Fanfic por Aymis Undomiel
¿Qué se supone que hago aquí?
Esta pregunta se repite una y otra vez en mi cabeza.
Tú voz, se oye por todas partes, me inunda, me llena, es tan cálida, tan impersonal; sólo como lo puede en un concierto, sé que cantas para ti, porque para ti en este momento no existe nadie, ¡cuánto me gustaría que fuera para mi!.
Y pensar que hay muchas personas deseando lo mismo que yo en este momento.
He de admitir que he tenido más de un sueño impropio con tú voz.., más bien contigo, susurrándome cosas poco castas en mi oído, lástima que sólo sean sueños; aunque me gustaría que al menos uno se hiciera realidad antes de morir..
Lo difícil será hacerlo antes de mañana, mañana será el día de mi muerte, el día que tú fijaste para mi muerte, el día en que te concederé mi muerte, te concederé tú paz y mi ¿amor?.. quizás, aunque ahora tengo mis dudas, no quiero morir y parecer un idiota..
He venido hasta este lugar sólo para verte tranquilamente, por una hora sin que nadie me moleste, he venido a este lugar a auto-martirizarme, creyendo en que cada canción de amor que cantas es para mi, sólo para mi, siempre para mi.
Sé que notaste mi presencia, dejé que notaras mi presencia; tú, obsesionado por mi sangre; yo, obsesionado por tú cuerpo, ¿quién se atreve a negar que estamos locos? Tú por ser un maníaco homicida; yo, por estar obsesionado de tú piel.
Tus ojos relampaguean en el escenario, lo sé porque lo siento, así como siento un extraño sentimiento entre humillación y satisfacción, de saber que mientras cantas estás pensando en mi, sólo en mi, siempre en mi. Aunque quieras ver mi sangre a tus pies, y mi cuerpo inerte despedazado en el piso.
Tratas de localizarme, ¿no sabes que dejé que notaras mi presencia?, no quiere decir que quiero que sepas en donde esté.
Tus ojos buscan desesperados los míos, me gustaría dejar que me vieras, poder sumergirme en aquellas pupilas escarlatas y verme reflejado en ellas, pero sé que eso no será posible, es un sueño, uno de tantos.
Al fin, el concierto termina, no es que quisiera que terminara, es que me desespera verte tan lejos y tan cerca a la vez. Te tengo cerca porque puedo admirar cada detalle tuyo y tan lejos porque sé que si me acercara a ti y te diera un abrazo me envolverías con tus llamas púrpuras.
* * *
Veamos, podemos tomar en cuenta el hecho de que eres mi enemigo. No es que me desagrade del todo que lo seas, pienso que de esa manera todo esto se hace más interesante, además que nuestras batallas son hasta cierto punto excitantes, en los dos aspectos, claro está.
Se supone que debería haber llegado al lugar que fijaste para la batalla hace dos minutos.. y aunque no me creas cuando te lo diga, me retrasé arreglándome. Quiero estar presentable el día de mi muerte, no te prometo nada interesante, más bien será la peor batalla de tú vida, porque prometo que sólo me defenderé, hoy no levantaré un dedo para hacerte daño, no te daré ese placer.
Será la única batalla entre tantas que hemos tenido, la única en la que puedas ver cuánto te odio (aunque eso ciertamente no quite que te desee y ame), será mi venganza, no te dejaré la conciencia tranquila cuando mueras, no serás tú el que me mate, sino yo quien atormente tus últimos días de tú existencia con mi recuerdo, recuerdo de aquella batalla en que te dejé ganar, y así no poder de disfrutar de la que tú querías que fuera la mejor pelea de tú vida.. al contrario, así podrás arrepentirte de matarme y habrás deseado jamás tocarme.. Será mi descanso eterno a cambio de tú vida, y pagarás el no haberme correspondido, no te dejaré jamás en paz. Ganaré tu alma, será mía porque no serás feliz, porque jamás lo fuiste, por que no me dejaste hacerte feliz, y me odiarás por ello; tú odio será para mi, sólo para mi, siempre para mi.
Caminaré un rato por las calles de Osaka.. jamás me agrado esta cuidad, porque aquí te conocí, aquí me impusieron un destino, aquí moriré.. aunque, ¿cuántas personas tienen el placer de morir en donde les agrade?
* * *
Estás parado a unos cincuenta metros.. me he retrasado bastante, pero fuiste paciente, el sol del atardecer se oculta, a mi espalda, dando sus últimos destellos anaranjados; pero la envidiosa luna, viéndose opacada por la majestuosidad del sol, comienza a bañarnos con aquella luz pálida, para algunos cálida; para mi ahora no es más que un velo que me separa de tú cuerpo.
Me debo de ver imponente, el sol a mis espaldas. Me siento miserable, que contradicción..
Estás enfadado, ¿quién no lo estaría después de esperar cuatro horas? No sé cómo estás aquí, creí que perdía mi tiempo al venir a este lugar.
Me acerco tambaleante hacia ti, estás tan lejos, tan cerca, siempre tan lejos.
Huelo tú perfume, a fuego y sangre, hasta eso compartimos, el olor.. o quizás sólo es producto de mi imaginación y es mi propio aroma el que me llena los pulmones, aroma a sangre....
- ¡Su majestad Kyo Kusanagi se digna a aparecer! - su tono no tenía ningún tipo de inflexión, sonó tan distante como la luna, aquella que ahora contenta con la desaparición del sol en el horizonte, se erguía orgullosa de su blancura.
No digo nada, ¿qué podría decir? Se suponía que me retrasaría unos minutos, no más de una hora.. jamás debí haberte hecho esperar, ¿de qué valió? Ya no moriré en tus brazos, no merezco morir en tus brazos, no soy digno de tus brazos.
Un metro me separa de ti, ciertamente estás enfadado, se nota al no haberme profesado algún insulto mientras me acercaba a ti con pasos lentos y la mirada en el suelo, quizás con miedo de tropezar con una piedra, quizás con miedo de tropezar con tus ojos escarlatas. Me paro en seco, puedo sentir tú respiración pausada, y tus ojos posados en el suelo, ahí donde he parado. Hay un silencio sepulcral en el parque, ciertamente me agradan los parques, me traen recuerdos de cuando era niño, cuando era feliz, cuando no sabía mi destino. Ahora el repiqueteo de una gotera invade mis sentidos, estoy consciente de mis latidos y mi respiración pausada, y también de ti, tan cerca como nunca antes, tan cerca porque no me dañas, tan cerca porque me das un minuto de silencio antes de morir.. al menos ahora sé que un sueño se cumplió: estar a solas contigo en un momento de intimidad.
Siento que reaccionas, tú respiración en un segundo se acelera y yo creo que ya es tiempo de mirarte, quiero que me des el golpe final, quiero que tú me mates, quiero morir suspendido en tus pupilas, quiero sentirme en paz.
Me miras asombrado, ¿tan mal estoy?
- ¿Tan mal me veo? – pregunto en un susurro, pero está impregnado de arrogancia, no contra ti, ya no es contra ti.
- ¿Qué demonios....? – preguntas también en un susurro, sin moverte.
Me tambaleo, creo que voy a caer, pero tus brazos rápidamente me sostienen por los hombros y me mantienen en pie. Me comienzo a relajar y no sé como mi frente queda apoyada en tú hombro, tus brazos aún en los míos, sujetándome.
- Lo siento – siseo – no quería llegar tarde... – intento seguir pero siento como la sangre sube por mi garganta y me alejo rápidamente de ti, empujándote con las fuerzas que me quedan, logro zafarme, ya que no esperabas ningún tipo de reacción.
No quiero mancharte de sangre. Toso, todo mi cuerpo me duele y siento como mis extremidades comienzan a entumirse. Ahora estoy arrodillado en el suelo una mano en mi boca, tratando que la sangre no salpique más de lo necesario, la otra apoyada en la tierra, tratando de equilibrarme. Me queda poco tiempo.. al menos, los planes de morir hoy no se postergan, me reí de mi propia estupidez..
- Un.. favor – digo de pronto, sentándome en el piso, parezco un niño mirando a su padre quien le va a regañar – hazme un único favor.. Iori – respiro, siento la sangre de nuevo subiendo por mi garganta – mátame tú
Me miras desconcertado mientras vuelvo a vomitar sangre. Aún no entiendes que hago aquí sentado en un charco de mi propia sangre ¿verdad?, aún no asumes que no eres tú quien me tiene en este estado.. Para mi también es difícil. Miras tus manos, están cubiertas de mi sangre y no fuiste tú quien me dañó... Estoy comenzando a perder la noción del tiempo.
- ¿Qué te pasó? – preguntas inflexible pasando la vista de tus manos a mis ojos, cuanto ansiaba este momento
- ............ – tardo en responder - ¿Me creerías que ni yo lo sé? – sonrió mientras sostengo tú mirada, y antes que vuelvas a preguntar continúo – Unos viejos amigos – sonrío recordando – más bien uno... – mi sonrisa se hace más amplia – ....me lo encontré en el camino.., se puso a reclamar cosas imposibles.. sacó un arma, y parece que antes de matarlo.. me disparó – me encojo de hombros riendo, como si no fuera la gran cosa que estuviera a punto de morir, y ciertamente no lo siento como algo importante.
- Eres un idiota – tú comentario fue cruel mientras te arrodillabas a mi lado y comenzabas a sacar mi chaqueta negra, dejando sólo la camiseta blanca, empapada de sangre.
- Je, creo que de esta no me salva nadie – comento, quiero disfrutar de ti estos últimos momentos, es lo más irreal que me ha pasado, es lo mejor que me ha pasado.
- Pareces un colador, Kyo – tú tono de voz es dulce, muy dulce.. Estoy perdiendo el conocimiento.
- Me estoy muriendo, Iori – respondo, estás enfrente mío, arrodillado sujetándome suavemente por los brazos – me dio gusto conocerte, Yagami.
- A mi también Kusanagi – tú voz se oye extraña.
Comienzo a inclinarme, ya ni siquiera puedo permanecer sentado, haces que mi cabeza quede apoyada en tus piernas. Siento como lentamente acaricias mi cabello y mis párpados cada vez son más pesados
- Ayer – comencé nuevamente, con un hilo de voz – fui a tú concierto – explico con los ojos cerrados, ya no tengo más fuerzas para abrirlos nuevamente, ni quiero ver tú cara de burla
- Si sé, te sentí – tú voz.. ¿por qué se oye más ronca de lo normal?
- Un último deseo – digo dibujando una leve sonrisa en mi cara
- Acaso, ¿quieres que te cante? – preguntas sarcástico
- Idiota – comento más para mi que para ti – si alguna vez me apreciaste como oponente – mi voz se va perdiendo en las brumas, ya no sé si hablo o lo imagino – has que parezca que tú me mataste, o por último tírame en donde jamás me encuentren, lo último que quiero es un funeral.. No creo que merezca uno..
- Claro... – escucho en la lejanía, tan bajo que casi no lo oigo..
Algo tibio se posa en mis labios mientras siento que dos gotas de agua caen en mi cara, al parecer se iba a poner a llover; ya no razono, no le busco más explicaciones a nada, no serviría, ya no despertaré más... no podré ver de nuevo los rayos del majestuoso sol del atardecer, ni tampoco a la engreída luna y su pálida luz.., no los veré de nuevo sobre tú piel. Y lo que más me duele, es que jamás pude cumplir mi sueño de robarte un beso..
~ Owari ~
Notas de la autora: Otro fanfic mío, pa’ variar de Kof -_______________-U
Este, como muchos, termina con la muerte de alguien, para mi gusto los fics de estos dos (ver arriba) no son fics si no conllevan muerte entre medio v__v
KOF
pertenece a SNK
Tsukiyo to Yuuhi es propiedad de Undomiel
IorixKyo Archive
Febrero, 2003