Fanfic por I-chan
Llamas y oscuridad
Capítulo 3.-
Kyo durmió por unas horas. Pero constantes pesadillas lo despertaban. Horribles imágenes de dolor y sufrimiento lo invadían. Los escenarios que ocupaban su mente lo dejaban mudo de la impresión. Lamentablemente, esos sueños no podían ser cortados, una vez comenzado el sueño, hasta que este no terminaba no podía despertar.
Esto lo desesperaba, pero a la vez le causaba un extraño placer, ya que solo en sus sueños, podía ver y caminar...
“ Una habitación blanca, tan perfectamente iluminada, que esa sensación de exposición le daba miedo. Más de una ocasión quiso encerrarse en si mismo y olvidar, despertar de la agonía que lo asediaba. Pero no podía, y el sueño apenas comenzaba...
Esta habitación de medidas extrañamente incalculables, se vio repentinamente provista por una larga alfombra roja, la cual iba desde una puerta de mármol hasta unas escaleras que desembocaban en un trono. Toda la estructura aparentaba ser la de un salón del trono de antaño. Tan perfectamente europeo, que el mismo Kyo no sabía discernir entre realidad y ficción.
Pilares iban levantándose a los lados de la estancia, el techo se formaba con extraña fuerza y delicadeza. Una gran cortina de color carmesí se formó detrás del trono, y pudo ver como de un lado del trono una gran cadena se extendía hasta formar un grillete suspendido en el aire, como si estuviese atrapando al aire...
Kyo parpadeó confuso, y como si la imagen apenas se estuviese formando vio como el grillete se agrandaba a la medida de un cuello. Y muy lentamente la figura de Iori Yagami se formó atrapado por el mismo.
-¿Yagami...?—El nombre abandonó sus labios en tono tan suave y delicado, qué el mismo se sorprendió.
El pelirrojo, parecía ajeno a toda la estructura, a todo en realidad. Era una imagen que simplemente no concordaba con todo lo que los rodeaba. Permanecía allí sentado en el primer peldaño de la escalera, cabizbajo, como meditando.
Y de súbito, como salido de la nada, una risa, una carcajada imperiosa invadió el ambiente.
-¿¡Quién es?!—gritó el joven con un tinte de exasperación. No comprendía nada de lo que veía. Y la figura de un Yagami sumiso le asustaba, eso no podía ser. Iori podía ser todo menos una persona sumisa.
-KYO... MI HERMOSO JUGUETE... ¿PORQUÉ DESESPERAS?... ¿TAN ANSIOSO ESTÁS DE RECIBIR MI ATENCIÓN?... ¿ES QUE NO TE DAS CUENTA DE QUIÉN SOY?...¿DE LO QUE SUCEDE?
Y finalmente Kyo entendió de quién era la voz. Le cayo como un rayo, y el repentino conocimiento trajo consigo una ola de temor irracional.
-No puede ser... te encerramos... No puede ser...
-PERO ES... Y NO TE PREOCUPES, NO ESTOY ENFADADO... ¿CÓMO PODRÍA ESTARLO CON UN JUGUETE TAN HERMOSO COMO TÚ?...
-¡No soy tu juguete! ¡¿Qué demonios pretendes?! ¡Suelta a Yagami!
Lo siguiente que vió, fue como una figura velada que caminaba hasta el trono. Esa imagen le causo un gran pavor. La figura se acomodó con tranquilidad, inclusive con un aire señorial, en el trono. Y muy lentamente, su imagen fue definiéndose. Era Orochi, tal cual lo había conocido en 1997.
-¿Cómo puede ser esto posible?—su cuerpo temblaba. No podía evitarlo, sentía un miedo atroz
-TODO ES POSIBLE MI QUERIDO JUGUETE... RECUERDA QUE SOY UN DIOS... NO PODÍAN ENCERRARME POR SIEMPRE.
-¡Deja de llamarme un juguete! ¡No soy tu juguete!—miró a Iori-¿¡Qué le has hecho a Yagami!?
-ESTAS MUY INTERESADO EN MI HERRAMIENTA, ¿O DEBERÍA LLAMARLO MI MASCOTA?- Acarició la cabeza del pelirrojo como si fuese verdaderamente una mascota, aunque este no seinmutó.
-¡Déjalo!—Kyo lanzó un ataque con sus llamas dirigido al Dios-Demonio. Pero este fue repelido por un simple movimiento de mano. Las llamas se desvanecieron en el aire.
-OHH... ES UNA PENA QUE SEAS TAN INDISCIPLINADO... TENDRÉ QUE ENSEÑARTE MODALES JUGUETE... AUNQUE...—miró a Iori, y como por arte de magia, el grillete se soltó cayendo, provocando un ruido metálico que hizo eco en lo más profundo de la mente del joven.—TAL VEZ MI HERRAMIENTA SEA MÁS EFECTIVA PARA EL CASTIGO...
Una sonrisa torcida se formó en el rostro del Dios. Kyo sintió una gran ola de miedo cuando Iori finalmente lo miró. Los ojos del pelirrojo eran los de una bestia, era una mirada llena de salvajismo y llena de violencia. Era muy diferente a las que solía dedicarle a Kyo durante sus combates. Esta, era la mirada de un animal rabioso ansioso por desatar una masacre.
El Dios-Demonio, pareció extasiado por la reacción de Kyo. Como si su miedo hubiese despertado algo en él. Que podría ser, era imposible de saber
Iori ,comenzó a moverse hacia el con movimientos pesados. Kyo por unos instantes, en medio de todo el miedo que sentía, miró al Yagami confundido. Una gran sensación de Deja Vú lo invadió...
-Esto... es como si...—la frase flotó en el aire incompleta.
De todas formas, no habría tenido tiempo de completarla. Ya que, Iori se había lanzado en su ataque. El pobre de Kyo sentía su confusión crecer, cada acción que Iori realizaba cada reacción que tenía Kyo frente a esta, todo parecía como si lo hubiese vivido antes. Todo le aparentaba ser tan trágico. Era como ver una película, o leer una novela cuyo final trágico se vislumbra desde antes...
Y este combate, mis queridos lectores, no fue la excepción...
La sangre derramada, era como lluvia. El salón blanco, se vio cubierto por manchas rojas. El joven Kusanagi, no se defendía. Por más daño que recibiese, no se defendía. Lo único que intentaba era debilitar al pelirrojo, contenerlo, cansarlo. Suplicaba, reclamaba, gritaba a Yagami que pelease, pero las únicas respuestas que obtenía, eran los gruñidos guturales de una bestia desprovista de razón.
-Por Dios Yagami... pelea...—Todo tan repetido, tan similar y a la vez tan distinto.
Iori permaneció allí, erguido, frente a la figura de un Kyo sangrante. Orochi, observaba con notada satisfacción. Este Demonio se deleitaba con el espectáculo horripilante que se desarrollaba frente a sus ojos.
-ME PARECE QUE MI HERRAMIENTA TAMBIÉN DEBERÍA OBSERVAR LOS RESULTADOS DEL CASTIGO...¿NO TE PARECE... JUGUETE?
-Maldito....—la voz de Kyo no era más que un murmullo inaudible.
Su rostro reflejaba un gran dolor, más espiritual que físico. Se sentía inútil, incapaz de ayudar a su rival, incapaz de protegerse a si mismo. Total y completamente inútil. Y lo peor de todo, era que podía notar como Iori despertaba de aquel trance inhumano. Pudo ver, mas bien sentir, el cambio que se produjo en el pelirrojo. Como esa sed de sangre se agotaba, y en cambio era reemplazada por una confusión. Como si fuese un sonámbulo despertando de su trance, y viese los resultado de sus incursiones nocturnas.
Solo que esto,... era mucho peor. Mucho más fuerte...
Kyo, abría y cerraba los ojos con rapidez. Como quién intentase mantenerse despierto, su pecho se realizaba movimientos erráticos, sus pulmones trabajando a mil para mantener al pobre chico en este mundo. Pero, incluso cubierto de sangre, deshecho y herido, no perdía esa belleza que lo caracterizaba. No perdía ese temple, esa hermosura tan suya, al contrario, estar en esa posición en ese estado, la realzaba. La flor, siempre es más hermosa cuando está apunto de marchitarse. Así era la belleza que caracterizaba al joven Kusanagi...
De esta forma lo observaba Yagami, lo miraba de una forma tan extraña. Kyo no sabía que pensar de esa mirada. Dudaba que alguien pudiese entender esa mirada. Y cuando Iori cayó de rodillas, y lo tomó suavemente entre sus brazos, Kyo sintió una extraña dicha.
-¿Qué es lo que hecho...?—El pelirrojo miraba con ojos desorbitados. Su rostro era una mezcla de emociones imposible de descifrar.
-HAS CUMPLIDO FIELMENTE CON TU TRABAJO... HAS ENTREGADO EL CASTIGO JUSTO. ESE JUGUETE NECESITABA SER DISCIPLINADO... Y TU LO HAS HECHO A LA PERFECCIÓN...—la voz del ser sonó satisfecha.
Iori, se puso rígido en su lugar. Kyo pudo ver como su rostro se deformaba en una mueca de ira, y dolor. Lentamente, el pelirrojo, lo dejó en el suelo. Y aún más lentamente se puso de pie.
Por unos instantes, el joven tuvo miedo, no por su seguridad, sino por lo que Iori era capaz de hacer en ese estado de ira irracional.
-Ya...Yagami...—Intentó llamarlo, quería aplacar esa ira, quería tranquilizarlo. No toleraría ver a Iori lastimado por su causa. No aceptaría verlo sufrir por culpa suya. -No te preocupes... todo estará bien...—le dedicó una sonrisa aseguradora, pero al mismo tiempo llena de calidez. Eso le resultó tan ajeno, tan irreal que su miedo no hizo más que crecer.
Suavemente, se giródándole la espalda. Y mientras lo hacía, vió como la mueca de odio se formaba nuevamente.
-¿ACASO LA HERRAMIENTA SE REBELA CONTRA SU DUEÑO?... ¿QUÉ LES ENSEÑAN EN ESTOS TIEMPOS?.¿ES QUE NO SABEN QUE ES IMPOSIBLE REHUSARSE A LOS DESIGNIOS DE LOS DIOSES?.
-¡No me vengas con esa basura! ¡ No soy una maldita herramienta!—las llamas púrpuras se encendieron, Iori se veía amenazante como pocas veces—¡Lo que no puedo perdonar, es que me hayas usado para lastimar a Kyo de esa manera!
-PARECE SER QUE TENDRÉ QUE CASTIGARTE A TI TAMBIÉN... PERO NO TE PREOCUPES...—se puso de pie mientras hablaba, caminó elegantemente hasta estar directamente frente a Iori—SOY UN DIOS, ASÍ QUE PERDER ANTE MI NO ES UNA DESHONRA...ES INEVITABLE...
-¡No digas estupideces!—así fue como Kyo vió todo. Y mientras Iori luchaba inútilmente contra el Dios-Demonio. Se sentía desesperar, por no poder hacer nada, por no poder ayudar a aquél que siempre lo sacó de problemas, a aquél que siempre estuvo allí para cuidar de él...
Así que cuando todo llegó al inevitable final, Kyo yacía en el suelo derramando lágrimas amargas de dolor y desesperación. Pero el sueño no terminaba allí.
Iori, era alzado del suelo por el cuello. Orochi lo miraba como si no estuviese allí, como se podría mirar a una pared o a una ventana. Para él, Iori no era más que un objeto, un esclavo irresponsable que no acataba las ordenes de su dueño.
-NO CREAS QUE EL CASTIGO TERMINA ALLÍ... QUIERO QUE VEAS LO QUE VOY A HACER... QUIERO QUE DISFRUTES TANTO COMO YO, DE LA VISTA DEL JUGUETE QUE TANTO TE OBSESIONA...—Miró a Kyo. Y este sintió que algo terrible estaba por suceder. Y por más que intentaba moverse, correr, gritar, no podía hacer nada.
-Maldito...—Iori aún se retorcía en el agarre del Demonio. No se rendía, aunque estuviese en el mismo estado de Kyo, no se rendía..
-HN... ME PARECE QUE LA PRIMERA FILA SERÁ PERFECTA PARA TI.—En un movimiento rápido, lanzó a Iori contra la pared.
Se produjo un grito de dolor proveniente del pelirrojo. Kyo esperaba que cayese al suelo inconsciente, de hecho lo deseaba, no quería que viese lo que sea que Orochi le tenía preparado.
Lamentablemente, su deseo no fue cumplido, ya que el pelirrojo, ni cayó al suelo, ni estaba inconsciente. Su cuerpo flotaba en el aire, todos sus miembros extendidos, como si el aire lo tuviese apresado. Si uno miraba bien, podía comparar su figura con el famoso dibujo de Da Vinci.
El pelirrojo, cuyo rostro estaba cubierto por la sangre, miraba con furia y odio incontenido. Orochi, se acercó a Kyo muy lentamente con movimientos felinos, depredadores.
-AHORA MI JUGUETE, ES HORA DE QUE COMPLAZCAS A TU DIOS...—le dedicó una sonrisa retorcida. Kyo sabía lo que le deparaba. No le importaba lo que el Dios le hiciese, lo que causaba vergüenza y dolor, era que Iori lo mirase todo.
-Por Dios... no así... no quiero que el mire...—su voz era un murmullo avergonzante y lleno de desesperación. Era una súplica...
-SHHHH... TRANQUILO PEQUEÑO... VAS A DISFRUTARLO...
Kyo, fue violado allí mismo. Ante los ojos de Yagami, el cuál gritaba. Lo que decía, no le prestó atención. No se atrevía a mirarlo, su vergüenza era demasiada. Sabía que si lo miraba, no podría volver a enfrentarlo en lo que le quedaba de vida. El Dios-Demonio, reía mientras lo poseía una y otra vez. Su ropa, si antes eran jirones, ahora había dejado de existir. El ser, lamía su sangre mientras lo poseía. Quiso morir allí mismo, pero eso estaba fuera de su control.
Al final, solo se escucho el eco de la risa de Orochi, mezclado con los gritos de Yagami y los sollozos de Kyo...”
Y esta, solo sería la primera de muchas pesadillas que lo perseguirían durante mucho tiempo...
Cuando finalmente despertó para bien, no era más que un joven lleno de miedo y cansancio. Pero, obviamente, el nunca demostraría eso. Nunca...
Su habitación del hospital, según las vagas impresiones que tenía, no se diferenciaba en ninguna otra que no hubiese visto durante su vida. O al menos, era lo que se imaginaba. Se quedó allí esperando. A quién, no estaba seguro, simplemente esperaba.
“No puedo creer que esto esté pasando.... ¿Cómo demonios terminé así? ¿Yagami realmente habría llegado tan lejos...?.... No puedo creer que haya sido él.... No, el nunca me haría esto.... Podrá ser un psicopata demente..., pero el nunca me dejaría en un estado tan....”
No se atrevió a seguir pensando en su estado. Sabía que si lo hacía, era probable que se terminase desesperando tanto como para cometer suicidio.
“¿Y esa pesadilla...? Nunca antes había tenido pesadillas de ese tipo...Tan vívidas... Orochi... ¿Tendrá.... tendrá algo que ver...?”
Cortó nuevamente sus pensamiento, pero esta vez por miedo. Si Orochi se manifestaba de esa forma en sus sueños, y si tuvo algo que ver con lo que sea que le había sucedido... Eso marcaba que... el Dios-Demonio... en cualquier momento... podría despertar.
“¡Pero eso es imposible!. Ya lo encerramos. Yagami, Chizuru y yo.... Ya lo derrotamos... Si despierta... esta vez moriremos de seguro...”
No estaba seguro de cuanto tiempo había estado esperando, pero unos golpes repetidos en la puerta lo sacaron de sus cavilaciones. Procuró recuperar su compostura, en la medida que le era posible...
-Adelante...—se sintió raro al escucharse. Recién comenzaba a notar que tenía la boca seca.
La puerta se abrió lentamente, rebelando a la figura de Saisyu Kusanagi... Kyo quedó estático por unos momentos, apenas y si podía sentir el ki de su padre. Y eso que lo tenía enfrente...
“Realmente...estoy destruido...”
-Me alegra que hayas despertado al fin.—su padre, hablaba con un tono un tanto informal. Lo cuál atrajo la atención del chico de inmediato. Saisyu nunca era tan informal con el, en ningún sentido.
-Padre... –permaneció en silencio después de reconocerlo. Quería hacerle mil preguntas, pero algo le decía que por el momento le convenía mantenerse callado.
-Les causaste muchos problemas a los doctores... Tuvieron que darte morfina en grandes cantidades. Podrías haber muerto de sobredosis.—Parecía un chiste. ¿Qué demonios hacía su padre hablándole en ese tono tan...tan... amigable, informal o tal vez condescendiente?
-Padre... La verdad dudo que me hubiese muerto por la morfina... Te haré la misma pregunta que le hice al doctor... Maekawa... ¿Qué rayos fue lo que pasó?.
-¿De verdad no recuerdas nada?—su voz, sonó entre sorprendida y... ¿dichosa...?
-No... lo último que recuerdo... es haber peleado con Yagami.... Pero cuando me dijeron que llevaba un mes inconsciente... yo mismo creo que debo haber perdido recuerdos a corto plazo....—no dijo más. No tenía nada más para decir. Sentía la boca seca, quería agua. Alargó el brazo derecho, y a tientas encontró una mesita. Suavemente, intentó encontrar el vaso con agua. Y cuando finalmente encontró su objetivo, hizo una morisqueta de triunfo.
-Kyo...
Kyo tomó el agua con cuidado. Pudo notar levemente al cambio que se produjo en Saisyu. Le causo gracia, nunca había visto a su padre en un estado semejante.
Y fue allí cuando notó porqué esa forma de actuar... Saisyu, le tenía lastima y pena.
Kyo podía imaginarse el rostro de su padre, y al mirar al lugar de donde provenía la voz, si miraba fijamente y se concentraba mucho, podía ver los leves movimientos de la energía de su padre.
Extrañamente, no se sintió ofendido o enfurecido. Simplemente no le importaba, o eso era lo que creía.
-¿Y bien...? Dimelo que tengas que decir. Verte usar ese trato tan ajeno a ti me da escalofríos.—eso sacó a Saisyu de sus propios pensamientos.
-Simplemente no cambias, ¿no?.—se movió suavemente hasta acercarse a Kyo.
-Si cambiase, en estos momentos estaría llorando como bebé, rogando que alguien me matase.—terminó con el agua de un solo trago. Intentó dejar el vaso de nuevo en la mesita, pero este se resbaló de entre sus dedos, cayendo al suelo. El vidrio se rompió, y fue en ese momento que Kyo se dio cuenta de lo inútil que se había convertido.
-Kyo...—su padre no dijo más. En silencio, recolectó los fragmentos de vidrio y los desechó. La mano del joven no cambió de posición, era como si estuviese atrapada en el tiempo. Saisyu, la tomó con cuidado y la apretó con cariño.—Lo que sucedió... fue que... fuiste derrotado por Yagami...
-¡¿Qué?!—la noticia lo dejó anonadado. El creía a Yagami capaz de cualquier cosa, pero no pensaba que este fuese capaz de dejarlo en un estado tan deplorable.
-Se que es difícil para ti... Pero... las reglas del clan dictan, que debes someterte a la voluntad de ese mal nacido.—se podía notar el veneno en su voz.
-Es decir... ¿que debo resignarme?...—Saisyu no contestó. Se limitó a apretar con más fuerza la mano de su hijo.
-Me gustaría que las cosas fuesen diferentes... Lo siento... no hay nada que pueda hacer...
-¿Y mi madre...?
-Quería venir... pero se lo prohibí... No toleraría verla sufrir más de lo necesario... Por favor,... entiende que ya no hay nada que podamos hacer... Tú... ahora eres propiedad legitima de Iori Yagami...—Lentamente, se puso de pie, y se alejó. En ningún momento le dio la espalda.—Adiós...Hijo...
-¡Padre!—pero ya era tarde. Saisyu se había ido, dejándolo total y completamente solo. Esa, fue la ultima vez que Kyo escuchó y sintió la cálida presencia de su padre...
Permanecióallí, postrado en la cama. No pudo evitar sentirse deprimido, estaba siendo abandonado por su familia. Todo lo que le habían enseñado, era pateado a la basura. Su clan le estaba dando la espalda. Después de tanto pelear por ellos, lo estaban abandonando...
-¿Porqué...?. ¿Es que ya no les sirvo...?.—volteó su rostro hacia el techo.
Se prometió a si mismo demostrarles que era más que una herramienta, más que un juguete...
Y la realidad del sueño, le dejó aún más sorprendido.
-Maldito subconsciente...—rió amargamente. Si no reía, se volvería loco.
No hizo nada mas durante ese día. En cuanto el Doctor apareció, fue bombardeado por las preguntas de un joven decidido.
“Las cosas, no van a quedar así. No me voy a convertir en ese juguete de los Dioses. ¡Voy a demostrarle a todos, que Kyo no se rinde!”
Meditó largamente sobre aquello. Y llegó a la conclusión, de que si el clan le daba la espalda, el haría lo mismo. Ya no habría un Kyo Kusanagi..., ahora sería simplemente Kyo.
Pero, lo que le preocupaba, era que ahora todo su futuro, aparentemente, decaería en Yagami...
“No me la van a poner fácil... Pero si dependo de él, más le vale que me respete. Eso es lo mínimo que me debe. ¡No voy a ser la marioneta de nadie!”
MIENTRAS TANTO... (¡en el salón de la justicia!... Era broma ^_^’) EN LA MANSIÓN YAGAMI
El salón era en un estilo japonés tradicional. Lo cuál, era una extraña broma si se tenía en cuenta que la fachada de la mansión era de estilo Victoriano...
Iori, estaba sentado en la posición tradicional de la ceremonia de té. Estaba esperando a que su “amado y respetado” padre se dignase a aparecer.
Sabía que lo estaban observando, podía sentir más que escuchar los movimientos de los ninjas de la familia a su alrededor. Había venido porque Yagami-sama quería hablar con él por lo referente a Kyo. Y por ello mismo, trataba de juntar toda su calma. Verán, su relación se basaba en demostrarse su “cariño” a base de golpes, insultos y derramamiento de sangre (preferentemente la del otro, si es que entienden mi punto). Eso era desde la infancia del pelirrojo, pero cuando se tocaban temas críticos, como ser Kyo, su madre o su banda, terminaban peor que de costumbre.
Por eso se mantenía calmado. Además, cabía la posibilidad de que su padre se limitase a ordenarle matar a Kyo. Lo cuál el no haría,... por ahora (o eso se decía).
Finalmente, después de esperar alrededor de 1 hora, Yagami-sama se dignó a aparecer.
Kojiro Yagami, daba la impresión de ser un hombre amistoso. Malditas sean las apariencias, Iori estaba frente al mejor asesino de todo el clan (exceptuándolo a el, claro está).
-Para variar... ganaste... Con la intervención de Orochi, pero es una victoria a fin de cuentas.—hablaba mientras se sentaba directamente frente a Iori.
-¿Pudiste sentirlo...?
-La sangre habrá pasado a ti, pero todavía puedo sentir a la serpiente cuando despierta. ¿Has hablado con Kagura al respecto?
-Eso es algo que solo incumbe a los herederos, ¿no crees?—su voz era una amenaza.
-Hn... Siempre con tu actitud podrida... Pero no te llamé para discutir por eso,... te llamé por que solo falta que termines con tu Kusanagi...—lo miró, una sonrisa llena de locura y odio se formó en sus labios.—Por lo que se de su estado... ya no podrá pelear. Deberías ser misericordioso y matarlo de una vez...
-No lo mataré.—se lo veía muy decidido.
-¿Planeas dejarlo vivo y en la miseria?. No sabía que fueses tan cruel...—rió estrepitosamente. Iori, notó perfectamente que el nivel de locura de su padre había aumentado notablemente.—Su clan lo abandonó... ahora mismo debe estar pensando seriamente quitarse la vida.—carcajadas nuevamente.
-No voy a dejarlo que se pudra... Me lo llevaré conmigo—“Ahora comienza el baile...”, pensó con sarcasmo.
-¿Vivirás con tú enemigo bajo el mismo techo?—Su risa se cortó de súbito. Su rostro se torno serio, miraba a Iori de manera inquisitiva y amenazadora.
-Yo no gané el combate... El que ganó fue Orochi... Si voy a ganarle, será por mérito propio...—“¿Para que me molesto?. De todas formas, vamos a terminar a los puños.”
-¿Y cómo planeas hacerlo?. Tú Kusanagi, ya no puede pelear.—Le hizo una mueca de burla.
Iori, empezó a contar. “1...2...3...4...5...6...7...8...9...10... Respira, no lo mates todavía. Recuerda, te saca las responsabilidades de encima. Ya llegará el momento...”
-Ese idiota puede salir adelante, lo que sucede es que no confío en nadie más para cuidarlo...—Se puso de pié, y salió dándole la espalda a su padre. Pero muy atento a lo que pudiese pasar.
-Eres un estúpido... Matarlo solucionaría muchos de tus problemas y del clan...
Iori se paró en seco. Mentalmente ya estaba en el 1458, en poco tiempo lo mataría si no se controlaba.
-Pero con matarlo no ganaría nada, no encontraría paz. Prefiero cuidarlo y verlo humillado por mi amabilidad...—dicho esto dio media vuelta y se fue. Pero aún así, podía sentir como su padre seguía burlándose.
-Eres un sadomasoquista... ¡jajajajajajajaja!
Y contando hasta el 2353,salió de la mansión. Todos lo criados que se cruzaban en su camino, lo miraban con cierto cariño. Pues, Iori Yagami, dentro de esa familia de locos, era el único lo suficientemente valiente como para hacerle frente a los abusos de los otros miembros del clan.
Una vez fuera, miró hacia la mansión. Y allá en la ventana más alejada, vió a su madre.
Sonomi Kamakura, había cometido el error de casarse con un demonio con careta de ángel. Pero de esa unión había nacido su querido hijo, el cuál gracias a Dios mantenía todos los rasgos del lado materno.
Iori, se sintió dichoso de verla, la saludó con agrado y delicadeza. A lo cual, su madre contestó con el mismo gesto. Eran pocas las veces que se veían, y cuando lo hacían, Sonomi era castigada por el imbécil de Kojiro. Por eso mismo, habían decidido verse poco, y dedicarse una que otra carta u obsequio. Siempre a escondidas, todo para evitar complicaciones. Iori se había prometido liberarla. En cuanto matase a su padre, lo primero que haría sería llevársela de vacaciones a cualquier lugar del mundo que quisiese.
“Ya falta poco madre... Ya falta poco...”
Se retiró, mientras miraba la figura de su madre. Ella no cambiaba nunca, siempre una figura joven y hermosa. Muchos miembros del clan la tenían por un vampiro inmortal. Por que aunque sufría por los golpes de Kojiro, siempre se mantenía igual. Cabello rojo, ojos color lavanda que él no había heredado. Figura de muñeca de porcelana y cuya voz era similar a la de una niña.
Llegó a su auto y se vio invadido por las imágenes de Kyo.
“Solo espero que el muy idiota no cometa ninguna locura...”
2 DÍAS DESPUÉS- EN EL HOSPITAL
Kyo tirado en su cama, había conseguido que una enfermera le alcanzase una radio, escuchaba una radionovela. Llamaron a su puerta.
-Pase
-¡Miren a fosforito!
-Benimaru...—sonrió ante la presencia de su amigo.
-¡El único e inigualable!...—se lo notaba animado, pero había algo que no concordaba. Algo en su voz se notaba forzado.
-No esperaba verte todavía...¿Shingo y los demás?
-El niño al enterarse que despertaste casi llora. Atenía por poco y mata al médico al abrazarlo—la imagen mental que se hizo Kyo le provocó un acceso de risa.
-Ya me lo esperaba... ¿Y Yuki? -...—Benimaru se movió incómodo en su lugar. -¿Qué pasa? Seguro que debe estar esperando para hacer una aparición triunfal, ¿no es cierto?
-Kyo... Yuki... ella...
-¿Qué pasa?, escúpelo de una vez que me mata la intriga.
-Kyo... ella... está... murió....
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Diciembre, 2005