Fanfic por I-chan

Llamas y oscuridad

Capítulo 2.-

UN MES DESPUÉS-HOSPITAL PÚBLICO DE OSAKA- SALA DE DESCANSO

Tres médicos se miraban con notada preocupación. Ante ellos, sobre la mesa, se podían ver dos archivos médicos correspondientes a Iori Yagami y a Kyo Kusanagi...

-Me sorprende que cualquiera de los dos siga con vida... Sus historias... son realmente increíbles..—dijo el mayor de los tres allí presentes -¿Qué es lo que dice Maekawa?

Un hombre no mayor a los treinta años contestó

-Dice que es muy probable que aunque Kusanagi-san despierte, quede paralítico y ciego.

-No me sorprende, recibió tantos impactos en la cabeza que amnésico es lo menos que esperaría.—Agregó una mujer de cincuenta largos y con filtro.

-De cualquier forma, tenemos que ver como mantenerlo vivo... ¡El prestigio de este hospitalestá en juego!.

-Los Kusanagi son dueños de la mayor parte de este hospital...¿no es cierto?—preguntó el más joven con un dejo infantil, muy ajeno a su edad. -Si pequeño, y de ellos depende nuestro bienestar económico. -Pero, a decir verdad... el que más me sorprende es Yagami-san... su sangre es como aceite para autos de mala calidad.... Sus órganos internos se están deteriorando a una velocidad astronómica.... Estos jóvenes de hoy día me sorprenden cada vez más.... -Pero ellos no son gente normal... Tan solo mire las heridas de Kusanagi-san—indico el joven mientras leía un fragmento del reporte clínico —Laceraciones en el pecho y las extremidades, columna rota entre la cuarta y quinta vértebra,fractura de cráneo, costillas expuestas.... Y por lo que me dijeron la perdida de sangre fue mayor al 60%.... si sigue vivo es porque tiene a un Dios de su lado.... -Yo no creería tanto en los dioses.... Conozco a la familia de ambos perfectamente.... Desde que era enfermera que los he atendido.... No me sorprenden para nada.... El hecho de sobrevivir no es lo importante,... es como se recuperan. He visto a muchos de esas familias sobrevivir a heridas de este tipo, el problema es durante la recuperación... Casi nunca avanzan... en su mayoría se resignan y se dejan morir.... suicidio.... en el mejor de los casos. Los Yagami son más económicos, matan a los que ya nosirven y les quitan la agonía de vivir de manera inútil. -Eso es horroroso.... -Es tradición.... no espero que la entiendas.... Probablemente ni los propios Yagami entiendan...

Se miraron pensativamente. Durante el resto del descanso, se limitaron a tomar el café en silencio.Saludaban a los otros doctores que entraban, y luego se sumían en ese silencio pensativo que suele llevar a la locura. Si alguien les hubiese dicho que esto solo era el principio de algo más grande, habrían bufado y seguido caminando. Pobres aquellos que no quieren ver la verdad. Son los que más sufren al final.

UNA SEMANA MAS TARDE- AREA DE RECUPERACIONES- TERAPIA INTENSIVA

Iori Yagami, habría los ojos lentamente. La luz de la habitación lo encandilaba, todo demasiado blanco para su gusto. Prefería los colores sobrios, tanto brillo le dolía.

Poco a poco, los recuerdo comenzaron a fluir como un manantial a su cerebro. De un momento a otro, se sentó frenético en su cama. Todo su cuerpo le dolía y le pesaba. Sus heridas, notó, sanaban bien pero esa sensación de cansancio provenía de otra fuente. De su espíritu, el cual estaba gastado por la fuerza que Orochi ejerció sobre él.

Y recordó su sueño...

“¿Qué demonios significa?”

Sus pensamientos se vieron súbitamente cortados por el deseo irrefrenable de ver al Kusanagi.

“¿Estará vivo?...¿estará bien?”

A duras penas, logró ponerse de pie, pero estaba muy débil. Su cuerpo necesitaba descanso, pero su espíritu requería aún más el conocimiento del bienestar del Kusanagi.

Intentó caminar, pero se vió impedido por su desgaste. Se sentó en la camilla procurando recuperar el aliento.

Buscó el ki de Kyo, y solo encontró una pequeña luz de vela allí donde antes encontraba un faro. Lo sabía mejor que nadie, Kyo estaba muy mal... y todo era su culpa.

La puerta se abrió lentamente.

-Ahhh Yagami-san... que bueno verlo despierto—saludó cortésmente un hombre de mirada gatuna y cabellos castaños.—Mi nombre es Maekawa Souji.... Soy el médico que atendió tanto a usted como a Kusanagi-san...

Esa frase sonó como una bomba en los oídos de Iori.

-¿Dónde está Kusanagi?...

- ¿Qué tal si primero le explico sobre SU condición Yagami-san?—Preguntó el hombre con un dejo de nerviosismo.

-Me importa un comino mi estado... ¡¿Donde está Kusanagi?!—el pelirrojo amenazaba con estallar todo en llamaradas púrpuras todo a su alrededor si su pregunta no era contestada cuanto antes.

-Yagami-san... ya me habían informado de su temperamento, pero no me esperaba semejante despliegue de su parte. Si espera unos momentos, le proporcionaré de una silla de ruedas para su comodidad y lo llevaré ante Kusanagi-san lo más rápido posible.—la expresión del médico regresó a ser la de un gato. Yagami no estaba de buen humor, estaba muy preocupado.

-No quiero una silla de ruedas, no soy tan débil. Solo lléveme con Kusanagi,... ¡ahora mismo!.

-Si así lo prefiere...—el médico aparentó desinterés, pero era obvio que temía por su seguridad. Yagami era alguien de cuidado.

Lo llevó por un interminable laberinto de pasillos, cada vez más cerca de donde brillaba esa pequeña llama de vela que era el ki de Kyo Kusanagi. Y mientras más se acercaba, más miedo sentía Iori, ¿por qué? se preguntarán.

Porque cada paso que daba, además de dolerle, hacía sus oídos más sensibles, lo que le permitía escuchar los gemidos de dolor de las persona que habitaban esa sección del área de terapia intensiva.

Mientras más cerca de Kyo se encontraba, más fuerte se oían los gritos de dolor de los pacientes.

Hasta que llegaron a la sala indicada.

-Le pediré por favor que mantenga la voz baja, y por lo que más quiera, cálmese cuando lo vea.—Esas palabras le sonaron graciosas al Yagami.

Durante toda su vida, había estado rodeado de dolor y de desesperación. No temía a nada, pero al pensar en qué estado se encontraría Kyo.... Su corazón saltaba de preocupación, de miedo y de impotencia... Eso lo asustó, nunca antes se había sentido de esa manera respecto a alguien...Y no debería sentirse así respecto de su enemigo mortal. Pero ya a estas alturas, le importaba un comino lo que el clan o el propio Orochi pudiese hacer.

Solo tenía lugar para Kyo en su mente... El único ser que le permitía sentirse completo, el único humano que no huía de él, el único que se quedaba atrás para ayudarlo y contenerlo.... Ese era Kyo Kusanagi.... Un rival, un enemigo, un amigo, una obsesión.... su todo.

-Déjese de preámbulos y déjeme verlo. -Recuerde lo que le dije... está advertido.....—abrió la puerta suavemente, dejando entrar primero a Yagami.

Y nada de lo que le hubiesen dicho habría servido para prepararlo para lo que vería.

Kyo Kusanagi yacía inconsciente en la camilla, gracias a Dios, su cabeza estaba envuelta por una gasa que le cubría hasta los ojos. Su cuerpo estaba cubierto hasta la cintura por las sabanas, pero sus brazos tenían incrustadas incontables cantidades de agujas intravenosas, sondas, sueros. El respirador, le proporcionaba aire a sus pulmones, y lo único que se escuchaba en toda la habitación era el sonido de la maquina que controlaba el ritmo cardíaco y el respirador.

Yagami, hacía un gran esfuerzo para no mostrar debilidad. Pero le era casi imposible ocultar la culpa que sentía.

-Kusanagi-san recibió heridas muy graves. Es un milagro que siga con vida—el doctor se limpiaba los anteojos mientras hablaba—Las heridas de su cabeza fueron muy graves, tuvo una fractura de cráneo, creemos que es probable que quede ciego o inclusive amnésico. Eso si es que despierta... -¿Qué quiere decir?—la voz de Yagami sonó demandante pero a la vez débil. -Ustedes entraron hace un mes en terapia.. -¿¡Un mes!? -Por favor cálmese. Sus heridasno fueron tan graves, pero usted sufrió de un gran desgaste tanto físico como mental. En cuanto a Kusanagi-san... esa ya es otra historia...

Ambos miraron a la figura del durmiente.

-Kusanagi-san, no solo recibió esas heridas en la cabeza, sino que también sufrió grandes heridas en el tórax, su columna está quebrada—miró a Yagami de manera inquisitiva—Es posible que quede paralítico... -Tiene que estar bromeando....—Iori se negaba a creer semejante noticia. -Por supuesto que no, en mi trabajo no hay lugar para las mentiras o bromas. Pero como dije antes, eso es en el mejor de los casos. Por el momento, este joven, permanece en estado comatoso...

Eso le vino a Yagami como una patada en la boca del estómago...

-¿No puede hacerse nada?... -Por ahora, solo podemos esperar.... Sin embargo, le sugiero que no tenga muchas esperanzas, con este tipo de casos... es mejor prepararse para lo peor...

El doctor se fue dejando a Iori solo con el durmiente. Por unos instantes, lo único que reinó en la escena fueron los sonidos de las maquinas. El pelirrojo intentaba asimilar toda la información que el doctor le había transmitido.

-No puedes rendirte así de fácil Kusanagi.... Eres mejor que eso, tú me lo enseñaste....—Mientras hablaba, se acercaba lentamente al joven.—Siempre fuiste el más fuerte de los dos, me niego a aceptar que vayas a terminar así.... Tu simplemente no eres de los que se rinden tan fácil...

Si siguió hablando, es difícil saberlo, ya que su voz llegó a convertirse en un murmullo indescifrable. Si alguien lo viese en ese momento lo confundiría con otra persona. Esa persona de apariencia triste, simplemente no podía ser EL Iori Yagami.... Aunque eso ya queda para la comprensión de cada uno.... Iori nunca dejó de ser humano. A pesar de que intentaba ocultarlo lo más posible...

Y ASÍ, PASÓ OTRA SEMANA...

Su cuerpo se sentía extraño. Inusualmente pesado, no podía sentir sus piernas, tenía un dolor de cabeza que lo dejaba extremadamente confundido. Intentó mover los brazos. Un dolor lacerante recorrió todo su cuerpo. Gimió por el dolor y la confusión. De inmediato sintió como alguien se movía a su lado.

-Kusanagi-san, cálmese—la voz le sonó totalmente desconocida. Intentó hablar pero tenía la boca demasiado seca como para articular algo. Se limitó a lanzar un gemido lastimero, no podía hacer nada más. Sintió otro espasmo de dolor que recorría todo su cuerpo—Espereunos momentos

Luego de unos instantes, sintió como alguien le ofrecía un vaso con agua. Estaba tan sediento, que bebió como desesperado, casi se ahoga. Pero el vaso le fue retirado antes de que pasase a mayores.

-¿Don... dónde estoy...?—su voz sonó quejumbrosa, llena de dolor. -Se encuentra en el hospital. Yo soy el doctor Maekawa. ¿Cómo se siente? -Como.... si me hubiese chocado un camión... ¿Qué fue lo qué pasó? -¿No recuerda nada?... -Lo último que recuerdo.... es... haber estado peleando con Yagami.... ¿qué fue lo qué pasó?—reiteró el joven. -Eso me gustaría saber a mi también... Yagami-san se retiró hace bastante del hospital, no quiso dar explicaciones de lo sucedido.... Kusanagi-san, tengo que informarle de muchas cosas. -No.... no siento... mis piernas....

Nuevamente, intentó mover los brazos. Intentó sentarse, pero su cuerpo simplemente no respondía... Se sintió desesperado, hizo hasta lo imposible para ponerse derecho, pero no obtuvo resultado alguno. Solo sintió la desesperación crecer dentro de él.

-¿¡QUÉ DEMONIOS ESTA PASANDO!?—habló en un grito angustiante, resultado de todas sus emociones y la sensación de mortalidad que lo invadía. -Por favor, intente calmarse... -¿¡QUÉ INTENTE CALMARME!?, ¿¡COMO PUEDE DECIRME ALGO ASÍ!? -Por favor... tiene que entender... -¿¡Entender qué...!?

Las manos de Kyo se movían mas rápido que lo que el doctor podía imaginar. El joven se retiraba los vendajes y las agujas de los brazos a pasos veloces, el médico se sentía preocupado por el resultado, pero no había nada que pudiese hacer. Llamó a los enfermeros, y estos se limitaron a observar con cuidado. Si intervenían podría hacerse más daño del debido.

El joven, sentía como todo su ser era una masa de dolor incoherente. No podía detectar sensación alguna en sus piernas, sus ojos no podían registrar ningún tipo de luz a través de las vendas. Pero, lo que más miedo le daba, era la sensación de debilidad en su propio ki. Apenas y si podía detectar el del médico a su lado.

Y cuando finalmente se retiró las vendas, y abrió lentamente los ojos, sintió como el mundo se le venía encima.

-¿Kusanagi-san....?—El doctor vio como la expresión de Kyo se veía modificada de una de desesperación a una de total y completo vacío. -Dígame...... ¿qué....—tragó saliva— es... lo que tengo...? -Se que esto le resultará difícil... pero debe saber que.....

Mientras Maekawa explicaba, la expresión de Kyo se iba deformando. El vacío ahora era una mar de emociones imposible de comprender.

-Es muy probable que usted... no vuelva a caminar... En cuanto a sus ojos... eso ya depende de que tal siga el tratamiento que le pondremos.... De hecho... fue una sorpresa que usted despertase.... Lleva un mes y una semana inconsciente... Sus amigos ya lo daban por perdido... -¿Me está diciendo que me resigne...?—la voz del joven sonaba con ira contenida. Sus manos tomaron las sábanas, temblaba. -Me está mal interpretando... Lo que quiero decir, es que en estos casos, el hecho de que usted siga con vida, ya es de por si un milagro... -Pero aún así..., viene y me dice que quedaré ciego y paralítico... ¿Y espera que me lo tome como si fuese una noticia del tiempo...?—Sus manos temblaban aún mas. Chispas salían del contacto de sus dedos con la suave fábrica de la sábana.--¡ME NIEGO! ¡NO VOY A SER UN INÚTIL! ¡NO ME VOY A RENDIR!

Y con ese grito de dolor, ira y decisión, las legendarias llamas de los Kusanagi explotaron, envolviéndolo en un mar de fuego. El médico, asustado por esa repentina explosión, indicó a los enfermeros que administrasen sedantes.

Durante unos momentos, estos trabajadores se miraron confundidos e indecisos.

Kyo, por su explosión, se vió debilitado momentáneamente. Mareado, cayó a la cama. Sus heridas comenzaban a sangrar de nuevo. Los enfermeros, ya más seguros sedaron al joven, el cual estaba muy cansado y angustiado como para proclamar alguna queja.

-¿Mis amigos....? -Los jóvenes Nikaido, Yabuki y las señoritas Kushinada y Asamiya....han venido de tanto en tanto y hubo más visitas... -¿Y mis... padres..? -También han venido.... pero... bueno... usted tendría que hablar directamente con ellos...

Maekawa, se retiró dejando a un Kyo muy confundido por ese comentario. Los enfermeros se encargaron del cuidado de sus heridas.

Y Kyo mentalmente se maldecía. No podía recordar como había terminado en ese estado. Lo máximo que recordaba, era una pelea con Yagami, pero no podía estar seguro de que fuese una reciente o una más antigua.

“Un mes y una semana inconsciente... ¿Qué demonios fue lo que me pasó?... Tengo que hablar con Yagami.... ¿Qué habrá querido decir el doctor ese con que debería hablar con mis padres...? ¡Me siento tan inútil...! ¡No lo admito... No puedo admitirlo!”

Estas y más preguntas rondaban la mente del joven Kusanagi. Y cuando finalmente lo dejaron solo, hizo lo que menos se esperaba...

Kyo Kusanagi, el feroz guerrero heredero del clan del sol, lloró en silencio. Su pecho se movía al ritmo de su llanto mudo, y de sus ojos sin brillo brotaban las únicas lágrimas que se permitió derramar. Nunca lloraría frente a alguien por el dolor que sufriese, o eso fue lo que se prometió....

Pero él no sabía, que allí en las sombras una figura de ojos color sangre lo miraba con un nudo en su pecho.

Iori Yagami, al sentir la explosión del ki de Kyo, llegó más rápido que alma que lleva el diablo. Y ahora observaba en silencio como el otro sufría.

Todo indicaba que el joven de cabellos castaños había utilizado todo lo que le restaba de energía en esa explosión, por que no se percataba del ki de Iori.

Eventualmente, Iori se retiró dejando al otro descansar y absorber toda la información. Caminó por los pasillos del hospital con un aura a muerte que provocaba escalofríos a cada persona que se cruzaba. Pero nunca esperó que sus pasos lo llevasen frente a Saisyu Kusanagi....

-Yagami Iori... -Kusanagi-sama… -Semiraron unos instantes. Iori podía sentir la repulsión que le causaba a ese hombre. Eso le pareció tan gracioso que casi ríe allí mismo. Pero sabía que por la cara de ese hombre, algo importante tenía que ser dicho. -Derrotaste a mi hijo...-no era una pregunta, era una afirmación casi venenosa. Yagami se limitó a encoger los hombros, como restándole importancia. Eso no le cayó muy bien a Saisyu, pero no dijo nada. -Peleamos... salimos heridos, fue igual que siempre. -Pero esta vez el resultado no fue el mismo-miró a Iori con un odio indescriptible- Kyo ya no podrá volver a pelear.... Los Yagami ganaron...

Se miraron unos segundos, Iori no pudo evitar esa punzada de culpa en su pecho.

-La tradición indica que el heredero derrotado deberá someterse a los designios del ganador. Así que por lo que más quieras, ahórrale la vergüenza y el dolor a mi hijo... Mátalo rápido...

Dicho esto, el mayor de los Kusanagi se retiró. Pasó de largo a Iori el cual se mantenía frente a él... El pelirrojo, sintió la ira apoderarse de él...

-Me da asco...—Saisyu se paró en seco. Iori giró y miró directamente a la espalda del viejo.—¿Cómo puede abandonar a su hijo cuando más lo necesita?. No se usted, pero yo sé que Kyo se va a recuperar y sé que volveremos a pelear... ¡Pero lo qué más asco me da, es el hecho de que usted lo entrenó desde pequeño y ahora como ya no le sirve lo deshecha como un juguete!

“Igual que yo... Lo usan y tiran igual que a mí...”

-Nunca entenderás... Esto no nos es tan fácil como parece....—Su voz sonó quebrada.—Es la tradición...

Y dicho esto se fue, dejando a un iracundo Yagami mirar al vacío con odio...Al final, Iori pudo comprender que el y Kyo no eran tan diferentes después de todo.

Pero ahora... ¿Qué iba a hacer... matar la joven... llevárselo con él... dejarlo a su suerte...?

En ese momento supo que su viaje, recién estaba por comenzar...

~ * ~

Capítulo 3

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Diciembre, 2005

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