Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~
Fanfic por Artemis
Capítulo 37: El Final Del Monstre, El Final De'n Raike (El Fin Del Monstruo, El Fin De Raike)
Una mesa fría, el frío, mucho. Unas sabanas frías. La sensación de estar cayendo, cayendo en un pozo sin fondo y siempre con la angustia de no saber cuando acabará, si en algún momento el final llegará y sin saber que hay en él, tan solo viendo oscuridad, sintiendo frío, ansiedad,... miedo.
- Tranquilícese, Kusanagi-san, ahora le pondremos la anestesia una voz, la voz del doctor Matsuda, algo ronca, tapada por la mascarilla, será de ayuda el doctor americano que se está preparando, poniéndose los guantes con la ayuda de una eficiente enfermera. La sala de operaciones está lista, todos preparados para empezar, las luces iluminando todo, cada pequeña parte de la sala. Las maquinas preparadas, el ruido del corazón oyéndose, latidos desacompasados debido a la ansiedad, los nervios. Ahora solo falta poner la anestesia, insertarla en las venas del joven. El anestesista clava la aguja con la anestesia en el suero ya preparado y clavado en la vena del joven Responda a mis preguntas ¿Cómo se llama? la voz maquinal, diciendo siempre lo mismo en una operación, repitiendo la misma frase.
- Kusanagi Kyo no hay ganas de hablar, no hay ganas de hacer nada.
- ¿Cuándo nació? una nueva pregunta, esperando la respuesta.
- El doce... de diciembre las palabras arrastrándose, sin poderlo evitar, la boca sintiéndose seca.
- ¿Tiene sueño? la última pregunta, en la cual no se espera respuesta, y no la hay. Kyo queda completamente dormido, cayendo en un sueño pesado. El doctor coge el bisturí, la operación puede comenzar.
- Dios, mi cabeza siento mi cabeza pesada, como si me hubiera tomado mil cervezas y ahora estuviera sufriendo la tremenda resaca.
- Kusanagi una voz ronca, fría, abro los ojos. Yagami, Yagami frente a mi, preparándose para luchar. Estamos en una calle vacía en medio de una ciudad perdida, en medio de un país desconocido. Es de noche, la luz de la luna ilumina su rostro haciendo que se vea pálido, más pálido de lo que es, pocas farolas encendidas. Estamos en un barrio pobre por lo que puedo ver.
- ¿Qué quieres, Yagami? pregunto irónico, como si no supiera la respuesta, je, sé lo que quiere: luchar, como siempre, como siempre quiere, como siempre pasa, siempre luchamos. Es lo único que le interesa, lo único para lo que vive. Su risa cruel invade la calle, resonando por los pisos. Sus llamas se encienden, ardiendo en su mano como si estuvieran incontroladas, sedientas de sangre, de mí sangre.
Estamos en la playa, y el sol empieza a ocultarse, hundiéndose en el mar, un sol rojo. Se hunde, tiñiendo el mar, haciendo que se vuelva rojo, un mar rojo sangre.
- Kusanagi-san Shingo frente a mi, sonriéndome quiero ser como usted dice, Yagami a su espalda, lo abraza por detrás, rodeando su cintura con una mano, suavemente, tiernamente ¿Qué quiere decir esto? La otra mano de Yagami acaricia la mejilla de Shingo suavemente también, haciendo que voltee su rostro, ambos sonríen. Yo no puedo. Me acerco a ellos, para separar a Shingo de Yagami, no puede fiarse de alguien como el pelirrojo, no puede, no debe. Iori mueve su mano, poniéndola sobre los ojos de Shingo, sin apretar, sin herir. Llamas púrpura se encienden, quemando los ojos de Shingo y yo no puedo hacer nada.
- Yagami, no! grito y corro hacia ellos, mis llamas encendidas.
Yagami se aparta de Shingo quien ríe, sus ojos llorando sangre pero ríe, como si estuviera loco, como si hubiera perdido la razón. Miro a Yagami fijamente, el sol brilla en lo alto del cementerio, iluminando las tumbas y el verde césped. La risa de Shingo se esparce por todo el lugar. Me agacho para verlo, levanta la cabeza. Iori sonríe, lágrimas de sangre por sus ojos. Shingo de pie, recriminándome por haber hecho esto a Iori, por haberle quemado los ojos. Yo no quería hacerlo. ¡No quería!
- Que sueños más extraños tienes, pequeño me lo dice Yagami, pero no es su voz, no es su rostro, me levanto furioso y todo cobra sentido ahora, estoy soñando, soñando mientras me operan, Azumi me había dejado solo, pero ahora ha vuelto, cortando mi sueño, lo odio, lo odio por hacerme esto, por jugar conmigo, por todo.
Se levanta, lentamente, sin prisa alguna, con un movimiento de su mano estamos en su castillo.
- ¡Azumi! ¡Azumi! unos gritos desesperados vienen de fuera, Azumi solo sonríe. Reconozco la voz, son los gritos de Raike.
- ¡Ve con él! le grito señalando hacia donde vienen los gritos. Raike lo llama, desesperado, sus gritos llenos de dolor y miedo. Azumi empieza a andar tranquilamente hasta llegar a la puerta de salida, yo voy con él, es desesperante este demonio.
Miro hacia fuera y veo a Raike y a esa cosa, ese monstruo sujetándole una mano, tirando de él, el chico intenta liberarse mientras sus gritos son acallados por los del monstruo quien empieza a gritar fuertemente.
- Azumi, ¡ayúdame! le grita Raike al verlo, sus ojos llenos de lágrimas de miedo, terror, esos ojos de un azul clarísimo, su cabello completamente blanco ya.
- Ya te he dicho que no puedo hacer nada, no puedo matarlo el rostro de Azumi es serio, parece como si ya estuviera harto de repetirle a Raike lo mismo, como si estuviera cansado de Raike.
El joven mira a Azumi sin comprender porque le habla así y luego tira fuerte, liberándose de las garras del monstruo y cayendo al suelo debido al impulso. El monstruo se acerca a él, me siento impotente, cualquier cosa que haga no servirá para nada, nada, ¡maldición!
- Azumi, por favor ¡haz algo! grita desesperado, viendo el monstruo acercársele de nuevo para volver a cogerlo, sin poder levantarse, el miedo se lo impide.
- ¿Quieres que desaparezca? ¿quieres acabar con él? Azumi sonríe, sus ojos azules brillando con maldad Puedo darte poderes... los suficientes como para acabar con él, solo tienes que pedírmelo su voz suena desinteresada, como si la escena que observa no tuviera interés, pero en sus ojos hay un brillo aun, un brillo que no me gusta, no me gusta en nada Solo dilo, pídemelo.
- Azumi... un pequeño susurro por parte de Raike - ¡Azumi! ¡Dame los poderes para matarle! grita al fin, Azumi sonríe con maldad, alzando su mano en dirección a Raike y este queda envuelto por un brillo azulado intenso, no veo su cuerpo. El monstruo frente a él, creo que está sorprendido. ¡Shine! grita una voz ronca, una mano aparece entre el brillo y se posa en el pecho del monstruo, llamas azuladas aparecen y estallan alrededor de él.
El brillo desaparece lentamente y me quedo observando a Raike sin poder creer lo que veo, no puede ser.
- Oro-Orochi! no puedo creerlo, pero... es él, Orochi, sus ojos rojos, su blanco cabello, el dibujo en su pecho. Doy un paso hacia atrás inconscientemente. ¿Raike... Raike es Orochi? Las llamas alrededor del monstruo desaparecen, la sonrisa en los labios de Azumi se hace más cruel, al igual que su mirada. Orochi mira el cuerpo, algo de ingenuidad en su rostro, la ingenuidad de Raike, sin creer que ha sido él quien lo ha hecho.
El monstruo cambia, podemos verlo. Las heridas desaparecen, los cortes en su mandíbula, en su cabeza, su brazo, su cuerpo se vuelve normal, su rostro también, aparecen sus párpados y cabello, se convierte en un hombre normal, con sangre saliendo de su boca por el golpe recibido.
Orochi lo mira confundido, sus ojos rojos abiertos por la sorpresa, y yo no entiendo el porque de tanto asombro.
- ¿Pa... Padre? dice de pie ante la agonizante figura. Cae de rodillas al suelo. ¿El monstruo es su padre? Así... ¿Azumi lo había planeado todo? ¿Esto era lo que quería desde el principio? ¿con-convertir a Raike en Orochi? ¿Qué Raike matara a su propio padre?
- Señor... de... la Muerte... dice el padre de Raike, girando su rostro hacia Azumi, su boca dejando escapar la sangre, la vida escapándosele por momentos. Azumi solo lo mira, sus ojos entrecerrados, sin demostrar ningún sentimiento, quizá... parece algo molesto, como si sintiera más repulsión por el hombre que no por el monstruo Argo... dekaina... ferne... no entiendo lo que dice y veo que Orochi tampoco, las lágrimas caen de sus ojos, su rostro se ve molesto, no puedo evitar ver que aun es Raike, aunque su apariencia haya cambiado aun deja ver esa ingenuidad... De pronto una luz ilumina el cuerpo de su padre y desaparece sin dejar rastro, solo las marcas de la sangre en el suelo sirven para saber que esto ha pasado realmente.
- Azumi... ¿¡Por qué!? grita Orochi poniéndose de pie. Antes era un niño, un niño que parecía tener ya los quince años y ahora... su cuerpo ha crecido, sus músculos están más marcados pero... esa mirada... no es la misma que vi a Orochi cuando nos atacó, no, está triste, y... creo entenderlo, la persona a quien él ama lo ha engañado, solo lo ha utilizado como a un juguete.
- Para divertirme ¿qué más? dice el pelirrojo, no puedo creer que sea tan déspota, sus ojos parecen estar desinteresados en todo, pero hay algo... algo en ellos, algo extraño. Orochi va hacia Azumi cuando este se voltea para entrar en el castillo de nuevo y Orochi lo coge por la muñeca.
- Azumi... susurra Orochi, bajando la mirada cuando Azumi se gira para verlo, sus ojos parecen molestos por el gesto. Orochi levanta la mirada para enfrentar esos ojos, su rostro aun con lágrimas yo... te quiero... le dice mientras pasa sus brazos por el cuello, en verdad Raike... Orochi... debe querer a Azumi, en verdad debe quererlo, mucho, tanto como para perdonarle por la traición que acaba de hacerle, tanto como para perdonarle cualquier cosa. Acerca sus labios a los de Azumi y lo besa, tiernamente, como lo haría un niño, el niño que es Orochi. Azumi no lo rechaza... aunque tampoco parece corresponder al beso, sus brazos están caídos a los lados, sus ojos entrecerrados pero sin ninguna expresión en ellos, nada que me diga que lo ama o que lo odia.
Orochi se aparta lentamente de él, su mirada de nuevo baja al notar que Azumi no ha correspondido al beso.
- Yo no dos palabras, completamente secas, sin entonación, sin ningún sentimiento reflejado en ellas. No sé porque me extraño tanto... Azumi es cruel, debería saberlo, pero... es que... en verdad parecía que los sentimientos de Raike eran correspondidos... ¿tan bien puede llegar a mentir Azumi? ¿Tan cruel puede llegar a ser? Y ahora... vete de aquí, molestas sus últimas palabras. Entra en el castillo, y las puertas se cierran detrás suyo, dejándonos a mi y a Orochi fuera. Miro a quien hace poco era un niño... su rostro sorprendido y las lágrimas vuelven a bajar por sus mejillas, sin evitarlas, sin detenerlas, solo dejándolas caer, casi parece que no se da cuenta.
- Azumi... ¡Azumi! grita al final, como despertando de un sueño, yendo hacia la puerta y posando una mano en ella, la golpea, sus ojos cerrados fuertemente, sé que intenta no llorar ahora, que intenta que las lágrimas se detengan, pero también sé que no puede evitarlo. Azumi lo acaba de rechazar de la manera más cruel que ha encontrado.
- Perdóneme una voz hace que ambos nos giremos. Es una niña, no muy lejos de nosotros, a unos pasos. Sonriendo pero parece que algo asustada. Me parece que no debe tener más de trece años. Sus manos están sujetas la una con la otra, moviéndose nerviosas. Su cabello es largo y negro, suelto, sus ojos también son negros, algo delgada pero he de admitir que es una chica bonita El Señor de la Muerte... ¿está? pregunta casi en un susurro, su voz suave.
- ¿Para que quieres verlo? Orochi se yergue completamente, en verdad ahora si parece el ser que conocí, el dios contra quien luché. Su voz es seca y mira fijamente a la joven, frío y distante.
- Yo... verá... él me salvo de caer en un acantilado empieza a contar la joven, yo me quedo viéndola, ¿Azumi la salvó? ¿qué pretendía esa vez? ¿alguien nuevo para su colección? ¿Cambiar a Raike por la chica? Y... como soy... huérfana me dijo que... viniera a su castillo a... vivir sé que se siente intimidada por la fría mirada de Orochi, que no se atreve a alzar la vista y es que realmente ahora sí parece cruel.
Orochi se le acerca despacio y le acaricia el negro cabello, para luego levantarle el rostro poniendo una mano en la barbilla de la joven y hacer que ella lo mire a los ojos, sonriéndole tiernamente.
- Te gusta, ¿verdad? El Señor de la Muerte te gusta, ¿ne? susurra aun con una tierna sonrisa, sus ojos entrecerrados dulcemente. Veo un leve sonrojo en el rostro de la chica, ese maldito Azumi... ¿a que juega ahora?
- Sí, fue... muy amable conmigo... no sé porque la gente dice que es cruel esta vez la chica mira a los ojos de Orochi mientras habla... sonríe tenuemente, es solo una adolescente enamorada.
Veo como Orochi de nuevo posa su mano en la barbilla de la joven lentamente y de pronto la abre enfrente del rostro de la chica, encendiendo las llamas. Oigo los gritos de la muchacha mientras arde en un fuego azulado, y cae al suelo mientras su cuerpo, ya muerto, sigue consumiéndose con la última energía del cuerpo sin vida. Aparto la mirada para no ver el calcinado cuerpo, sintiendo repulsión, y veo a Azumi, fuera del castillo, apoyado en una pared de él. Está mirando la escena, como Orochi ha quemado a la chica. Sonríe, cruel como si eso fuera justamente lo que esperaba que pasara y supongo que lo es, que todo lo tenía calculado, planeado. Me mira un momento y desaparece... ¿qué es todo esto?
- Azumi es mío oigo como susurra Orochi, y ahora sí veo como es el Orochi que conocí, esa mirada llena de odio, esa sonrisa cruel en sus labios... Azumi creó a Orochi... ¿por qué? ¿solo para divertirse? Un ser que pueda crear a un dios... ¿hasta donde puede llegar su poder? Pero... con tanto poder... ¿para qué crear a Orochi? ¿Para que molestarse en hacer algo así? O simplemente... ¿por qué alargarlo tanto? ¿Por qué ha pasado lo que parecen años con Raike... si convertirlo en Orochi parece que le ha sido tan fácil? ¿Por qué no hacerlo desde un principio? ¿Solo para divertirse? Es increíble. Maldito demonio... pero... cuando vimos a Orochi, cuando luchamos contra él... no parecía recordar a Azumi... no parecía... quizás solo lo escondió.
- Con cada muerte que Orochi provocó se fue olvidando de que me amaba una voz a mi espalda, Azumi. Volteo para verlo y todo desaparece, tan solo quedamos él y yo, frente a frente, envueltos de oscuridad.
- Azumi... susurro al encontrármelo de frente, nadie más que él y yo, sus ojos azules, su rojo cabello, y su expresión... sonríe, sonríe como siempre, pero sé que hay algo... algo extraño en sus ojos, parece... melancolía. Quizá... echa de menos a Raike, aunque lo más probable es que sean imaginaciones mías. Azumi es un monstruo, ha jugado con los sentimientos del chico solo para poder convertirlo en Orochi... él creó a quien dio tantos problemas a nuestros antepasados, a quien nos dio tantos problemas a nosotros. Pudimos vencerlo... aunque su poder fuera inmenso lo vencimos... pero... ¿a donde debe llegar el poder de Azumi? Alguien capaz de crear a un dios. ¿Si quisiera... podría destruir la tierra?
- Sí, si quisiera podría hacerlo me dice, abro los ojos sin entender... él... ¿sabe lo que estoy pensando? - ¿Sorprendido? me dice con una sonrisa, su sonrisa de siempre Tengo mucho poder pequeño, más del que podrías llegar a imaginar continua, pero volteándose, dándome la espalda. Aparece una luz intensa y nos encontramos en una casa, pequeña, parece algo vacía, escasos muebles. Azumi se dirige a una puerta, sin necesidad de abrirla pasa a trabes de ella. Lo sigo, ¿dónde estamos? Pongo mi mano en la puerta y veo como la atraviesa, así que yo hago lo mismo, pero con algo de precaución, una sensación rara al pasar a trabes del material, como me pasa en todos los sueños cuando alguien pasa a trabes mío. Azumi está de pie al lado de una cama, alguien durmiendo en ella. Me acerco y me sorprendo al ver quien es la persona que está durmiendo, lleva ropa, como si se hubiera quedado dormido encima de la cama sin querer, es... Orochi. Su figura es igual, imponente, aunque duerma, pero parece un sueño tranquilo, la ropa que lleva no deja que vea si tiene o no el tatuaje, viéndolo así... tranquilo... parece un joven. Aunque verlo aun me imponga algo de respeto no puedo evitar pensar en que, a los ojos de otros, parecería alguien normal, un chico de unos veinte y tantos años de cabello blanco y rostro hermoso. Si Azumi no hubiera hecho nada Raike hubiera sido un agradable chico, bueno y dulce. Si yo no hubiera hecho nada... Raike ya estaría muerto hace siglos explica en voz suave, maldita sea! Esta escuchando lo que pienso...
- Pero hubiera sido feliz, al menos le digo mirándolo fijamente a los ojos, molestándome. Raike era feliz con Azumi, y hubiera estado feliz a su lado hasta su muerte... Su muerte... vuelvo a mirar a Orochi para después volver a Azumi quien lo esta mirando, su rostro parece indiferente pero... - ¿No querías que Raike muriese? Azumi se gira, y veo, por primera vez, que no entiende lo que estoy diciendo, bien, al fin logro cambiar las tornas aunque sea por un segundo. Es eso... no querías que Raike muriera... y por eso lo transformaste en Orochi, un dios inmortal sigo diciendo, una pequeña sonrisa en mis labios que no puedo evitar mostrar al ver lo que le pasa a Azumi, el porque lo hizo.
- Cree a Orochi... solo para mi diversión pequeño, Raike nunca me importó, ni antes, ni ahora, ni nunca me dice, su expresión continua neutra, no hay sonrisa en sus labios, pero tampoco hay rastros de enojo.
- No sé para que escogiste a Raike, pero sé que él te quería y lo decepcionaste... y creo... que en el fondo... te sientes culpable por eso le digo seriamente, mirándolo a los ojos. Él baja su cabeza, los mechones rojos cubriendo sus ojos, sus hombros se mueven ligeramente y oigo como... empieza a reír, una risa cruel. Entrecierro mis ojos, molesto.
- Pequeño, ¿en verdad crees lo que dices? me dice mientras sigue riendo algo más flojo Soy un demonio, ¿ne? Los demonios no amamos, no queremos, solo odiamos y nos divertimos jugando con las personas me dice, explicándome como si yo fuera un niño que no entiende, pero no puedo creerle, no sé porque, sus palabras pueden parecer ciertas pero... no puedo creer lo que me dice Kyo, Kyo... dice poniendo una dulce sonrisa y mueve su cabeza negativamente mientras se sienta en la cama, justo al lado de Orochi pero sin tocarlo Sabes que tengo mucho poder, ¿ne? Dicen que un gran poder acarrea una gran responsabilidad... es falso, no te creas esa mentira me dice, sus ojos fijos en los míos, su sonrisa en los labios El poder solo trae ganas de conseguir más poder. Cuando tienes poder ya nada ni nadie te importan, el poder te vuelve un ser cruel, sin sentimientos por nada ni por nadie... el poder... te vuelve... un ser... como yo dice señalándose a sí mismo, su sonrisa se hace un poco más cruel. No puedo creer lo que me dice, no pienso creerlo Si no me crees, mira a Orochi, antes era un niño amable y bueno. Mira en que se transformo cuando le di poderes. Se vio fuerte, superior a cualquiera y por eso empezó a matar, por eso se convirtió en el dios sanguinario que es ahora se voltea para ver el rostro de Orochi, apartando algunos mechones delicadamente. No voy a darle la razón, no, Raike se convirtió en Orochi por su culpa, por haberle roto el corazón, el poder no tiene nada que ver en eso, no puede tener nada que ver. Descansa pequeño, estás hecho un lío me dice. Noto como la oscuridad me envuelve, ya no hay habitación, no hay casa, solo una profunda oscuridad y una sensación de un sueño pesado, mi cabeza pesada.
* * *
Continúa...
[ Capítulo 38: Trobada De Serps ]
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Julio, 2002