Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~
Fanfic por Artemis
Capítulo por Artemis x MiauNeko
Capítulo 35: Fred Hospital (Frío Hospital)
- Hn, ya hemos llegado - murmura Kaiji aparcando la moto cerca de la entrada del hospital, nota como Kyo vacila, sabe que no quiere bajar... pero debe hacerlo... además...él también tiene que ir a hacerse análisis, análisis de sangre. Antes de llevar a Kyo ya ha llamado para pedir cita... cosa que no le ha gustado en nada. Hace dos meses que le dijeron que el virus se había activado en su cuerpo... ahora toca saber si evoluciona rápido o no... si puede saber cuanto aguantará su cuerpo antes de sucumbir ante tan fiera enfermedad. No es que le importe mucho, pero... quiere saberlo, saber más o menos cuanto más va a vivir, un año, meses, diez años... solo quiere saberlo y cuando lo sepa... se va a quedar igual, ¿qué le importa la muerte? Jamás le ha importado en nada, siempre ha jugado con la vida de las personas, matándolas sin sentir el más minimo remordimiento, ¿qué le ha de importar la suya propia? Quizá algun ingenuo podría pensar que si mata por la espalda es porque no quiere sentir remordimiento, que no se atreve a mirar a los ojos de sus victimas para no tener pesadillas... es falso... mató a su tío... lo mató cuando dormía, vio su rostro lleno de dolor y sorpresa... y... le gustó, disfrutó viendo como moría, los gemidos, las preguntas '¿por qué? ¿por qué?' siempre la misma mientras la sangre bajaba por sus labios... y él... solo sonreía... le encantaba ver la sangre bajar, se quedó observandolo morir, disfrutando de la sensación de ver correr la sangre, disfrutando de saber que había sido él quien había hecho que ese rio rojo descendiera, manchando las sabanas de la limpia cama. Pero se dio cuenta de la cara que ponian la gente cuando eran apuñalados, cara de estúpidos, de sorpresa mezclada con terror... y empezó a aborrecer que todos pusieran la misma... hombres, mujeres y niños... altos, bajos, fuertes o débiles, siempre igual, siempre la misma estúpida cara ¿a caso no tenían otra?. Era aburrido ver siempre la misma expresión así que... dejó de atacar de frente, una solución fácil a un pequeño problema.
Kyo baja de la moto, lentamente, Kaiji hace lo mismo... mirando la entrada del hospital fijamente. Un hospital con paredes blancas, reflejadas en la luz del sol que lo ilumina de frente. Ventanas abiertas y cerradas, las ventanas de las habitaciones con los pacientes, cada cual con sus problemas, más lebes... más graves. Si fuera por Kaiji... estarían todos muertos.
Entran, Kyo con una mano en el hombro del ninja, el doctor Matsuda está hablando con la enfermera en la entrada y puede ver llegar a su joven paciente, así que se le acerca contento de ver que al fin ha tomado una decisión, desición que él cree que es la más acertada.
- Buenos días Kusanagi-san - saluda sonriente, mirando por sobre de sus gafas a su alto y joven paciente, su cabello medio blanco molestándole ligeramente. Va a saludar al acompañante, pero este se aleja para ir a hablar con la enfermera. Kaiji ya ha hecho lo que tenía, ahora le toca saber a él lo que le van a decir.
- Hola, ese es Kaiji, un amigo, no se preocupe por él - dice el joven sonriendo levemente sabiendo que Kaiji ha ignorado por completo al doctor y se ha ido sin prestarle la más mínima atención - Siempre es así - el doctor sonríe al ver que el joven está algo animado, siempre es bueno que los pacientes esten de buen humor, y más uno de sus características y con una operación tan delicada siempre es mejor un buen estado de animo.
Kaiji regresa de hablar con la enfermera, el doctor no puede evitar fijarse en la fría mirada del joven, unos profundos ojos oscuros... bañados completamente por la indiferencia, nada más, una profunda indiferencia... Parecería que este chico es capaz de hacer cualquier cosa y su rostro no variaría, ha visto bastantes chicos con miradas similares, quizás ninguno se le puede comparar, quizás al menos los chicos que ha visto llegaban a mostrar algo, desprecio, odio, miedo... pero este joven... nada, no hay nada en su mirada. Sería capaz de suicidarse, piensa el doctor.
- ¿Cuánto tiempo tienes que quedarte aquí? - pregunta Kaiji ignorando la extraña mirada que el doctor le ofrece. Mirando fijamente a Kyo a los ojos, sabe que la mirada que recibe está muerta, pero tanto le da, está harto de todo, hoy ha sido realmente un día que desearía olvidar... tener que abrazar a Kyo... tener que gritarle, se cansa del carácter del joven, pero... es lindo... Sonríe, sí, Kyo es hermoso... quizás es por eso que lo soporta... quizás es por eso que no lo mata o ¿quizá es porque le cae bien?
- Eso dependerá de la evolución y de cómo vaya la operación, pueden ser algunos días pero no le puedo asegurar cuantos - explica el doctor entrando en la conversación ya que el tema le corresponde aclararlo a él.
- Pues ya nos avisarás - dice Kaiji secamente, dirigiéndose de nuevo a la enfermera para que lo puedan visitar.
- Kaiji! - lo llama Kyo, no sabe bien si el joven se ha ido mucho o no, demasiados ruidos en la sala como para estar seguro de donde está el ninja, y más con sus silenciosos pasos.
- ¿Qué? - dice volteándose para mirar al joven Kusanagi, este tiene una sonrisa en sus labios, una sonrisa hermosa y tranquila.
- Muchas gracias... - dice su sonrisa se amplia un poco - ... por todo - acaba diciendo, el ninja deja oír un 'Hn' que Kyo interpreta como una manera de decir de nada de su... amigo, sí, debe admitir que Kaiji se ha portado bien con él... que en el fondo... quizás muy en el fondo... es bueno.
Kaiji se queda observando un segundo a Kyo, frunciendo el ceño. Todo lo que quiere es largarse de ese lugar, que lo visiten e irse tan rápido como pueda. Ya ha cumplido con llevar al joven, ahora quiere alejarse de él, de todo... Sin embargo, en ese momento en que Kyo no parece estar mirándolo, se siente súbitamente extraño. Kyo sonríe aun, sus ojos entrecerrados, el cabello cayendo sobre ellos... pero es una sonrisa al vacío. Una sonrisa dirigida hacia un lugar donde no hay nadie. ¿Es su imaginación o el rostro de Kyo se ve demasiado triste? ¿Qué le pasa? Ya no tiene nada de que preocuparse. Están en el hospital; a partir de ahora siempre habrá alguien listo para atenderlo, estará mejor de lo que podría estar al lado de nadie, incluso de Alex. Lo mimarán, como le gusta, sonríe sarcásticamente, volviéndose de nuevo.
- ¿Te vas? - pregunta de pronto Kyo, haciendo que por segunda vez Kaiji se detenga a medio paso.
- No hay nada más que hacer aquí - responde él, secamente. Kyo asiente. No tiene tiempo de despedirse siquiera, porque ya el doctor lo ha tomado del brazo, mientras una solícita enfermera se acerca. Kyo escucha que el doctor Matsuda le pide a la joven que lo lleve a una habitación donde puedan prepararlo para la operación. Aun faltan algunas pruebas de rutina, y el joven ha llegado algo atrasado así que todo está preparado.
- Por aquí, por favor - dice la enfermera con voz dulce. Kyo siente la suave escencia de su perfume, su voz suave y amable, distinguiéndose de las demás voces que llenan el ambiente del lugar. Es como si las paredes de ese hospital no permitieran que el ruido escape. El eco de las voces resonando en cada rincón del lugar lo confunde, es el inequívoco sonido de los hospitales. Un fuerte rumor producido por murmullos en la sala de espera, el sonido de camillas y ruedas en el pasillo, frente a él. De las pequeñas salas surgen voces, de todo tipo, confundiéndose con conversaciones de doctores que caminan por los pasillos. El eco de los pasos, el sonido de una televisión tratando de hacerse escuchar por sobre el rumor de personas demasiado angustiadas como para prestarle atención. - ¿Kusanagi-san? - pregunta la enfermera. Ha dado un paso en dirección al pasillo, pero Kyo no se ha movido -. ¿Se siente bien?
El doctor conversa con otros pacientes que se han acercado a saludarlo, Kyo sabe que es su voz la que está oyendo, a su izquierda. Kaiji se ha ido ya, no lo siente cerca. La enfermera aun está sujetando su brazo... sin embargo... siente como si algo no estuviera bien. No es sólo el excesivo ruido que hace que su sentido de orientación se confunda, no. Es... una pesadez en su mente. No puede concentrarse en lo que le rodea. Los sonidos se oyen demasiado claros, demasiado cercanos, superponiéndose unos a otros, confundiéndole.
- Cuidado - dice al fin Kyo, calmadamente, extendiendo una mano para posarla en el hombro de la enfermera, empujándola suavemente hacia un lado, dándole paso a una anciana que va avanzando lentamente, apoyada en un bastón, con la cabeza baja. La enfermera no la había visto, y la anciana parecía atenta al suelo, así que hubiese chocado con ellos. Ante el movimiento de Kyo, ella reacciona, y levanta la mirada hacia el joven. Dos pequeños ojos azules, brillantes, rodeados de arrugas. Agradece con una sonrisa, y Kyo sonrié también, como su mirada fuera algo que puede sentir. La mujer continúa su lento camino. La enfermera se queda observando a Kyo sorprendida. ¿Cómo...?
Es como si Kyo sintiera el movimiento de la joven a su lado, aun cogida de su brazo. Sonríe para sí. ¿Qué le sucede? ¿Acaso es tan difícil creer que él pueda notar cosas como esa?
Es suficiente. Deja que ella de un paso primero, y la sigue, despacio.
- Relájese - sonríe ella, aun algo confundida por lo que acaba de pasar. Kyo sabe que han entrado a un pasillo. Los pasos resuenan... El eco... Familiar... El resonar de pasos... en el húmedo suelo de piedra... un castillo... El castillo de Azumi... Grande, frío, solo... sin nadie... Con solo tres personas viviendo en él. Uno... con la cara y el cuerpo desfigurados; otro, un niño, casi alvino, y enamorado; y el último... Azumi... un demonio con cara de angel... Sonríe, sí... un demonio... con cara de angel.
Un súbito mareo lo invade, la sensación de estar cayendo al vacío. Extiende una mano para buscar un sitio donde apoyarse, pero no encuentra nada, solo vacio. La cálida presencia de la joven enfermera a su lado también ha desaparecido. No puede sentirla. Sabe a qué se debe, sabe que es... como caer en un sueño.
Maldice para sí, apretando los puños, tratando de concentrarse para volver a la realidad. Está en un hospital, está rodeado de ruidos mundanos. No es el vacío. No está cayendo.
Lentamente siente que su equilibrio se estabiliza. Todo vuelve a él, el olor, los sonidos... Las voces... Una voz que se eleva sobre el resto sin hacer ningún esfuerzo, como si estuviera dentro de sí mismo, dentro de su mente:
- Te dejo solo un rato, pequeño, ya veo que estás entretenido... - la voz demasiado conocida, burlona, pero algo pesada, un ligero arrastrar de palabras.
- Azum... - alcanza a murmurar Kyo cuando de pronto siente que la oscuridad lo envuelve. Abre más los ojos, un acto reflejo. No es el vacío, no está cayendo... Es la oscuridad que se hace más densa, si es que eso es posible aun. Esto ya había sucedido antes, cuando Azumi lo dejó solo. No... No puede estar ocurriendo otra vez. No ahora. No aquí... ¡No ahora que Alex o los chicos no están...! - ¡Azumi! - gruñe, tratando de ocultar su repentino temor bajo un velo de furia, maldiciendolo para si. No hay respuesta. Si el demonio estuvo cerca de él en algún momento, ya ha desaparecido. Lo ha dejado solo.
- ¡Kusanagi-san!
Kaiji esta sentado en una camilla, una enfermera, algo novata le está extrayendo la sangre para hacerse los análisis, dentro de unos días llamaran para darle los resultados, pero oye la aguda voz de la enfermera. Se vuelve bruscamente, molesto porque nadie ha sido lo suficientemente competente como para hacerse cargo del niño mimado... aparta bruscamente a la joven enfermera y se arranca la aguja sin demasiada consideración, ya tiene la sangre suficiente para poder hacer los analisis. Se dirige hacia donde ha oído la voz de la enfermera y se encuentra viendo cómo esta sostiene a un, aparentemente, desvanecido Kyo, mientras el doctor Matsuda se apresura a disculparse de otros pacientes para correr hacia el joven.
- Maldita sea - murmura Kaiji, acelerando sus pasos y yendo hacia Kyo -. ¿Ahora qué sucede? - gruñe, a espaldas de la enfermera. Podría haberse ido, bastaba con dejar que acabaran de sacarle sangre, dar unos pasos y volver a casa, ¿por qué demonios ha vuelto a Kyo de nuevo? ¿Por qué está observando, preguntándose a qué se debe el que Kyo esté siendo sostenido por la enfermera ahora?
- ¿Kusanagi-san? - pregunta el doctor, poniendo su mano en el hombro del joven, que parece sobresaltarse. Los ojos de Kyo están fijos al frente, sus labios entreabiertos, su expresión... es de miedo. El doctor sonrie levemente, creyendo comprender -. Relájese - dice, como siempre le ha dicho a todos sus pacientes, dándole un par de golpecitos en el brazo -. En unas horas todo estará bien.
Kyo asiente levemente, pero sabe que no está bien. ¡Nada está bien! Ahora todo está peor que antes, solo en ese maldito hospital... sin sus amigos. Un lugar que no conoce. Un maldito ciego en un maldito hospital.
La enfermera intenta caminar, pero él no se mueve. ¿Cómo hacerlo? De pronto todos los sonidos se han convertido en un rumor inteligible. Sabe que hay una joven a su lado por la presión que ejerce en su brazo, pero todo, hasta su esencia, ha desaparecido, no puede saber si tiene a nadie más cerca, sabe que el doctor Matsuda ya se ha alejado pero... ¿hay alguien más cerca? ¿Algún paciente? ¿Alguna enfermera pasando cerca suyo? No lo sabe... no lo sabe y se maldice, maldice su suerte, y por encima de todo, maldice a Azumi.
Perdiendo la paciencia, Kaiji aparta a la enfermera bruscamente, con un leve empujón que es suficiente para que la joven casi pierda el equilibrio.
- Por aquí - indica ella, caminando por el pasillo preguntándose quién es ese joven tan brusco. Se preocupa por el modo en que podría tocar al paciente. ¿Cómo lo va a guiar? ¿A empujones? Sin embargo queda sorprendida al ver como el joven de largo cabello sujeto con una trenza, algo desecha ya por ir en moto, posa su mano suavemente en la espalda de Kyo, un poco más arriba de la cintura.
Es extraño, se dice Kaiji. Cuando su mano ha tocado a Kyo, ha sentido lo tenso que está el joven. La mirada fija en la nada, los labios entreabiertos, puños y dientes apretados fuertemente. Cobarde, sonríe. ¿Acaso se ha asustado? Da un ligero empujón al joven, para hacerle andar, como ha estado haciendo desde que salieron de la mansión Kusanagi. El contacto de su mano en la espalda de Kyo no le agrada demasiado, y espera a que en cualquier momento Kyo se apoye en su hombro, siempre lo hace, como si quisiera pasar por un joven normal que va apoyado en un amigo. Amigo... se repite, pensativo.
Sin embargo, el brazo de Kyo no se mueve, el joven sólo da un paso, luego otro, despacio, algo torpemente, como si temiera tropezar con algo en el camino. Kaiji lo observa. Kyo parece sorprendido, ¿qué demonios le ocurre? Lo siente tan tenso, tan... asustado. Incluso siente un leve temblor recorriéndolo.
- Avanza, Kyo - murmura, sin entender qué le sucede al joven. Ya antes ha estado haciendo cosas por si solo. ¿Acaso no luchó contra su propio padre aun sin ver nada? ¿Y ahora no puede dar un paso en un pasillo recto y despejado? -. Avanza - repite secamente.
- Kaiji... - Kyo se vuelve hacia él, su voz, más que una pregunta, parece un suspiro de alivio. ¿Alivio al saber que es él, tal vez? La tensión disminuye, pero de todos modos, Kyo se ve extraño. Y es que el joven no sabía ni quien lo estaba guiando, saber que es Kaiji lo tranquiliza... un poco. Aun así no puede evitar sentirse inutil... no ha notado que era su amigo quien lo está guiado...
- ¿Se puede saber qué demonios te pasa? Ya me has hecho perder suficiente tiempo - dice, rudamente. Kyo no se mueve. Kaiji lo mira a los ojos... pero no encuentra su mirada. Esto lo sorprende... Nunca antes Kyo le había parecido... ciego. Como si lo supiera, el joven Kusanagi cierra los ojos.
- Estoy... un poco mareado - dice, pero su voz está quebrada -. Kaiji no le da mucha importancia a esto, sólo lo obliga a seguir adelante, hasta el ascensor donde espera la enfermera. Ha estado tan cerca de Kyo últimamente, ayudándolo, guiándolo... y, no puede negarlo, observando con algo de curiosidad sus ojos, aun tan profundos, tan cálidos. No sabe si es sólo él, pero cada vez que se encuentra con sus ojos es como si Kyo lo estuviera observando... Por eso es extraño ahora. Extraño que Kyo parezca tan súbitamente desorientado de golpe. ¿En verdad está mareado, o acaso es el miedo?
En silencio llegan a otro piso, y en silencio entran a una habitación donde la enfermera le indica con una seña a Kaiji una bata de hospital. El joven ninja le lanza una mirada asesina, ¿pretende que él se encargue de desvestir a Kyo? Está bien el hacer las cosas de la casa, la comida, o limpiar, pero... esto es el colmo. ¿Para qué está la enfermera si no es para encargarse de eso? Pero esta sale sin casi hacer ruido, Kaiji aprieta sus dientes, si la vuelve a ver... será la última vez.
Recorre la habitación con la mirada. Una cama, un pequeño diván para las visitas que quieran pasar la noche allí. Sillas, una mesa con ruedas. Kyo.
Sin darse cuenta lo ha dejado solo, se ha alejado de él unos pasos. Ahora lo mira, esperando que el joven se mueva, pero no lo hace. No se mueve, sólo está allí, de pie, la cabeza baja, los ojos cerrados, el cabello cubriéndole el rostro. Sus puños están tan apretados que sus brazos tiemblan debido a la fuerza que está ejerciendo.
Kaiji puede ser cruel, puede matar a sangre fría... pero Kyo es su amigo o algo parecido, no lo sabe definir bien. Pero verlo así... tan indefenso, es algo a lo que es imposible que se acostumbre. Le cuesta demasiado expresar lo que siente, es más, intenta ocultarlo tras palabras secas y duras, especialmente frente a otras personas... Pero ahora está a solas con el joven. Nadie se enteraría. Y Kyo, debido a su orgullo, tampoco diría nada al respecto. No podía ser tan desagradable.
- Ven, Kyo, debes cambiarte - dice suavemente, su voz sin entonación. Ni ruego, ni lástima. Sólo lo dice.
El joven Kusanagi se vuelve hacia él, que espera. No abrie los ojos. Tampoco camina.
¿Por qué?, piensa Kyo. ¿Por qué Azumi tiene que jugarle estas malas pasadas? Todo lo que puede pensar en este momento es cuanto lo odia por hacerle esto, por divertirse con él. Ahora está en medio de... ¿qué? ¿Un despacho? ¿Una habitación? ¡No tiene idea de dónde se encuentra! Kaiji está con él, lo acaba de oír, pero... ¿y la enfermera? ¿Y el doctor Matsuda? Ahora Kaiji lo llama, ¿qué quiere que haga? Ahora que ha callado no sabe donde está. No sabe, maldición. ¡No puede!
- Kyo... - un dejo de impaciencia en la voz del ninja, luego sus pasos, luego su mano en el hombro del joven de cabello castaño -. ¿Te encuentras bien?
- Un poco mareado - miente Kyo. ¿Cómo le va a explicar lo que está sucediendo? Luego agrega, en voz baja, apagada -: Kaiji... ¿dónde... estamos...?
El ninja parpadea un par de veces. ¿Kyo no lo sabe? Ha dado por hecho que lo había notado.
- Una habitación - responde. Pocas palabras, sólo las necesarias. Empuja al joven hacia la cama para que se siente. Ve como extiende las manos hacia adelante para no chocar con nada, pero no deja de rozar su espalda, para que sepa que está a su lado. Comienza a comprender qué es lo que le sucede -. Aquí está la cama - dice, en el momento en que Kyo llega a ella -. Hay una mesa, tres pasos al frente. Un diván, cinco pasos a la derecha. Sillas en la mesa. Una ventana cinco pasos a la izquierda. - explica el ninja sin poner mucho interés a sus propias palabras.
Kyo asiente, aun con los ojos cerrados. De pronto se sobresalta. Siente las manos de Kaiji en su pecho, desabotonando su abrigo, para luego hacer lo mismo con la camisa. Lo deja hacerlo, deja que lentamente lo desnude, intentando ayudar, siente los dedos de Kaiji desabotonando sus pantalones, sus dedos rozando la piel de su estómago, termina y Kaiji le pone la desagradable y fría ropa de hospital. Le avergüenza, ¿pero qué va a hacer? Su orgullo ha sufrido mucho esta semana, una humillación más... puede soportarlo.
Cuando esta cambiado, siente lo frío que es el ambiente en la habitación, pero antes de empezar a temblar, escucha que Kaiji toma la ropa de la cama y la dobla lentamente, para luego sujetar la camisa que él había llevado, y echársela sobre los hombros. Después de eso... sólo silencio. Es tan profundo, tan denso, que Kyo empieza a pensar que está solo.
- ¿Kaiji? - llama débilmente, pero no escucha una respuesta. El ninja ha entrado al pequeño baño de la habitación, y en ese momento sale, sus pasos silenciosos. Se detiene al ver que Kyo se lleva una mano a la cabeza, en un gesto de profunda angustia. Kaiji observa simplemente, en silencio. Hay algo más aparte de miedo allí, algo que no deja en paz a Kyo.
Decide esperar un poco, sin moverse, a que se calme. Oye que Kyo maldice en voz baja. Ve como abre sus ojos, su mirada totalmente perdida, lágrimas de frustración acumulándose en sus pestañas. No le gusta verlo así. No parece el Kyo a quien el conoce... pero, ¿qué puede hacer? No es rechazo lo que necesita ahora, sólo alguien que le haga compañía. Lástima que ha sido él, se dice. Justamente él, el que no se molesta en dar una palabra de aliento o apoyo. Suspira. Kyo no parece darse cuenta, sólo sigue allí... llorando en silencio.
Pasan unos minutos, hasta que, como es de esperarse, el joven Kusanagi se calma un poco. Kaiji se acerca nuevamente a él.
- No entiendo cual es tu problema - dice con voz suave, pero tan repentinamente que claramente ve el sobresalto de Kyo. Kyo se vuelve hacia él, cerrando sus ojos.
- Kaiji...
- Hai, ese es mi nombre - gruñe Kaiji, como de mala gana, pero haciendo sonreír a Kyo.
Lentamente, Kaiji levanta su mano para rozar la mejilla aun húmeda de Kyo, que de alguna manera sabe que Kaiji lo ha visto llorar. Un suave rubor sube a su rostro.
- No te preocupes - dice Kaiji, suavemente -. No tienes nada que perder. - Su voz no es cruel, ni seca, sólo un poco indiferente, como si le diera lo mismo lo que pudiera pasarle a Kyo. Sin embargo su mano acaricia un poco más, un leve consuelo.
Kyo busca a Kaiji, y cuando sus manos lo encontran, desliza sus brazos a su alrededor, inclinándose hacia adelante hasta que su cabeza queda apoyada en el pecho del ninja, que le devuelve el abrazo, muy a su pesar. Kaiji no entiende porqué lo hace, no entiende porqué abraza a Kyo si se supone que no le gusta demostrar así sus sentimientos hacia otra persona. Acaricia el suave cabello castaño, ahora desordenado debido al viento que cortaba el camino de la moto. Kyo sólo se queda allí, apoyado en él. Quiere sentirlo cerca, porque es la única manera de saber que su silencioso ninja continua a su lado. Y se siente tan seguro así. Sabiendo que es un amigo, y no un desconocido. Bajando un poco las manos Kyo, sin querer hace que la cinta del pelo de Kaiji se suelte, haciendo que la trenza se desaga, los cabellos del ninja rodean parcialmente sus rostros, Kyo puede sentir algunos acariciando sus mejillas, suaves, como una dulce caricia.
Maldición, ¿por qué había aceptado operarse? ¿Por qué había dejado que lo convenciera? Lo hacían porque deseaban lo mejor para él, pero... será inútil, Kyo lo sabe. Las esperanzas son casi nulas y... el riesgo... Dios. Van a operar sus ojos, algo tan delicado. Estan inservibles, lo sabe. El que hagan estragos en ellos ya no importa, no pierde nada, tal y como ha dicho Kaiji pero...
Recuerda claramente cuando despertó en el hospital luego de que Iori lo atacara en el cementerio. Recuerda cuando se dio cuenta que estaba ciego. En ese momento habían venido a su mente recuerdos... Recuerdos desagradables de alguno de los muchos ciegos que podrían haberse cruzado con él en su vida. Imaginarse como uno de ellos, la mirada perdida, los ojos sin color... No puede soportarlo, no. Y cuando Iori le había gritado que sus ojos estaban normales, castaños; cuando se había dado cuenta que la gente a su alrededor no notaba que estaba ciego... había sido un alivio. No quiere que todos lo vean y sepan que no puede ver. No quiere que le tengan compasión ni lástima. Eso ya no podría soportarlo. Estar ciego era una cosa, pero que lo traten como uno es otra muy diferente y humillante... ¡Dios, si ahora que Azumi ha desaparecido apenas puede soportar la ayuda que le brinda Kaiji!
No sabe qué le harán durante la operación, pero tiene miedo de eso. Miedo de... parecer ciego... por el resto de su vida.
- ¿Tienes frío? Estás temblando... - Es Kaiji, cambiando su tono de voz por uno solícito.
- Estoy bien - sonrie Kyo, levantando un poco la cabeza, sintiendo como los cabellos del ninja lo envuelven y rozan sus mejillas. Kaiji sujeta su barbilla, alzándola más. Observa friamente el rostro de Kyo. Si, es un chico de rasgos demasiado perfectos, tan delicados.
- Abre los ojos - ordena de pronto, porque Kyo los ha tenido cerrados. El joven Kusanagi no obedece -. Hazlo - insisite Kaiji, sin dejarlo ir.
- Kaiji... - murmura Kyo.
- Sólo hazlo - insiste el ninja. Kyo intenta resistirse una última vez, pero Kaiji lo tiene sujeto demasiado fuertemente. Despacio, obedece. ¿Qué importa? Kaiji se queda observando fijamente su rostro. A pesar de todo, sus ojos no han perdido esa ligera expresión de arrogancia, de desafío. No interesa si lo mira o no, realmente Kyo es un chico atractivo.
- Ella tiene razón - murmura Kaiji con una leve sonrisa, en voz tan baja que Kyo no puede oirlo -. Tienes unos... ojos hermosos. - La enfermera entra en ese momento, y se queda observando la extraña escena. Un joven sujetando la barbilla del otro, como si estuviera a punto de besar sus labios. Kaiji sólo sonrie, viendo a la enfermera de reojo, por entre su sedoso cabello - Hn... no le digas esto a mi... pareja - susurra con su habitual voz de desinterés, Kyo abre algo más sus ojos sin entender a que viene el comentario pero siente unos labios en los suyos, suves, un ligero beso. Siente los cabellos de Kaiji roeandolo completamente, cayendo en sus piernas, una cascada de sedoso cabello castaño. El ninja se aparta, apartártandose el cabello del rostro con ligero movimiento de su cabeza. - Tranquilo... todo saldrá bien - dice al fin... no le gusta tener que hacer estas cosas, decirlas, no le gusta... pero, debe admitir que Kyo tiene buen sabor... no le gusta... definitivamente no siente nada por él, pero... sería alguien perfecto para pasar una noche muy entretenida. Pero no lo haría... por que Kyo es su amigo y... porque él ya está con alguien y... aun que parezca que no va con él... jamás traicionaría a su pareja.
La joven enfermera se queda viendo la estraña escena... por suerte no es la primera vez que ve algo así, aunque no sepa nada de lo que aquí pasa en realidad. Tiene una silla de ruedas. Si el paciente está mareado, no es conveniente hacerlo caminar mucho.
Kyo sonríe debilmente ante lo que ha hecho Kaiji... una manera como cualquier otra de intentar calmarlo, y no puede evitar sonreír al pensar que Hiroshi ya lo hizo... Alex también, y ahora Kaiji... entonces... ¿el siguiente es Shikai? Una leve risita escapa de sus labios y Kaiji lo mira como si comprendiera que es lo que está pensando.
Kaiji deja que la enfermera se lleve a Kyo. Lo último que hace es rozarle la mano con la punta de sus dedos, como despedida, y Kyo sonrie ligeramente. Es la peor sonrisa que Kaiji ha visto nunca, pero pronto la olvida. Hundió sus manos en los bolsillos del largo abrigo, y echa a andar en la dirección contraria. Al fin puede volver a casa.
Kyo estará bien... y si no lo está... tampoco importa demasiado, realmente. Tal y como le ha dicho, no tiene nada que perder. Sonríe, una sonrisa cruel. Solo la vida.
* * *
Continúa...
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Julio, 2002