Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~
Fanfic por Artemis
Capítulo 38: Trobada De Serps (Encuentro De Serpientes)
- Esto es tedioso - murmura Orochi ya sin saber que hacer dentro del pequeño apartamento. Odia sentir necesidades humanas, ha tenido que dormir porque el sueño lo vencía, la nevera estaba casi vacía y él la ha vaciado del todo, odia sentir hambre, sed o tener que dormir, le parece ridículo. Hasta no hace mucho no lo necesitaba, no le hacía falta, tampoco necesitaba andar! Siente la necesidad de golpear algo, o mejor, a alguien. Matar a la joven Kushinada le ha sentado bien, muy bien; pero solo ha sido un placer momentáneo.
No puede mas, es como estar encerrado en el sello. Sale del edificio rápidamente, para encontrarse con una calle iluminada por la luz del sol, la gente paseando tranquila, algunos coches en ella, pocos, es un día tranquilo.
Cruza la calle sin preocuparse mucho de mirar si vienen o no autos y siente un fuerte chirrido de frenos, voltea y ve como una moto para en seco a escasos milímetros de él.
- Wow! ¡Ha ido de poco! - grita el joven encima de la moto y se pone a reír - ¿Estás bien? - dice mirándolo por encima de sus gafas oscuras, sus ojos algo brillantes. Un ligero gruñido por parte de Orochi es la única respuesta. Hiroshi lo mira algo confundido, le parece que el joven de cabello blanco tiene un carácter algo fuerte. Sonríe. - Hn - inclina un poco su cabeza hacia un lado en gesto curioso - Oi ¡Te invito a tomar algo para que me perdones! ¿Te parece? - dice poniéndose las gafas encima de su cabello y guiñándole un ojo. Orochi se molesta por el gesto y lo mira furioso - Anda, ¿no quieres?... o ¿tienes miedo de un desconocido? - la sonrisa de Hiroshi se acentúa, sabiendo perfectamente que la gente tan orgullosa acaba...
- Acepto - ... cediendo. Ríe un poco y señala al joven de cabello blanco que se siente detrás de él en la moto. En verdad Hiroshi pensaba regresar a casa, pero no tiene muchas ganas y si puede entretenerse un rato con este chico para llegar de nuevo a la noche... pues perfecto. Orochi no varia su mirada furiosa, pero sube a la moto, justo se coloca bien y Hiroshi arranca casi sin darle tiempo a sujetarse - Maldito - gruñe entre dientes, tiene que sujetarse a la cintura del moreno para no caer.
Recorren la larga calle, Hiroshi buscando un bar que quede mas o menos en las sombras, giran en una calle más estrecha. Pero todo lo que esta abierto son cafeterías. Decide aparcar en una pequeña, una puerta de madera con cristales en la entrada. Ambos bajan de la moto y entran. El lugar esta algo oscuro y eso le parece perfecto, las mesas son de madera gruesa, oscura y dan una sensación de vejez al lugar. Una barra también de madera con un camarero de rasgos alemanes, alto rubio y con aspecto de armario. Sonríe al pensar en eso, Alex le dio esa descripción para reconocerlos y... de momento no falla.
- Pónganos un par de cervezas - le dice sin molestarse en preguntar que quiere tomar el joven de cabello blanco - y algo para comer - sonríe. Nota como el camarero lo mira con cierto desprecio, bueno, no se podía esperar nada más. Su aspecto no es el mejor, sus pantalones rasgados y ajustados, su chaqueta de cuero, su camiseta ajustada y su tatuaje no le dan justamente aspecto de ángel. Se gira y se sienta en una mesa, Orochi frente suyo - Oh, por cierto me llamo Hiroshi - dice sonriente mirando curioso el frío rostro del joven.
- Raike - ya lo ha usado una vez y será mejor que siempre use el mismo. Sigue sin ser capaz de recordar como era la persona que se llamaba así, pero está seguro que lo conoció, o oyó hablar de él, eso no lo sabe.
Se fija en el tatuaje del joven, una serpiente retorciéndose sobre si misma y desapareciendo al encontrarse con el pantalón. Es una curiosa costumbre lo de los tatuajes, bueno, el tiene uno... tenía uno... Una serpiente, justamente tiene que ser una serpiente lo que lleva tatuado, una interesante coincidencia que lo hace sonreír muy, muy tenuemente, pensando en que con este tatuaje el joven moreno bien podría parecer un servidor suyo, un servidor de Orochi.
El camarero deja las cervezas y algo para picar en la mesa, mirando de reojo al joven de negro, Hiroshi le sonríe pícaramente sabiendo que no es del agrado del alemán, este desvía su mirada para observar al acompañante, realmente el contraste es fuerte, el joven de cabello blanco parece serio sin querer llamar la atención, su ropa normal sin destacar y ese joven moreno de ojos brillantes y sonrisa amplia.
Un fuerte golpe de alguien entrando en el bar hace que los tres posen su mirada allí.
- Oh-oh - dice Hiroshi y una pequeña risa sale de sus labios, reconoce a los cuatro hombres que han entrado en el bar, son los subordinados de un informador suyo. Los cuatro se acercan a la mesa donde esta Hiroshi.
- Hiroshi-san, nuestro jefe nos envía a buscarlo, acompáñenos - dice el que parece el portavoz del grupo. El camarero ya se ha alejado de la mesa y Orochi mira sin demasiado interés la escena.
- Ya lo iré a ver por la noche - dice el moreno sonriendo y haciendo un gesto con la mano dando a entender que no tiene importancia para él.
- Tiene que ser ahora - continua hablando el hombre, una profunda cicatriz puede verse en su frente bajando hasta la nariz - Nuestro jefe quiere que le de la información con respecto a Kusanagi Kyo - dice en tono amenazante, Orochi abre los ojos al oír el nombre, ¿Kusanagi Kyo? ¿Y este tal Hiroshi puede tener información? El moreno levanta sus manos para pasarlas en su nuca y recostarse en el respaldo de la silla, cerrando los ojos.
- Ya le dije a vuestro jefe que no tengo nada que contarle de Kyo - dice dando por terminada la conversación, nunca le ha gustado ese tipo, sabe que se dedica a grandes apuestas en los combates del KoF y evidentemente le interesa el estado de todos los luchadores, incluyendo a Kyo.
- Nuestro jefe es muy bueno con usted Hiroshi-san, tendría que ser mas amable con él - la voz del hombre suena molesta, sus dientes apretados mientras habla, realmente, piensa Hiroshi, no es ni la mitad de bueno que Alex hablando e intentando convencer.
- ¿Bueno? La droga que me da él es de las peores que he probado en mi vida - dice Hiroshi aun sonriendo pero sarcástico, levantándose de la silla y encarándose al hombre frente a él.
- ¿Cómo te atreves sabandija? - dice el hombre molesto olvidándose de los modales y cogiendo la chaqueta de Hiroshi con las dos manos y levantándole levemente del suelo. El moreno solo gira su rostro mirando hacia un punto indefinido sin prestarle atención, como si no fuera importante - Maldito - lo levanta más y ve como el joven se encoge ligeramente echándose hacia atrás y apoyando un pie en la mesa, dirigiendo su mano hacia allí rápidamente y sacando una katana corta que tenía atada a su pierna y en cuestión de segundos esta se encuentra en el cuello del hombre quien no puede hacer más que soltar al joven que aun lo mira sonriente. Los otros tres hombres se tensan, Orochi queda bastante sorprendido ante todo lo que esta pasando, el joven que casi lo atropella parece conocer a Kyo, además es ágil y por lo que parece drogadicto, sabe que hay gente así, gente que no puede estar sin tomar determinadas substancias, evidentemente lo encuentra ridículo.
Ve como los tres hombres quieren atacar a Hiroshi, si por él fuera ya lo podrían matar, pero... le interesa que conozca a Kyo, así que pone un brazo en el respaldo de la silla cogiendo impulso así, para levantar su pierna y golpear fuertemente el rostro de uno de esos tres hombres, que cae inconsciente y sangrando abundantemente en el suelo, mientras que Orochi acaba situado justo detrás de la silla con una ligera sonrisa de satisfacción.
Hiroshi lo mira sorprendido y también complacido. El hombre enfrente suyo aprovecha para apartar su cuello de la katana y coger la mano de Hiroshi, este hace un ligero movimiento con la katana y corta el rostro del hombre, justo resiguiendo la cicatriz y abriéndola profundamente. El hombre cae de rodillas al suelo con las manos en su rostro.
Uno de los dos que quedan en pie coge una botella de cerveza e intenta golpear a Orochi con ella, pero este lo para interponiendo su brazo en el recorrido y golpeando con el otro el rostro del hombre, luego golpea con su rodilla su estómago, y casi sin dejarlo respirar le lanza una patada al rostro y hace que caiga al suelo.
Hiroshi ríe levemente, divertido, acercándose al último de los cuatro hombres, quien da un paso hacia atrás y choca con la barra donde el camarero está, medio escondido, medio asomado. El moreno pasa al lado del hombre sin hacerle caso.
- Ellos nos invitan - dice refiriéndose a los cuatro hombres, girándose y extendiendo el brazo con la katana hacia el último - ¿ne? - la punta de la katana posada en la barbilla del hombre mientras este asiente, asustado, con la cabeza. Hiroshi sonríe y sale del bar mientras Orochi lo sigue - Luchas bien - le dice sonriente al salir mientras juega con la katana, haciéndola girar en el aire para volver a cogerla por la empuñadura.
- Tu tampoco lo haces mal - sonríe Orochi, quiere averiguar que tanto sabe este tipo sobre Kyo y mejor portarse... mínimamente bien.
- Mnn que lastima que nos hayan interrumpido... ¿quieres ir a otro bar? - pregunta Hiroshi levantando el asiento de su moto para guardar la katana allí.
- Podemos ir a mi casa, será más seguro - sonríe sarcástico, va a sacarle la información aunque tenga que ser amable para hacerlo.
- Está bien, no tengo nada que hacer - dice el moreno encogiéndose de hombros - ¿Dónde es? - pregunta subiendo a la moto, Orochi detrás de él.
- Donde casi me atropellas - murmura y oye la risa de Hiroshi seguida del rugido del motor y una fuerte sacudida al arrancar.
Llegan a la calle principal rápidamente, Hiroshi empieza a saltarse todos los semáforos en rojo que encuentra a su paso, esquivando los autos y haciendo maldecir a Orochi.
- Perro! - grita de pronto el moreno, un fuerte ruido de frenos y Orochi nota como la moto se inclina, su rodilla casi tocando el suelo. La moto da una vuelta sobre si misma e Hiroshi vuelve a dar gas.
- ¿¡Se puede saber que haces!? - le grita Orochi furioso, es un dios, no quiere morir como un humano normal.
- Perro - repite Hiroshi y levanta un brazo, pasándolo por encima de su hombro. En su mano cuelga, cogido de la piel del cuello, un perro, no mayor de tres meses. Orochi lo mira sorprendido, ¿cómo ha podido este tipo coger al perro, manejar la moto y evitar caer sin matarse? - Cógelo - dice Hiroshi sacudiendo al cachorro. Orochi lo hace, un cachorro negro sin raza que gime levemente. Al cogerlo nota que la mano de Hiroshi está temblando, y no le extraña, ha ido de poco, de muy poco. Coloca al cachorro colgado de su brazo mientras que con el otro se sujeta a la cintura del moreno. Recorren unos metros más y llegan al departamento. Hiroshi aparca la moto enfrente y bajan, Orochi aun sujetando al cachorro.
- ¿Qué hago con esto? - pregunta refiriéndose al animal que sigue colgando de su brazo.
- Está abandonado, no tiene placa y está sucio... puedes quedártelo - dice Hiroshi con cierto tono de despreocupación, el suyo propio, el de siempre.
- ¿Por qué no te lo quedas tu? - murmura Orochi entre dientes, algo molesto ya.
- El estúpido de Kaiji es alérgico a los perros - dice entrando en el edificio. Orochi se queda parado un segundo hasta que reacciona y entra también mientras mira cuestionante al moreno - Vivo con él y dos más - explica Hiroshi esperando a que Orochi pase delante para guiarlo - y no puedo llevar perros porque el señor les tiene alergia - su tono suena igual que un niño con rabieta mientras Orochi empieza a guiarlo hasta el departamento.
Llegan y el joven de cabello blanco abre la puerta, sin darse cuenta deja al cachorro suavemente en el suelo. Hiroshi entra tras él viendo la escena, sonríe, en verdad creía que se iban a matar cuando ha visto al perro.
El cachorro empieza a oler el suelo del departamento, moviéndose de un lado al otro sin sentido aparente.
Luego Orochi entra en la cocina y busca algo para beber, Hiroshi lo sigue curioso, mirando por encima del hombro de Orochi. Solo hay una lata de cerveza.
- Podemos tomar café - dice sonriente al oír un gruñido de Orochi. Otro gruñido, más pequeño, más agudo viene de los pies de este, los dos miran como el cachorro ha pasado entre las piernas de ambos y ahora mira el refrigerador - Tiene hambre - dice Hiroshi - Dale un poco de leche - pero no espera a que Orochi se mueva y pasa una mano por encima del hombro de este y coge un cartón de leche abierto. Busca algo para poner la leche y acaba cogiendo un plato, llenándolo ligeramente y poniéndolo en el suelo para que el cachorro beba, este empieza a lamer, su cola moviéndose de un lado a otro casi frenéticamente. El moreno sonríe tiernamente agachado mientras acaricia la espalda del animal. Orochi solo lo observa, es extraño, piensa, que alguien con ese aspecto pueda ser tan... dulce. De pronto se encuentra observando al joven, la sonrisa en sus labios, sus ojos entrecerrados y marcados con una línea negra, su oscuro cabello revuelto, algunos mechones sobre sus ojos. Sin darse cuenta se inclina levemente y pasa su mano por el revuelto cabello, peinándolo más o menos. Hiroshi levanta la vista, aun agachado, primero algo sorprendido y luego sonríe - Déjalo, ya está bien así - dice mientras mantiene la sonrisa, Orochi se da cuenta de lo que hace y aparta su mano, pero Hiroshi la coge, volteándola, dejando la palma hacia arriba y, para sorpresa de Orochi, besa su muñeca - Gracias - acaba diciendo guiñando un ojo al dios y levantándose - ¿Te parece si preparo café? - continua hablando mientras busca por los armarios y encuentra el café en polvo; no espera respuesta y empieza a prepararlo, que Kaiji y Shikai sean los que se encargan de la comida no quiere decir que él no sepa hacerlo también.
- Los otros dos con los que vives... - empieza Orochi tanteando, intentando averiguar - ¿uno de ellos es Kyo? - pregunta intentando usar un tono de desinterés, ve como Hiroshi lo mira sorprendido y frunciendo el ceño.
- ¿Conoces a Kyo? - pregunta el moreno, esperando a que el negro líquido baje de la cafetera y empiece a acumularse en la primera taza.
- Sí, soy... un viejo amigo - dice intentando sonar más o menos convincente ante el joven de ojos oscuros.
- Kyo no me ha hablado de ti - dice Hiroshi pensativo, arqueando sus cejas en un vano intento para recordar algún comentario hecho por Kyo.
- Es que... la última vez que nos vimos acabamos mal, me gustaría saber donde está... para disculparme con él - explica con gesto algo triste, interpretando a la perfección su papel.
- Vaya - dice sonriendo - Digamos que ahora no está en su mejor momento para ver a nadie - no puede evitar reír al pensar en lo que acaba de decir, no es normal reírse así de las desgracias de su amigo, pero es gracioso, y si hace gracia él se ríe, no hay más. Orochi lo mira sorprendido ante la burla.
- ¿Qué tiene? ¿Está mal? - sigue preguntando sin desistir en su empeño de saber más. Hiroshi saca la taza y reparte el café entre esta y otra, para luego poner algo de leche y azúcar en cada una. Las coge y empieza a andar hacia la sala, Orochi lo sigue sin saber si es que no lo ha oído o si lo esta ignorando. Tropieza con algo, el cachorro, que ahora gime un poco - Estúpido chucho - dice agachándose y cogiendo al animal por la piel del cuello para volver a dejarlo colgado de su brazo.
Hiroshi está sentado en el viejo sillón de la sala y Orochi se sienta a su lado, soltando al perro entre ellos, este se tumba y bosteza ampliamente para luego dejar caer su cabeza encima de sus patitas.
- Kyo tubo un accidente hace poco - empieza Hiroshi sin que Orochi se lo esperara - ahora está ciego - continua, no da muchas explicaciones, tampoco quiere darlas, suficiente hace diciéndolo. Coge la taza de café y bebe de ella. Su rostro se ha vuelto serio mientras piensa en Kyo.
- ¿Ciego? - repite Orochi haciéndose el que no sabe, intentando que Hiroshi continúe explicándole.
- ¿Te importa si...? - dice Hiroshi sacando un pequeño sobre con un polvo blanco dentro de él de uno de sus bolsillos. Orochi se lo queda mirando algo sorprendido.
- No, tu mismo - dice al fin, viendo lo que pretende Hiroshi, quizás si está drogado le será más fácil sacarle información. Hiroshi se levanta para ir a algún otro sitio, sabe que no es muy agradable ver a alguien drogarse - Puedes hacerlo aquí, no me molesta - dice sujetándole una mano, el moreno lo mira algo curioso y se encoge de hombros. Se arrodilla en el suelo delante de Orochi, en la pequeña mesa de la sala, saca un pequeño espejo plano de otro de sus bolsillos y lo coloca encima de la mesa, un pequeño cuchillo de bolsillo también y lo usa para coger un poco del polvo blanco y ponerlo sobre el espejo arreglándolo para que forme una línea recta. Busca en los bolsillos de su pantalón y saca un billete, empieza a enrollarlo. Orochi solo se queda observando en silencio.
Hiroshi se inclina y protesta levemente al notar que sus cabellos le molestan, va a apartarlos pero la mano de Orochi los aparta lenta y gentilmente. Hiroshi solo sonríe a modo de gracias y se inclina más, Orochi sujetando los mechones.
Una fuerte inhalación por parte del ninja y este levanta la cabeza, sus ojos cerrados, pareciendo disfrutar del momento en que la droga empieza a entrar en su cuerpo. Sonríe inclinando su cabeza hacia un lado y entreabre sus ojos.
- ¿Dónde está Kyo ahora? - pregunta Orochi, le parece increíble el gran contraste que ofrece Hiroshi, un chico que parece un adolescente, un rostro sonriente y ¿por qué no admitirlo? Hermoso... y en cambio es un drogadicto y le gusta pelear por lo que ha visto.
- Hn - murmura Hiroshi, parece como si no hubiera entendido la pregunta, Orochi se levanta y se sienta en la pequeña mesa, justo enfrente de Hiroshi, y pasa una mano apartando los mechones que han vuelto a caer en los ojos del moreno, viendo que estos están brillantes - ¿por qué no encontraré chicas tan hermosas como un chico como tu? - susurra sonriendo y mirando fijamente a Orochi quien arquea sus cejas ligeramente por el comentario - Creo que me he pasado con la dosis - ríe levemente - Si fuera como Kaiji... - continua, más para sí que para Orochi. Saltando de un tema a otro sin mucho esfuerzo.
- ¿Kaiji? - pregunta dejando que el joven hable
- Sí, él está saliendo... con un chico - dice sin dejar de sonreír - Dime una cosa... - empieza a decir al ver que Orochi no parece afectado por una pareja de hombres - ¿Tu crees que de tanto odiar a alguien puedes llegar a ... amarlo? - Orochi abre los ojos sorprendido ante tal pregunta.
- Sí - y más se sorprende al oírse a sí mismo dando una respuesta afirmativa y completamente segura, sin vacilar.
- Entonces... - ríe de nuevo sin poderlo evitar mientras Orochi ve que hay lágrimas en sus ojos - Nunca me han gustado los hombres... - susurra - pero... - sus palabras parecen no salir, pasa una mano por su cabello - estoy enamorado de uno - de nuevo ríe le parece una gran ironía lo que le está pasando - lo... amo - susurra cuando su risa queda apagada, mira a los ojos de Orochi, quien no esta entendiendo nada y de pronto se encuentra con Hiroshi abrazándolo por la cintura, el rostro escondido en su pecho mientras sus hombros se mueven en pequeñas convulsiones... llorando - Lo amo - repite entre sollozos - Lo odio - se contradice, pero sabe que miente - ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué tuve que conocerlo? - sus palabras son casi un susurro, Orochi coloca las manos en la espalda del joven, rodeándolo protectoramente sin saber el porque - Maldito... maldito Kaiji ¿por qué ha tenido que hacerme esto? - siempre lo ha sabido, y quizás estando drogado le es mas fácil el decirlo, admitirlo, en su vida se ha sentido atraído por ningún hombre, puede encontrarlos más o menos atractivos pero no le gustan. Cuando conoció a Kaiji eran muy jóvenes, recuerda que lo conoció en una excursión escolar, iban en distintas escuelas y ambos habían ido a montaña para enseñar a escalar a los alumnos.
Él había llegado tarde y se encontró con una joven castaña subiendo por una pared de roca, llevaba unos shorts y un jersey sin mangas pero algo ancho, su cabello era largo y sujeto a una cola de caballo. En sus manos unos guantes negros. Subía ágilmente mientras los profesores le gritaban que bajara pues subía sin llevar nada de seguridad. La chica se detuvo e hizo caso a los profesores, bajó... pero lo hizo soltándose completamente, empujándose con las piernas para separarse de la montaña, había unos 25metros de distancia al suelo desde donde había saltado. Dio una vuelta sobre si misma y acabo en el suelo tranquilamente, como si hubiera saltado desde un lugar bajo. Había quedado justo enfrente de Hiroshi, dándole la espalda, le pareció una chica perfecta, ágil y esbelta: "No está mal... para ser chica" recuerda que dijo y de pronto se encontró con unos ojos fríos y penetrantes mirándolo molestos, el rostro era fino y delicado "¿A quien llamas chica, estúpido?" susurro cruelmente Kaiji y ahí fue cuando se dio cuenta del error, pero en verdad le hubiera costado saber que era un chico, realmente su cuerpo y su rostro eran muy delicados.
Ahora Hiroshi se siente demasiado confuso, siempre se ha llevado igual con Kaiji, empezaron mal y siguen mal... Además... no tiene opciones... Kaiji lleva saliendo demasiado tiempo con su pareja, no lo van a dejar.
De pronto se da cuenta de lo que hace y se aparta de Orochi.
- Perdona - dice con una ligera risa - A Kyo lo están operando ahora - dice respondiendo al fin a la pregunta de Orochi - En un hospital a unos 500 metros de aquí - Orochi sonríe e intenta disimular la satisfacción de saber donde está Kyo. Oye como Hiroshi empieza a toser y se queda mirándolo - ¡Maldita sea! - grita el moreno furioso, Orochi puede ver sangre en los labios del joven y en su nariz - sabia que me había pasado - murmura sintiendo que casi no puede respirar.
Orochi no sabe porque pero se levanta rápidamente y hace que Hiroshi tenga que levantarse también. La droga es un veneno y los venenos, si no hay antídoto, se pueden contrarrestar haciendo andar a la persona para que la sangre circule más rápido.
Empieza a andar con el joven apoyándose en él, casi un peso muerto. No sabe bien porque lo hace, ya tiene la información que necesita, ya sabe donde esta Kyo, ¿por qué no dejar que el joven se muera? Bueno, sería un problema tener un cuerpo muerto en la casa... Pero... hay algo más, mira al perro que los está siguiendo ahora, saltando entre sus piernas sin darse cuenta de nada, el perro... un perro, un muerto, un perro muerto... un amor no correspondido... una sonrisa amable... un perro negro... un perro negro en sus brazos... una sonrisa... un chico alvino... un cachorro negro en sus brazos y de pronto... Orochi recuerda... Raike... es él... él... él en los brazos de Azumi... él amando a Azumi, odiándolo, deseándolo... el rechazo... su madre... su padre... muertos.
- ¿Ra... Raike? - murmura Hiroshi, se han detenido, ve el rostro del joven furioso, se siente un poco mejor, no se va a morir pero tendrá que tener mas cuidado la próxima vez, aun le duele al respirar, pero ya no es tanto, puede soportarlo. Orochi lo mira.
- ¿Sabes? Te entiendo - murmura - Yo también amaba sin ser correspondido - acaba y viendo que Hiroshi se encuentra mejor lo sienta en el sillón para luego hacer que se tumbe.
- ¿A un hombre? - pregunta algo soñoliento, necesita descansar
- A algo... parecido - susurra sentándose al lado del moreno, y pasando su mano por el cabello de este - Amar no merece la pena - continua mientras ve como el joven cierra los ojos lentamente, pero siente como una mano se posa en su mejilla, Hiroshi abre los ojos levemente.
- Sufres... pero eres feliz al ver que él lo es - le explica lentamente y hace que Orochi se incline hacia él para acabar besando sus labios - Ojalá fueras Kaiji - murmura, su mano cae y el sueño le vence. Orochi lo mira por un momento.
- Ojalá fueras Azumi - murmura sin darse cuenta de lo que dice.
Se queda largo rato observando como Hiroshi duerme, ahora tranquilo. De vez en cuando pone una mano cerca de sus labios para comprobar si respira.
Ahora que recuerda no puede evitar que imágenes invadan su mente, imágenes de él con Azumi... que ingenuo era, dejándose acariciar, besar... tomar.
Se levanta bruscamente para irse pero cuando está en la puerta se gira, viendo a Hiroshi y al perro intentando subir en el sillón, sin conseguirlo. Se acerca de nuevo y coloca al animal sobre el pecho de Hiroshi y el cachorro se tumba inmediatamente. Luego busca algo con lo que escribir y deja una pequeña nota en la mesa 'Ahora vuelvo'. Sale del departamento y del edificio, con un destino fijo en su mente.
Cuando ha recorrido 500 metros se encuentra en el hospital, tal y como Hiroshi le había dicho. Se dirige hacia la enfermera que se encuentra tras el mostrador, mirando alguna cosa en el ordenador. Esta levanta la vista para encontrarse con un atractivo joven de cabello blanco y ojos rojos.
- ¿Desea algo? - pregunta solícita la mujer.
- Kusanagi Kyo - murmura Orochi, no le gusta tener que hablar con un ser de tan bajo nivel, con Hiroshi ha sido distinto, pero hablar con humanos... no le agrada, aunque él haya sido uno - ¿Dónde está? - pregunta mirándola fijamente.
- ¿Es un pariente? - pregunta la enfermera con algo de reserva.
- Amigo - aclara solamente Orochi empezando a molestarse lentamente.
- Lo siento pero si no puede identificarse mejor no le puedo decir nada - dice la enfermera, su tono algo duro, siendo eficiente en su trabajo. Orochi gruñe algo por lo bajo.
- Lo ha traído un amigo suyo, ¿ne? - dice Orochi luego de pensar un rato como sacar la información. La enfermera asiente. - ¿Era un chico moreno? ¿Hiroshi? - pregunta tentativamente, no sabe quien ha llevado a Kyo al hospital. La enfermera niega con la cabeza empezando a ignorar al joven - Pues debe haber sido Kaiji, ¿ne? - intenta de nuevo, y logra que la enfermera lo mire.
- Cierto, el señor Kaiji ha traído a Kusanagi-san - dice la mujer, lo recuerda porque el joven de cabello largo también tenia que hacerse unas pruebas. Orochi suspira aliviado, ha tenido suerte, bien - Bueno.... - dice mirando al ordenador - Kusanagi-san ha salido hace poco de la sala de operaciones, está en cuidados intensivos en la tercera planta de momento. La operación ha ido bien pero es por precaución - explica maquinalmente - Pero de momento no puede recibir visitas - concluye la mujer y al apartar la vista de la pantalla ve como el joven con quien estaba hablando ha desaparecido sin dejar rastro.
Orochi sube por las escaleras de servicio rápidamente, hasta llegar a la tercera planta. Allí empieza a buscar al joven Kusanagi, puede ver a los pacientes conectados a distintas maquinas, un olor penetrante en toda la planta.
Entre abre la puerta de una habitación y encuentra lo que busca. Kyo está tumbado en una cama, agujas clavadas en su brazo conectándolo al suero que cae gota a gota en un ritmo acompasado, en su nariz un pequeño tubo para ayudarlo a respirar.
Orochi sonríe cruelmente, ve los ojos de Kyo vendados, pasa la punta de sus dedos gentilmente por encima de la nariz del joven y arranca el tubo con oxigeno, para luego hacer lo propio con las agujas, dejándolo desconectado, su sonrisa se amplia. Ve como a Kyo le cuesta más respirar. Pone una mano en su cuello y empieza a hacer presión.
Kyo recupera la consciencia al notar la falta de aire, está completamente descentrado, pero coloca sus manos alrededor de la muñeca de Orochi, intentando hacer que la presión se detenga. Orochi se molesta al ver que el joven ha despertado. Aprieta más fuerte, clavando sus uñas en el delicado cuello de Kyo. Este, aun intentando liberarse, empieza a recordar donde está, no reconoce al intruso, sabe que no es Yagami, pero este también huele a sangre y fuego... pero no es Iori...
- ¿Rai... Raike? - pregunta intentando coger aire suficiente para hablar.
La sorpresa al oír su nombre hace que la presión del cuello se aleje, Orochi se queda observando al joven que ahora pone las manos en su cuello. ¿Cómo sabe Kyo que es él? ¿Cómo sabe su nombre? Kyo se incorpora levemente en la cama, ¿en verdad es Raike? ¿Orochi ha salido del sello? Pero... no parece tener poderes... si los tuviera... no habría intentado ahogarlo, podría haberlo matado prendiéndolo en fuego. El joven Kusanagi se sienta en la cama lentamente y luego se levanta, pero al hacerlo un súbito mareo lo invade, haciéndolo caer y maldecir. La cabeza le duele y está completamente desorientado, su equilibrio parece haber desaparecido.
Una mano se posa en la suya, cogiéndolo y tirando levemente de él para ayudarlo a levantarse, Kyo se sorprende.
Al estar nuevamente en pie el mareo se acentúa más, siente que el suelo se mueve, pero sabe que es solo cosa suya. Pasa una mano por su cabello, notando las vendas que cubren sus ojos, intenta que el mareo se vaya, pero sus piernas no lo sostienen.
- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunta Orochi fríamente mirando al joven tambaleante, no suelta su mano pues Kyo se aferra a ella con fuerza.
- Sí, eres Raike... - susurra Kyo levantando su cabeza, no ve nada, pero no puede creer que frente a él tenga a... - Orochi... -
- Hn - es el único sonido que recibe, para luego sentir una rodilla golpeando su estómago, obligándolo a doblegarse sobre sí mismo - Voy a matarte Kusanagi, me da igual que Azumi me lo haya prohibido - susurra Orochi cruelmente.
- ¿Prohibido? - Kyo empieza a no entender nada ¿Azumi ha prohibido a Orochi que lo mate? ¿por qué? ¿qué pretende? No tiene tiempo de pensar mucho más, Orochi lo tira al suelo, haciendo que su espalda golpee fuertemente contra este y luego se sienta en el estómago de Kyo, una pierna a cada lado, poniendo sus manos alrededor del cuello de este y presiona con fuerza, ahogándolo. El joven Kusanagi intenta liberarse en vano, siente que el aire no llega a sus pulmones. Orochi sonríe y aprieta aun más, pero de pronto ve, sin poderlo evitar, como Kyo golpea fuerte su rostro, haciéndolo salir de encima suyo, ambos se levantan rápidamente. - ¿Se puede saber que haces? - grita el joven Kusanagi, posando una mano en las vendas y arrancándoselas, abriendo los ojos, furioso.
- ¿No es evidente? - murmura Orochi con una sonrisa sarcástica en sus labios.
- Eres un estúpido - le recrimina, gritándole muy molesto.
- Tu me creaste, asume las consecuencias... - dice cruzándose de brazos y mirando fijamente a unos furiosos ojos rojos - Azumi - concluye, sabe perfectamente que Kyo ya ha perdido la consciencia y que se encuentra ante Azumi.
- Quieres que te mate, es eso, ¿no? - continua Azumi en tono molesto - ¿Es eso lo que quieres? - sus ojos rojos brillan de pura rabia al ver como Orochi no le ha hecho caso como lo ha desobedecido.
- Tendrías que haberme matado cuando me dejaste - gruñe Orochi, el sarcasmo desaparece para quedar solamente rabia y reproche.
- No se de que me hablas - dice Azumi sin entender el comportamiento del dios.
- No te hagas el que no sabe - dice apretando los puños de pura rabia contenida - Tu me convertiste en lo que soy, me abandonaste, te aprovechaste de que solo era un niño - lo recrimina Orochi furioso y frustrado también. Azumi se lo queda mirando, sorprendido.
- ¿Recuerdas? - pregunta, por primera vez con ingenuidad en su voz. Orochi solo asiente, continuando con su mirada furiosa. - Raike... - murmura levemente mientras observa al joven frente a él, no esperaba esto, no esperaba que Orochi recordara.
- Sí, ese era mi nombre - se burla, la furia en sus ojos no desaparece mientras observa el cuerpo del joven Kusanagi poseído ahora por Azumi.
- Eso no te exime de nada - dice cruzándose de brazos, su mirada indiferente. Orochi observa algo ingenuo la actitud de Azumi y se maldice por poder ser tan estúpido, ¿qué esperaba? ¿qué Azumi se disculpara?
- Siempre he sido un juego para ti, ¿verdad? - una sonrisa sarcástica en sus labios - Nunca sentiste nada por mi...
- ¿A caso tu sí? - dice el demonio, su mirada sigue indiferente, como si la conversación no fuera con él. Orochi abre los ojos sorprendido.
- ¿Qué quieres decir? Sabes perfectamente lo que sentía por ti - dice mostrando su rabia contenida, elevando su tono de voz pero sin querer decir esa palabra.
- ¿Lo sé? ¿Quieres que te diga lo que sentías por mi? - sus ojos rojos se entrecierran sarcásticos - Nada, absolutamente nada. Solo estabas conmigo por mi aspecto, jamás me conociste Raike. Jamás me preguntaste nada sobre mi, jamás - Orochi se sorprende, el tono que usa Azumi parece... de reproche - ¿Sabes que es lo que me gusta? ¿Lo que no? ¿Sabes a caso cuantos malditos años tengo? ¿Celebramos tus aniversarios, todos, te paraste a pensar que yo también cumplo? - da la espalda a Orochi, la conversación le parece estúpida, necesita descansar, está agotado, ha hecho demasiadas cosas en poco tiempo.
- ¿Por qué crees que te regale el maldito perro? - la voz de Orochi profunda a su espalda, cerca de él - Tuve que buscar entre todos los malditos papeles que guardabas para encontrar uno donde pusiera la fecha - la voz dura, molesta - Yo... yo te amaba - murmura entredientes, diciéndolo al fin, admitiéndolo.
- ¿Me amabas? - murmura Azumi empezando a voltearse de nuevo hacia Orochi - ¿Ya no lo haces? - la sonrisa vuelve a estar en sus labios, su rostro tranquilo. Orochi abre los ojos, no se esperaba una pregunta así. - Da igual.... - su sonrisa no desaparece - voy a matarte - un brillo en sus ojos y Orochi siente como si lo hubieran golpeado, cayendo al suelo de espaldas, pero Azumi ni tan solo se ha movido.
Desde el suelo ve como el demonio se le acerca. Intenta levantarse pero Azumi se sienta en su estómago, como antes había hecho él con Kyo, y empieza a apretar con fuerza el cuello. Orochi se maldice por no tener poderes, intenta apartar las manos de su cuello sin conseguirlo. Odia la sensación de no poder conseguir aire, hace mucho que no lo necesitaba y ahora se encuentra intentando cogerlo desesperadamente. Siente como su consciencia empieza a abandonarlo, pero antes que pase siente que las manos se alejan de su cuello, abre los ojos y se encuentra con unos ojos azules mirándolo, cabello pelirrojo corto con un par de mechones cayendo a los lados de un rostro blanco y fino, Azumi ha hecho cambiar el cuerpo de Kyo para coger el aspecto con que Orochi lo conoció. El dios siente sus ojos pesados e intenta coger aire antes que Azumi vuelva a apretar, pero no puede evitar quedarse observando fijamente esos ojos... Ve como Azumi se inclina hacia él e intenta salir de abajo suyo, pero no lo consigue, las manos del demonio se posan en sus hombros, sin dejarlo mover.
- Suéltame - le recrimina Orochi, su tono duro hace que Azumi ría levemente, sus ojos entrecerrándose, su rostro con una fina sonrisa.
- Tranquilo Raike - dice, apartando una de las manos del hombro de Orochi para pasarla por el blanco cabello que cubre en parte los ojos del dios - Dime... ¿qué tanto recuerdas? - le pregunta sonriendo sin dejar de acariciar el cabello.
- Todo - gruñe molesto, no sabe que pretende Azumi pero de él... puede esperarse cualquier cosa.
- Mm, ¿todos los días? - pregunta de nuevo, Orochi solo mueve afirmativamente la cabeza sin saber que pretende - ¿y... las noches? - concluye, pero no deja que Orochi conteste, se inclina hacia él y besa sus labios suavemente, lamiéndolos tentativamente, saboreando. El dios abre los ojos con sorpresa y siente como Azumi profundiza el beso, entrando en su boca, ve sus ojos cerrados, pareciendo disfrutar del beso. Siente la cálida lengua de Azumi incitándolo, una de sus manos bajo su jersey acariciando sus músculos, la mano baja más, saliendo del jersey para acariciar más abajo, por encima de los pantalones haciendo que un gemido escape de los labios de Orochi mientras cierra sus ojos ante el contacto. Azumi parte el beso, pero no deja de acariciar por encima del pantalón y empieza a besarle el cuello y lamerlo. Orochi no puede evitar echar su cabeza hacia atrás, dejando así más espacio para que Azumi pueda besar.
- Te odio - susurra mientras oleadas de placer recorren su cuerpo, las caricias de Azumi son placenteras, endemoniadamente placenteras, como las recuerda, como eran antes. Azumi levanta la mirada para encontrarse con los ojos de Orochi.
- Te deseo... ahora - dice volviendo a besar los labios del dios, una mano en su nuca, la otra aun en sus pantalones, ahora desabrochando los botones con las largas uñas, poniendo su mano en el interior, continuando con las caricias, acentuándolas, sonriendo ante los gemidos del dios. De pronto siente una punzada en el corazón, demasiado fuerte para poder soportarlo. Cierra los ojos con fuerza, sacando la mano de los pantalones de Orochi para ponerla en su pecho, apretando la ropa en un vano intento para que el dolor pase. Su rostro escondido en el cuello de Orochi, no puede pasarle aquí, no ahora.
Orochi nota que algo está pasando, nota su cuello húmedo, pero no por los besos de Azumi. Se incorpora un poco para poder ver el rostro del demonio, este no se mueve, dejando que Orochi se aparte, no puede hacer más, su cuerpo no se lo permite, el dios mira el rostro de Azumi, sus ojos fuertemente cerrados, su frente ahora apoyada en el suelo, su cuerpo medio encima suyo y su boca... sangrando, no hay tos, solo sangre saliendo; no entiende lo que está pasando, lo que le está pasando a Azumi.
- Ahora... puedes - intenta decir Azumi mientras sangre sigue manchando sus labios, saliendo de su boca.
- ¿Puedo que? - pregunta Orochi, no entiende nada, no sabe lo que le pasa a Azumi no entiende lo que le está diciendo, solo ve como la roja sangre cae en el suelo, manchándolo.
- Matarme - una sonrisa en los labios de Azumi, aun sangrando. Orochi abre los ojos por la sorpresa, ¿le está tomando el pelo? No puede estar hablando en serio, nunca ha visto al pelirrojo en estas condiciones, jamás se hubiera imaginado que podría llegar a sentir dolor... Se detiene un momento... ¿es eso lo que Azumi le reprochaba? No sabía que podía sufrir, no sabía que podía... morir... Un sentimiento de ansiedad lo invade, había dicho muchas veces que quería matar a Azumi... pero... jamás pensó en que podría lograrlo... y ahora el demonio está indefenso, a su merced... Orochi se incorpora totalmente, sentándose en el suelo mientras Azumi queda casi tumbado, sus ojos cerrados fuertemente, el dios puede ver algo brillante en sus pestañas ¿lágrimas de dolor? - Te... lo haré... más fácil - Azumi se voltea, quedando tumbado boca arriba, su respiración acelerada, entrecortada. Orochi no entiende hasta que ve que el demonio empieza a toser, ahogándose en su propia sangre, no sabe que es lo que pretende ¿que lo mate? ¿burlarse de él? Puede matarlo... es sencillo. Mueve su mano, colocándola encima de la nariz y la boca de Azumi, tapándolas, impidiendo que el aire pase y sin dejar que la sangre salga, pero puede sentirla, cálida, espesa, en su mano.
- ¿Sabes cuantas veces he deseado matarte? - pregunta Orochi, no espera respuesta de Azumi - Miles, pensando mil formas de matarte y... - ríe cruelmente - ahora me encuentro que solo he de ahogarte, dejar que la sangre invada tus pulmones y morirás, se acabó, no más molestias, no más tener que obedecerte - sus ojos brillan cruelmente mientras habla. Azumi lo mira, intentando mantener los ojos abiertos. No hay rabia, ni furia, ni tan solo molestia... Orochi lo mira furioso y con un movimiento rápido pasa su otro brazo por la espalda de Azumi haciendo que este quede sentado, aparta la mano de su boca y lo dirige contra su pecho, se siente demasiado liviano y Orochi cierra los ojos maldiciendo mientras estrecha el cuerpo de Azumi entre sus brazos, siente la sangre de Azumi manchando su ropa y lo acerca más contra sí - No quiero dejar de verte - dice acariciando el cabello sin darse cuenta - Lo que me has preguntado antes... - las palabras cuestan de salir - la respuesta... es sí... aun... te amo - dice al fin, admitiendo lo que siente por él, lo que nunca dejó de sentir.
- Idiota - oye la voz fría de Azumi en su pecho, para ver como este se incorpora para verlo a los ojos - Desperdicias buenas oportunidades. ¿Amor? Yo no se lo que es eso - sus ojos azules están fríos, su sonrisa se vuelve maligna - Eres un idiota y siempre lo serás Raike - dice levantándose - Ahora vete, déjame en paz, ya te llamaré si te necesito - da la espalda a Orochi y con un movimiento de su mano hace que el viento envuelva al dios que se ha levantado también.
- Eres capaz de sufrir Azumi, de morir - dice Orochi mientras ve que el viento lo rodea - También debes ser capaz de amar - desaparece para reaparecer en la casa, Hiroshi aun duerme, el perro también, aun encima del pecho del ninja. Su ropa está limpia, no hay sangre en ella. El cachorro se despierta y da un pequeño y agudo ladrido. Orochi se le acerca y lo coge en brazos - Puedes odiar tanto a una persona... que acabes enamorándote de él - dice en un susurro, levanta al perro por la piel del cuello mirando fijamente su cara - Azura, así te llamarás, si no te mato antes - dice mirando al perro con cierto desprecio, no sabe porque... pero no esta molesto por lo que le ha dicho Azumi al final... no lo sabe... pero está seguro que no todo era cierto.
Por su parte Azumi se queda mirando por la ventana, sus dientes apretados, al igual que sus puños, siente la sangre pidiendo salir... le ha costado tanto levantarse como si nada hubiera pasado, el dolor es demasiado intenso, y... aun se ha atrevido a llevar a Raike de vuelta al departamento, pero no podía dejar que lo viera así, no podía... Cae de rodillas al suelo, no puede más... Parte de él desearía haberse quedado en los brazos de Orochi, haber descansado allí, no se sentía mal, era cómodo... pero no puede ser, a la que ha sentido que el dolor mermaba ha intentado volver a aparentar indiferencia, demostrar que solo se burla, que no necesita a nadie, que no necesita que lo cuiden... que... lo amen.
Lágrimas caen en el suelo de la habitación, mezclándose con la sangre, un último y pequeño esfuerzo, volviendo de nuevo al cuerpo de Kyo, las vendas de nuevo en los ojos, la habitación sin sangre, todo en orden mientras Azumi cae agotado, inconsciente en el frío suelo.
* * *
Continúa...
[ Capítulo 39: Ulls Ambar ~ Records Que No S'obliden ]
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Julio, 2002