Llegendes de Foc
~ Jocs Perillosos ~
Fanfic por [Artemis] x [MiauNeko]
Capítulo 12: Quand Desperti
{Cuando
Despierte}
La luna está brillante en el cielo, un cielo despejado y lleno de estrellas, ya es tarde, casi las cuatro de la madrugada, pero no puede dormir, no quiere dormir. ¿Por qué lo hizo? No lo sabe. Se dirige hacia la nevera y saca la décima cerveza de la noche, se sienta en el sofá rojo, enfrente de la televisión, rayas grises y negras, pero ni tan solo se da cuenta, la programación ha finalizado hace rato, rayas grises y negras... Es como no ver nada se dice, y no puede evitar volver a pensar en Kyo. Cualquier cosa que haga o piense le lleva al mismo sitio... Kyo, ciego... por su culpa. Mira a su alrededor para sacarse estos pensamientos de su cabeza, su casa esta mucho peor que normalmente, los papeles se amontonan sin control por el suelo, su guitarra por encima de ellos, latas de cerveza también por el suelo.
Por un momento detiene su mirada para ver una revista en donde hay una entrevista con Kyo.
- Kusanagi... ¿no me vas a dejar en paz? - se dice cansado ya de pensar tanto en él, pero con una medio sonrisa en sus labios. Sin pensarlo mucho coge su guitarra y empieza a componer alguna cosa para intentar distraerse.
* * *
¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? Una gran explanada... algunas casas mal construidas y... a lo lejos un castillo... ¿un castillo? ¿Dónde diablos estoy?... Un momento, estoy viendo... maldición, ¿otra vez un sueño? Que ironía que sólo en los sueños pueda ver... Bien... ¿Ahora qué hago? Si es como los últimos sueños que he tenido casi prefiero no moverme de aquí hasta despertar.
- Hola - una voz a mi espalda, me giro y veo a un chico, parece de mi edad y también parece que me está mirando. Su cabello es rojo, corto, como Iori... pero tiene dos mechones largos al lado de su cara, sus ojos son azules, es un fuerte contraste... un cabello tan rojo y unos ojos tan azules, pero aun así se ve atractivo. Es más alto que yo y lleva una especie de túnica de color negro que hace que su cabello aun resalte más, es ropa antigua, muy antigua.
- ¿Me ves? - digo con algo de desconfianza, solo espero que este sueño no sea igual que los anteriores.
- Claro - dice él sonriéndome, no parece un mal chico, parece amable y sonríe dulcemente, no puedo dejar de fijarme en él... me resulta familiar, estoy seguro de nunca haberlo visto... pero la sonrisa... - ¿No me reconoces? - dice aun sonriendo.
- Que... ¿qué quieres decir? No sé quien eres... aunque... me resultas familiar... ¿por qué? - digo algo confuso.
- Sabes que esto es un sueño, ¿verdad, Kyo? - dice él sonriendo y señalando una roca para que nos sentemos, yo no puedo evitar sorprenderme.
- S... si... lo sé - digo algo aturdido, no sé quien es este chico pero su cara... me siento en una roca llana junto a él, quien me mira aun sonriendo.
- Lo que no sabes es que, tanto lo que verás en este sueño como lo que viste en los otros dos sueños, pasó de verdad - ante esto no puedo evitar levantarme de golpe y quedarme mirándolo completamente sorprendido.
- ¿Qué quieres decir? ¿Dices que lo que he soñado es verdad? ¿Que los Yagami eran tan crueles? ¿Que los Kusanagi lo eran? Tu... tú eres Touya, ¿verdad? ¿O Shun? O como quiera que te llames - digo al final dándome cuenta de quien es el joven. Realmente estoy demasiado sorprendido como para entender nada de lo que esta pasando.
- Tranquilízate, Kyo - me dice sin perder ni un poco la calma -. Esto es un sueño, sí, pero todo lo que ves ha pasado en realidad, la única diferencia es que solo te lo estoy enseñando, solo son imágenes de un pasado, como si estuvieras viendo una película, no puedes interferir puesto todo lo que ves en tus sueños son puras imágenes. - Me quedo parado durante un segundo sin saber qué decir pero luego reacciono.
- ¿¡Y para que diablos me lo enseñas!? ¡No quiero ver esto! ¡Dime quién diablos eres de una vez! - digo cogiéndolo por el cuello de su túnica.
- Tranquilo, niñito - me dice riendo burlonamente y me coge las muñecas... Dios, me están ardiendo, siento cómo sus manos queman la piel de mis muñecas, no puedo evitarlo y caigo de rodillas por el dolor... él me suelta y yo intento invocar mis llamas pero es inútil... Miro mis muñecas, las marcas de sus dedos han quedado en ellas como un tatuaje, rojo, ardiendo - Por estos tiempos se me conoce como El Asesino. Si vas al pueblo, allí podrás ver cuanto me quieren - continua sonriendo pero esta vez más cruelmente aunque me parece ver algo de tristeza también, aunque no podría estar seguro -. Todos en el pueblo me temen y por eso me obedecen, y no son los únicos, todos los pueblos que puedas encontrar me obedecen - continúa explicándome, su sonrisa desaparece y se queda mirando el horizonte.
- No pareces muy contento aun teniendo tanto poder - digo viendo que realmente este tal Asesino no parece muy feliz.
- Recuerda que esto es mi pasado, y por lo tanto he cambiado, quizá a mejor... quizá para peor - dice y se gira sonriendo dulcemente, no, ya no puedo saber que siente, parece que con esta sonrisa se protege de todo.
- Pero ¿por qué me lo enseñas? - digo algo irritado tocándome las muñecas, que aun me duelen.
- No puedo decírtelo... de momento... - dice primero algo seriamente pero enseguida vuelve a sonreír - Ve al pueblo a conocer a mis súbditos - dice y con un ligero movimiento de su mano el viento nos envuelve, me hace cerrar los ojos y en cuanto los abro estoy en medio de esas casas que había visto, son de madera, hay mucho campo a su alrededor. Hay como una docena de casas y más a lo lejos otras tantas, separadas por los campos, pero todas situadas rodeando el castillo.
Por la situación del sol diría que es medio día, todo se ve muy iluminado, miro el castillo, es gris, por las piedras y las sombras hacen que parezca tenebroso. Unos ruidos hacen que me gire, son un par de niños, de unos quince años, se ven cansados, los dos llevan unos sacos llenos de semillas a sus espaldas.
- Venga, ahora ven a mi casa y comeremos algo... hemos trabajado mucho - dice uno de ellos, está sonriendo intentando animar al otro chico que parece cansado, incluso enfermo, está muy sudado.
Dejan los sacos en la entrada de una puerta y abriéndola entran los dos, el joven que ha hablado es rubio, con ojos azules, casi albino, algo delgado pero no tanto como el otro muchacho, el que parece enfermo, ese tiene el cabello castaño muy corto, sus ojos son oscuros y parecen sin vida, je, como los míos cuando estoy despierto... Que tonterías de ir a pensar... Realmente este chico se ve muy delgado... demasiado.
Entro en la casa sin mucho problema, me parece que me estoy acostumbrando a que no me vean, paso por la puerta igual como si fuera un fantasma y no siento ni un cosquilleo al hacerlo.
- De verdad, Raike, no tengo hambre, en serio - dice el joven castaño, pero su amigo no le hace mucho caso puesto está encendiendo el fuego y poniendo algo de agua en un cubo. No sé bien de qué es pero se ve muy viejo y atrofiado, igual que toda la casa, no es grande, ni mucho menos, apenas caben los dos chicos y el fuego en medio, nada más, excepto algunos cacharros más para cocinar y un par de mantas.
- Tienes que comer algo - al decir esto veo como el chico coge un poco de pan y lo mete con el agua... ¿No tienen nada más? ¿Es así como El Asesino trata a sus súbditos?
Alguien entra en la casa y yo me giro por la sorpresa, es una mujer, diría que no tiene más de treinta años pero esta muy desaliñada y podría pasar por una mujer de cincuenta sin mucha complicación, sus cabellos son blancos pero me parece que en otros tiempos debían ser rubios, sus ojos son azules y puedo deducir que debe ser la madre de Raike... son casi iguales.
- ¿Qué tal, chicos? - dice con una sonrisa, intenta que parezca feliz pero se ve que el cansancio la gana, parece que vaya a caer en cualquier momento.
- Bien, le he invitado a comer, no te importa ¿verdad, madre? - dice Raike acercándose a la mujer y ayudando a que se siente -. Haré suficiente para los tres - dice y añade algo de agua y pan - ¿Has podido hablar con... El Asesino...? - dice el joven bajando la voz, puedo notar que esta muy molesto solo con pronunciar el nombre.
- Sí, hijo, no creo que yo pueda hacer mucho más, me ha dicho que me dejará quedar un mes, pero ni un día más... Ya no tengo la belleza de antaño y me ha dicho que si no estoy fuera va... a matarme... - dice la mujer mientras lágrimas le empiezan a caer.
- Maldito Asesino, madre, ¡se ha aprovechado de ti! ¿¡Y ahora que ya no te quiere en su cama te va a echar!? ¡Maldito! - dice el joven furioso, y yo no puedo creer lo que oigo, ¿El Asesino abusando de la madre de Raike y ella ni tan solo intenta protestar? Tanto miedo puede dar este Asesino que la gente... ¿que la gente se deje violar por él? Mierda, no sé qué pretende enseñándome esto pero solo hace que me enfurezca.
- Raike... no podemos hacer más... ya lo sabes, a El Asesino le gustan las cosas hermosas, hacerlas sufrir... y luego tirarlas, dejar que mueran o matarlas - dice el joven de cabello castaño tristemente.
- Lo sé, perdona, sé que tus padres murieron por que él se divertía con los dos - dice Raike apretando los puños y los dientes... y yo... yo no puedo creer lo que estoy oyendo - Pero no dejare que te amenace madre, ¡voy a hablar con él! - dice el joven decidido, quita el cubo del fuego y pone el contenido en dos platos.
- Hijo, no digas tonterías, no puedes hacer nada... él nunca te ha visto... y si... si se encapricha de ti... yo... yo... - pero su madre no puede decir más porque las lágrimas se lo impiden. Oh, cuanto me gustaría que me pudieran ver, les ayudaría, maldita sea.
- ¡Da igual! ¡Voy a verlo ahora mismo! - dice Raike y sale de la casa, su madre no puede moverse casi y su amigo tampoco, entonces yo lo voy a seguir, si El Asesino puede verme igual puedo ser de ayuda, aunque solo sea un sueño...
El chico corre muy rápido por en medio de los campos, se ve ágil aunque algo débil, supongo que por la falta de alimentos. Yo lo sigo casi a su lado y llegamos al castillo en menos de cinco minutos. Las puertas están abiertas y el interior se ve oscuro, no parece que haya guardias... Raike entra apretando fuerte una medalla que tiene en el cuello. Yo lo sigo a un paso de distancia, si algo se nos tira encima no lo podré proteger y eso me irrita, solo espero encontrarme con El Asesino para decirle que pare todo esto.
Raike avanza pero todo esta demasiado oscuro y tropieza cayendo de rodillas al suelo, las ventanas de la sala y todas las del castillo se abren de golpe, dejando pasar toda la luz del sol, no puedo creer que el castillo este tan limpio si no hay nadie aquí, no he visto ni un solo sirviente.
Oigo un ruido y Raike también, nos giramos para mirar... es... repulsivo... Raike se echa hacia atrás y yo me pongo delante de él aunque no puedo protegerle, lo sé, pero enfrente nuestro está lo que parece un hombre, al menos anda sobre dos patas... pero su cara está deformada, sus labios están cortados de un lado al otro, al abrir la boca se le ve toda la mandíbula, roja, sangrienta... los cortes le llegan casi a las orejas y trozos de piel le cuelgan. Es repulsivo, sus ojos... sus ojos están por completo salidos parece que le vayan a caer en cualquier momento, en ellos se ven las venas inyectadas de sangre... sus cabellos, los pocos que tiene son negros o al menos eso parece... su cabeza esta llevan de bultos y hay una parte abierta... intento no mirar hacia ella. Sus brazos le cuelgan al lado del cuerpo, uno de ellos esta desgarrado... se puede ver el hueso tranquilamente... pero no hay sangre, como si esta parte ya no la necesitara. Por suerte no puedo ver sus piernas... sino no sabría que hacer... es completamente repulsivo... me vienen fuertes arcadas y oigo como Raike grita de miedo. El... el monstruo o lo que sea se acerca a nosotros... realmente no puedo mirarlo es repulsivo. Raike grita y se arrincona para no ver a este... monstruo.
- ¡Quieto! - un grito... una orden y se detiene en su avance y yo me alegro -. Ven pequeño, mi criado no te va a hacer nada - dice una voz que sale de las sombras.
- Qu... ¿quién eres? - dice el niño levantándose, noto que está temblando pero se dirige hacia donde oye la voz y yo le sigo, el monstruo se queda quieto en el lugar.
- Tranquilo, ven conmigo, no voy a hacerte daño - dice la voz dulcemente y sale de las sombras, es El Asesino, tal y como lo he visto la primera vez, solo que ahora parece que su cabello ha oscurecido un poco y la túnica que llevaba ahora ha sido sustituida solo por unos pantalones que parecen de seda, son negros con finos bordados de oro y plata. Su pecho esta al descubierto y se ve bien formado sin rastros de ningún rasguño, ni marcas de pelea. Se acerca a Raike despacio y le tiende una mano.
- Eres... tú eres... ÉL ... - dice Raike, supongo que no puede creerse que alguien tan hermoso pueda ser tan despiadado.
- Tu me conoces Raike, sabes quien soy... - le dice dulcemente y le coge la mano como si fuera a protegerlo.
- ¡Suéltalo! - grito, pero no consigo nada, ni el más mínimo movimiento... Si El Asesino me oye, me esta ignorando muy bien... maldito.
- Tú... ¡tú has herido a mí madre! ¡Mataste a los padres de mi amigo! - le grita Raike soltándose, en parte estoy feliz por lo que ha hecho... pero... no sé que va a hacer El Asesino al respecto, le miro, aun sonríe.
- Querido Raike, lo hice por su bien - dice El Asesino y parece que lo dice como si les hubiera hecho un favor... ¿¡como se atreve!?
- ¿¡Qué!? ¿¡Cómo puedes decir esto!? Los... ¡los violaste! ¡Y luego les mataste! ¿¡Cómo puedes decir que fue por su bien!? - Raike se ve realmente molesto y, con el puño cerrado, intenta golpear a El Asesino, pero es inútil, este le coge la mano que iba a golpearlo, sonríe dulcemente y le besa la mano... maldito...
- Raike, has de saber que ellos eran débiles, no podían sobrevivir... lo sabes muy bien... eran débiles... - le va diciendo en un susurro, acercándose cada vez más a él, yo intento cogerlo pero de nada sirve mis manos pasan a través de su cuerpo, El Asesino continua, no sé si me ve o no, pero diría que sí - Pero tu... tu no eres débil querido Raike, eres fuerte y... hermoso - al decir esto pasa una mano por la mejilla del joven, siento como me arde la sangre.
- ¡¡No te atrevas a tocarle!! - grito con todas mis fuerzas y por un momento me parece que El Asesino me mira, pero sólo es una décima de segundo, pero estoy seguro... me oye. Raike se ha quedado quieto, supongo que es normal, realmente el pelirrojo de enfrente suyo es hermoso, de una belleza sobrecogedora, sus ojos azules en contraste con su cabello... ya lo he visto de dos formas antes, como Touya y como Shun... todas las formas que ha cogido son hermosas, me pregunto cuál será la autentica... quizá... quizá sea como ese monstruo que ahora esta en la puerta, de espaldas a nosotros, es repulsivo, realmente asqueroso, me parece que El Asesino no debe ser así.
-Yo... - dice Raike débilmente sumergido en los ojos azules... y yo no puedo hacer nada!
-Sé que me estás oyendo Asesino, dime porque me enseñas esto, porque? Que le vas a hacer a Raike? - le digo dirigiéndole una mirada fría, pero no consigo nada más que una ligera sonrisa dedicada a Raike.
-Mira querido Raike, vamos a hacer un trato... tú te quedas aquí... conmigo y yo no mataré a nadie - dice sonriéndole y pasándole una mano por la mejilla... ¿qué demonios se trae entre manos?
-A... ¿a nadie? - dice Raike sorprendido y supongo que algo alterado por la caricia que continua haciéndole El Asesino.
-A nadie, koibito - dice en voz suave pero firme. ¿Cómo demonios se puede atrever a llamarle así? ¿Que pretende hacerle? ¡Maldita sea y yo no puedo hacer nada! ¡Nada! Solo mirar... mirar... je, maldita sea cuando sueño no quiero ver y cuando estoy despierto... cuando estoy despierto... intento suicidarme por no poder ver... ¿cuando despierte estaré muerto? ¿Cuándo despierte volveré a sumirme en la oscuridad? No quiero... ¡maldita sea! ¡No quiero estar en la oscuridad! ¡Maldita sea! ¡No quiero! Por favor... no quiero...
Mis piernas no me sostienen... caigo de rodillas... ¿que más da? Por favor no quiero despertar y no ver nada... Iori... ¿por qué pienso en ti ahora? ¿Por qué? ¡Maldición! ¿Por qué? Las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas, se sienten cálidas, es un sueño pero puedo sentir mis lágrimas...
* * *
- ¿Kyo? - Iori se levanta se ha quedado dormido, le ha parecido oír la voz de Kyo... llamándole - Maldición, ¡déjame en paz! - grita ya cansado de no poder dejar de pensar en el joven Kusanagi -. Ya tienes a ese ninja contigo, no vas a luchar conmigo nunca más... ¡déjame en paz! - no puede creerse que sólo pueda pensar en Kyo, no es sólo que se sienta culpable, no, no es solo eso... Solo de pensar en que ya no lo verá más... en que no va a volver a ver su rostro, engreído, riendo con sus amigos... enfadado con él...
Se levanta pisando todos los papeles del suelo... Coge un abrigo y sale de su casa... necesita pensar... y el frío aire le ayudará o al menos eso espera. Sale de la casa sin cerrar la puerta, el viento no ha dejado de soplar, juega con su cabello rojo revolviéndolo aun más de lo que está. Inconscientemente mira su mano, una marca, una marca alrededor de su dedo, el dedo donde antes tenía el anillo
- ¿Que habrás pensado cuando Alex te ha dado el anillo? ¿Te lo habrá dado? ¿O quizá te quiere para él? - sonríe al pensar en ello. Maldito ninja, ¿cual será su relación con Kyo?, piensa mientras sigue andando sin rumbo fijo.
Continúa...
[ Capítulo 13: Malatia ~ Trobada a la Llum de la Lluna ]
[ Volver a IorixKyo Archive Fanfics ]
Todos los personajes son propiedad de SNK
Llegendes de Foc es propiedad de Artemis
IorixKyo Archive
Agosto, 2001