Thoughts, Lies and Memories

Fanfic por Dharma Allori

CAPÍTULO I: Dare... (¿Quién...?)

La motocicleta recorría las calles vacías con gran velocidad, el viento frío de la noche agitaba los cabellos castaños del motociclista. Se había sentido tan furioso que no le había dado importancia al asunto de ponerse un casco, y se apresuró a llegar al lugar citado.

-Maldito Yagami... -masculló Kusanagi Kyo- Espero que terminemos pronto con este estúpido duelo...

Su departamento se encontraba alejado media ciudad del lugar en el que peleaban habitualmente y se dirigía a toda velocidad al encuentro del pelirrojo. No sabía ni siquiera por qué demonios asistía aquella noche si simplemente no estaba de humor para las tonterías entre sus clanes. Dio vuelta en una esquina y fue entonces cuando pasó... todo sucedió demasiado rápido...

Kyo abrió sus ojos con horror y sorpresa al notar que iba a atropellar a alguien que cruzaba la calle, e inconscientemente, trató de cambiar su dirección, pero llevaba demasiada velocidad, perdió el equilibrio y cayó golpeándose fuertemente con el duro pavimento de la calle. Debido a la fuerza cinética aún no desvanecida, la motocicleta siguió avanzando por unos instantes, sacando chispas por la fricción entre el metal y el concreto, antes de detenerse a unos 20 mts. de su conductor. El cuerpo de Kyo había dado varias vueltas antes de terminar tendido boca arriba, inconsciente, su cuerpo estaba seguramente cubierto de golpes, y su rostro de raspones y sangre proveniente de una herida en su cabeza, en su fracturado cráneo.

A un kilómetro seiscientos setenta y tres metros de aquel lugar, Yagami Iori se retiraba del lugar en el que siempre peleaba con Kusanagi Kyo.

-No creí que te acobardarías de esta manera Kusanagi... -murmuró para sí sin tener idea siquiera de que en aquel mismo instante Kyo se encontraba gravemente herido, mientras su sangre se esparcía por la calle de oscuro pavimento...

* * *

Una luz blanca se filtraba por las delgadas cortinas, blancas también, dándole una apariencia estéril y enfermiza a la pequeña habitación de hospital.

Sobre la cama, entre blancas sábanas de hilo se encontraba tendido un joven de no más de 20 años, con una bolsa de suero, y otra más de sangre, entrando a su cuerpo inerte vía intravenosa. Su piel pálida no presentaba señas algunas de salud, mucho menos de vida, más a pesar de estar en tales circunstancias, Kusanagi Kyo, seguía con vida. Pero... ¿de qué le sirve a uno la vida si no puede ni siquiera despertar...?

La puerta se abrió lentamente y tres personas entraron a la incolora habitación.

-Domo arigatou-le refirió una de las personas a la enfermera que les había acompañado hasta ahí.

-Mondai arimasen(no hay problema)-le contestó ella a la persona que le agradeció, escondiendo un ligero sonrojo al inclinar un poco el rostro, el joven que le había hablado era un hombre rubio de grandes ojos celestes y sonrisa encantadora-el médico vendrá lo más pronto posible...

-Gracias de nuevo-le dijo ahora un jovencito de cabellos castaños y ojos claros, algo más joven que el rubio. Se inclinó como despedida y salió del cuarto.

Entonces, ambos jóvenes se volvieron, el temor brillaba en sus pupilas, temor a lo que verían... o mejor dicho, a quién verían recostado sobre la cama, cubierto con las delgadas y descoloridas sábanas de hilo, casi tan pálidas como la tez de Kyo. Nikaido Benimaru y Yabuki Shingo observaron llenos de angustia el cuerpo casi sin vida de su mejor amigo y maestro, respectivamente; ahí de pie, inmóviles, sin creer que era cierta le escena frente a sus ojos. Permanecieron así por unos interminables momentos, pudieron ser segundos o incluso hasta horas, no tenían ni la menor idea del paso del tiempo mientras estuvieron de pie ahí, observando como cada instante de tiempo se le escapaba a Kyo de las manos.

Shingo abrió la boca, como si quisiera decir algo, mas todo sonido se ahogó en su garganta antes de poder siquiera tratar de expresarlo. No podía ser, se repetía en su mente una y otra vez, todo era un sueño, una horrenda pesadilla, le decía el corazón; pero la razón era la que le obligaba a aceptar la cruel realidad ante sus ojos. De pronto, se vio sacado de sus pensamientos auto torturantes al sentir una gentil mano posándose sobre su cabeza, acariciando sus cabellos en un gesto de simpatía y, de cierta forma, consuelo. Alejó sus ojos de la cama donde yacía Kyo para volverse y encontrarse viendo directamente a los ojos azules de Benimaru.

-¡Anda Yabuki, genki wo dashite!(Anímate)-le dijo con voz gentil pero sin poder ocultar su propio pesar-de camino a casa te compraré un helado. Shingo parpadeó un par de veces antes de comprender lo que el rubio había dicho.

-¿Cómo que me comprará un helado, Nikaido-san?¡¡No soy un chiquillo!!-le reclamó lo más calmadamente posible sin poder ignorar un sonrojo de vergüenza sobre sus mejillas.

-No, por supuesto que no... -le dijo entrecerrando sus ojos maliciosamente mientras una sonrisa se esparcía por sus labios. Shingo abrió sus ojos enormemente y sintió sus mejillas enrojecer aún más.

-Erm.. yo... yo no... eh.. yo sólo... -con esto, Benimaru dejó escapar una risita divertida.

-Descuida, Shingo-dijo-luego discutiremos si aún eres o no un chiquillo... -en sus ojos azules permanecía una chispa de la malicia anterior y su sonrisa, aunque ahora más pequeña, aún con un aire burlón.

Shingo solamente, inclinó la vista y trató de hacer que su sonrojo no empeorara. Benimaru a veces podía ser realmente malvado. Iba a decir algo, pero en ese instante la puerta de la habitación se abrió y un hombre mayor entró.

-Muy buenos días caballeros... -les saludó cortésmente-mi nombre es Yotae Shikanate y soy el Doctor encargado de la sección de Traumatismo, me hago cargo del caso del joven Kusanagi.

-¿se encuentra muy grave, doctor?-preguntó Benimaru con un tono demasiado serio, muy raro en él-Creo que es mejor que nos diga lo peor ahora en vez de darnos falsas esperanzas...

-Nikaido-san!!-exclamó Shingo ante la ruda descortesía, también poco habitual, del rubio.

-Kinishinai dene(no se preocupe)-le refirió a Shingo con una sonrisa amable-comprendo perfectamente su situación, así que diré todo sin rodeos, como usted ha solicitado Nikaido-san... el joven Kusanagi ingresó ayer al hospital con traumatismo craneoencefálico debido a una fractura en el hueso parietal derecho, debido a la pérdida de sangre estaba en estado de semi-shock pero por suerte teníamos reservas de sangre AB- y de O- las cuales ayudaron a normalizar su condición. Además de una fractura menor en el radio del brazo izquierdo, algunos raspones y moretones, el joven Kusanagi se encuentra bien... eh... ¿cómo decirlo? Se encuentra bien físicamente...

-¿Físicamente?-el médico asintió algo serio, luego se tocó la sien con un dedo.

-No sabemos aún si hay daño cerebral. El golpe que recibió en la cabeza fue muy fuerte y no estamos seguros de las consecuencias que pueda tener, podrían ir desde un coma repentino mientras duerme hasta una parálisis total o parcial.

-¿N-nani...?-preguntó horrorizado el jovencito de ojos claros. Benimaru sólo apretaba sus puños con gran fuerza.

-También hay la posibilidad de que no le suceda nada más que algunas jaquecas o problemas para recordar las cosas, lo único que se puede hacer es esperar y... si me disculpan... -murmuró observando su reloj-debo revisar a otros pacientes, con su permiso...

Se retiró y cerró la puerta tras de sí, dejando aún más angustiados y preocupados a ambos jóvenes. Benimaru volteó a ver a Shingo y en su rostro pudo ver solamente dolor y una infinita tristeza. Se le encogió el corazón dolorosamente cuando vio como Shingo falló al tratar de detener las lágrimas y vio también como una tras otra recorrían sus mejillas. El rubio se acercó al chico de cabellos cafés y lo estrechó con fuerza entre sus brazos.

-Naku na, Shingo(no llores)-le dijo apartándose para observarle, con sus manos limpió sus húmedas mejillas y le sonrió con algo de tristeza-Sé que querías que Kyo fuera el primero en saber que aprobaste el examen de admisión en la universidad pero... ya... ya escuchaste al doc., puede que no le haya pasado nada... -Shingo le sonrió, agradecido de que tratara de animarlo pero sabía que mentía, sabía que Benimaru no creía que Kyo estuviera como si nada... así como él tampoco lo creía...

* * *

Así pasaron los días. Los jóvenes pasaban en la blanca habitación el tiempo que les permitían las horas de visita, y después se retiraban para tratar de renovar las esperanzas para el día siguiente. De esa forma pasaron nueve días, hasta que por fin, una tarde, Benimaru y Shingo vieron como el joven sobre la cama por fin daba señales de vida. Cuando entraron a la habitación se encontraron con que Kyo se encontraba de pie frente a la ventana cerrada, observando fijamente su reflejo. Benimaru y Shingo entraron a la habitación pero Kyo no se dio la vuelta, parecía estar muy ensimismado observando el reflejo en el vidrio.

-¿K-Kyo?-Llamó el rubio acercándose un poco, el chico de cabellos castaños apartó la vista del vidrio y se volvió lentamente para observar a Benimaru. Sus grandes pupilas se clavaron en las azules de Benimaru Nikaido, pero el rubio estaba tan contento de ver a Kyo despierto que no notó la diferencia de esos ojos que le observaban con los que recordaba. El rubio sonrió-No deberías estar fuera de la cama, recuéstate y descansa... -Benimaru apartó a Kyo de la ventana y con gentileza le hizo volver a la cama-voy por el médico Shingo, tú quédate con él y no dejes que se levante...

El chico de ojos claros asintió y se sentó en una silla al lado de la cama desde dónde Kyo le observaba con sus grandes ojos. Shingo le sonrió con gran júbilo e iba a hablarle cuando notó el cambio en aquellos ojos.

-¿Senpai...?

* * *

Benimaru se acercaba a la habitación 219, en la cual se encontraban Shingo y Kyo, iba en compañía del Doctor Shikanate. Estaban frente a la puerta cuando escucharon el sonido de algo cayendo al suelo. Con rapidez digna de un luchador del torneo The King of Fighters, Benimaru abrió la puerta y entró para encontrarse con Shingo quién al ponerse de pié había tirado la silla. Había retrocedido de su antiguo lugar a lado de la cama hasta quedar muy cerca de la pared, su boca estaba abierta pero ningún sonido salía de ella, sus ojos estaban muy abiertos y en sus pupilas de color claro sólo se leían el horror y la angustia.

-Shingo!-el rubio se apresuró a llegar a su lado y trató de sacar al chico de ojos claros de su aparente estado en completo shock-Shingo ¿nani ka arimashita ka?(¿Qué pasa?)

-Ni... Nikaido-san... ma-masaka Benimaru-san... masaka... (no puede ser)-era lo único que podía murmurar Shingo debido a su repentino estado.

-Doushita, Shingo?!-insistió el rubio, y Shingo lo único que pudo articular fue...

-Kusanagi-san... -Entonces Benimaru recordó que esa era la habitación de hospital y que Kyo estaba sentado sobre la cama. Se volvió y, con asombro mezclado también con horror, descubrió que las blancas sábanas estaban manchadas con sangre... sangre escarlata de Kyo que resaltaba horriblemente en contraste con la palidez de la tela...

Benimaru avanzó en dirección hacia el chico de cabellos castaños. Kyo se encontraba sentado aún sobre la cama, tenía sus dos manos descansando sobre su regazo y observaba fijamente la sangre que las cubría, ni en su rostro ni en sus grandes ojos castaños se leía expresión alguna. El rubio se detuvo a escasos pasos de la cama y permaneció observando al chico castaño. El joven Kusanagi se había sacado la aguja intravenosa y con ella se había pinchado los dedos de ambas manos, pero... ¿cómo era que las sábanas estaban tan manchadas? Benimaru avanzó un poco más para poder observar bien toda la cama y momentos después dejó escapar un grito ahogado para luego retroceder un poco hacia atrás, justo como Shingo lo había hecho instantes antes al distinguir lo que había sido trazado con la roja sangre...

Sobre las telas blancas de delgado hilo, escrito con sangre de las venas de Kyo, con la misma sangre, maldecida más que bendecida, con el don del fuego, se encontraban escritas las palabras causantes de tal angustia y desesperación en ambos jóvenes...

"Watashi Wa Dare Deshou... (¿Quién Soy...?)"

* * *

Notas de MiauNeko: Para las que saben japonés, ya se deben haber dado cuenta de que todos hablan muy educados en este fic, ne? ^^ Me estoy tomando la libertad, con autorización de la autora, de modificar algunas conjugaciones para que las frases parezcan más rudas y/o masculinas, más propias de gente como Iori o Benimaru.

* * *

Continúa...

[ Capítulo 2: Mazu doko kara hajimetara ii desuka? ]

Los personajes pertenecen a SNK
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IorixKyo Archive
Marzo, 2002

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