Fanfic por Artemis

Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~

Capitulo 58: Tots Junts

- Subid – gruñe Kaiji desde arriba, harto de esperarlos, entrando en la habitación que comparte con Shikai.

Kyo sonríe levemente ante el tono molesto y se dirige a las escaleras seguido de cerca por Syo, preocupado por si Kyo puede saber bien dónde empiezan los escalones.

Iori tras ellos, aún molesto y viendo cómo Shikai, sin hacer el menor ruido, va tras él.

Entran en la habitación, Syo no puede evitar sorprenderse ante lo grande que es ésta, hay una cama algo revuelta, como si alguien hubiera estado tumbado allí. La luz está prendida, fuera ya no hay suficiente luz como para iluminar la habitación, la noche ha caído hace rato y la luna, aunque llena, no ilumina lo suficiente.

Toman asiento, Syo debe apartarse levemente de Kyo pues Yagami coge un brazo del joven Kusanagi y lo lleva, algo bruscamente, a una de las sillas, sentándose él al otro lado. Shikai escoge sentarse con elegancia en la cama revuelta mientras Syo se queda en pie.

Kaiji por su parte está buscando algo en un pequeño armario junto a la pared, un mini bar. De él saca una botella de whisky por estrenar y tres vasos, los cuales coloca encima de la mesa. Uno frente a Yagami, otro frente a Kyo y otro para él.

- ¿No le vas a ofrecer a Syo? – pregunta Shikai entre divertido y sorprendido, no esperaba que Kaiji tuviera un gesto... amable para con Kyo y Yagami. Cuando Syo va a decir algo Kaiji habla primero.

- Él no bebe – gruñe, o más bien sentencia, el ninja y Shikai no puede evitar una ligera y suave risa. ¿Un hermano sobreprotector? Le parece curioso ver a Kaiji de esta forma. Mira a Syo quien baja su rostro.

- Kaiji, yo puedo hablar... – dice al fin el ninja mientras ve cómo su hermano lo mira mientras se enciende un cigarrillo.

- No – sentencia el hermano mayor – Tú no bebes ni fumas, y si lo haces... que no sea delante de mí – sus ojos grises clavados en los de Syo, levemente molestos tal vez. Syo no puede evitar bajar su rostro, levemente sonrojado al oír que Kyo-sama ríe suavemente, no esperaba que Kaiji se comportara como su hermano ahora... sonríe, muy levemente, no puede negar que le gusta que su hermano lo trate así de vez en cuando. Aunque hubiera preferido que no fuera justamente delante de Kyo-sama.

Iori sólo observa distante la situación. Nota por unos momentos lejanía, como si él realmente no tuviera que estar aquí, como si estuviera desencajando. La situación se le hace extraña, demasiado... familiar. Un hermano reprendiendo al otro mientras sus amigos ríen por la escena. ¿Le ha pasado a él algo similar alguna vez? No. Él nunca ha tenido amigos y su familia deja mucho que desear, menos por Meu, claro. Pero aun estando con ella no siente realmente que le importa. Es su prima, la acepta como tal, pero no es su confidente o esa amiga con la que puedes reír sintiéndote tranquilo y relajado a su lado. Kyo siempre ha tenido más suerte que él en este aspecto, aun encontrándose en esta situación puede reír con sus amigos.

- ¿Pasa algo, Iori? – una voz fría le devuelve de nuevo a la habitación, se da cuenta que mientras pensaba estaba mirando fijamente a Kaiji, quizás por sentir cierta envidia del ninja al tener un hermano que le aprecia aun comportándose frío, no lo sabe.

- Kaiji... – la voz suave de Kyo, un ligero reproche en ella – Ten más respeto a Yagami – susurra Kyo con una sonrisa al oír el descaro con el que Kaiji le habla al pelirrojo.

Iori sólo mira a Kyo reprendiendo a su ninja suavemente, sintiéndose de nuevo desencajar en el lugar.

- ¿Por qué? – es la seca respuesta del aun más seco ninja quien primero mira a Kyo como si no entendiera por qué le dice esto y luego posa sus ojos grises en Iori, fríos, pero con una extraña serenidad. Yagami empieza a entender por qué Kyo lo aprecia, este ninja... siempre se muestra seguro de sí mismo, de sus palabras. Él mismo va a decirle el porqué... pero antes de que pueda hablar Kaiji lo corta - ¿Acaso no está con nosotros? – su cabeza se inclina casi imperceptiblemente hacia un lado, de nuevo mirando a Kyo como si éste le pudiera devolver la mirada. - ¿Es que, aunque nos ayude, no está en nuestro grupo? – Iori abre ligeramente sus ojos ante las palabras de Kaiji mientras ve cómo éste coge el vaso de whisky y bebe un pequeño sorbo. Su rostro inexpresivo. ¿Qué intenta el ninja? ¿Hacerlo sentir mejor? No cree que éste sea el tipo de ninja que se apiada de alguien. Si lo ha dicho... debe ser porque así lo piensa, al menos, eso supone el pelirrojo el cual curva imperceptiblemente sus labios en lo que sería una sonrisa. Extraño ninja.

Kyo no sabe qué decir al respecto. Aunque Kaiji tiene razón, ahora Yagami está con ellos, están todos juntos... lucharán juntos.

- Sí, lo estoy – responde Yagami al fin, viendo que Kyo adopta una extraña postura indecisa – Lo que quiero saber es... ¿qué tan importantes sois vosotros en esta lucha? – sus ojos dorados se clavan en los de Kaiji, ocultos bajo miles de finos hilos negros.

- Por separado... aun con estos extraños poderes... – Kaiji levanta una de sus manos distraídamente, observándose la palma como si la hubiera visto por primera vez y hace que chispas la rodeen, electricidad corriendo por ella, mientras también hace aparecer el fuego rojo como la sangre, manteniendo esos dos elementos juntos en su mano – Por separado somos de poca ayuda – acota cerrando la mano y deteniendo el fuego y la electricidad que la rodeaban. Sus ojos cerrándose por un momento para abrirlos de golpe y dirigirlos sin miramientos hacia Yagami, fríos, distantes.

- Entonces... ¿para qué servís? – se burla el Yagami sin dejar que lo que acaba de hacer el ninja con su mano le sorprenda.

- Si los cuatro estamos reunidos, podremos llamar al Juicio Final y eso ayudará... bastante – el ninja posa el cigarrillo que ha mantenido en su otra mano entre sus labios, se ha consumido estando parcialmente olvidado pero Kaiji aun puede hacer que el grisáceo humo invada sus pulmones, sanos por ser los de otro cuerpo pero eso al ninja parece no importarle.

Desvía su mirada lentamente, volteando ligeramente su rostro para observar a Shikai, aun sentado en la cama, observándolo también. Una sonrisa en sus cálidos labios. Mira la cama revuelta, donde, hace poco, Shikai estaba tumbado... muriendo. Mary ha sido quien lo ha llamado al celular, diciéndole que la fiebre había subido mucho. Él se ha ido a la estación algo molesto con el rubio, por lo que le había dicho de buscar pareja. Por eso cuando ha llegado con Kyo ha subido rápidamente a la habitación y...

Flash back

Kaiji entró en la habitación sin hacer ruido, sin decir nada, solo viendo al rubio tumbado en la cama, jadeante y sudoroso por la fiebre. Shikai le sonrió al verlo entrar, débilmente, sus ojos levemente empañados.

Kaiji se le acercó, siguiendo con su silencio, su mirada fría, observando los febriles ojos azules que no dejaban de mirarlo con atención, siguiéndolo en cada paso.

- ¿Ya están aquí? – preguntó el rubio entrecerrando levemente sus ojos por el cansancio pero sin dejar de mirarlo. Kaiji solo se limitó a asentir y a dejar que una sonrisa algo cruel apareciera en sus labios.

- ¿Sabes? – empezó a decir Kaiji con un dejo de burla en su voz – He decidido hacerte caso en lo que me has dicho antes – cruzó sus brazos sobre su pecho, la sonrisa burlona se acentuó aun más – Pero, ya he empezado, ¿no te importa, verdad? – Shikai no entendió bien lo que le estaba diciendo y se sentó lentamente en la cama, sin que Kaiji lo ayudara en hacerlo – No quiero esperar a que mueras... sería demasiado aburrido. Y, como Kyo está tan solo... – no terminó la frase, dejando que Shikai imaginara el resto, su sonrisa burlona no desapareció mientras hacía un gesto de desinterés con su mano.

- Mientes – susurró el rubio al fin, sin creer lo que Kaiji le decía, asustado porque eso fuera verdad, no quería que lo fuera.

En realidad Shikai era bastante egoísta, él mismo lo reconocía, aunque nunca se lo había dicho a Kaiji. Los celos lo mataban. Cuando veía a alguna chica sonreírle a su Kaiji sentía ganas de matarla. Suerte tenían esas chicas que Kaiji las ignorara pues si su pareja les hubiera dicho algo... no hubiesen quedado vivas por mucho más tiempo. Alex e Hiroshi eran otra cosa, por supuesto, aunque bien había estado tentado de matar al ninja moreno al saber de sus sentimientos y al creer que Kaiji se había acostado con él. Pero se contuvo, porque Hiroshi era su amigo, porque se disculpó aun sin tener la culpa de sentir lo que sentía.

Evidentemente que había hablado en serio cuando dijo que Kaiji se buscara a otra pareja, no podía hacer nada contra alguien si él estaba muerto, y no quería que Kaiji se quedara solo por mucho tiempo, a pesar de los celos, quería que su pareja volviera a ser 'feliz' después de su muerte, ¡pero no antes!.

- No lo hago – sonrió Kaiji, siguiendo aun con la sonrisa burlona. Se agachó hasta dejar su rostro justo frente al de Shikai, solo a unos centímetros. El rubio parpadeo, turbado, aun con la fiebre podía sentir el aroma de Kyo impregnado en la piel de Kaiji – Y... mira que me ha dado – siguió Kaiji, poniendo una mano frente al rostro de Shikai, mostrando un anillo.

- Este anillo... – murmuró el rubio, reconocía el anillo, había visto como Kyo lo llevaba desde hacía unos días y no pudo evitar empezar a enfurecerse al ver que lo llevaba Kaiji, apretando las sabanas en sus manos.

- Yagami se lo dio a Kyo, y Kyo me lo dio a mí – explicó y su sonrisa, hiriente y burlona se acentuó aun más. Se irguió de nuevo, pero antes que pudiera darse cuenta Shikai lo había golpeado, enviándolo contra la puerta con fuerza y esta cedió ante el inesperado golpe.

Fin Flash back

- Por cierto, Kyo... - empezó Kaiji después de permitirse unos segundos sumergido en el recuerdo. Ve como el joven Kusanagi voltea su rostro hacia él, sus ojos castaños expresivos aunque muertos – Tendrías que vigilar más tus cosas – comenta en voz neutra mientras comprueba como el joven frente a él frunce el ceño sin entender – Toma – el ninja pone una mano sobre la otra y retira el anillo de su dedo, dejándolo en la mesa en forma desinteresada.

Iori puede ver que eso es su anillo. ¿Cómo es posible que lo tenga este ninja?

Kyo se limita a oír el ruido que hace el anillo al ser dejado en la mesa, reconociendo con ese simple sonido lo que es. Luego, lentamente, comprueba si realmente es lo que piensa, sus dedos rozando en donde debería estar el aro de plata de Yagami, no está.

- ¿Cómo? – protesta Kyo con voz suave pero sin entender como ha logrado Kaiji sacarle el anillo sin que él lo notara.

- Fácil. Cuándo estabas a punto de caer te lo saqué y luego te cogí – dice Kaiji mientras ve como Kyo se vuelve a colocar el anillo aun con el rostro sorprendido ante lo que acaba de oír - ¿O realmente pensaste que te recogí por puro altruismo? – acaba con un leve tono burlón marcándose en sus palabras mientras vuelve a posar el cigarrillo entre sus labios y aspira el humo, dejando que este baje hacia sus pulmones invadiéndolos sin compasión. Kyo solo suspira, claro, Kaiji no suele ayudar a los débiles, más bien los mata. Niega con la cabeza con una sonrisa triste posada en sus labios. Kaiji no va a cambiar nunca.

Una risa corta y seca se deja oír por unos momentos esparciéndose por la habitación: Yagami.

- Ya puedo ir dándote cosas si te las roban tan fácilmente – se burla el pelirrojo en tono hiriente, algo molesto al ver como Kyo se ha dejado sacar el anillo con tanta facilidad y encima no se ha dado cuenta que no lo llevaba.

- Mira quien fue a hablar – sonríe Kaiji burlón mirando fijamente a los ojos de Yagami mientras levanta una mano cerrada frente al pelirrojo – Esperaba que dijeras algo así. Y, como no quería poner a Kyo en un apuro... – dice con algo de desinterés – bueno... realmente lo hice para divertirme, cogí esto – confiesa de nuevo con una sonrisa burlona y el sarcasmo presente en sus palabras mientras abre la su mano y Iori puede ver como un colgante plateado cae pendiendo sujeto por la cadena de un dedo de Kaiji, moviéndose de un lado a otro en un rítmico compás.

Yagami no puede evitar, inconscientemente, rozar su cuello con sus dedos, el colgante que le dio Kyo... no está.

- Maldito – gruñe el pelirrojo sin entender como y cuando se lo ha podido sacar.

- Cuando me alejaste de Kyo en la estación – responde Kaiji a la pregunta no formulada del pelirrojo. Recordando como vio el colgante en el cuello de Yagami y se lo sacó con bastante facilidad al tenerlo lo suficientemente cerca.

- Son años de experiencia robándole drogas y walkman's a Hiroshi – sonríe Shikai medio divertido por lo que ha hecho su pareja.

Kaiji no solía robar a nadie, no lo necesitaba y no le gustaba robar cosas a sus víctimas, pero cuando apareció Hiroshi empezó a hacerlo. En un principio lo hacía con precaución pues nunca le habían enseñado a robar, pero luego ya se atrevió a más y le sacaba los CD's y casetes de los walkman's mientras Hiroshi los escuchaba, evidentemente el moreno se daba cuenta de que alguien se los sacaba... aunque... algunas veces parecía que no, porque seguía cantando con su estridente voz como si nada.

Más adelante ya le quitaba walkman's enteros e Hiroshi no sabía dónde iban a parar (ahora el armario de la habitación que compartía con Kaiji parecía una tienda de discos). Al final Kaiji acabó robándole algunas drogas porque odiaba ver al moreno gritando y riendo como un estúpido después de haberlas tomado.

- ¡Así que eras tu! ¡Maldito ladrón! – una voz, chillona y estridente e Hiroshi aparece salido de la nada en la habitación, con un claro mohín en su rostro – Seguro tienes alguna por aquí – se acerca rápidamente a Kaiji dispuesto a cachearle entero para encontrar alguna de sus preciadas pastillas escondida entre los pliegues de la ropa. Pero antes de llegar a él se detiene, su rostro quedando pensativo por unos segundos – Oh, por cierto, ¡Hola! – saluda gritando a pleno pulmón mientras levanta una mano firmemente y luego vuelve a su tarea de ir hacia Kaiji.

- No tengo nada – gruñe Kaiji secamente entrecerrando sus ojos, apenas sorprendido por la súbita aparición del moreno chillón. Shikai tampoco se ha sorprendido por eso, ya han notado la presencia del ninja antes de que este apareciera.

- Porrrrrrrr favorrrrrrrrrrrrrr, seguro debes tener algo – Hiroshi mira a Kaiji casi a punto de ronronear al hablar, su cara de auténtico perrito abandonado, agachándose para quedar frente a frente con el nuevo rostro de Kaiji – Tienes alguna pastilla, ¿verdad? ¿Sí? ¿sí? ¿sí? ¿sí?

- Drogadicto – murmura Kaiji secamente, levantándose sin importarle que Hiroshi tenga que echarse hacia atrás para que no choque contra él y lo mande al suelo.

- ¡Kaiji! – protesta de nuevo el moreno con un puchero. La verdad es que necesita tomar, urgentemente algo, cualquier cosa, para poder animarse. Ve como su compañero lo ignora descaradamente y entra en el baño sin prestarle la más mínima atención, tal como si no existiera o no le estuviera escuchando - ¡Mal amigo! – le grita al fin, golpeando con un pie el suelo, tal cual un niño con un enorme berrinche porque no le dejan hacer lo que quiere.

- Hiroshi... – consigue decir al fin Kyo, después de la sorpresa de oír la voz de su risueño ninja, sabiendo que ha aparecido de la nada pues sus otros sentidos no han advertido la presencia del moreno hasta que este ha hablado - ¿Cómo has llegado hasta aquí? – pregunta con rostro confuso, el vaso de whisky en su mano, sin haber sido tocado aun.

- Oh, pues... – Hiroshi se detiene antes de contar nada al ver como Kaiji sale del baño y se toma un tiempo para sacarle la lengua a su compañero.

La respuesta de Kaiji es un simple y seco 'Estúpido' mientras se acerca de nuevo a la mesa y llena algo más su vaso para tirar un par de pastillas dentro de él, cogiéndolo con una mano y removiéndolo rítmicamente.

- Toma, y deja de quejarte – dice mirando al moreno y ofreciéndole el vaso, las pastillas ya disueltas. Puede ver como Hiroshi duda en cojerlo, desconfiado. – No son las drogas que tomas normalmente, pero con el alcohol harán el mismo efecto – al oír esto el moreno no duda en coger el vaso, arrancándolo prácticamente de las manos de Kaiji, y bebiéndoselo de un solo trago, lo cual hace que Kaiji frunza su ceño levemente preguntándose si este estúpido que tiene delante se va a caer desmayado al haberlo tomado todo de golpe.

- ¡Ah!, Gracias – sonríe Hiroshi, sin caerse como esperaba Kaiji y refregando su mejilla contra el pecho del nuevo moreno, tal y como si fuera un gato.

- Hiroshi – susurra Kyo con rostro exasperado, comprobando que su ninja chillón no parece afectado por nada.

- Oh, sí, perdón – ríe el joven separándose de Kaiji y pensando, solo por un segundo, por qué su compañero no lo ha alejado de un empujón como siempre suele hacer cuando le hace estas tonterías. Pero el pensamiento se disuelve en menos de un segundo, recordando lo que Kyo le ha preguntado con anterioridad – Alex me ha traído – sonríe al fin, feliz de sentir como las pastillas y el alcohol le producen el efecto esperado.

- ¿Alex? – dicen Syo y Kyo a la vez. Syo no ha dejado de mirar a Hiroshi ni un solo momento, manteniéndose en silencio por respeto a Kyo, pero al oír el nombre de esa exasperante chica... no ha podido callar. Ve como Hiroshi ríe como tonto al oír como los dos han hablado al tiempo.

- Sí – sonríe el moreno, calmando su risa - No sé que ha hecho, pero de pronto hemos llegado aquí – su voz suena alegre mientras habla, empieza a tener unas enormes ganas de hacer algo: estrujar las mejillas de Kyo, remover el pelo de Iori que le parece demasiado serio o lanzarse encima de Shikai a modo de saludo...

- ¿Dónde está? – pregunta el joven Kusanagi, queriendo saber que es de su ninja pues está claro que en la habitación no está porque no nota otra presencia, ni tampoco los otros han dicho nada.

- Creo que está en la habitación de al lado. – dice poniéndose una mano entre su negro y alborotado cabello y rascándolo intentando poner una falsa cara pensativa - Ha dicho que quería buscar otra ropa – murmura, señalando distraídamente la pared que separa una habitación de otra.

- ¿Cómo quieres que haga eso? – pregunta Shikai mirando fijamente a Kaiji con rostro confuso, quien le estaba hablando en voz baja mientras los otros hablaban. El rubio se ve confuso por la petición de su pareja – Ni tan solo sé como empezar... – murmura pensativo, como intentando disculparse y dando a entender que para él no es una buena idea mientras se levanta de la cama, quedando en pie ante su pareja.

- No pienses, hazlo – es la fría respuesta de Kaiji, sus brazos cruzados mientras sigue enfrentando la mirada del rubio – Solo recuerda que está en la mansión de Kyo – dice encogiéndose levemente de hombros y entrecerrando sus ojos, como si no le diera importancia a su petición.

- No sé por qué, pero estoy seguro que te va a doler – suspira Shikai dándose por vencido y viendo como esto a Kaiji no parece importarle demasiado levanta una mano, la palma mirando hacia su pareja. Una luz blanca empezando a rodearla cada vez más y más brillante.

Todos pueden sentir una energía muy poderosa rodeando al rubio. Los cabellos de este se elevan levemente sin que ninguna ráfaga de aire lo haya hecho, sus ojos pierden por un momento su color cielo, quedando iluminados por la luz blanca y brillante que también rodea su mano.

- Ahora. Acércate – su voz no suena como si fuera la suya, se oye penetrante, imponente, resonando en la habitación. Ninguno de los presentes dice nada, solo observan con cierta curiosidad y asombro lo que hace el rubio.

Kaiji se le acerca hasta dejar que la mano de Shikai se pose en su pecho y la luz blanca empieza a rodearle. De pronto miles de heridas empiezan a aparecer en su cuerpo, sangre brotando sin control de sus labios, de su pecho, de su pierna... El ninja cierra sus ojos grises, es... demasiado doloroso, no puede soportarlo...

La luz blanca lo rodea por completo ahora, casi cegadora. Y se oye un grito, inevitable, lleno de dolor; Kaiji no lo puede soportar por mucho más.

- ¡Kaiji! – grita Hiroshi al oír como Kaiji parece estar sufriendo demasiado, casi nunca grita, aunque la herida sea profunda, ¿qué hace Shikai? Llega un momento en que ya no puede ver el cuerpo de su compañero, la luz lo está cegando, solo puede oír el grito, resonando en su cabeza.

El brillo en la mano y ojos de Shikai desaparece por completo mientras la luz que rodea a Kaiji desaparece lentamente, pero antes que desaparezca por completo el cuerpo de Kaiji cae y el rubio logra sujetarlo a duras penas, sintiéndose cansado.

La luz acaba desapareciendo por completo, dejando ver los largos mechones castaños cayendo como hebras hasta posarse en el frío suelo de la habitación, sus ojos oscuros cerrados, la cicatriz en su mejilla pudiéndose ver entre los mechones castaños.

- ¿Q... Qué? – murmura Hiroshi abriendo sus ojos negros enormemente al encontrarse con el verdadero cuerpo de Kaiji siendo sostenido por el rubio.

- Kaiji... – susurra Shikai suavemente, intentando que Kaiji lo escuche y abra los ojos, este parece reaccionar a la llamada del rubio y los abre lentamente.

- Tenías razón... dolió – murmura Kaiji casi sin voz, sin fuerzas para poder apartarse del leve abrazo de Shikai.

- ¿Qué ha pasado? – pregunta Kyo, en pie. Ha oído la voz de Kaiji, no la que tiene como Akui, sino la voz de Kaiji, la verdadera y solo está esperando a que alguien le aclare la situación.

- Kaiji me ha pedido que le devolviera su cuerpo – susurra Shikai acariciando los largos mechones castaños de Kaiji, quien está demasiado cansado como para, simplemente, protestar por el gesto – Pero para poderlo hacer primero he tenido que cambiar todas las heridas de este cuerpo y ponerlas en el de Akui, y, cuando ha estado a punto de morir le he entregado su cuerpo sano por completo, para que entrara – sus palabras son suaves, no puede negar que le gusta volver a ver a Kaiji tal y como siempre ha sido – Él ha sentido todas las heridas y tener que cambiar de cuerpo lo ha agotado – sonríe, primero hacia Kaiji quien ha perdido la conciencia, yaciendo desmayado en sus brazos y luego a los otros.

- Tendría que haberse quedado en el otro cuerpo y evitarse el sufrimiento – una voz dura, desinteresada en sus palabras, proveniente del balcón. Todos voltean para ver quien es el intruso que ahora entra en la habitación, pero Kyo ya ha reconocido quien es.

- Alex – sonríe el joven al saber que su ninja está en la habitación, con ellos de nuevo, como siempre debería haber sido.

- Gaijin... – susurra Syo al verla. Los cabellos de Alex vuelven a ser cortos, se ven oscuros pues ya ha oscurecido y la luz de la habitación es bastante opaca. Ya no lleva el vestido blanco, sino un jersey negro y ancho y unos pantalones del mismo color pero algo más estrechos. Sus ojos verdes observan a todos y cada uno de los presentes sin mostrar ninguna emoción. Hasta que ve al joven Kusanagi.

- ¿Cómo estás, Kyo? – susurra la joven con una suave sonrisa mientras se le acerca, ignorando a los demás, como si no estuvieran allí. Como si solo fueran ella y Kyo.

- Bien – sonríe el joven Kusanagi, aun en pie. Oyendo los suaves y silenciosos pasos de Alex dirigiéndose hacia él - ¿Has encontrado algo? – Alex se detiene ante tales palabras y al ver la sonrisa burlona que aparece en el rostro de Kyo, sus ojos rojos.

- Pues sí... Azumi – dice con voz seca y molesta, no quiere hablar con Azumi, solo quería acercarse a Kyo, sentir su voz.

- ¿En serio? – Azumi frunce el ceño, entre incrédulo y burlón ante la afirmación de la joven.

- Sí: una cicatriz – responde Alex sin parecer afectada por el tono que ha usado el demonio al hablar – Es recta y le resigue toda la columna vertebral, aunque es muy antigua... aun le duele – comenta la joven, su voz tal y como si estuviera solo dando un informe de la situación, una situación que no le concerniera. Puede ver como Azumi parece quedar pensativo unos segundos.

- Tienes razón – afirma el demonio al fin – Ya no me acordaba de esa cicatriz – murmura simplemente, diciéndolo más para sí mismo que para Alex. Sonríe, divertido – Un día le arranque la columna y se la saqué, eso sí, luego la volví a poner donde estaba – no deja de sonreír al explicarlo, su voz con una ligera entonación como si se tratase de un niño que ha hecho una travesura y la ha intentado arreglar.

- Que macabro eres – susurra Alex, su rostro con una ligera muestra de asco al imaginarlo.

- Cada uno se divierte como quiere – Azumi levanta sus manos, sacándole importancia al asunto. La ninja solo niega con la cabeza con una simple risa seca, sin creerse que tengan que ayudar a alguien como Azumi.

- Ahora no tendrías valor para hacerlo – la voz de Yagami, fría, solo es un comentario mientras bebe el último trago de su vaso.

- No me tientes pelirrojo – le sonríe Azumi entrecerrando sus ojos, un leve brillo de maldad en ellos.

- ¿Serías capaz de hacérselo a Kyo? – pregunta el pelirrojo sin dejar de mirarlo fijamente, su tono burlón al igual que la leve sonrisa que aparece en sus labios.

- Si se lo hago me muero. No tengo ganas de morir – comenta Azumi sonriendo con cierta crueldad mientras Yagami solo deja oír una risa seca y corta, dichoso demonio. – A ver... Shikai, Alex, Hiroshi y Kaiji, venid conmigo – dice dejando la conversación de Yagami por terminada y apartándose de la mesa - ¿Puedes levantarte? – pregunta mirando a Kaiji quien está de nuevo consciente pero bastante mareado. Este no responde, solo intentando levantarse sin poder evitar la ayuda de Shikai, pero siente como sus piernas no le responden como deberían, se sienten débiles. Azumi se le acerca más – Vamos a otra habitación, quiero contaros algo – comenta mientras sujeta a Kaiji por un lado mientras Shikai lo hace por el otro. Hiroshi se adelanta y les abre la puerta, Alex solo les sigue, detrás, dejando distancia entre ellos.

- ¡Gaijin! – dice Syo al ver que Alex está a punto de salir y cerrar la puerta y ni tan solo le ha dicho nada, ni un insulto si quiera. Realmente, si ha de ser sincero, la ninja ni lo ha mirado, ha sido como si no lo viera... o no quisiera verlo.

Alex se detiene antes de salir, justo en el marco de la puerta, girando levemente su rostro, solo mirando de reojo a Syo, su rostro parece molesto por la llamada, desafiante ante cualquier cosa que le vaya a decir Syo

- ¿Te... encuentras bien? – es la simple pregunta del ninja de ojos ámbar, su rostro sereno y tranquilo mientras la observa de arriba abajo, todo el cuerpo protegido por ropas anchas, como si esa agradable silueta de mujer no existiera. Su rostro parece más oscuro que la última vez que la vio, su voz se ha vuelto más seca y cortante, como si estuviera molesta con el mundo. Pero puede ver como la joven ha abierto más sus ojos ante la extraña e inesperada pregunta, mostrando confusión, pero solo durante un segundo.

- No hagas preguntas estúpidas – dice al fin la joven, secamente y saliendo de la habitación, sin esperar ninguna replica de Syo, sin dejar que el ninja diga nada.

Yagami, por su parte, no ha prestado mucha atención a lo que han dicho los dos ninjas, no es su problema. Solo está pensando en porque Azumi quiere hablar con esos cuatro y... a solas. ¿Qué puede estar tramando el demonio?

Si es algo sobre la lucha contra Namae tendría que decirlo delante de todos y no con tanto secretismo. La verdad es que no le gusta estar al margen de los planes de ese demonio. Aun no sabe si realmente esos cuatro pueden llegar a ser tan importantes en la pelea... Kaiji mismo le ha dicho que por separado no son de mucha ayuda. Aun no llega a entender que es el Juicio Final, ni de que les va a servir, no está muy seguro de que eso los pueda ayudar tanto como parece que cree Azumi. Ese maldito demonio... tiene muchas explicaciones que dar... dudas que aclarar.

No puede evitar dudar de todos, de todo. Y ahora, por primera vez, piensa en él mismo. Todo el rato ha estado dudando de los otros, si tendrán suficiente fuerza pero... ¿y él? ¿Qué tiene él ahora que lo haga distinto de los otros? Quizás su fuego es más poderoso que el de Kaiji, pero ¿cómo evitar que este ataque convirtiendo el aire en hielo? ¿Cómo evitar una descarga eléctrica seguida de un salvaje fuego rojo sangre y a saber que otro elemento? No es lo mismo que luchar contra Kula o incluso con Benimaru, pues ellos solo usan un solo elemento, no pueden variarlo y eso les hace, en cierta forma, predecibles.

¿Qué puede hacer él contra un muro de protección invisible de Hiroshi? En la mansión Kusanagi ha visto como el moreno usaba un kekkai una y otra vez, para protegerse él o incluso a Alex, sin parecer agotado al hacerlo. Viendo venir un ataque y protegiéndose con el poderoso muro de energía en menos de un segundo. ¿Cómo ganar a alguien así? Podría pasarse horas atacando y Hiroshi solo se tendría que proteger y esperar a que él cayera, rendido, consumido por el cansancio y acabarlo.

¿Qué hacer contra alguien que puede recuperarse de los golpes? ¿Hasta que punto Shikai es capaz de curar sus heridas? No lo sabe, pero viendo lo que ha conseguido hacer con Kaiji, seguro que puede curar cualquier herida grave en su cuerpo en cuestión de segundos y sin inmutarse. ¿Esto no le da cierta inmortalidad? ¿Qué herida mortal tendría que producirle al rubio y amable ninja para que no pudiera recuperarse?

¿Y Alex? La ninja Kusanagi, defensora y protectora de su adorado Kyo. No ha podido comprobar la fuerza de la joven pero está seguro que se ha multiplicado. Lo vio cuando la joven atacaba a Kaiji, cuando mostró la larga espada de filo de diamante, capaz de cortar cualquier cosa que se pusiera en su camino. ¿Cómo sería luchar contra la joven ahora? Ya ha comprobado la agilidad y agallas de la chica antes que despertara su poder, y, realmente, era de admirar, y ahora... no quiere ni pensarlo.

¿No será él el que está sobrando aquí? No, se niega a creer eso.

Venció a Orochi, junto a Kyo, vencieron a un dios. Cuando Chizuru creía que todos iban a morir lo vencieron y encerraron. ¿Por qué no pueden repetirlo? Quizás el ser contra quien tienen que luchar es más poderoso, pero ellos también lo son.

Se levanta de la silla, sus pasos decididos hacia el balcón, saliendo para que la humedad de la noche le rodee unos segundos. La luna concede la suficiente iluminación para poder apreciar el basto terreno ante él, la luz de la habitación acariciándole la espalda y haciendo que las sombras se posen en su rostro, oscureciéndolo, siempre le ha gustado la noche.

Puede oír leves sonidos de animales, solitarios en la noche. Distingue la silueta de unos animales cerca de la mansión, altos, robustos, puede distinguir cuatro caballos, sus cuerpos en pie, sus cabezas bajadas por completo o sujetadas por el potente músculo que es su cuello, duermen, todos menos uno, que levanta su cabeza, quizás sintiéndose observado, su capa de pelo completamente negra, siendo difícil distinguir sus rasgos. Parece estar mirándolo durante unos segundos antes de bajar su cabeza de nuevo, relajándose.

No puede ver mucho más. Más lejos de los animales las sombras son demasiado espesas, algún árbol perdido se puede distinguir, alzándose en la noche como si quisiera ser visto, pero poco más.

Voltea levemente su rostro, viendo que la luz de la habitación contigua está encendida y esta cae en el balcón, dejando ver sombras de siluetas humanas. No se mueven mucho, le parece reconocer la de Kyo, inmóvil, Azumi controlándolo, quizás hablando, tal vez escuchando, eso ya no puede saberlo.

Se queda observando las sombras durante unos minutos. Viendo gestos rápidos de sorpresa o lentos movimientos gentiles y elegantes, generalmente provenientes de Kyo... Azumi. Seguramente las únicas figuras que se ven más claras son la de Kyo y la del ninja revoltoso, Hiroshi, pues está claro que ninguno de los demás correría de un lado al otro, paseando su larga sombra rápidamente por el suelo, mostrando como tiene los brazos alzados y en continuo movimiento.

Mientras tanto Syo lo observa en silencio, pero sin pensar en él. Su cabeza confusa, pensando en el extraño comportamiento de Alex. Otras veces la ninja lo ha ignorado, pero con frialdad, esta vez ha sido realmente como si no le hubiera visto, como si la ninja solo se hubiera dado cuenta de su presencia cuando él la ha llamado y no antes.

Yagami al fin se decide, no le gusta que no le tengan en cuenta, no le gusta que Azumi se haya llevado a esos cuatro a parte. Sale del balcón con pasos firmes y decididos hacia la puerta, el demonio ya lleva más de media hora hablando con esos, es hora de terminarlo.

Syo observa al pelirrojo dirigirse a la puerta, no puede evitar sentir una leve preocupación, está seguro que Yagami quiere ir a irrumpir en la habitación donde están los otros... Kyo. Pero tampoco es Kyo quien ha ido allí, sino Azumi, así que decide seguir al pelirrojo, tampoco le gusta demasiado estar apartado de las maquinaciones de los demás.

Ambos salen, quedando parados anta lo que ven, ya les había parecido extraño que nadie hubiera subido o entrado en la habitación con el ruido que estaban haciendo. Ahora comprenden porque.

En las escaleras está la criada que vieron con Kyo, seguramente quería subirlas, pero ahora está sobre ellas, sumida en un profundo sueño. Más abajo pasa exactamente lo mismo, el hombre que los ha traído en coche, Jack, está en la misma situación, tumbado justo en la puerta de entrada de la mansión. Hay más criadas, todas igualmente tumbadas, como sumidas en un plácido sueño del que no pueden despertar con un simple ruido. Todos durmiendo menos la pantera que está tumbada tranquilamente en el piso inferior, sus ojos abiertos mirando a las dos personas que han salido de la habitación. Pero la curiosidad no le dura mucho, los mira un segundo y luego deja descansar su hermosa cabeza entre sus patas, cerrando sus ojos y quedando inmóvil casi por completo, solo unos leves movimientos de su cola delatan que no está muerta.

Ambos jóvenes observan la escena, una ligera confusión en sus ojos, pero pronto se va. Eso debe haberlo hecho Azumi, o quizás alguno de los otros ninja con suficiente poder para dormirlos.

Yagami decide no perder más tiempo, dirigiéndose a la puerta de la habitación contigua, la luz artificial escapando débilmente por debajo de la puerta. No se molesta en llamar, simplemente pone una mano en el pomo y lo gira, abriendo la puerta con cierta brusquedad.

- A ver... ¡repite que no he entendido! – Hiroshi es el que está hablando cuando Iori entra en la habitación, es igual que la de al lado. Las dos camas anchas, la mesa con cuatro sillas rodeándola, quizás es algo más pequeña y oscura pues en esta las paredes parecen de un color grisáceo y las sabanas que cubren las camas son negras.

Ve a Hiroshi con los brazos extendidos a los lados, los estaba moviendo arriba y abajo con una velocidad asombrosa mientras hablaba antes, ahora los ha dejado horizontales al suelo, su cabeza levemente inclinada, mirando a los intrusos con curiosidad y cierto asombro, sus ojos exageradamente abiertos.

'Estúpido' se dice Yagami sin querer prestarle demasiada atención.

Ve a Kaiji sentado en el suelo, al pie de una de las camas y detrás de él, sentado en la cama está Shikai, inclinado hacia Kaiji, con los brazos rodeando el pecho de su pareja con suavidad, como si solamente los hubiera dejado allí. En la otra cama se encuentra Alex, sentada con su verde mirada fija en Kyo, o más bien en Azumi, quien se mantiene apoyado en pie en el cristal de la puerta del balcón, tal y como él ha visto desde la otra habitación. Puede ver los ojos rojos de Azumi mirándolo fijamente, no muy contento de verle.

Syo entra tras Yagami, viendo también la escena y siente que algo está mal en ella, como si algo desencajara. Shikai está semiabrazando a Kaiji y su hermano no parece molesto por eso, cuando siempre le ha molestado que Shikai dé muestras de cariño estando los demás cerca. Hiroshi parece normal... bueno... está como él considera que es normal. Alex... ella se mantiene bastante alejada de los demás, su rostro sombrío, sus ojos semiocultos bajo los mechones que siguen viéndose castaños ante la luz eléctrica.

- ¿Qué queréis? – pregunta Azumi al fin, después de un largo silencio donde simplemente se dedicaba a intercambiar la mirada con el pelirrojo.

- No me gusta que me dejen al margen – dice Iori con voz queda, sin mostrarse afectado por la mirada de Azumi, sus largos mechones rojos cubriéndole la mitad del rostro pero dejando ver una ligera molestia en él.

- Esto no le interesa, Yagami-san – es Alex quien habla, fría y distante. No lo mira directamente, solo de reojo, como si no le interesara en nada lo que pueda decir o dejar de decir el pelirrojo. Una ligerísima mueca de superioridad en su rostro.

- No eres quien para decirme si me interesa o no – el tono de Yagami se vuelve ligeramente hostil y burlón al tiempo. Alex simplemente lo mira entrecerrando sus ojos con clara molestia, como si no soportara más la situación. La ninja se levanta y en su mano aparece la larga espada que ha estado usando últimamente, su filo brillando con un ligero tono dorado por la luz de la habitación.

- Fuera – amenaza la joven, acercándose peligrosamente a Yagami. Sus ojos brillan con una rabia sin sentido, incontenible.

- ¿Me amenazas? – sigue burlándose Yagami sin preocuparse por la mirada de la ninja - ¿Crees que puedes matarme? – una sonrisa torcida en sus labios mientras llamas púrpuras empiezan a aparecer en sus manos mientras oye un 'Oh, oh' proveniente de Hiroshi.

Alex no dice nada, con un movimiento demasiado rápido para que Yagami pueda reaccionar se lanza hacia él, la espada sujeta con firmeza en una de sus manos, preparada para cortar y desgarrar. El pelirrojo no tiene tiempo de moverse, ni tan solo de pensarlo porque pronto se encuentra con la espada a punto de cortarle el cuello, pero esta se detiene en el aire, a escasos centímetros de él. El rostro de Alex se oscurece de pura molestia, enfureciéndose aun más.

- ¡Hiroshi! – grita la joven al moreno ninja pero sin dejar de mirar a los ojos de Yagami, cogiendo la espada con dos manos, haciendo así más fuerza para moverla.

- Perdona Alex – dice el aludido, sus manos levantadas en dirección a Iori, y es cuando este se da cuenta de la situación. Alex quiere matarlo, no se ha detenido ella, ha sido Hiroshi quien la ha detenido poniendo un kekkai alrededor del cuerpo del pelirrojo para evitarle una muerte bastante segura – Piensa que a Kyo no le gustaría ver a Yagami decapitado en el suelo... aunque realmente no lo vería, tu sabes – ríe el joven moreno divertido por sus propias palabras pero Yagami puede ver como este cierra un ojo, parece que está usando mucho poder para protegerle del ataque de la joven ninja.

- Kyo... – susurra Alex, parece que dejando de hacer tanta fuerza para romper el kekkai - ¡Kyo no me importa! – grita la joven, el color verde de sus ojos desapareciendo y estos solo brillan con un intenso color rojo envolviéndolos, separando la espada para volver a golpear aun con más fuerza hacia el cuello del pelirrojo, el kekkai soporta el golpe, pero esta vez la espada se ha acercado mucho más al cuello de Iori quien casi no puede ver los rápidos movimientos de Alex.

- Gaijin, ¡basta ya! – grita Syo, cogiendo una muñeca de Alex, intentando que la ninja se detenga en su empeño de querer matar a Iori. Ve como la joven gira su rostro levemente hacia él, mirándolo.

- ¡Syo! ¡Suéltala, no la toques! – el rostro de Hiroshi se ve claramente preocupado por el gesto que acaba de tener Syo quien no comprende.

- ¡No me toques! – grita la joven soltando una de sus manos de la espada para golpear a Syo con fuerza y enviándolo al suelo, el golpe ha sido demasiado fuerte para él y no puede evitar un ligero gemido de dolor, en sus labios apareciendo un hilo de sangre que desciende hacia su cuello sin ser detenido - Todos... – habla Alex, su voz furiosa, su respiración acelerada aun sin estar cansada - ¡Todos queréis lo mismo! – grita, sus ojos cogiendo un rojo aun más brillante debido a la rabia – Os creéis más fuertes – empieza a decir mientras se acerca con pasos lentos hacia Syo – Dime, crees, igual que ellos... – su mano señala un punto de la habitación, vació, sin nadie allí, pero la joven lo señala con insistencia, como si realmente hubiera alguien - ¿Crees que puedes hacerme lo que quieras porque soy mujer? ¿Por qué soy más débil? – su mirada fija en Syo, su sonrisa cruel y despiadada, habla con superioridad pero en un siseo.

- Nunca te he considerado débil por ser mujer y lo sabes ¡ni siquiera sabía que lo eras! – gruñe Syo sin entender a la joven ¿por qué ha señalado un punto de la habitación vacío como si hubiera alguien? ¿por qué le dice eso? Intenta incorporarse mientras saca la sangre de sus labios con el dorso de su mano, todo sin dejar de mirarla, sin entenderla.

- Alex, ¡detente! – la voz de Kyo se deja oír, sus ojos castaños dirigidos hacia la joven. Mientras Azumi tenía el control no ha podido ver ni oír nada de lo que pasaba en la habitación y ahora se ha encontrado oyendo como Alex está furiosa e intenta matar a Syo y a Iori sin un motivo aparente.

Alex simplemente voltea su rostro para mirar a Kyo, primero con una ligera sorpresa, pero luego la sonrisa cruel vuelve a posarse en sus labios.

- ¿Quién eres tu para darme órdenes, Kyo? – se burla la joven abiertamente, inclinando su cabeza a un lado, viendo como Kyo se sorprende por sus palabras – Nunca has hecho nada por mi... – la joven se olvida de Syo y empieza a andar con pasos lentos hacia el joven Kusanagi – Siempre diciendo que me protegerías, pero cuando realmente te he necesitado no estabas – su voz suena cruel pero el joven puede notar cierto tono dolido en sus palabras – Y yo lo he dado todo... todo por ti – su voz se quiebra al decir esto, solo unos instantes – Eres igual que ellos – de nuevo vuelve a señalar el rincón vacío de la habitación con una mano mientras levanta su espada con la otra y se propone atacar al joven – Ahora ya no se me acercan – si no fuera por la molestia Kyo diría que hay un tono divertido en las palabras – Me tienen miedo, soy más fuerte que ellos – la voz cambia, tomando un tono divertido, juvenil, como una niña pequeña... y ahora Kyo empieza a comprender porque Alex está así... Alex vio la cicatriz en la espalda de Namae... y, la única manera de verla sin levantar sospechas es...

- ¡Maldición, Alex! ¿qué te ha hecho Namae? – pregunta Kyo casi desesperado por la preocupación, está seguro que ahora Alex está confundiendo sus delirios con la realidad, seguramente viendo a los hombres de negro que la atacaron, pero también viendo a los demás, creyéndolos una amenaza.

- ¡Calla! – grita la joven, lanzándose hacia él. Pero es detenida, su cuerpo incapaz de realizar ningún movimiento.

- Gomen de nuevo – susurra Hiroshi, está vez ha sido algo más práctico, el kekkai está puesto directamente sobre Alex, demasiado estrecho como para permitirle cualquier movimiento, aunque sabe bien que esto no durará eternamente, nota claramente como la joven lucha con todas sus fuerzas para ser liberada.

Kyo, aun sin poder verlo, nota y comprende la situación, pero ¿qué puede hacer? Alex parece demasiado molesta con todos como para que le escuche.

"Kyo" una voz hablando en su cabeza, pero no es la voz de Azumi, esta es muy distinta, muy suave, una voz que él conoce. Separa sus labios, en incomprensión, intentando decir algo "Shh, no hables, no uses tu voz" susurra la voz en su cabeza, deteniéndolo de hablar.

"Shikai, ¿eres tu?" pregunta el joven algo turbado ante la voz del rubio resonando en su cabeza con precisa claridad. Sabe que Shikai está en pie, seguramente mirando a Alex con su rostro preocupado "¿Cómo...?" intenta preguntar pero:

"No hay tiempo para dar amplias explicaciones, solo escucha lo que tengo que decirte" la voz sigue siendo tan suave como siempre, aunque un ligero tono de urgencia puede apreciarse en ella. Kyo solo asiente ligeramente con la cabeza, en señal de que continúe. "No se bien lo que ha pasado con Namae..." empieza el rubio.

"¡Yo sí sé!" una nueva voz resuena en su cabeza, chillona incluso de pensamiento.

"Calla imbécil" otra voz, fría y distante hace callar a la anterior. Kyo casi podría imaginarse la escena de Shikai intentando contar algo e Hiroshi irrumpiendo con la mano en alto para dar la respuesta para luego aparecer Kaiji y llevárselo a rastras.

"Bueno... Seguramente ahora Alex está en otro de sus ataques" continua Shikai después de la interrupción "El problema no sería tal sino fuera porque ahora Alex se siente fuerte, es fuerte, mil veces más que antes" la voz coge un tono preocupado mientras avanza en su explicación. "Y al sentirse fuerte, al saberse fuerte, en vez de encogerse en un rincón ha escogido la otra opción: atacar hasta acabar con su pesadilla personal" la voz en su cabeza se vuelve grave. Entiende bien lo que le está contando el rubio, el mismo suponía que debía estar pasando algo así por como se está comportando Alex, pero el problema es:

"Pero... ¿cómo podemos detenerla?" dice hablando en pensamientos, sabiendo que Shikai lo escucha con tanta claridad como él.

"Siento tener que decirlo... más sentiré el hacerlo pero... tenemos que hacer que Alex se vuelva a sentir débil" la voz realmente suena tan apesadumbrada como intenta hacer ver en las palabras. Pero Kyo no acaba de entender a que se refiere el rubio, ¿cómo pueden hacer que Alex se vuelva a sentir débil? "Tengo una idea de cómo hacerla sentir débil, pero no me veo capaz de hacerlo yo" la voz se vuelve un susurro apagado ahora y Kyo casi se imagina el rostro de Shikai, apenado por la situación, sus ojos azules bajos al tener que exponer su plan. "Hiroshi no puede hacerlo, ya tiene bastantes problemas intentando mantener a Alex controlada" sigue diciendo, disculpando al moreno.

"¿Pero que hay que hacer?" pregunta Kyo, viendo que Shikai no quiere llegar al punto, que está dando vueltas sobre lo mismo, ¿qué tanto tienen que hacer que el propio rubio ya se sienta triste?

"Hay que... agredir a Alex... Uno de nosotros debe atacarla" Kyo asiente, pero sigue sin comprender demasiado lo que le dice el ninja rubio, atacándola solamente no conseguirán hacer nada.

"Tienes que hacerla creer que quieres violarla, ¿entendido?" de nuevo la voz fría en su cabeza, sabiendo bien que Kaiji se exaspera al oír como Shikai no es capaz de poderse explicar con claridad.

"Yo no puedo hacer eso" protesta Kyo, en su rostro un gesto preocupado al entender que Kaiji le ha dicho claramente que lo haga él.

"Shikai no es capaz, Hiroshi está ocupado, solo quedas tu" interviene de nuevo la fría voz de Kaiji, algo molesta ante la débil protesta de Kyo.

"¿Por qué no lo haces tu?" protesta de nuevo el joven, débilmente, no quiere hacer eso, no puede hacer eso, no a Alex. Juró protegerla, no hacerla sufrir aun más.

"¿Sinceramente?" pregunta de nuevo la seca voz, pero sin esperar respuesta "No me da la gana" un tono burlón se deja oír "Será divertido ver como caes muerto. Además... Alex es tu problema, no el mío" Kyo casi puede sentir la mirada fría de Kaiji posada sobre él. Sabe que el ninja está junto a Shikai, en pie, tras Alex, contemplando la escena sin inmutarse, incluso, quizás disfrutando. Maldita sea ¿por qué tiene que ser así?

- Kyo... ¡date prisa que me canso! – la voz de Hiroshi lo devuelve a su oscura y cruel realidad. Puede sentir la potente energía del moreno ceder ante la fuerza de Alex. Nota claramente como la joven logra moverse, aunque levemente, en su prisión invisible.

Kyo levanta su rostro que ha mantenido todo el rato ligeramente bajo, escuchando a los otros contarle lo que debía hacer... Pero... ¿cómo le puede hacer él algo así? Quizás Yagami sería capaz de hacerlo... debería pedírselo a él. Que tontería, Iori no haría algo así si realmente no quisiera hacerlo, por mucho que él le pueda pedir y rogar que lo haga, sabe bien que el pelirrojo se negará. Como Kaiji lo ha hecho, diciéndole que Alex es su problema... Su problema. Sonríe levemente al recordar esas palabras, no, él nunca ha considerado a Alex su problema, su amiga sí; su hermana, también; pero jamás su problema. Él nunca la ha consolado pensando así, sintiéndose obligado a hacerlo, siempre lo ha hecho porque quería, porque no quería ver a Alex sufrir.

Ahora tiene que detenerla... y tiene que herirla.

- ¡Alex! – grita con voz decidida, empleando un tono molesto al hacerlo. Sus ojos abiertos, fijos en los de Alex que aun no pierden ese brillo rojizo, sangriento. – Detente o lo lamentarás – Kyo deja que algunos de sus mechones oscurezcan su rostro, sus ojos brillantes como si realmente viera a Alex y la estuviera amenazando solo con la mirada.

- ¿Ah, sí? ¿Y qué harás? – se burla la joven, moviéndose algo más en su prisión, la espada fuertemente sujeta en su mano. La ninja puede ver como Kyo baja el rostro y sus hombros se mueven en una leve convulsión para dejar oír una risa demasiado parecida a la de Yagami.

- Lo... mismo que te ha hecho Namae – Kyo alza su rostro, con una mano entre sus mechones, apartándolos levemente, dejando ver sus ojos entrecerrados, castaños, pero no hay comprensión o compasión en ellos. Pero realmente el joven Kusanagi se está arrepintiendo de cada gesto, de cada palabra, está hiriendo a la joven, rompiendo la promesa de protección, pero debe mantenerse frío, distante. No debe pensar en quien tiene delante, quizás ahora estar ciego es lo mejor, quizá si pudiera ver el rostro de Alex no se atrevería a decir lo que dice, a hacer lo que tiene que hacer.

Yagami por su parte observa la situación, desde el ángulo en que se encuentra no puede ver bien el rostro de Alex, pero el de Kyo lo ve claramente, ni tan solo parece el joven Kusanagi amable y comprensivo. Su rostro está ensombrecido por algunos mechones, aunque los aparte, sus ojos parecen radiantes de vida y desprecio hacia la ninja. Y eso es lo que él no comprende, ¿por qué el joven Kusanagi habla de esta manera a su ninja? Sabe bien que Alex es alguien a quien Kyo casi adora, sabe que el joven jamás le haría daño, entonces... ¿a qué vienen esas palabras hirientes? No, ese no parece Kyo, pero sabe que tampoco es Azumi, los ojos del joven siguen castaños pero no hay compasión en ellos. ¿Qué le pasa? ¿por qué actúa así?

Alex deja de hacer fuerza durante unos segundos, sorprendida por lo que acaba de oír de labios de Kyo, pero pronto vuelve a ejercer fuerza, aun más que antes. Hiroshi esta a punto de soltarla, sus manos están alzadas, las palmas dirigidas hacia Alex, está usando todo el poder del que dispone para retenerla, pero le parece imposible, la ninja es demasiado fuerte para él. Una gota de sudor resbala por su mejilla mientras muerde su labio inferior, ¡no puede más!

- Ni lo intentes – sisea Alex hacia Kyo, sus brazos empezando a moverse, preparando su espada para cortar al joven, pero aun siendo presa del kekkai, sintiendo claramente que el moreno no puede mantenerla presa por mucho más tiempo. Sus ojos rojos brillan más, amenazantes ante Kyo. Sin mostrar ningún miedo por las palabras que le dice el joven Kusanagi.

- No lo intentaré – Kyo, por unos segundos sonríe dulcemente hacia Alex, una última sonrisa amable antes de: - Lo haré – la sonrisa se torna cruel en sus labios y se lanza hacia Alex, atacándola con llamas aun que ella siga presa, Hiroshi debe hacer desaparecer y reaparecer el kekkai para que las llamas Kusanagi hagan el efecto deseado sobre Alex, herirla. La joven gruñe de dolor y solo logra moverse ligeramente al sentirse liberada por unos segundos, pero no lo suficiente como para que las llamas no le hayan cogido el brazo, quemando sin piedad la blanca piel.

Alex se siente turbada, realmente no esperaba que Kyo la atacara, y menos de esta forma, sabe que el joven ha usado toda su fuerza en este ataque de fuego.

Kyo sabe bien que Alex está algo confusa y aprovecha para cojerla por el jersey haciendo arder la oscura prenda en sus manos, arrancándolo sin compasión.

Todos ven el acto. Syo no puede creerse que ese sea Kyo-sama, él jamás haría algo así. Ve el rostro de Alex, sus ojos abiertos por la sorpresa, aun rojos, pero no tan intensos. Puede notar un ligero temblor en los labios entreabiertos de la joven. Bajo el jersey negro hay una camiseta de manga corta, bastante estrecha, dejando ver con claridad las curvas insinuantes de la joven.

- Esto va a ser muy divertido – se obliga a decir Kyo, ni tan solo él puede creer lo que está haciendo, intenta que Azumi coja el control, que lo sustituya en esta tarea que es destruir el orgullo de Alex, pero el demonio no responde a sus suplicas, por mucho que lo llame interiormente no responde, aunque sabe que está allí, pues si no fuera así no notaría con tanta claridad cada movimiento de la ninja, cada respiración rota, cada gesto. Se obliga a hacer que su sonrisa cruel se acentúe aun más, que sus ojos muertos cojan un brillo lascivo, sabiendo que esto asustara a su preciado tesoro, a su Alex.

Se acerca a Alex, sabiendo que el kekkai de Hiroshi ya no está, que la joven se mantiene quieta de pura sorpresa, asombro o miedo o quizá todo a la vez. Levanta una mano y la posa en la barbilla de la rubia, obligándola a alzar el rostro con brusquedad y, sin dejarla hablar, la besa. No es dulce como él querría hacerlo, no es amable... Solo es un beso forzado, obligando a Alex a separar sus labios para dejar correr su lengua salvaje por esa suave boca, dulce... Cierra sus ojos, aun sabiendo que siempre ve oscuridad con este gesto se niega a aceptar lo que está haciendo, se niega a creer que es él quien esta haciendo esto a Alex, no, no quiere creerlo.

Una de sus manos agarra con fuerza la de Alex que sujeta la espada. Aparta la otra de la barbilla de la joven para posarla en su espalda, acercándola más a él, pero no es un abrazo suave, su mano en forma de garra empieza a rasgar la espalda de la joven, sabiendo bien que está resiguiendo la cicatriz, haciendo fuerza, casi rasgando la camiseta. Puede sentir un líquido espeso empezar a esparcirse por la tela, sangre... sangre en la herida de Alex, sangre provocada por él.

Oye el ruido de la espada de Alex caer al suelo, nota el temblor recorrer frenéticamente el delicado cuerpo en sus manos.

- ¡Kyo-sama! ¡Basta! – grita Syo acercándose, sin comprender porque ha hecho eso, no es una orden, él nunca se atrevería a dar una orden a Kyo, pero sí una suplica molesta. ¿Por qué ha hecho eso? No sabe, pero no quiere seguir viendo esto, tampoco piensa salir para no verlo, así que está dispuesto a separarlos como sea.

Pero no hace falta que lo haga, lenta y suavemente Kyo se aparta de Alex. La mano que mantenía sujeta la muñeca de Alex se suelta y la que mantenía en la espalda de la joven cae suavemente. El rostro de Kyo queda bajo, las manos a sus lados, sus puños apretados ¿Por qué le ha tocado a él hacer esto? Sus ojos siguen cerrados con fuerza sintiéndose un bastardo para con su pobre ninja.

- Espero que haya funcionado – susurra Shikai suavemente, no se ha movido en todo el rato, solo se ha dedicado a observar, con mirada triste los acontecimientos que él mismo ha provocado, que él ha planeado.

- ¿Funcionar? – pregunta Syo exasperado, sin entender a que se refiere el rubio ninja – Kyo-sama, ¿qué está pasando? – su voz con un leve tono de anhelo, casi esperando que Alex ría burlona y le diga que es una broma, que se estaban burlando de él. Pero sabe bien que la ninja no va a reír, ve su cuerpo, en pie, temblando de arriba abajo en fuertes convulsiones.

- Era la única manera... – empieza Kyo en voz baja, un susurro apagado y lleno de culpabilidad - ... la única manera de detenerla – sus ojos se abren levemente como si mirara al suelo, los puños dejan de ejercer fuerza para abrirse fláccidamente.

Syo solo logra negar con la cabeza, sin entender. Pero no puede decir nada más, pues ve como el cuerpo de la ninja cae al suelo de un solo golpe quedando ella de rodillas. La ninja alza su rostro, y puede ver, entre los mechones, que sus ojos ya no son de ese extraño color rojizo, vuelven a ser las verdes esmeraldas, abiertos en incomprensión, su mirada fija en Kyo, la incomprensión clara en su rostro.

- Gaijin... – susurra el ninja sin poder apartar la mirada de Alex.

- Syo... – susurra Kyo sus ojos tristes abiertos hacia donde está Syo, sorprendido y apenado al oír lo suave que es la voz de su ninja al dirigirse a Alex, aun usando el siempre presente 'Gaijin', la verdad... parece que esta palabra haya dejado de ser un insulto para ser una simple manera de llamarla. – Tu no lo sabes, pero Alex sufre ataques de pánico por culpa de algo que le pasó hace tiempo – su voz suave, pareciendo calmada, pero es todo lo contrario, se siente morir por lo que ha hecho, ni tan solo se veía capaz de intentarlo y resulta que ha sido capaz de llevar su papel a la perfección, con tanta crueldad como podría haberlo hecho Yagami. – A veces era capaz de golpear si estaba en uno de esos ataques – prosigue el joven – Pero lo hacía débilmente y, en general, solo se alejaba – su voz se vuelve casi un susurro mientras avanza en su explicación – pero ahora, teniendo tanta fuerza, su ataque se ha basado en la agresión. – suspira, sintiéndose demasiado mal consigo mismo para seguir con la explicación.

- Sé que es muy cruel pero... no podíamos hacer nada más – concluye Shikai, acercándose un poco más a Alex y levantando su mano, curando las heridas que Kyo ha producido en el cuerpo de la ninja.

La joven no parece reaccionar ante este hecho, simplemente mantiene su mirada fija en Kyo, pero ninguno de los presentes sabe si realmente lo esta viendo o simplemente su mirada se ha quedado congelada en un punto concreto sin saber cual es.

- Tienes ideas muy retorcidas, Kyo – sonríe Yagami con burla en su voz, sin mostrar la sorpresa que realmente ha sentido al ver lo que Kyo ha hecho. ¿Todo esto para hacer que la joven se calmara? ¿Cómo es que Kyo ha decidido hacer esto y no otra cosa? Sabe bien que Kyo jamás haría algo así por voluntad propia, por eso no entiende como realmente lo ha hecho.

- Yagami-san... – susurra Shikai volteándose hacia el pelirrojo, sus ojos entrecerrados su mirada sumamente triste, realmente sintiendo dolor por todo lo que ha pasado aquí. – Ha sido idea mía – prosigue el rubio sin dejar de lado su triste mirada, Yagami solo frunce sus cejas levemente, ¿este rubio ha sido quien lo ha planeado? ¿Cómo ha podido alguien de apariencia tan calmada hacer esto? ¿No decía que era amigo de Alex?

Su mirada tiene que desviarse, aunque no lo quiera, hacia un lado del ninja pues nota una fría mirada escrutándolo.

Kaiji.

Miles de hebras castañas cubren el rostro de este ninja, y estas están así porque su dueño así lo quiere, incapaces de desobedecer. Sus ojos oscuros dejándose entrever muy levemente a través de ellos. Fríos, fijos en él. Como si supiera lo que está pensando. Amenazándolo con la mirada. Sonríe, ¿quién es este ninja para decirle lo que debe o no debe hacer?

- Kaiji no ha querido hacerlo, no ha querido ser él quien atacara a Alex – explica suavemente el ninja rubio, su tono triste presente en cada palabra, como si le costara hablar.

Yagami solo frunce el ceño, ¿acaso ese ninja ha sentido compasión por Alex? No. No lo cree. Su mirada se posa de nuevo en los ojos de Kaiji, dándole a entender que quiere saber porque no lo ha hecho.

- Quería ver morir a alguien – responde el ninja a la pregunta no formulada, una sonrisa algo sádica formándose en sus labios.

Yagami asiente, esperando una respuesta así.

- Shikai no se ha atrevido a hacerlo – una voz medio divertida interrumpe la conversación, metiéndose en ella. El moreno ninja habla risueño mientras se acerca a ellos – Y yo estaba muy ocupado manteniendo a Alex quieta – se acerca aun más hacia el pelirrojo, quedando justo frente a él, poniéndose levemente de puntillas y con una mano en el hombro del pelirrojo acercándosele susurra en su oído: – Aunque me hubiera gustado besarla – se aparta con una risa divertida mientras le guiña un ojo al pelirrojo, sin parecer preocupado por hablar con él, por atreverse a tocarlo, a rozar sus labios con su oído.

- Alex... – oye como susurra Kyo con voz apenada. Mira hacia donde está el joven y puede ver como intenta acercarse a su maltrecha ninja. Nota como los ojos de ella se abren más y puede ver como la joven se levanta de golpe, su cuerpo en tensión pero sin poder evitar el temblor, andando hacia atrás, asustada.

Iori sabe bien lo distinta que puede llegar a verse según como se comporte. Puede ser tan agradable y dulce como un ángel y ser siniestra y cruel con un demonio. Los cambios de carácter son claros en ella, como ahora, hasta hace pocos minutos se comportaba como un asesino sin piedad, ahora solo es una mujer asustada.

Ve como Shikai sale de la habitación, arrepentido por lo que ha hecho, sin querer ver como acaba todo esto. Aun siendo el causante de todo, sin ser capaz de seguir allí. El ninja moreno lo sigue con sus cabellos negro azabache moviéndose tan frenéticamente como su dueño.

Solo queda uno de ellos, Kaiji lo mira fijamente, la desconfianza visible en sus ojos oscuros.

- Iori... – sus labios dejan escapar estas palabras frías sin apartar la mirada – Salgamos, esto es problema de Kyo – empieza a andar, saliendo tras los otros dos, dejando de mirarlo, sus gestos, sus pasos, sus movimientos completamente desinteresados por lo que pasa en la habitación.

Yagami solo fija su última mirada en los tres jóvenes restantes de la habitación. Alex asustada mirando a Kyo, Kyo con una mano semialzada intentando que Alex no le tema y el último ninja observando la escena con algo de pesar en su mirada ámbar, sin intención de querer salir de la habitación.

Se acabó la observación, se dice. Les da la espalda y sale de la habitación, cerrando la puerta tras él.

En la habitación solo quedan tres jóvenes, en pie, oyendo los últimos comentarios de Hiroshi tras la puerta:

- ¡Shikai! ¡Despierta a los criados! ¡Kaiji! ¡preséntame a las criadas más guapas! – risas agudas que van perdiendo fuerza a medida que el moreno se aleja de la puerta con pasos alegres y acelerados. Ya no se oyen más comentarios, solo el rumor de las tres respiraciones en la habitación cerrada.

- Alex... – susurra Kyo de nuevo, después de esperar a que todos salgan. Intenta acercarse a su ninja con pasos cortos y lentos, sus movimientos controlados, pues sabe que puede asustarla si se mueve bruscamente y... ya la ha asustado suficiente.

- ¿Por qué hacéis esto? – la voz de Alex se deja oír dando un paso hacia atrás, apagada, asustada. Sus ojos abiertos mirando fijamente a Kyo, con miedo, miedo que el joven puede sentir aun sin verla, miedo en esos ojos verdes que lo envuelve como una capa áspera y dolorosa. Miedo que duele – No os hemos hecho nada... – Syo mira a Alex, extrañado por su comportamiento. Ella habla en un tono igual al de una niña pequeña. Sus palabras no tienen sentido para él ¿qué tiene? ¿a quien ve? – Mare, pare... ¡pare! {madre, padre... ¡padre!} – grita la joven moviendo bruscamente sus brazos y posándolos sobre sus ojos, cruzados, cubriendo las esmeraldas para no ver una escena que no está pasando, que hace tiempo que pasó pero que nunca la deja, que nunca puede olvidar. Da más pasos hacia atrás, vacilantes, temblorosos.

- Alex, por favor, ya pasó – Kyo avanza más hacia ella, sus palabras suaves, tranquilizadoras, intentando que el nerviosismo que siente no salga reflejado en ellas. Logra posar su mano lentamente sobre uno de los brazos que la joven aun mantiene cruzados y lo aparta gentilmente, sin querer hacer fuerza. La joven lo mira, bajando su otro brazo, viendo la mano de Kyo sujetándola.

Grita.

Grita al sentirse presa, el terror la invade, quieren hacerle daño, todos los que están en esa habitación, todos. Pasado y presente mezclándose haciendo que el terror aumente. Mueve su brazo con brusquedad, liberándose del gentil agarre y yendo hacia atrás con torpeza hasta encontrarse con la pared en su espalda, impidiéndole huir, las dos camas a ambos lados de ella. Quieren hacerle daño, todos. Todos quieren usarla. No, no, más.

Su cuerpo resbala sobre la pared, acabando sentada en el suelo, las manos en sus ojos, suaves sollozos escapando de sus labios. Suplicas apagadas salen de ellos también, rogando a esos hombres que se vayan, que la dejen con su sufrir, que no la toquen más, que no la torturen más.

Kyo intenta ir de nuevo hacia ella, pero no sabe que hacer. Está seguro que la joven lo seguirá rehuyendo porque él ha sido el causante ahora de su dolor. Pero antes que pueda empezar a avanzar oye otros pasos, Syo. Sabía que el ninja se ha quedado con él y Alex, lo que no esperaba es que ahora vaya hacia la joven con pasos lentos.

- Gaijin... – susurra Syo al quedar frente a la joven y agacharse con lentitud para no asustarla más de lo que parece estar. No la toca, ha visto como cuando Kyo lo ha hecho la joven se ha escapado, solo espera a que lo mire. Alex, lentamente aparta las manos de sus ojos, solo para mostrar levemente los ojos a través de sus dedos, ojos asustados, temerosos de lo que puedan hacerle, aun llorando, suplicando que no la toquen - ¿Qué ves? – pregunta con suavidad el ninja de ojos ámbar, una suave sonrisa tranquila en sus labios mientras se sienta, sus pies cruzados, ante la joven.

- Ellos, los hombres... – susurra la joven, separando una mano de su rostro señala hacia un punto vacío de la habitación. Ella los ve, cuatro figuras, vestidas de negro, trajes elegantes manchados con la sangre de sus padres y ahora quieren mancharlos con la suya, acercándose cada vez más a ella – Por favor, no os acerquéis - la joven vuelve a posar la mano frente a su rostro, cubriéndoselo, sin querer ver más, pero sabiendo que no lo podrá evitar, sabiendo de antemano lo que le va a pasar. Toda ella tiembla mientras se encoge más sobre si misma, acercando las rodillas a su pecho.

Kyo se mantiene callado, ¿qué pretende Syo? Él no sabe lo que atormenta a la joven, nunca se han llevado bien, ¿por qué le habla? ¿piensa burlarse de ella? No quiere que Syo esté ahora con Alex, es él quien tiene que calmarla, es él quien tiene que hablarle con palabras dulces y sinceras, él, no Syo.

- ¿Sabes? – empieza a hablar Syo en tono tranquilo. – Cuando yo era muy pequeño tenía muchas pesadillas. Muchas noches me despertaba gritando – explica tranquilamente, una semisonrisa en su rostro, viendo como Alex parece estar mirándolo de reojo, quizás oyéndolo realmente. La verdad es que quiere que esto sea una burla, que después de contarle algo de él a la joven esta se levante y se ría de él por lo que le ha dicho, que le mire con ese desprecio que solo Alex sabe mostrar y le diga que es un estúpido por creer que ella es tan débil. Suspira, sabe que esto no pasará – Mi madre me dijo que quien controlaba los sueños era yo y que si lo quería podía cambiarlos. Tu mandas en tus pesadillas, Gaijin, porque solo son eso, pesadillas – acaba, su sonrisa acentuándose, sin burla, solo intentando comprender la situación en la que se encuentra la joven. Solo esperando una reacción. Nunca antes ha usado un tono tan suave con nadie, tan tranquilo, tan relajado, aun encontrándose en esta situación no puede sentirse nervioso por encontrarse ante algo que nunca ha visto, algo que nunca esperaba ver.

- Syo, tu no... – intenta protestar Kyo después de oír las palabras de su ninja. Él no puede entender que las pesadillas de Alex fueron, en su tiempo, reales, que la realidad de Alex no se puede cambiar con solo decirle esto. No sabe porque, pero le molesta la presencia de Syo ahora, no tendría que haberse quedado, tendría que haberse ido con los otros. Pero antes que pueda decirle algo...

- Haz que se vayan... – un susurro apagado sale de entre los labios de Alex, las manos ya no cubren sus ojos, los cuales miran a Syo con tristeza – Haz que se vayan, por favor, haz que se vayan – repite, y esta vez abraza a Syo con fuerza por el cuello, escondiendo su rostro en uno de los hombros del ninja. Syo se sorprende, el cuerpo de Alex sintiéndose cálido mientras le abraza, no puede evitar devolverle el abrazo, suavemente y con gestos lentos, tratando que la joven se sienta a salvo de nuevo.

Kyo sabe lo que está pasando, sabe lo que está haciendo la joven y no puede creerlo... se está dejando abrazar, calmar... por Syo. Por otro que no es él. Sabe que no tendría que molestarse, que tendría que alegrarse porque otra persona pueda calmar a Alex pero... no puede. Es él quien la ha de calmar, él quien tiene que abrazarla y susurrarle al oído que todo pasó. Cierra sus puños con fuerza, quiere salir de allí, sabe que si se queda más acabará gritándole a los dos ninjas. Gritarles que no tienen derecho a hacerle esto.

- Alex... – un suave susurro y un suspiro y Kyo puede oírlo tan claramente como si lo hubiesen susurrado en su oído. La voz de Syo, el suspiro tranquilo del ninja al tener a Alex en sus brazos. El nombre de la ninja susurrado tiernamente...

Da unos pasos hacia atrás, ubicándose para ir hacia la salida pero:

- Kyo – la voz de Alex suena débil mientras lo llama con miedo. El joven se detiene y voltea al oír su nombre – Kyo... – repite la ninja separándose de Syo, quien puede ver que los ojos de Alex siguen húmedos, las lagrimas detenidas por unos segundos. – No... no me dejes – la joven se levanta y corre hacia a Kyo, abrazándolo con fuerza – No me dejes, no quiero que tu me dejes – la voz se vuelve una clara suplica mientras Kyo suspira y le devuelve el abrazo. No tendría que ser así, pero se alegra de tener a la joven en sus brazos, de que lo necesite. Lo que no sabe es que pasará ahora con ellos, ¿Alex le reprochará lo que ha tenido que hacerle?

- No te dejaré – susurra el joven – Perdóname – la estrecha aun más fuerte contra si, cerrando los ojos que ha mantenido abiertos, sintiendo la humedad invadiéndolos. Su pobre Alex... ¿por qué le ha hecho esto a su pequeño tesoro?

Siente el cuerpo de la joven separarse levemente de él. Solo el espacio suficiente para que ella pueda verle el rostro.

- ¿Perdonarte? – susurra la joven con suavidad. Volviendo en si de nuevo, sonriendo triste. Kyo baja su rostro, sin querer que Alex lo vea. No quiere que la joven lo odie pero... se lo merece. – K'sogaki – susurra ella con una sonrisa más tranquila ahora. – No ha pasado nada Kyo. – el joven levanta el rostro, abriendo sus ojos, aun sin verla, pero sin entender porque le dice eso, claro que ha pasado. Siente una mano de Alex acariciándole dulcemente la mejilla – Otouto... quien debe pedirte perdón soy yo – sus palabras un susurro, su cálido aliento acariciando el rostro del joven – Estaba tan... ofuscado – aparta la mano de la mejilla de Kyo y la posa entre sus mechones medio rubios, su mirada perdiéndose por un momento en el suelo. – Kyo – sigue – por lo único que te hubiera odiado sería por haberte dejado matar por mi – levanta de nuevo el rostro, sonriendo hacia el joven, sin importarle que no pueda verla, sus palabras sinceras.

Hace un rato, cuando los ha atacado, sentía tanta rabia hacia cualquiera que no le hubiera importado matar a Kyo, pero sabe bien que si lo hubiera hecho... ella misma se habría odiado, hubiera odiado a Kyo por dejarse matar. Seguramente lo hubiera seguido como penitencia y se alegra, sí, se alegra, que Kyo hiciera lo que ha hecho. Kyo antes que cualquier otro. Por que él nunca ha querido hacerle daño, porque sabe que el joven lo ha hecho porque no había otra opción. Así está bien.

- Nee-chan – susurra Kyo más tranquilo, una suave sonrisa en sus labios, agradeciendo las palabras de la joven – T'estimo {te quiero}

- I jo a tu {y yo a ti} – de nuevo la joven abraza a Kyo, un abrazo cálido y tranquilo ahora, ya no está asustada, ya no hay hombres de negro acosándola, solo está Kyo, su cálido y querido Kyo. Lo haría todo por él. Lo ha hecho todo por él y... se siente feliz.

* * *

Capítulo 59: Respostes ~ Amics ~ Espera

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Marzo, 2004

 

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