acaso estás pensando en la idiota de tu novia Kyo-chan - el solo pensamiento de la Kushinada hizo hervir la sangre del Yagami y ya sin tacto volvió a preguntar.

- ¡¿Qué que rayos te pasa?! Llevas rato mirando el paisaje y suspirando como un bobo.

Si a Iori le hirvió la sangre a Kyo se le transformó en hiel y veneno.

¡¿Cómo es posible que seas tan insensible?! ¡Es el colmo, yo sufriendo por él y el muy cretino pisoteando mis sentimientos!

Yagami pudo ver el cambio en la mirada de Kyo, en unos instantes pasó de dolida a furia contenida con tintes de brillo homicida.

- ¡Lo que me pasé no es asunto tuyo! - respondió iracundo.

- ¡Caramba! Por lo visto la Kushinada te hace falta - con un poco de malicia agregó - ... mmm! Y yo que pensé que esa niñita no servía para nada.

El rostro de Kyo se tornó lívido, apretó sus puños con fuerza, tanto que sus nudillos se pusieron blancos. No es que le doliera mucho el comentario hecho hacía Yuki. No, nada de eso. Lo que le dolía a Kyo era la burla que creyó oír en las palabras de Iori. Por un momento, hasta llegó a pensar en saltarle encima y molerlo a golpes por ser tan desgraciadamente insensible. Pero dominando su furia sólo le dirigió una despectiva mirada, al tiempo que añadía:

- ¡VETE AL DEMONIO, ESTÚPIDO! - Luego, sin más, bajó del ventanal y se metió en el dormitorio.

Cerró la puerta de un sonoro portazo, y se sentó al borde de la cama, dando la espalda a la entrada de la alcoba. Se sentía muy nervioso y como si su estomago estuviese lleno de mariposas. Escondió su rostro entre sus manos y una risa nerviosa acudió a sus labios. Era su primera pelea con Iori.

- Primero me insultas y ahora te ríes.

Kyo levantó su rostro asombrado de encontrarlo ahí a su lado. ¿Cómo?. Ni siquiera había escuchado abrirse la puerta. La mirada de Iori lo hizo estremecerse. Furia. El pelirrojo estaba furioso.

- ¡Y bien. Estoy esperando!

- Esperando ¿Qué? Yagami. - Perdona que no te pueda llamar Iori.

- Solo te hice una maldita pregunta Kyo y te advierto no voy a tolerarte insultos ni portazos. ¡Estas en MI casa!.

- Es tu casa Yagami, pero YO ¡No te pedí venir! - se puso de pie enojado - Por lo tanto, no tengo por qué aceptar tus preguntas ni tus burlas.

- ¡Vaya, pero que delicado te has vuelto! - veneno puro en la voz - De seguro se debe a la compañía del rubiecito que tienes por amigo.

- ¡No te metas con Beni, Yagami! Y si de verdad quieres saber qué es lo que me pasa te lo voy a decir - hizo una pausa para respirar hondo y luego le gritó con fuerza y rabia - ¡ TÚ! Tú eres lo que me pasa! ¡No te soporto y de solo pensar que tengo que pasar el invierno contigo me dan ganas de salir corriendo! .... ¡Ahhhh!

La mejilla le ardía, la bofetada lo había tumbado en la cama. El golpe fue tan rápido, tan sorpresivo que lo único que pudo hacer fue cubrir con su mano la piel adolorida.

- ¡No me soportas! - lo vio tumbado sobre el colchón. Se acercó y con rabia tomó su rostro entre sus dedos, levantándolo hacía él - En ese caso prepárate porque falta mucho para la primavera Kyo-chan.

Le liberó bruscamente y sin decir nada más salió de la habitación dejando atrás a un dolido y lloroso Kyo.

* * *

Continúa...

Capítulo 9: Orgullo

Los personajes pertenecen a SNK
"El Invierno del Dragón" es propiedad de Kamila &
IorixKyo Archive
Julio, 2003

Free Web Hosting