Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~

Fanfic por Artemis

Capítulo 40: Coneixent La Veritat (Conociendo La Verdad)

Syo vuelve al presente, viendo que Shikai aun no comprende lo que acaba de oír.

- ¿Por qué... no lo dijiste? – pregunta mirando a Kaiji con mirada cuestionante, este sigue sentado al borde de la bañera.

- No tenia porque decirlo – le responde secamente Kaiji, sin ni tan solo mirarlo, tocándose levemente un mechón de cabello.

- ¡Por dios Kaiji! – grita Shikai empezando a desesperarse – Soy tu... amigo – dice, poniendo una mano en su cabello para pensar con claridad mirando a Benimaru de reojo y luego a Syo – Como mínimo podrías haberme contado eso – le explica, en verdad, no entiende porque Kaiji no lo había dicho antes, así sí hubiera entendido el porque ignoraba a los demás cuando Fujimiya estaba presente.

- ¿Por qué te enfadas? – pregunta Kaiji, mirándolo al fin a los ojos, su rostro más inexpresivo que nunca, algunos mechones castaños en sus ojos.

- ¿Cómo puedes preguntarme eso? ¿Cómo puedes ser así? – le reprende Shikai, llevan juntos muchos años, creía que entre ellos ya no había secretos. ¡Maldita sea! Incluso llegó a pensar que lo entendía, que podía saber como reaccionaría Kaiji en cada momento y ahora... se encuentra con una fría mirada, esa mirada... es como estar frente a Kyo... que lo mira sin verlo... pero al menos Kyo lo hace porque está ciego! Kaiji solo lo mira sin interés alguno, igual como si mirara la pared.

- Soy así... y lo sabes – la voz de Kaiji respondiendo, hiriente.

- Si sigues así... nadie va a quererte – en verdad Shikai está molesto, tiene ganas de salir de la casa, irse, olvidarse de todo y especialmente de Kaiji... ya hay suficientes problemas para que se tenga que preocupar por el frío ninja.

- Mi pareja lo hará – responde Kaiji sin mucho interés, como si lo que esta diciendo Shikai no le importara, pero puede entender, más o menos, el enfado del rubio... pero eso no quiere decir que se equivocó al no contárselo. El rubio ninja lo mira sorprendido, quedándose en blanco por unos segundos.

- Si sigues con esa actitud no creo que te aguante por mucho más. Además... ¿cuánto hace que no estáis juntos? – dice, una sonrisa sarcástica en sus labios, esperando conseguir así una reacción, quizás también herir.

- Bastante – contesta Kaiji levantándose y poniéndose frente a Shikai – Pero... – una sonrisa medio cruel medio sarcástica, se acerca un poco más al rostro de Shikai – Si quieres te cuento lo que le voy a hacer cuando estemos solos – sus ojos se entrecierran brillantes, su rostro a milímetros del de Shikai, este desvía la mirada, un leve color en sus mejillas al oír lo que dice Kaiji, no se esperaba una respuesta así y menos del ninja frente a él. Oye una leve risa, es Syo.

- Estoy harto – dice al fin, apartándose de Kaiji y yendo hacia la puerta, donde se encuentra Benimaru como un espectador silencioso, todo lo que aquí se ha dicho no es de su incumbencia... pero siempre es bueno saber que Kaiji realmente está loco y que Shikai guarda un fino cable en su colgante.

- Kai – dice Syo, viendo, algo divertido, como ambos jóvenes voltean, Kaiji y Shikai – Tenshike, no te molestes con mi hermano – mira al rubio sin poder evitar una medio sonrisa, pero este está serio, furioso.

- No me molesto con tu hermano, me molesto por su carácter – dice olvidándose durante un momento de las formalidades. Realmente está molesto, Kaiji se comporta sarcástico, hiriente, burlón.... y solo se comporta así porque Fujimiya está con él.

- Pero mi hermano en verdad... – intenta explicar Syo, la verdad es que Shikai no le agrada mucho, ninguno de los otros ninjas le gustan; Shikai e Hiroshi por estar tan cerca de su hermano, Alex por ser quien es, un extranjero, por ser como es, un orgulloso, por estar tan apegado a Kyo... su señor.

- Syo, no te metas – comenta Kaiji aun en pie, sus brazos cruzados sobre su pecho, su rostro oscurecido por los largos mechones castaños – Además, Shikai... – empieza a decirle al rubio – si mi pareja se cansa... siempre puedo irme con Hiroshi – su tono de voz neutro, ninguna emoción reflejada en su rostro.

- ¿Hi... roshi? – pregunta Shikai, sus ojos abiertos por la sorpresa sin entender a que viene el comentario y menos a un porque ha dicho Hiroshi.

- Sí, ese me dijo que me quería – lo dice sin interés mientras pone una mano tras su espalda, sacando el cuchillo para luego coger su cabello y separar los mechones con sangre de los otros, coge con su mano los que están teñidos de rojo tirando de ellos, tensándolos par cortarlos con su cuchillo, pero una mano lo detiene.

- Dije que los laves, no que los cortes – el tono de voz de Shikai es frío mientras sujeta la mano del ninja bastante fuerte, notando el pulso de este debido a la presión que ejerce – Siéntate – le dice, poniendo su otra mano en el hombro de Kaiji, empujando hacia abajo, haciéndolo sentar en el frío suelo del baño, su cuello tocando el borde de la bañera, Shikai ligeramente inclinado ante él, mechones rubios cayendo a los lados de su rostro, pasa una mano por la nuca de Kaiji, cogiendo el cabello y poniéndolo dentro de la bañera. Coge el mango de la ducha y abre el grifo, dejando salir el agua a presión, esperando a que se caliente.

- ¿Cómo te dijo? – pregunta Syo refiriéndose a Hiroshi, con algo de curiosidad, y sin entender porque Kaiji dice esto, le había dicho que quería a su pareja ¿tan poco le costaría cambiarlo por Hiroshi?

- Estando al borde del coma etílico – responde secamente Kaiji, alzando un poco la vista para mirar a su hermano, sentado al borde de la bañera a su lado – Por el cumpleaños de Alex, hace un mes, el 16 de febrero – siente una mano en su frente, apretando hacia atrás, obligando a inclinar su cabeza para apoyarla en el borde de la bañera y apartando todos los mechones de su rostro, dejándolo completamente descubierto; sus ojos viéndose más claros ahora, la profunda cicatriz en su mejilla... desentonando ligeramente, contrastando con el fino rostro, la suave piel, su boca con labios delicados, pequeños, atrayentes...

- ¿Cuándo fue? Nunca os vi solos – pregunta Shikai con tono distraído, sujetando el cabello hacia atrás mientras se sienta al otro lado de Kaiji, empezando a mojar primero las puntas, y subiendo lentamente por el largo cabello.

- Cuando terminó la fiesta... yo estaba lavando y Hiroshi bajó para seguir bebiendo – explica inclinando más su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos sin poderlo evitar al sentir el agua tibia acariciando su cabello junto a la mano de Shikai. El rubio vuelve a sonreír viendo como Kaiji parece hacerle más caso, al fin y al cabo podía haberse negado a que le lavara el cabello, podría haber mantenido los ojos abiertos.

Kaiji empieza a recordar como fue la noche del 16 de febrero.

La fiesta había terminado e Hiroshi iba bebiendo mientras él acababa de limpiar los platos. Cuando salió vio a Hiroshi tumbado en uno de los sillones, se acercó para decirle que se fuera arriba. Al estar a su lado vio que estaba durmiendo, pero no reacciono cuando lo llamó. Maldijo al estúpido moreno, mientras comprobaba si tenía pulso, lo encontró... pero muy débil, no respiraba.

Hubiera sido bastante fácil dejarlo morir allí, pero no quería oír los gritos de reproche por la mañana, así que no tubo más remedio que juntar sus labios con los de Hiroshi y hacerle el boca a boca. Al poco rato el moreno tosió abriendo sus ojos pesadamente, se le volvían a cerrar, así que Kaiji tubo que decirle que pasara sus brazos por su cuello, quería levantarlo pero si Hiroshi no colaboraba la cosa se pondría difícil.

Vio como Hiroshi lo hacía, así que puso una mano en la espalda del moreno y lo levantó, poniéndolo en pie trabajosamente.

Quedaron de frente, Hiroshi mirándolo con ojos vidriosos, nublados por el alcohol. 'Utsukushii Kaiji' le había oído murmurar para encontrarse luego a Hiroshi besándolo, primero tiernamente pero luego sintiendo como lo profundizaba, haciéndose más salvaje, desesperado más bien 'Tómame, por favor Kaiji... quiero ser tuyo....' le había dicho, era un ruego, una suplica desesperada, los ojos eran ahora vidriosos por el alcohol pero también por lágrimas. 'Te quiero, te amo... por favor... tómame, solo por hoy, solo esta noche... Ya se que estas con...' no lo dejó terminar, esta vez fue él quien lo beso, sintiendo como un gemido escapaba de sus labios mientras lo rodeaba.

Profundizó el beso, sintiendo el sabor a alcohol en la boca de Hiroshi, empujó levemente al ninja moreno hasta que hizo que este tuviera que sentarse al encontrarse con el sillón, el beso continuó hasta que ambos quedaron tumbados en él. Kaiji se separó mirando a Hiroshi bajo suyo, sus labios entreabiertos, su mirada anhelante, su cuerpo temblando ligeramente. Hiroshi levantó una mano, para posarla en el cabello de Kaiji, desatando la cola que llevaba... una catarata de cabello castaño cayó rebelde, envolviéndolos a ambos.

'¿Qué es lo que quieres?' preguntó Kaiji al fin, sus labios cerca de los de Hiroshi, tentadores.

'Ser tuyo' fue la única respuesta, mientras Hiroshi volvía a besarlo, esta vez él no respondió al beso, solo se quedo quieto.

'Serás mío... pero ¿eso es lo que quieres?' le había dicho con su mirada helada, observándolo 'Yo jamás seré tuyo, todo lo que puede haber entre nosotros es sexo, ¿eso quieres?' decía sin dejar de mirar al moreno 'No Hiroshi, tu quieres que te ame... y eso... no puede ser' siguió 'Aunque siempre puedo tenerte esta noche... a mi no me importa... pero creo que a ti sí.' el rostro de Hiroshi reflejaba el dolor que sentía en su interior... aun estando borracho sabía lo que acababa de decirle Kaiji. Paso las manos por su espalda, aferrándose a él con fuerza, obligándolo a tumbarse encima suyo mientras sollozaba levemente... mientras repetía su nombre una y otra vez solo cesando para pedirle disculpas. El frío ninja se mantuvo silencioso, devolviendo el abrazo con suavidad.

Cuando notó que Hiroshi había dejado de moverse se incorporó un poco, mirando el rostro del moreno ninja, se había quedado dormido... las lágrimas mojando sus pestañas, las secó tiernamente con la punta de sus dedos. No pudo evitar pensar en lo bien que se veía Hiroshi, su cuerpo perfecto, sus ojos negros ahora cerrados, tan profundos y alegres, la sonrisa, la risa, siempre en sus labios, eran tan distintos... Como la noche y el día, Hiroshi siempre sonriente, él la seriedad en persona, ambos locos, sonrió, cada cual a su modo. Los dos peligrosos, los dos asesinos sin piedad, matando a quien hiciera falta sin sentir remordimientos... pero Hiroshi si los tenía... sabía que los tenía y solo se perdía en las drogas para olvidar.

Ambos habían tenido una niñez muy dura. Ambos habían tenido que madurar demasiado pronto. Aun así, maduraron de forma distinta, uno ocultaba sus sentimientos bajo una risa estridente, el otro... casi no tenía sentimientos y los pocos que tenía no los mostraba, lo habían educado así, desde que él recordaba... le habían enseñado a que matar... morir,... la muerte en general, no importaba.

Se levantó y tubo que coger a Hiroshi en brazos y llevarlo arriba, dejándolo en este mismo baño, llenó la bañera con agua fría y metió, o más bien casi tiró, a Hiroshi dentro, con ropa y todo. El moreno despertó de golpe, queriendo gritarle al desgraciado que lo había tirado al agua helada pero Kaiji le tapó la boca: era muy tarde, los otros dormían y podían despertarse. Hiroshi parecía más sereno, gracias al agua fría su cabeza se había despejado un poco, y parecía que no recordaba nada de lo que había pasado abajo y a Kaiji tampoco le pareció tan importante como para hablar del tema.

Shikai sigue lavando el cabello, sacando los rastros de sangre, de pronto ve como Kaiji se voltea rápido, su rostro inclinado dentro de la bañera, sus cabellos mojados cayéndole a un lado, las manos aferradas al borde, sus ojos fuertemente cerrados, mientras empieza a toser.

Syo se levanta rápidamente sin comprender lo que le pasa a su hermano. Benimaru se acerca también.

Kaiji siente como fuertes arcadas recorren su cuerpo, yendo de su estómago a su cuello.

Sangre empieza a caer en la bañera. Cierra los ojos, maldiciendo por un momento a su maldita enfermedad, la sensación de encontrarse mal cada día, sin mejorar, solo empeorando cada vez más y más... eso no lo asusta, su muerte no lo asusta, piensa durante un segundo en que podría matarse ahora mismo pero una mano en su cabello lo devuelve a la realidad. Abre los ojos trabajosamente mirando a su lado, Shikai está allí, arrodillado, con una mano acariciándole el mojado cabello, pasando la otra por delante, rodeando sus hombros, acercándolo hacia él para intentar calmarlo.

- Kaiji... – lo llama suavemente, la preocupación reflejándose en su voz.

El cuerpo de Kaiji parece relajarse, Syo lo mira preocupado, sin saber que hacer, apretando los puños ante su propia pasividad, su hermano está enfermo y lo único que sabe hacer es quedarse mirando.

- Niisan... – susurra arrodillándose al otro lado de Kaiji, casi sin poder verle el rostro que ha quedado cubierto por los mojados cabellos. Como si tuviera miedo acerca una mano a la espalda de su hermano, posándola allí.

- Tranquilo... – la voz de Kaiji, cansada, como si le costara hablar – Ya pasó – lo calma, Kaiji lo está calmando a él cuando tendría que ser justo lo contrario. Syo muerde sus labios por la impotencia.

Una mano coge el mango de la ducha, aun abierto, mojando el cabello de Kaiji, subiendo y haciendo que el agua también caiga por el rostro del ninja, relajante, aliviando de alguna forma el dolor.

Apaga el agua y coge el cabello de Kaiji poniéndolo en la espalda de este mientras lo envuelve con una toalla, refregándolo para que parte del agua quede impregnada en ella. Se detiene cuando cree que ya está y la aparta lentamente, bajándola por el cabello.

Kaiji puede notar su cabello húmedo por su espalda, la sensación reconfortándolo.

Una mano pasa por su cabello a modo de peine lentamente, delicadamente.

- Fujimiya, tu hermano necesita descansar, vámonos a ver a Kyo – dice Benimaru sonriéndole mientras aparta la mano del mojado cabello de Kaiji, irguiéndose lentamente. No sabe bien porque ha hecho esto si ni tan solo soporta a este ninja, pero... no le ha parecido mala idea hacerlo y sigue sin parecerle.

- Ha-ai – contesta Syo algo sorprendido, aunque tampoco es el único, Shikai también mira extrañado al luchador del King of Fighters, mientras que Kaiji entrecierra sus ojos molesto, pero sin mirarlo.

- Bien – sonríe el rubio – Vámonos – dice dirigiéndose a la puerta, Syo lo sigue mientras que Kaiji y Shikai se levantan. Benimaru mira el rostro de Kaiji, está molesto... pero también afiebrado y muy pálido, en exceso – Bye – dice levantando una mano, despidiéndose.

- Benimaru-san – lo llama Shikai, el rubio se detiene para verlo - ¿Volverá a dormir aquí? – pregunta el ninja sonriéndole.

- Sí – contesta solamente y empieza a irse. Syo mira a su hermano, su rostro claramente preocupado por él.

- Ve, tranquilo – una sonrisa calmada en el rostro de Kaiji, una sonrisa solo para él... una cálida sonrisa. Syo asiente y se va. Los dos ninjas oyen los pasos bajando las escaleras.

- Benimaru-san no es tan malo, ¿ne, Kai? – dice Shikai sonriendo a su compañero.

- Es un baka – le contesta, sus ojos claramente molestos. Shikai va a reprocharle cuando ve que Kaiji cae, le sostiene por los brazos mientras ve que el ninja está inconsciente, haberse aguantado durante tanto rato... el dolor debía ser fuerte...

El rubio coge en brazos a Kaiji, llevándolo a su habitación y dejándolo tumbado suavemente y con cuidado en la cama. Pasa una mano por la frente del ninja, notando la fiebre. Suspira levemente cubriendo a Kaiji con una manta para luego tumbarse él a su lado por encima de esta.

- Es imposible enfadarse contigo Kaiji – susurra cerrando sus azules ojos, él también está cansado, se duerme casi al instante. Un par de ojos oscuros lo miran, una sonrisa en los labios.

- Lo sé – susurra Kaiji muy flojo mientras cierra los ojos de nuevo y también se duerme, esperando despertar antes que nadie llegue.

- ¿Qué... que ha pasado? – pregunta Kyo recuperando la consciencia, nota el frío del suelo bajo él, esta tumbado en el suelo pero no sabe porque - ¿Do... Donde estoy? – dice levantándose tambaleándose ligeramente. Siente una punzada muy fuerte en su cabeza, inconscientemente estira su mano, buscando la pared, pero no hay nada, solo aire a su alrededor... aprieta los dientes, mientras su otra mano se pierde en su cabello, notando las vendas en sus ojos. Recuerda vagamente que Raike... Orochi estaba en la habitación del hospital... ¿sigue allí? No recuerda haber salido, pero bien podría ser que Orochi lo haya llevado a otro sitio. No nota que haya nadie con él... no nota nada... de nuevo Azumi lo ha dejado solo en medio de la más absoluta oscuridad, como detesta que haga eso – ¿Hay... alguien? – pregunta titubeante mientras aprieta sus puños con fuerza sintiéndose impotente.

- Yo – una voz grave desde algún lugar de la habitación, Kyo no puede centrar la voz no sabe donde está quien le habla, pero nota una corriente de aire frío en la habitación... ¿una ventana abierta?

- ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? – pregunta el joven Kusanagi con voz dura, intentando aparentar cierta calma, intentando comprender la situación pero odiando profundamente que un extraño lo vea en este estado, ¿lo conoce? ¿puede ser alguien conocido? No puede saberlo, la voz no le suena pero... todo es tan confuso entre las tinieblas que tampoco puede asegurarlo.

- Watashi wa Namae desu – se presenta la voz educadamente igual que si fuera alguien importante por el tono que usa, Kyo oye unos pasos, resonando por la habitación.

- ¿Namae? ¿Qué nombre es ese? – pregunta Kyo, su tono orgulloso de siempre pero sintiéndose rodeado, no sabe quien es el que está con él... y no le gusta esta sensación desesperada en su interior, siente su corazón acelerarse, como si Namae fuera un enemigo.

- El mío – contesta, la voz grave tornándose algo burlona. Kyo se tensa, oyendo que este tal Namae está muy cerca de él, demasiado cerca... ¡pero no sabe donde!

- Kusanagi-san, ¿esta despier...? – una enfermera entra en la habitación al oír voces en ella. Calla al encontrarse con su paciente en pie y a un hombre de unos treinta años con él, viste elegantemente, un traje negro y una camisa blanca, un abrigo también negro por encima, la camisa desabrochada por los botones del cuello dándole un toque informal, pero sin dejar de ser elegante. Su cabello es negro, pero la parte interior es blanca, completamente liso, largo, pasando pocos centímetros de sus hombros y cubriéndole la mayor parte del rostro, las mejillas. Sus ojos... uno de cada color, uno grisáceo y el otro verde claro, para nada rompen la elegancia, más bien dan un toque especial al hombre, sofisticado, especial.

- Raixna – susurra el hombre, levantando su brazo hacia la enfermera y esta cae al suelo, sumida en un profundo sueño. Kyo siente el golpe del cuerpo al caer al suelo, todos sus músculos se tensan, aprieta los puños.

- ¡Maldita sea! ¡Kyo vete! – una voz gritando en su cabeza: Azumi, su voz sonando entre cansada y molesta, Kyo no puede entender a que viene todo esto ¿por qué los gritos? - ¡Sal de aquí! ¡Yo te guío! ¡pero vete! – grita de nuevo, Kyo se sorprende Azumi parece... ¿asustado?

Siente sus ropas cambiar, nota la respiración del hombre a poca distancia de él. Por un momento duda y recuerda una frase que le dijo Alex: 'Es mejor malo conocido que bueno por conocer' Alex siempre con sus frases sensatas. Empieza a correr, sabe donde está la puerta aunque las vendas aun siguen en sus ojos, gira por el pasillo y oye como Namae también corre detrás de él, los pasos resonando por las paredes del hospital, poniendo nervioso al joven.

Coge el pomo de una puerta y la abre, bajando por las escaleras de emergencia, Azumi lo está guiando, no sabe bien como pero el demonio lo guía para huir y de una manera increíble, casi mejor que si pudiera ver, no sabe porque se fía de él... ¿quizás por el tono desesperado de su voz? No lo sabe y tampoco quiere pensarlo mucho, solo huye.

Llega a bajo y sale por la puerta trasera, sabe que está en un callejón, lo sabe, lo siente. Su respiración se acelera mientras sigue corriendo hacia la calle principal y entra en ella, oyendo que Namae también ha llegado abajo. Corre esquivando a la gente que miran sorprendidos como un chico con los ojos vendados pasa por su lado sin tocarlos, ¿debe ser algún truco?. Un hombre lo sigue, pero se detiene lentamente al perderlo de vista.

- Esto no quedará así... Azumi – susurra, una sonrisa en sus labios ya ha comprobado lo que quería... Azumi está débil... Se gira y empieza a andar en dirección contraria tranquilamente, la gente mirándolo sin entender que ha pasado, ¿un espectáculo?.

Kyo sigue corriendo por entre la gente. Entra en un edificio y sube unas escaleras cercanas a la entrada, a mano derecha. No hay nadie en el edificio que guarde la entrada y no siente la presencia de nadie cerca. Incluso puede notar que el edificio es algo viejo, el olor en él se lo hace saber, olor a viejo, a cerrado. Se detiene un momento a tomar aire apoyándose en la pared con su espalda, poniendo las manos en sus rodillas.

- Azumi... ¿qué está pasando? – pregunta tomando aliento.

- Nada – la voz suena seca, Azumi no parece querer dar muchas explicaciones. Kyo se molesta, pero está cansado, demasiado, lo acaban de operar, los efectos de la anestesia aun siguen y haber tenido que huir de esta forma... sin saber de quien y porque huía... Si pudiera ver no habría huido así.

* * *

Continúa

[ Capítulo 41: Infern i Cel ]

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Julio, 2002

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