Fanfic por I-chan

Llamas y oscuridad

Capítulo 4.-

Kyo, durante unos instantes, no supo como responder o reaccionar. Se quedó allí, esperando a que Benimaru dijese algo.

-¿Me... me estás diciendo la verdad...?. Beni, si esta es una de tus bromas de mal gusto...

-Kyo... juro que es cierto... sobre esa clase de cosas uno no miente ni en broma...

Kyo, comenzó a respirar con dificultad. ¿Yuki muerta...?. ¿Cómo, cuándo, dónde porqué?. Sintió que todo se le venía encima, ¿cómo era posible que eso haya pasado...?

-¿Qué... qué fue lo que pasó...?—Su respiración se notaba forzada. Tenía deseos de gritar. No lo podía creer. Ciego, paralítico, y ahora, Yuki, una de las personas que más amaba, estaba muerta...

-Kyo...—la voz del rubio, sonó con un tinte de cariño y lástima

-No Beni... Si hay algo que no acepto, es que me tengan lástima...—le advirtió el joven. Millones de emociones y recuerdos sobre la chica lo invadían—Dime como rayos pasó...

-Nadie... nadie está seguro... Verás, simplemente la encontraron....y...—permaneció en silencio. Se sentó en la cama y palmeó el hombro del joven. ¿Cómo explicar lo que sucedió, cuando nadie lo sabe de verdad?

-¿Un accidente?...—Tanteó el joven. Se preparaba para lo peor.

-No...

-¿Suicidio entonces...?

-¡Por Dios no!

-La mataron..., ¿verdad?

-...

Kyo, se mantuvo en silencio. La falta de palabras de Benimaru le decía todo. La opresión en su pecho, casi lo deja sin aire. Siempre supo que si se alejaba mucho de Yuki, algo así sucedería. Pero nunca tuvo realmente en consideración ese presentimiento. Que equivocado que había estado, horrorosamente equivocado.

Benimaru, tomó su mano con una suavidad muy ajena a su normal actitud alocada. Le dio un beso en el dorso. Para Beni, ver a Kyo en ese estado no solo era angustiante, sino además, era la muestra clara de que Kyo nunca tuvo que haber sido tan suave con Yagami.

El odio que sentía hacia el pelirrojo en esos momentos, era indescriptible. Si lo viese, lo menos que haría sería matarlo lenta y dolorosamente. Podía imaginar sus manos alrededor del cuello del pelirrojo, mientras sus descargas eléctricas se encargaban de quemarlo.

Cuando Kyo pronunció su nombre, finalmente regreso a la realidad.

-Beni, cuéntame todo lo que sepas...

-Kyo...—lo miró tristemente—lo que sabemos es poco. Dicen que ella venía a verte al hospital, cuando sucedió...

-¿Sufrió...?

- Eso no lo sé... La verdad se sabe poco y nada de lo que pasó. La familia Kushinada no quiere decir nada... Y la tuya... bueno... después de tu combate con Yagami... Dicen que no intervendrán de ninguna forma... Que eso ya depende del destino... tu ya no eres de su clan...—las palabras que salían de su boca, le causaban gran pesar. Ahora su odio no sólo iba dirigido al pelirrojo, sino también a los del clan. “Qué estúpidos...”.

- Ya hable con mi padre... me explicó lo que pasaría... No creo que haya algo que pueda hacer con respecto a eso.... Ellos se lo pierden...

-¡Que se vayan al demonio!¡No tienes porqué hacer lo que te dicen!—Kyo no pudo evitar reír ante la explosión de su amigo.

-De cualquier manera, soy técnicamente propiedad de Yagami... Y con lo maniático que es, dudo que me suelte si le digo por favor....

-¡Que el también se vaya a volar! ¡No tienes por qué irte con él, prefiero que vivas conmigo!—se detuvo antes de decir más de lo que debía. Estaba reconociendo la debilidad de Kyo, y eso era tocar una llaga abierta.

-Te agradezco el interés. Pero de eso ya me encargaré yo.—su voz sonó fría y cortante. Benimaru, sin querer, lo había herido.

-Perdóname...

-Está bien, seguro que esto es también difícil para ti...—meditó unos instantes—Tengo que pedirte algo...

-Lo que quieras.

-Cuida de Shingo... No quiero que me vea así... seguro que ver a su ídolo en éste estado, lo va a dejar bastante mal.

-Kyo....

-No digas nada... No quiero la lástima de nadie, mucho menos la de mis amigos...

-De acuerdo... Pero las cosas no van a quedar así, seguro que todo saldrá bien...

Kyo no pudo evitar reír ante el optimismo de su amigo. La visita de Beni le había sentado bien. Suavemente, movió su mano libre hasta tocar el rostro de su amigo. Fue allí que sintió las cálidas lágrimas que había derramado.

Se sintió enfadado. ¿Porqué lloraban por él, cuándo el mismo se lo prohibía?

-Beni... deja de llorar... Yo estoy bien. No quiero que derrames llores por mí. Eso no hace diferencia...—El rubio suspiró, y en un movimiento rápido atrapó al pelinegro en un abrazo. Ocultó su rostro en su pecho. Tanto que quería decir, pero no lo haría, puesto que sería injusto.

-Si yo no lloro por ti, ¿entonces, quién lo hará?...

-Benimaru....

El resto del tiempo que compartieron juntos, lo pasaron en silencio. Ya no había nada que pudiese decirse con palabras. O al menos, estuvieron en silencio, hasta que la puerta se abrió de golpe, acompañado por el grito de:

-¡Kusanagi-san...!

Era Shingo Yabuki, envuelto en un aura de angustia y desesperación, todo por su querido maestro e ídolo.

En cuanto entró, tanto Kyo y Benimaru, lanzaron un suspiro de exasperación. Ahora tendrían que hablar con el chico, y calmarlo antes que comenzase a llorar y gritar por lo que veía.

-Shingo...—dijeron al mismo tiempo los jóvenes desde la cama, los cuales habían roto elabrazo ante la repentina aparición del chico.

-¡Kusanagi-san! ¡Me alegra tanto verlo, no sabe lo preocupado que estuvimos todos! ¡Hasta K’ vino a verlo, se lo notabaintranquilo! ¡Por Dios, y cuando el médico nos contó como se encontraba, casi voy corriendo a matar a Yagami-san! ¡¿Cómo se atrevió a hacerle esto..?! ¡Juro que cuando lo vea voy a...!

-¡Basta Shingo que nos estás mareando!—exclamó Benimaru al borde de una Jaqueca.

-Shingo, por favor cálmate y siéntate...—Kyo ya comenzaba a notar el cansancio y la sensación de sopor que lo acechaba.

-¡Si!—Y como fiel perrito, tomó asiento en la silla cercana a la cama.

-Mira Shingo, lo primero que quiero es que te calmes.

-¡Pero si estoy calmado!

-Shingoooooooo...—esta vez fue el turno de Benimaru de hablar.—Conoces a Kyo casi tan bien como yo, y sabes como se pone de malhumorado cuando no le hacen caso.

-Perdoooooon—Shingo sonó como niño que acababa de recibir una injusta reprimenda.

-Bien... Ahora si, no quiero que te preocupes por mí. Sabes perfectamente que soy capaz de arreglármelas para salir adelante.

-Lo sé... Pero, es que... Kusanagi-san...

-No me llames así...

-¿Qué?.

-Ya no soy un Kusanagi...

-¿A qué se refiere?.

-Perdí el combate contra Yagami... Ya no soy un Kusanagi, fui expulsado del clan...

-¿¡Pero como puede ser eso posible!?—en su explosión, se puso de pie rápidamente tirando la silla al suelo. Benimaru, por su lado, solamente se limitó a mirar amargamente al chico. “Cuanta inocencia.... pobre niño...”

-Shingo, son asuntos del clan... Pero eso ya no importa... Me las arreglaré. Por eso te pido que no te preocupes, detestaría tenerte llorando encima de mí todo el santo día... Además—su mano derecha liberó una pequeña llamarada escarlata—no soy débil. Si he podido encerrar a un Dios, entonces esto será pan comido.

“Pero eso no implica que sea fácil o placentero...Será doloroso...”. Aparentemente, el rubio mantenía muchas de sus opiniones en silencio.

Shingo finalmente levantó la silla y volvió a sentarse.

-¿No hay nada que yo pueda hacer?—había un leve tinte de esperanza en su voz.

-Shingo, no te pido que hagas nada. Solo quiero que comprendas la situación, y que no me demuestres lástima, después de todo, sigo siendo el mismo de siempre.

“Pamplinas. Si eres el mismo de siempre, entonces yo soy un monje tibetano con delirios de héroe nazi”. Benimaru, seguía formulando esos pensamientos para sí.

-¡Está bien!—afirmó el joven con renovada alegría y entusiasmo. “Maldito niño inocente...”, fue lo primero que cruzó por la mente del rubio.—Si así están las cosas y no pueden ser remediadas, ¡entonces yo siempre voy a estar aquí para ayudarlo!

-Ay Shingo...—Kyo no pudo evitar sonreír ante el despliegue de emociones que le proporcionaba la voz del muchacho. Y cuando estaba por hablar, la puerta se abrió de nuevo, revelando a la figura de Athena seguida por King y Mai.

-¡Por Dios, esto ya es un circo!—Exclamó Benimaru ante el carnaval de personas que se paseaban frente a sus ojos.

Kyo, pudo darse una vaga idea de quienes habían entrado. Podía percibir pequeños rastros de energía de aquellas personas que el conocía bien. Eso solo le acrecentaba su desesperación, había gastado mucha energía para demostrarle su punto a Shingo.

-Kyo, veo que te encuentras dentro de todo, aceptablemente bien—Dijo King sabiendo el terreno en el que estaba pisando.

-He estado mejor...

-Kyo-kun...—Athena lo llamó con suavidad—lamento mucho lo que sucedió con Yuki.

-Yo también.... yo también...

Todos guardaron silencio. Hasta que Mai, con toda la elegancia y el buen humor del mundo se puso a danzar en medio de la habitación, empleando sus abanicos.

-¡Vamos vamos caritas largas, no es momento de desanimarse! ¡Disfrutemos de esta reunión!.

-JAJAJAJAJAJAJAJA—Shingo no pudo evitar reírse ante las monerías de Mai. Los demás miraban con ojos desorbitados, preguntándose si habría sido buena idea traer a Mai. Y cuando esta tomó a Kyo por las mejillas y comenzó a juguetear con ellas como si el chico fuese un bebé, todos estallaron en risas.

-Mwwwwwaaaaaaiiiiiiiiiii Fueltamhhhhhhheeeeeeeeeeeee—refunfuño el chico, y como sus palabras salieron distorsionadas, los demás solo atinaron a reír con más fuerza.

-Ya basta, deja al pobre chico en paz. Haber si lo matas con tus desplantes...—dijo King con aire risueño.

-Malvada...—Mai puso cara de niña malcriada, y de mala gana soltó al chico. Éste solo atinó a frotarse sus maltratadas mejillas.

-¿Y los demás? ¿O vinieron solas?—preguntó Benimaru desde su posición en la cama.

-Andy y Terry están afuera esperando su turno para pasar. También vimos a K’, tenía una cara de preocupación que no te imaginas. Y...—Mai parecía hacer recuento de la gente que se encontraba fuera—¡Ah!, también vimos a Kim Kaphawan (¿se escribe así?’), y a varios más, hasta hay reporteros postrados en la entrada del hospital.

-Vaya.... ahora todo el mundo sabe que estoy aquí...—se recostó cansado.

-Bueno, al menos tienes un público ameno...

-Por favor, tendré que pedirles que se retiren.—La voz de Maekawa sonó desde la puerta. ¿Cuándo había aparecido? Nadie lo sabía.

-¡Óigame, pero si acabamos de llegar..!—se quejó Mai, seguida muy de cerca por Shingo quién no tenía pensado irse.

-Lo lamento, pero es necesario, Kusanagi-san es mi paciente, y toda esta algarabía podría ser perjudicial para su recuperación...

-Pero... pero...pero...—Comenzaron a objetar.

-Pero nada, y por si no lo han notado, el paciente está dormido—señalando a la cama, donde la figura de un Kyo durmiente los recibió.—Por favor, retírense antes de que tenga que llamar a seguridad.

-Bueeeeenooooooo.....—tanto Mai como Shingo salieron de mala gana. Los demás fueron por detrás. El último en salir fue Benimaru, quién beso con delicadeza la frente del joven.

Todo esto ocurrió ante los ojos de Athena, la cual solo se limitó a mirar con cierta envidia. “Si tuviera el valor de hacer lo mismo...”

Todos salieron en silencio, y afuera, fueron recibidos por una caravana de gente, quienes los bombardearon con preguntas sobre el joven.

Lo más sorprendente, fue la reacción de K’ ante lo que escuchaba. Estuvo apunto de matar al médico si no le concedía, aunque fuese, un minuto a solas con Kyo.

A lo cual, ante la amenaza, el doctor accedió, pero solo por 5 minutos o llamaría a seguridad.

Así, mientras los luchadores se retiraban a sus hogares un poco más tranquilos ante la información recibida. A excepción de Shingo, Benimaru y Athena, los cuales harían guardia por si algo (o más específicamente, si alguien llamado Yagami) pasaba.

Los 3 se acomodaron en sillas cercanas a la puerta de la habitación de Kyo. Guardaron silencio, atentos a cualquier cosa. Cada uno sumido en sus pensamientos. Pero, quién se veía más angustiada era Athena. Su rostro, no abandonaba esa expresión de angustia. Tanto Shingo como Beni, la miraron largamente. Shingo colocó su brazo sobre los hombros de ella en una actitud amistosa. Athena lo miró y sonrió en agradecimiento.

-Athena... Tu puedes leer las mentes... ¿Qué es lo que pasa por la mente de Kyo?—preguntó el rubio. La curiosidad y la falta de acción por su parte lo mataban.

-Lo que vi... Era... –lágrimas calientes abandonaron sus ojos, miró a Benimaru como buscando ayuda.—Sufrimiento... Sufre en silencio Nikaido-san... Sufre en silencio...

Ante tal reacción, Shingo la abrazó tratando de consolarla. Pero lo más probable es que estuviese consolando a si mismo, ya que el también derramaba lágrimas.

“Ya me lo esperaba.... ¡Baka Kyo!. ¿Porqué haces siempre lo mismo?¿Es que no confías en nosotros?”. Miró a la puerta de la habitación. Suspiró resignado, Kyo era así, no cambiaría ni se mostraría débil ante nadie....

Dentro de la habitación, K’ miraba a Kyo durante su sueño. Pudo saber, sin animo de duda, que el joven estaba sufriendo una terrible pesadilla. Y aunque sus piernas no se movían, vislumbró como desde la cintura hacia arriba, Kyo se defendía de un enemigo invisible.

Pudo ver como las lágrimas de desesperación del chico se hacían presentes y caían por sus mejillas.

K’, sin siquiera saberlo, se había acomodado en la cama, mientras intentaba calmar al chico. Acarició su rostro, y acomodó sus desordenados cabellos. Lentamente, el chico pareció calmarse. O eso creyó hasta que estalló en un grito de agonía y desesperación.

Ante eso, K’ se quedó mudo de la impresión poniéndose rápidamente de pie.

Vio como enfermeras y enfermaros lo sostenían mientras aplicaban más morfina. K’ salió con un recuerdo que lo perseguiría por siempre. Y al verse asediadopor las preguntas de los 3 que se encontraban afuera, se limitó a decir lisa y llanamente: “pesadilla”, mientras salía.

Athena, gracias a su poder, pudo darse una perfecta imagen mental de lo que había sucedido. Y supo, muy a su pesar, que la competencia por el corazón de Kyo se había agrandado. Y que Kyo estaba mucho peor de lo que se atrevía a pensar. Mucho peor...

Mientras tanto, K’ ya afuera, respiraba pesadamente. Se apoyó en la pared de un callejón. Hacía mucho frío, el otoño resultó bastante crudo ese año. Se sentía confundido,cada vez que veía a Kyo inventaba una excusa para enfrentarlo, para estar cerca de él. Pero ahora, verlo así, en ese estado, no solo lo había Shockeado, sino que también le había dolido enormemente. Le había asustado y dolido saber como sufría, y él no podía hacer nada por él.

Y fue así como desarrolló un odio irracionalhacia el pelirrojo.

El se había enterado de lo sucedido por boca de Shingo. Ese chico siempre buscaba una forma de hacer nuevos amigos, y termino hablando con K’ porque necesitaba desahogarse con alguien.

No pudo creer todo lo que había pasado. No podía creer que Yagami fuese tan maldito como para hacerle eso a Kyo. ¿Por qué no lo había matado?, eso le hubiera ahorrado el dolor al pobre chico...

“Voy a matarte Yagami... No tenías ningún derecho... ninguno....”. Miró al cielo, pronto llovería. “Siempre se nombró como el dueño de Kyo, que solamente el podía matarlo... ¿Es esta su forma retorcida de aclarar los tantos?... Es un maldito... voy a matarlo... No merece vivir... ¿Cómo pudo...? ¿Quién le dio el derecho...?”

Y con esos pensamientos, se retiró. Pobre del que se cruzase en su camino en esos momentos, lo digo de verdad POBRE...

EN EL TEMPLO KAGURA...

Iori miró la figura del templo contra el cielo oscuro. Tenía una sola pregunta, pero de la respuesta dependía la vida de la Sacerdotisa. Hacía unos instantes que había comenzado a lloviznar. Eso, al pelirrojo le importaba poco y nada, su único objetivo era averiguar que demonios había sucedido.

Con paso amenazante, subió los largos (por no decir eternos) escalones de la entrada del templo. Estaba de muy mal humor. Venía de hablar con el idiota de su padre, y ahora tenía que enfrentarse a la sacerdotisa cuya presencia lo exasperaba. Toda esa palabrería del destino lo ponía de malas. Y cada encuentro con Chizuru, desembocaba inevitablemente en sermones sobre el destino y el peso de lo que pasó en vidas pasadas.

Eso lo enervaba, le daban ganas de gritar.

Cuando finalmente llegó a la puerta del templo, las doncellas lo miraron con temor. Su aura era una sola mezcla homogénea de deseo asesino, odio y decisión.

-¡Quiero hablar con Chizuru, ahora mismo!

-Ella esta purificando la entrada a la cueva del Dios, tendrá que esperar unos momentos...—la doncella que le contestó fue fulminada por la mirada del pelirrojo. Esa mujer tenía muchas agallas al contestarle.

La apariencia de esta chica, era la de una gatito. Cabello rojizo y ojos avellana. Su voz era la de una niña, capaz de enternecer a cualquiera. Pero para su desgracia, Yagami no era de la clase de personas que se enternecían con facilidad.

-¡Dile que Iori Yagami está aquí, y que tiene que hablar de inmediato con ella!.

-Se lo haré saber...

Lo guiaron hasta una de las estancias del templo. Y como tigre enjaulado, se movía de un lado a otro. Si había algo que Iori detestaba, era que lo hiciesen esperar, sobretodo cuando había que tratar con temas delicados.

Encendió un cigarrillo e intentó, fallidamente, serenarse.

Su mente, comenzó a llevarlo hacia el pasado. Su primer enfrentamiento con Kyo, por allá de 1995. El enfrentamiento con Orochi, cuando Kyo dudo en acabar con el Dios por miedo a lastimarle. Cuando fue secuestrado por N.E.S.T.S., y él mismo fue a rescatarlo. Tanto que se había esforzado en cuidar al objeto de su obsesión, solo para que un demonio de leyendas y cuentos de cuna viniese y destruyese todo...

“Algo debe haber sucedido, no puede ser que simplemente la criatura se liberase... Algo grave tiene que haber pasado..”

-¿A que debo tu encantadora visita Yagami?

-¡Hasta que te dignas a aparecer!

Iori miró largamente al figura de Chizuru Kagura. La mujer de largos cabellos negros y de apariencia encantadora, se veía extrañamente cansada. Iori podía saber perfectamente que algo estaba sucediendo.

-No esperaba verte todavía, pero creo que dentro de todo tu aparición aquí es conveniente.

-No comiences con los sermones. Solo quiero saber que demonios sucede con el sello de Orochi. Y no me vengas que no es nada, porque se perfectamente que las cosas no están bien.—Chizuru lo miró largamente. Suspiró y tomó asiento.

-Las cosas no son sencillas de explicar Yagami... Ni yo estoy segura de que es lo que está sucediendo...

-¿Tu espejo está comenzando a ponerse defectuoso?—Una sonrisa irónica y amarga se formó en los labios del pelirrojo.

-Deberías tener más respeto... Si el espejo de Yata se ha oscurecido, eso implica que grandes fuerzas están en movimiento...

-Solo quiero saber que demonios sucede con el sello. Si el mundo se acaba no es mi problema.

-Si el mundo se acaba Yagami, es problema de todas las cosas vivientes.

-No estas respondiendo a mi pregunta...

-Ni tú me estás dando motivos para que la responda.—Iori tuvo ganas de matarla en ese mismo instante.

-Dime... ¿hace cuanto que el espejo ha dejado de funcionar?—su voz sonaba venenosa y llena de ira.

-Más o menos un mes.

-Entonces no sabes lo que sucedió con Kusanagi y con la Kushinada...—la miró como si fuese la cosa más despreciable que existiese en el mundo.

-¿Qué quieres decir?—Chizuru lo miró intrigada.

-La Kushinada está muerta, y Kyo está técnicamente más muerto que vivo...—una sonrisa retorcida se formó en su boca. Encontraba un extraño placer en restregarle esa noticia a la sacerdotisa. Ella lo miró con sorpresa, cansancio notable en todo su ser.

-¿Cómo fue que sucedió?

-¿Por qué no le preguntas al querido Orochi?. Por su culpa las cosas están como están.

-Explícate

-Tuve unos ataques de Riot...—miró como la expresión de Chizuru se convertía en una de alerta.—Al Kusanagi, lo dejé ciego y paralítico... En cuanto a la Kushinada... bueno, pasó a mejor vida—Al referirse a Kyo no mostró gozo alguno, pero al referirse a Yuki, su rostro mostró incontenida satisfacción.

-Entonces las cosas están peor de lo que imaginaba...—hizo un gesto de cansancio. Aparentemente tenía una gran jaqueca.—Si lo que dices es cierto, entonces el Dios podría despertar en cualquier momento...

-Si tengo que derrotarlo de nuevo, no me interesa. Por ahora lo único que quiero es que Kyo se recupere.

-Eres egoísta...

-Esa fuiste tú cuando nos mandaste de cabeza para pelear contra el maldito de Orochi...

-Era el destino...

-¡No me vengas con el destino!. ¿¡Acaso fue obra del destino que Kyo terminase así!?.Entonces, ¿!por qué no aceptar que Orochi nos destruya!?. Después de todo, ¡eso también sería designio de los Dioses!

La explosión de Iori la dejó muda. No respondió. Yagami, en cierto sentido, tenía razón. Pero ahora todo era más difícil. Uno de los pilares, estaba muy debilitado. Y si a eso se le sumaba la muerte del último sacrifico, entonces todo estaba perdido....El Dios sin duda alguna resucitaría... ¿Pero quién sería el nuevo cáliz...?

-Entonces no sabes que está pasando...

-No... no lo sé...

-Hn...

Permanecieron en silencio unos minutos más.

-Los Kusanagi, me han entregado aKyo para que hiciese lo que se me plazca con él...—miró al exterior. De pronto encontró muy interesante la llovizna.

-¿Qué harás entonces?

-Cuidaré de él. Yo no lo derroté, fue Orochi el que venció, no yo. Y nadie puede quitarme mi derecho sobre Kyo, ni siquiera Orochi...

Y sin decir más, tomó su abrigo y se fue por donde había venido.

Chizuru, sabía perfectamente lo que ese joven sentía, aunque este no lo supiese. Pero, por el momento, todo lo que importaba era el sello.

¿Cómo era posible que se estuviese debilitando a un ritmo tan acelerado?. Algo, o alguien estaba involucrado. Pero lo que más preocupaba, era el oscurecimiento del espejo. Eso significaba que el mal, el enemigo, estaba más cerca de lo que imaginaba... Muchísimo más cerca...

-Kagura-sama, todo está preparado para continuar con la ceremonia de purificación—la voz le hablo con tranquilidad. Chizuru miró a la doncella a su lado, era la misma que le había hablado a Yagami...

-Enseguida iré Miharu...

-Como ordene...

La joven se retiró tan silenciosamente como había llegado. Chizuru miró al cielo, todo color negro azabache...

“Todo es peor de lo que parece...”

EN UN LUGAR MÁS ALEJADO DE ALLÍ

Un joven de cabellos castaños miraba por la ventana de su departamento. Sonrió alegremente, todo acabaría pronto para ese mundo de corrupción. Muy pronto...

-Chris, ¿todavía sumido en tus pensamientos?

-Yashiro...—el jovencito sonrió al ver a su compañero.

-No deberías desesperarte, las cosas pronto acabaran. Todo está próximo.

-Lo sé, pero es que... hay algo que me preocupa...

-¿Qué cosa?—preguntó el mayor mientras se acercaba y tomaba asiento a su lado.

-Esta persona... ¿es realmente de fiar?. No me agrada como evolucionan las cosas... Todo parece demasiado fácil...

-Yo pienso igual... Pero no hay mucho que podamos hacer... Por ahora solo nos conviene esperar.—Palmeó al menor suavemente en el hombro.

Permanecieron en silencio ver la llovizna caer. Hacía poco más deun mes, ese extraño ser, se había comunicado con ellos. Su único mensaje fue:

“EL DESPERTAR LLEGARA PRONTO. DEBEN ESTAR PREPARADOS. LAS SEÑALES LLEGARA SOLAS”

Y después de eso, ni una palabra.

Las señales si habían llegado solas. El reportaje en las noticias sobre el estado de Kyo Kusanagi, y las misteriosas condiciones de la muerte de Yuki Kushinada. Por no hablar de la inminente victoria del clan Yagami...

Todo el ambiente se estaba preparando. Los actores estaban en escena, y el telón del despertar de Orochi de había levantado.

-No puedo evitar sentir un poco de lástima por Kyo-san...

-Es difícil no tenerle lástima. Pero se lo merecía... Tu no pienses en ello, tenemos que prepararnos y pensar en el futuro... En el despertar de nuestro señor.

-Tienes razón...—miró por encima de su hombro—¿Y Shermie?.

-¿Dónde puede estar esa mujer?

-¿De compras?

-Ni lo dudes.

-A veces no sé por qué la eligieron a ella como una de los 4 Dioses Orochi...

-Ya tendrás la oportunidad de preguntárselo al Dios en persona.

-Tienes razón... Pronto... muy pronto...

Se quedaron allí, viendo la llovizna transformarse en tormenta. Se sentían dichosos, todo el esfuerzo parecía estar rindiendo frutos...

“Pronto... Muy Pronto.............”

~ * ~

Capítulo 5

"Llamas y Oscuridad" es propiedad de I-chan
IorixKyo Archive
Diciembre, 2005

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