[Todos los personajes son marcas registradas de sus respectivos autores. Esta historia se ha realizado sin fines de lucro. Únicamente se escribió con fines recreativos gratuitos]



Todo es posible en la imaginación
Si puedes pensarlo puede existir

DUNGEONS&FLAMES

Fanfic por TristeIori

N de A: Y no, para todos aquellos que tengan dudas, NO, no conocía nada del autor ni tampoco había leído algo parecido hasta el capítulo pasado, cuando me pareció oportuno brindarle un homenaje… En verdad había creído que el género literario de parodia fantástica épica yo me lo había inventado... ;___; (De hecho, de no ser porque el jugador de Jubei me prestase los libros seguramente nunca hubiese conocido al autor, en fin… Gracias también a Prachett-sama) De todas formas yo ya tenía un plan pre - establecido y me aferré a él… De la misma manera en que se aferra un político a sus mañas. Basta de Bla. Continuemos…

Capítulo 11: Back to Haunted House

- Y, dígame, encantadora dama, su nombre es… -

- Kagura Chizuru, un honor. -

- Shimada Jubei, he de decir que el honor es mío… -

La bondad paladinesca,termina por atraer hacia sí bondad, no precisamente paladinesca…

- Esa criatura no es un animatronic ni un tigre disfrazado… - Aseveró la elegante dama en voz baja junto al oído.

- Tampoco me sorprendería si la criatura en el árbol fuese un androide, se mete usted en una armadura hecha para la talla de un niño. Hágase el favor de decirles que el Show se terminó por hoy, dígales que volverá mañana, aunque eso no sea cierto… -

- Dadme un buen motivo, mujer, de otra forma, no creo que… -

- Observo mejor las cosas de lo que la mayoría de la gente dotada para los detalles lo hace, le vi por televisión mientras Yagami Iori distraía a todos al bajar del barco… -

- ¿Eres amiga del pelirrojo? -

- No. -

- Ah, ya sé, ¿Eres amiga de Kyo? -

- Tampoco… -

Extrañado, el samurái volvió a preguntar:

- ¿Acaso enemiga de ambos? -

- Shimada, las tres preguntas no sólo están mal formuladas, se las estás haciendo a la persona equivocada… -

Intrigado por todo esto, el samurái tuvo que acceder a la petición de la sacerdotisa… Y hacer que todo el mundo “Ahuecara el ala” para dejarlos hablar en paz.

Una vez solos, el gran y poderoso Endochbalamatl se aproximó a la chica y ronroneó…

Jubei imaginó entonces, que no habría peligro en tratar a esa mujer.

- ¿Qué eres entonces de Kyo y de Iori? -

- El equilibrio. Mh, espera… Mucho más que eso. Soy la guardiana del sello de Orochi, y al decirte esto; ya te he dicho demasiado. Ahora lo justo es, Shimada, que contestes a mis preguntas, las cuales te haré en el templo, por cuestiones de seguridad. Tú; (Refiriéndose a la cría de dragón) A mis mangas. Estarás mejor si no te ven siempre y cuando te estés con juicio y quietud en ellas. -

Caramelo, con toda la naturalidad del mundo, se introdujo en una enorme manga, se sentía como uno de esos famosos y diminutos perros conocidos como “Pomerario” ò “Perro de mangas” mas; el hecho de saberse dragón le impedía ladrar, lo cual era muy reconfortante.

En el patio interno del templo, casi una hora después el gran y poderoso Endochbalamatl se contemplaba en el estanque (Ò quizás contemplaba las rojas carpas que en él nadaban, vaya uno a saber).

Fingiendo que dormía, Caramelo se encontraba junto al fuego de la habitación donde la sacerdotisa y el samurái charlaban:

- ¿De qué mundo vienen ese tigre y esa cría de dragón? -

- El tigre viene al parecer de un mundo llamado Haunted House, digo; al parecer porque ahí me encontré con él, algo similar ha ocurrido con la cría de dragón. -

- Pero… Esos seres no deberían estar aquí, ¿Lo sabes? -

Claro que lo sé, y también ocurre que YO tampoco debería estar aquí… -

Decía preocupado, arqueando las cejas casi hasta el nacimiento de su siempre bien perfecto cabello dorado mientras trataba de recordar nuevamente aunque de manera infructuosa cómo exactamente él, el joven general puesto por accidente en un puesto de guardia había terminado en un mundo futuro y bizarro…

- ¿No? ¿Dónde es entonces que deberías estar? -

(Pose teatral paladinesca del rubio)

- No de dónde… Sino de CUÀNDO… -

En esta ocasión Jubei tuvo que acortar sus discursos porque llevaba prisa. Tenía que volver a Haunted House, no lo sabía, pero sus ancestros lo habían auxiliado colocando en su camino a la amable y considerada Chizuru Kagura.

- Bien, -Dijo. - Te ayudaré a localizar esa puerta que buscas, sólo asegúrate de que, mientras Kyo y Iori estén cerca de ti, te cerciorarás en lo posible de que ellos sobrevivan. Son la última esperanza de derrotar a Orochi y su maldad… De una vez por todas.¿De acuerdo? -

- Este… Bien, pero… ¿Cuánto tardarás? -

- Con la ayuda de los espíritus así como de Caramelo será más fácil, posiblemente en una hora te tenga la localización exacta.

¿Se te ofrece algo más? -

- ¿Tienes un mapa de este mundo? -

- Afirmativo. En la sala de meditación “La manzana está caída” hay un modelo de un globo terráqueo de buen tamaño. -

- ¡Cápsulas de fuego! Rugía - Ukyo.

- Arriba... 5º, Derecha, 9.5º, más a la derecha 12.2º, girar sobre mi eje a la izquierda, 45º, no voltear atrás y pegar los brazos al cuerpo. Si esquivo esas bolas de fuego, no pasa nada, pero si no... Mejor dejo de pensar en grados y formo con ayuda de mi cuerno de unicornio un muy, muy aerodinámico campo de fuerza... y me interno en esas nubes igual de blancas que yo y todo lo contrario de negras que es él...Corrección de rumbo: Me olvido de los grados y... ¡A la nube! -

En alguna parte de esa inmensa extensión kilométrica de cúmulos estaba su presa...

- Y bien, hoy tampoco pude atraparla, otro día será... La paciencia está de mi lado... -

Ukyo, quien daba un último vistazo a las nubes bajo su forma de bestia humanoide alada, se dirigió entonces hacia una costa rocosa de tipo acantilado que no parecía estar habitada. Entre las sombras, cambió a su forma humana. Algo o alguien ya lo esperaba... Medía unos 30 cm. de alto y arrastraba tras de sí una mochila que “Oeste” abrió:

- Camisa negra y...¿Corbata rosa? Explícate... -

La pequeña y malévola voz contestó melosa:

- Recordad que nosotros los familiares a diferencia de los demonios menores no vemos a color...-

Mientras se vestía, preguntó:

- ¿Aparte de esperar a Ix Mantis, hay alguna otra noticia? -

- Una muy interesante, señor. Un quinto lagarto humanoide ha llegado donde habitan ese par de chicas sospechosas que usted ha estado vigilando, trae de montura un caballo blanco al que llama “Wallabi”, un canguro al que llama “Caballo”, su vestimenta recuerda mucho la de cierto “tombrider” de películas de los 80`s he aquí que incluso posee un látigo, habla más feo que un tejano ebrio, pero lo peor en él, es definitivamente su nombre... -

- Se... ¿Llama Jones? -

- No, señor... Dundy, señor... -

(Mueca irrisoria)

- Patético -

- Sin duda, señor. -

- ¿Algo más, mini- Oeste? -

- Si, algo importante... -

Esto era crucial. Al caótico de Ukyo no le gustaba recibir las noticias más que en ese orden:

Primero las interesantes, sin importar que fueran o no cruciales. Después las noticias de importancia, aunque a veces, pedía el pronóstico del tiempo primero... Dependiendo si tenía ganas de volar, de caminar ò de algún otro transporte.

- La puerta interdimensional número 613 con conexión directa a Haunted House ha sido sellada... De manera artificial. -

- ¿Fueron los peligritos? -

- N.P.I. -**

- Irás a Maui y llevarás el equipo de conservación para los No- Muertos, así como el faro Interdimensional. Cuando se encuentren a 12 horas de llegar, me avisarás. -

- Sí señor... Oiga, pe- pero... ¿A dónde va? -

Ukyo no le contestó. No era su superior y tampoco le daba la gana hacerlo (Lo que es más, ni siquiera se detuvo o volteó a ver.) A “Oeste” no le interesaba ganarle una carrera a Maui al Kusanagi (Aunque de quererlo, lo haría). A Oeste lo que le interesaba, era ingeniárselas para ir a ese apartado ranchito en las afueras de Las Vegas donde había algo más que un par de aparentemente inofensivas mocosas viviendo.

No.

Sí había algo más... Aparte de los extraños cocodrilos humanoides, Golosina y robertín...

En alguna parte de ese lugar donde había aterrizado, había recuerdos.

Un bellísimo aroma a rosas le sorprendió. Al voltear, miró la enorme (Y aparentemente abandonada) mansión de donde éste provenía. Volteó a ambos lados, al comprobar que nadie le observaba, Ukyo simplemente saltó la barda de tres metros de alto como si nada. El muchacho había esperado que al caer del otro lado del muro, sería recibido quizás por una ruidosa hojarasca, pero no fue así. Ese enorme patio parecía estar dividido en tres partes:

La primera y más cercana a la casa, con los clásicos adornos laberínticos orientales en arena que tanto gustan en oriente.

En lo que parecía un segundo patio, se encontraba un césped perfecto, delimitándolo se encontraban los rosales.

A la derecha, se encontraba un gran estanque. Era simplemente sorprendente cómo, por fuera, la pared se miraba tan maltratada, y sin embargo, los jardines estuviesen en tan perfecto estado. Repentinamente, el ruido de un recuerdo que él no esperaba que tuviera, lo hizo voltear hacia la zona donde se encontraba el césped. Vio cómo un enorme perro raza Chow – Chow de color miel se acercaba hacia él. Un extraño terror se apoderó del joven, que sabía que le tenía pánico a los perros, pero ignoraba el por qué.

Curiosamente mientras se aproximaba, el terror era sustituido por miedo, el miedo por sorpresa, la sorpresa por una peculiar alegría que se deformó en una bizarra nostalgia...

- ¿Qué rayos me pasa? - Se preguntó a sí mismo en voz alta...

Ahí estaba él, arrodillado frente al perro, que se había detenido ante el joven... Meneaba feliz el rabo, y le miraba con toda su canina atención.

- Siéntate, - atinó a decir.

Como si lo conociera, el perro de inmediato se sentó...

Ukyo pensó simplemente en pedirle la pata, cuando de manera súbita, el can ya había alzado la pata delantera izquierda en dirección al joven de azules cabellos.

El demonio del oeste estaba pensando en si no era simplemente una simple coincidencia, cuando al decidir a su vez alargarle la mano, se percata de que ésta pasa a través de la pata del animal como si fuese un perro de aire, con lo cual, como acto reflejo, el chico retiró a su vez su mano.

- ¡Qué Nosotros está pasando aquí! -

Entonces, el can soltó un lastimero aullido y se desvaneció lentamente en el aire, quedando todo como si el animal nunca hubiese estado ahí... No olía a perro, nunca su potente olfato detectó ese olor en lo que estuvo ahí, repentinamente comenzaba a sentirse un incómodo frío en ese lugar, así que el muchacho resolvió retirarse por donde había entrado, con tal prisa que, sin percatarse de ello, saltaba al exterior mientras una figura le observaba desde el último piso de la mansión por una ventana.

Sus facciones quedaban ocultas por su oscura gabardina, amplio sombrero negro, redondos lentes oscuros....

Entonces, con un tono de voz relacionado indudablemente a un hombre de edad madura, dijo en voz baja:

- Bienvenido de vuelta a casa, Ukyo... -

Pero Ukyo ya no lo oyó porque ya no estaba ahí...

N de A:

N.P.I. **

Significa dos cosas dependiendo del rango a cuya persona vaya dirigida esta respuesta, ante gente que obviamente respetas, dirás que significa: “No Poseo Información”. Pero si la persona es digna de confianza y no se “Esponja” contigo por tu pésimo “Trompabulario” puedes decirle que significa: “Ni Puta Idea”.

...

- ¡Jubei-san! - Exclamó Chizuru mientras recorría el templo en dirección a la sala de meditación: “La manzana está caída”

- Ya sabemos en dónde se encuentra la puerta más accesible a ese lugar que denominas Haunted House... -

- ¿Dónde? - Preguntaba ansioso.

- Verás, de acuerdo al mapa, nosotros estamos aquí... - Explicaba mientras señalaba a Japón en el globo terráqueo de 1m de diámetro.

- ... Y... ¿Ves esta isla llamada Hawai? -

- Hai, Chizuru-san, ¿Ahí está la puerta? -

- Pues ahí... NO está. Sino en esta isla cercana que se llama Maui... El portal se encuentra en la costa sur de la isla, como a unos tres kilómetros tierra adentro... -

- Este... Kagura- san... ¿Cómo llego hasta allá? -

Con un poco de ese acento que uno utilizaría para responderle a algún idiota en óptimas condiciones físicas: ¿Con qué camino? ¡Con las patas!

Chizuru respondía:

- ¡Pues en avión! -

Y, repentinamente como un golpe proporcionado por un beisbolista profesional, la realidad la asaltó:

- ¡Es verdad!, ¡Tú no tienes papeles, ni visa, ni pasaporte! -

- ¿Cómo?, ¿Qué es eso de visa? ¿Una prenda? -

- No,jovencito, es como un salvoconducto que te permite pasa de una ciudad a otra... Como de las tierras de un señor feudal a otro, digamos que... Aquí los feudos son inmensamente grandes, y las políticas de paso y transporte son de lo más complicadas... Y, como en teoría usted en este mundo ni existe, pues... -

- ¡Caray!, ¡Esto va a ser terrible! -

- Lo siento, en eso yo ya no puedo ayudar, Jubei-san, creo que, a lo mucho, podrías escabullirte como polizón en un barco, pero será difícil esconder a alguien como tu amigo felino en un barco, y por tantos días.... Eso.... -

- Si, sería una crueldad hacerle eso a mi amigo Bata... -

Chizuru se quedó pensativa unos momentos.

- Conozco a alguien que sí podría ayudarte, no es una seguridad... Pero vale la pena preguntar, aunque es probable que de sólo oírlo hablar te parezca detestable... -

- Mmmm... Pues si es el único que puede transportarnos a los tres de forma segura, discreta y efectiva, la verdad no me importaría que se tratase del más vil criminal... -(Una vez resuelto lo de Haunted House volvería para arreglar ese pequeño detalle.)

- Efectivamente, Shimada. Es un secreto a voces. Benimaru Nikaido es un traficante de armas, pero nunca lo han pillado “con las manos en el sushi”. Me comunicaré con él a la brevedad posible para solucionar tu transporte... -

- Oi, Kagura-san... -

- Dígame... -

- ¿Puedo llevarme este mapa? Creo que me va a ser muy útil por información, aunque no podría decir lo mismo con respecto al espacio... -

- He, he, he.... No..... Déjame buscarte algo más práctico... -

Dicho esto, Chizuru comienza a retirarse.

- Oi, Kagura-san... -

- ¿Si? -

- Gracias... Cuando termine lo de Haunted House prometo que volveré para pagarte... -

- Bien, se puede decir que ya lo has hecho. Kyo y Iori aún no se han matado entre sí gracias a su oportuna intervención. -

...

- Y tanto, esto no puede ser una broma, resulta que ahora Chizuru también quiere que envíe a un amigo de ella y una criatura de gran tamaño a Maui, Kyo ya salió en avión hacia allá, pero estos dos no pueden ir mas que en barco... -

- Chizuru nunca bromea. -Afirmaba Goro Daimon a Nikaido.

- No pensé que todos estuviesen tan ansiosos de acompañarme en la realización de mi próximo video... Daimon, ¿Me ayudas por favor a subir al pequeño “Tutú” al barco?-

- Es tu culpa, chico, por llevar tantas maletas... -

- Disculpa... ¡SOY un artista! -

- Eres un PUTO pero también eres un gran amigo... Con gusto llevaré a tu cosa a bordo, pero no creas que entraré con ella a tu camarote, ¿De acuerdo? -

- Vale, Goro-kun... -

- No me digas Goro-kun... ¿Y por que he de cargar yo al tal Tutú? Para eso están tus trabajadores, ¿No? -

- Pero ellos podrían hacer preguntas sobre la criatura... -

- Si yo sigo contigo y con Kyo, van a empezar a hacer preguntas... Se supone que sólo somos compañeros de equipo en los torneos, así que, definitivamente yo no iré a Maui. -

- De acuerdo, no pienso presionarte. Sólo esperemos a que llegue el tal Jubei con su tigre para meterlos a la bodega especial... -

- ¿Cómo? ¿Aún traficas con armas, necio? -

- Bueno, de algo he de vivir... - Decía cerrando coquetamente un ojo a Daimon, quien con esfuerzo levantaba una pequeña caja de acero...

- ¡Argh! ¡Esta cosa pesa por lo menos, cien kilos! -

- ¿Si? Yo me explico el por qué...Come como si fuera tú, aunque con mejores modales, pero es taaan tierno... -

- ¿Algún día me mostrarás el aspecto de esta cosa? -

- Claro, Goro-kun. El día que entres a mi habitación... -

- Teme... -

- Bromeaba, hombre, bromeaba. Un día invitaré a Kyo, a Chizuru y a ti a que lo vean... -

- ¡Peeep! - Se oyó desde el interior de la caja metálica con agujeros de ventilación. Era un sonido como el que producen algunos juguetes de goma que utilizan los niños pequeños cuando los aprietan...

...

No sabía el por qué, pero ahí se encontraba. Esperando de nuevo al mentado paladín, al gigantesco tigre que no lo quería y a la incallable cría de dragón.

Esta vez estaba mejor preparado y no iba a permitir que lo atraparan con la guardia baja. Además, tenía que volver a Haunted House porque se suponía que Kyo se encontraba ahí.

- Lamento mucho el haberte hecho esperar... - Dijo Jubei al volver al parque.

Iori en realidad no dijo nada. En realidad pensaba que Jubei se había cansado de esperarlo a él y que se había marchado.

- ¿A dónde iremos ahora? -

- A Maui, ahí está el próximo portal... -

- Y, ¿Cómo irás tú si no tienes ni papeles ni transporte? -

- A eso voy, Chizuru Kagura me dijo que un tipo llamado Benimaru Nikaido va a ayudarme... -

- Te diré algo, Jubei. Yo definitivamente no me llevo con ese maricotas amigo del Kusanagi, así que; con tu permiso ò sin él, te espero en Maui. Cundo llegues, ingéniatelas para hacérmelo saber... -

Dicho esto, dio media vuelta y comenzó a andar hacia la salida del parque...

- Yagami – kun... -

Iori se detiene unos momentos, apenas voltea un poco la cabeza:

- ¿Qué? -

- Arigateau gozaimasu... -Dijo entonces, con su amplia y siempre inocente y pura sonrisa.

Iori, incapaz de decir algo al respecto, volteó y reanudó su camino. Sentía cómo el rubor se le subía nuevamente al rostro, de forma inexorable... Era la primera vez en su vida que alguien le daba las gracias... Era la primera vez en su vida que alguien a quien no odiaba le agradecía... Y ¡Con una sonrisa! y eso, aunado a los eventos anteriores, lo confundía aún más...

Jubei había por fin llegado al muelle con mucho éxito. Ningún curioso había querido retenerles para tomarse fotos con el gran y poderoso “animatronic” Bata.

Benimaru y Daimon estaban sorprendidos, pues lo dicho por Chizuru había sido del todo cierto.

En la bodega se encontraba Jubei rodeado de cajas y más cajas, así como de Bata.

Si. Jubei estaba rodeado del suave y peludo Endochbalamatl mientras dormía recostado en su lado izquierdo. Tendrían que quedarse perfectamente quietos, por lo menos hasta que llegaran a aguas internacionales. Ante su suave pelaje y el vaivén de las olas, Jubei no tardó en caer profundamente dormido.

...

En una carretera del estado deNevada, (USA) Una chica delgada y rubia y su morena madre se encontraban en un Audi rumbo a... Donde en esos momentos vivían. En el asiento trasero asomaba una gran cantidad de bolsas de compras (comestibles y bebestibles en su totalidad)

- ¿Cómo te ha ido en tu primera clase de fotografía, Sahara? -

- Grantàstico, somos 24 alumnos en total, bueno, 25 si cuento al que llegó tarde. Tan buena suerte tengo, que mis compañeros de secundaria Anne, Chris y Eliza están también ahí. A Anne le gusta mucho el muchacho que llegó tarde, pero él sólo se la pasó mirándome todo el rato... Hoy solo vimos el funcionamiento básico de la cámara... Oye, ma, ¿Compraste helado? -

- Lo siento, hija, pero de momento no, recuerda que ahora que tenemos a ocho huéspedes en el sótano, no podemos darnos esos lujos... -

- ¡Pero ellos ya sobrevivían sin nuestra ayuda! -

- Sahara, te recuerdo que fuiste tú quien insistió en ayudarles... Decía la dama morena con una dulce mirada... -

Siete huéspedes: Cinco lagartos, dos criaturas equinas aladas y un tigre con carapacho de tortuga y alas de murciélago...

Que, por cierto, se miraba preocupado...

- Clop... Clop...

Alguien bajaba por las escaleras a cierta sala

- Clop... Clop...

Lentamente...

- Clop... Clop...

Una criatura equina semejante a Golosina, con algunas salvedades...

Pues era varón, de color café y vestía un Kimono negro. No de ese negro brillante por el que muchos egómanos pugnan para llamar la atención, era más bien de ese negro polvoso, opaco, que se confunde fácilmente en casi cualquier lugar.

En su mano izquierda portaba un bastón de madera, cuyo labrado recordaba algo semejante a un dragón oriental, pero con alas membranosas, cuyo nacimiento poseía plumas. Muy peculiar.

El alboroto en la cocina debido a la labor consistente en acomodar los víveres de las bolsas de súper a donde correspondía era bastante, por lo que nadie en la misma escuchó cuando este equino ser llegó a presentarse en la sala; se aproximó al tigre alado de carapacho tortuguezco quien empezaba a jugar con una vieja consola de videojuegos frente al televisor:

- Tú ya no jugabas, Robertín. ¿Acaso no te han bastado los problemas en que te has metido últimamente? O... ¿Es que algo ocurre? -

- Hace ya tres días que mi hermana no regresa, no es eso lo que me extraña, sino que ni siquiera ha hablado por teléfono...

- Su salud no peligra, tu hermana volverá, pero no esperes poder verla tampoco durante el día, algo me dice que va a estar muy ocupada. -

- ¿Cómo es que sabe usted eso, Maestro? -

- Porque la muy distraída volvió a olvidar aquí, justo a un lado tuyo, su esfera de cristal, y yo sé cómo utilizarla para localizarla... -

- ¿Y, que pasa? ¿Ya se metió en problemas? -

- Mmmmmhhh... Por poco. En Japón tuvo un encuentro inesperado con nuestro enemigo... -

- ¿La pantera alada? -

(Suspirando)

- Exactamente. -

- Pero... ¿Y ella? -

- Oh, no te angusties, pequeño... -

Decía el pegaso humanoide mientras miraba al joven felino con sus tranquilizantes ojos violetas.

- ... Ella pudo despegar... Y espero que ese monstruo demoníaco cuente con plan dental porque Golosina patea más fuerte de lo que pensaba... He, cuando regrese, voy a incrementarle el entrenamiento. -

- ¡Por supuesto! Quizás la boba de Golosina no sea muy fuerte, pero si algo he de reconocerle, es que es muy escurridiza, la tricampeona de vuelo acrobático de Haunted House* no debe ser fácil de atrapar. -Finalizaba alegre Roberto Robertín.

- Así es, ahora deja unos momentos el juego, que nadie te lo va a quitar y ayúdanos a terminar de acomodar la despensa... -

- Lo que me preocupa (Pensaba el maestro) es que esta niña imprudente acaba de aterrizar demasiado cerca de las mil pozas malditas del valle de Yosenkyo en China...

*En realidad ganó tres veces consecutivas el segundo lugar, pero eso ya es algo muy significativo si se toma en cuenta que el primero siempre lo ganan fantasmitas por obvias razones.

...

Dos días después a altas horas de la noche, Jubei salió de la bodega con su siempre reluciente armadura puesta. Salió a preguntarle a Benimaru cuánto tardarían en llegar a Maui... Llegó con un empleado a preguntar con anterioridad dónde se localizaba su camarote, el joven lo miró con una extraña mueca de arriba abajo, y al fin dijo:

- Ahá, ¿Estás seguro? -

- Si, necesito urgentemente hablar con él... -

- Con que... ¿Así se dice ahora? ¿”Hablar”?, Bien... Segunda cubierta, la puerta número 401... -

El inocente rubio con cara de extrañeza, fue al lugar que se le había indicado. Contrario a lo que se imaginaba, la luz se encontraba encendida, y se oía música adentro...

-TOC, TOC, TOC...

- ¿Nikaido san? ¿Está usted ahí? -

Y, en cuanto acabó de tocar, intentó abrir la puerta tan rápido como si se le fuese la vida en ello.

Era una de las exóticas costumbres de Jubei. Tres fuertes toquidos y abrir INMEDIATAMENTE. En esta ocasión seguramente se habrá arrepentido.

En ese salón había por lo menos, unas 20 personas sumamente ocupadas en aparentemente lograr el mayor número de recombinaciones genéticas posibles independientemente de su género biológico, y otras tantas se dedicaban afanosamente a la introducción de sustancias tanto legales como ilegales a sus ya de por sí nada saludables cuerpos...

- Juubeiii... Qué gushhto.... No creí que vinieras a.... la fiesta, hommbre... -

Decía Benimaru, mientras se tambaleaba hacia la puerta...

- ¡Rayos! Pensó el paladín

-Este tipo está tan alterado... que no podría encontrarse el trasero ¡Ni aunque se lo buscara con las dos manos a la vez!

Sin dar tiempo a nada, el artista se colgó con ambos brazos del cuello de Jubei

- Oye, shico rrico... -

Jubei, repentinamente sintió algo muy, pero que muy feo entre el pecho y el estómago... Decidió que cuanto antes se retirara, tanto mejor... Quizás al día siguiente con la cruda realidad enfrente (O en la cabeza) Nikaido podría contestar mejor todas las preguntas que pensaba hacerle, aunque por los nervios, terminó haciéndoselas de todas formas.

Con toda la delicadeza posible, Jubei se fue zafando del formidable abrazo de Benimaru:

- Ah, oh, disculpa, Nikaido-kun, yo... Este... sólo he venido a hacerle una pregunta... -

- Lash que desees, Jubei – chan... -

- ¿Pa... Para qué tienes tantas armas en la bodega? -

- Lashhh... Mhhhh... Vendo... -

- Pero, ¿Por qué? -

- Verash, “mi rey”, soy alguien importante con muuuchos gastos... tengo que vivir de algo... Hahahaha... -

- Bien, este... Yo... Yo voy a seguir cuidando al grande y poderoso Endochbalamatl.... ¿No querrás que destruya las armas, verdad? TENGO que vigilarlo constantemente... Sí, eso, no puedo ni debo quitarle el ojo de encima, mi gran y poderoso amigo Endochbalamatl podría en un descuido ingenuo al simplemente mover una pata, acaso su rabo, generar una fuerza destructiva que bien podría, bajo las condiciones actuales... -

A Nikaido comenzó a dolerle la cabeza, por lo que...

- ¡Ash, está bien, láaarrgate con tu gatote! ¡Seguro él te complace más! -

Y, con fuerza, Benimaru cerró la puerta casi en la cara del samurái.

Lo había logrado...

Suspiró aliviado mientras se preguntaba sobre las costumbres que observaba en este nuevo mundo, preguntándose cómo era posible que no sintiera una gran maldad emanando de la habitación, ni siquiera suficiente para hacerle cosquillear las manos, pero aún así, éstas le sudaban.

-¿Qué clase de educación se imparte ahora que pueden entregarse de esa forma a sus instintos?

En lo que avanzaba sumido en sus pensamientos se encontró si fijarse, en la zona de la piscina donde decenas de chica hermosas: Bailarinas, edecanes, maquillistas, modelos, coreógrafas... Que no habían sido invitadas a la “fiesta” privada de Nikaido por sus rectas preferencias, se divertían haciendo bullicio y dándose cuenta de la presencia del hermoso, solitario y varonil rubio que se aproximaba sumido en sus pensamientos.

Con una mirada de complicidad, algunos murmullos y cabeceos de aprobación antes que se diera cuenta, lo rodearon, mientras tres de ellas lo detenían colgándose seductoras de sus brazos y pecho.

- ¿A dónde va, caballero? -

- ¿Por qué tan solito? -

- Hola, chico... -

- ¿A dónde vas? -

- ¿Cómo te llamas? –

- ¿Tienes tiempo para compartir con nosotras? -

- ¿Por qué no estás con Beni? -

- ¿Te gustan las chicas? -

- ¿Te quieres divertir? -

Acosado con preguntas, acertó a responder a quienes las iban haciendo conforme surgían, pero no lo suficientemente rápido para pensar las últimas de ellas, queriendo aprender más del lugar.

- Ah, este... Hola... Bu... Buenas noches... -

Es que no soy de aquí...

¿Eh?

Voy por algo de beber...

Ju... Jubei Shimada... Digo... Shimada Jubei...

Si, me agradaría platicar...

Porque no me gusta ese ambiente,

Si, si me gustan....

Si..... Este....

Antes de poder reaccionar y teniendo ambos brazos ocupados con las bellas chicas le acercaron al rostro varios vasos con licores diversos cuyo solo olor le ocasionó un ligero mareo; eligió tomar de una pajilla que se adentraba en una piñahueca con una mini sombrilla, ya que de todo lo que le ofrecían parecía lo más natural, pues incluso olía a piña y para no seguir oliendo a alcohol aspiró un largo sorbo.

Escupir sobre las damas estaba fuera de la cuestión, así que tragó la mezcla de jugo de piña, extracto de coco y mucho ron, sintiendo casi de inmediato cómo la mezcla se le subía a la cabeza.

- Se llama piña colada. ¿Te gusta? -

- Ah, está.... Fría - Contesta el inmovilizado paladín

- Debe ser porque tiene calor, ¿No quisieras refrescarte? -

- Ha de ser caluroso vestir todo eso en un crucero -

- Este... Un poco de agua serviría... – Comentó tímidamente el rubio

- ¿Quieres más piña colada? - (Decía una chica más ensartándole la pajilla entre los labios justo cuando jalaba aire)

- Quítate la ropa y métete a nadar con nosotras... -

Y, uniendo las palabras a los hechos, Jubei fue desvestido y arrojado a la alberca donde no menos de diez bellezas lo esperaban para jugar con él, arrojándole agua a él o entre ellas mismas mientras todos reían...Después de todo, era joven y vigoroso, y las chicas hermosas y juguetonas así que decidió que mientras no cayera en culpa alguna, todo estaría bien.

El rubio ya había observado que en esta época hombres y mujeres se bañaban juntos sin ningún problema, así que se dejó llevar por el sentimiento de juego y durante un buen rato aceptó la generalizada propuesta de jugar a la gallinita ciega en el agua con las chicas, que gritaban y reían cuando una y otra vez acertaba a capturar a las correctas doncellas que de él huían. Principalmente porque primero: No huían del apuesto joven con todas sus ganas, y segundo, porque el entrenamiento previo del samurái le permitía sentir los movimientos bajo el agua y sobre ella los exquisitos olores de las chicas que estaban cada vez más emocionadas con el guerrero que con gran velocidad y fuerza, pero igual cuidado y sutileza las jalaba contra su cuerpo haciéndolas presa justo cuando parecía que s iban a escapar.

De un momento a otro, los alrededores de la piscina se fueron quedando solos, y ocasionales cuchicheos antecedían otra desaparición, difícil de notar para el joven que tenía bien puesta sobre los ojos la mascada de alguna de ellas, cuando llegó el momento en que varias manos femeninas lo condujeron fuera de la piscina sin permitirle descubrirse lo ojos.

- Vamos a que te seques, pero no debes ver -

Decía una chica que Jubei reconoció por la voz, una belleza de cabello suave y piel firme que era bastante traviesa y provocativa pero, al igual que las otras, no emanaba maldad y Jubei acalló su recelo por ser llevado ciego a quien sabe donde....

Se abrió una puerta y fue conducido al interior con firmeza. El lugar era muy grande por el eco, pero una alfombra silenciaba sus pasos. El alcohol que tenía en la sangre no era nada con lo embriagador del ambiente. Pocos perfumes artificiales y muchos naturales provenientes de los cuerpos de las chicas reunidas ahí. Estaban todas.

La puerta se cerró y pronto se vio rodeado por completo, y mientras las reconocía una a una por el olor o la textura de las caricias que le hacían retiraron la suave tela que le impedía verlas en vivo y a todo color.

Ningún entrenamiento lo había preparado para esto, claro que sintió más que cosquillitas a manos de las chicas. La más traviesa sacó entonces varios paquetitos cuadrados que contenían un hule circular de raro olor.

- ¿Qué es eso? - Preguntó azorado el paladín.

- Es una protección - Contestó tímidamente una de las chicas mientras que la más traviesa añadió al instante:

- Es para que podamos divertirnos sin culpas y sin consecuencias, ven, te enseñaré... -

- Asombrosa la tecnología de estos tiempos - Dijo Jubei, mientras las jóvenes reían complacientes.

Mientras tanto, en la bodega, el solitario y poderoso Endochbalamatl, quien se encontraba acostado, levantó la cabeza, olfateó el aire... Luego olfateó más profundamente. Por último, emitiendo un significativo suspiro, bajó la cabeza al suelo en donde seguía echado.

Horas después abandonaba a las felices y cansadas mujeres mientras apenas se sostenía en pie.

- Me siento más cansado que cuando defendí la costa oeste de mi hogar contra dos batallones en lo que llegaban refuerzos, sobre todo porque aquí no los hubo.... -

La decencia del samurái le impidió seguir cayendo víctima de las tentaciones de forma tan indecente por el resto del viaje. Por otra parte... La fiesta había terminado. En el barco habían montado unos cuantos escenarios del video que Benimaru haría, y ya todos estaban puestos a ello. El video en cuestión, consistía en algo estilo medieval con música gótica en el cual Benimaru actuaba como el héroe, Jubei como el villano, Bata como el monstruo del calabozo...

Una vez terminadas las escenas interiores y grabada la música, esperaban llegar a Hawai a realizar las escenas exteriores (Y vender las armas, por supuesto) para después llevar a Jubei y compañía a Maui.

Faltando tan sólo tres días para la llegada a Hawai, estaba Jubei Shimada con su pijama puesta y dormía plácidamente en compañía de Bata en la bodega. Una maleta alargada se encontraba bajo ellos, donde el samurai guardaba su katana, su wakisashi, su armadura y su ropa de uso. El clima en el exterior era caluroso, pero en la bodega, por el aire acondicionado, la temperatura era de 18º C.

El grande y poderoso Endochbalamatl tenía dormitando casi toda la tarde, y Jubei se había dormido prácticamente al anochecer.

Repentinamente, el gran y poderoso Endochbalamatl abrió ambos ojos.

Más rápido de lo que se lee: Bata se incorporó y echó a correr hacia una de las paredes de la bodega, ya lo había hecho.

Un ensordecedor estruendo, y el hecho de que ya no estuviera el gran y poderoso almohada – de – Jubei – Bata, obligó esto al samurai a su vez, a despertarse de inmediato...

- ¡Craa – ackk – PUUUMM! -

- ¡Baaataaaaa! -

Calor...

Luego vapor...

Y, cuando el vapor se disipó, Jubei miraba atónito la inmensa abertura en el casco del buque, por donde, si hubiera tormenta, el buque sin duda alguna, zozobraría.

Se apreciaba en la distancia un evento extraordinario. Bueno, para el felino multiplanar no lo era tanto. Endochbalamatl sabía que, si se movía con suficiente velocidad, la superficie del agua no se daría cuenta de que algo muchísimo más denso que ella se encontraba ahí.

Jubei contemplaba angustiado la estela de agua que dejaba Bata al alejarse. Las estrellas proyectaban su luz tímidamente ante el paladín quien observó la dirección a donde el gran y poderoso Endochbalamatl se había dirigido... Y obviamente no era hacia Maui.

- ¡Buààààààaaaa! -

Una hermosa y rojiza luna llena salía esplendorosa por el horizonte...

- Etto... Benimaru.... -

- ¿Sí? -

- Te tengo una mala noticia y otra peor. -

- ¿Qué? -

- Ehhh... Si, y tendré que decírtelas en una sola oración: Bata... Se... Escapó a través del casco del barco... Este... -

(Gorda, OBESA gota de sudor en el rostro de Beni)

- ...¿Qué tan probable es que nos hundamos antes de llegar a... -

- ¡Rayos! ¿De qué tamaño es el agujero? -

- Te mostraré... -

Al llegar a la bodega, Nikaido meneó apesadumbrado la cabeza.

- Irónicamente, tienes suerte, Shimada, por el rumbo que llevamos aunado a este percance, me veo obligado a desviar el barco a Maui... Pero.... Tendrás que pagarme esto... -

- Etto... Benimaru... ¿Te parecería tomar en cuenta para tal efecto, mi participación en tu video? -

- MMmmmm... Bastante loable... Pero.... -

- He, he, he, (Risa nerviosa de Jubei) ¿No es suficiente? Digo... No donde sea consigues unos efectos tan buenos como los de Bata.... A comparación de la reparación en el casco... ¿Cuánto te saldría mandar a hacer un animatronic como ese? -

- No es por eso... Me parece un trato justo por el casco del barco, pero... -

- ¿Si? -

- Es que entonces queda inconcluso el asunto de tu transporte... Chizuru solo dijo que te recomendaría conmigo, no que pagaría tu viaje... -

Jubei pensaba... Pensaba muy rápidamente... se llevó pensativo una mano al bolsillo, y en él fue que encontró la solución... Y sacó ésta en la mano, la cual extendió ante el otro rubio.

Los yenes antiguos que traía del pasado... ¡Estaban prácticamente nuevos! Pocas veces se tenía la suerte de contar con una “antigüedad tan bien conservada”

- Con esto... ¿Estamos a mano? -

- De acuerdo... -

Nikaido presintió entonces algo que Fantasmín había tardado bastante en darse cuenta:

Entre menos tiempo pases en compañía de Jubei Shimada, tanto mejor. Antes de que más tragedias ocurrieran en su barco, Nikaido se dedicó a dejar a Jubei y a Caramelo en Maui, además de buscar como “loca” la manera de repararlo.

Como no podían irse a Haunted House hasta que Bata regresara (Eso, si regresaba, claro) Jubei resolvió buscar al pelirrojo.

No le costó el trabajo que se supone le costaría, puesto que pocos pelirrojos son tan famosos tanto por las artes combativas como por la música.

En uno de los diversos Rave`s que acontecían en la playa, encontró al Yagami dando sus primeros pasos en el mundo musical del Reggae, pero tuvo que esperar casi hasta el amanecer para que la gran cantidad de fanáticos comenzaran a disiparse para poder aproximarse. (Algunos se negaban terminantemente a hacerlo)

- ¡Iori! - Gritó potentemente para poder sobresalir de la multitud.

- ¿Ah? Oh, eres tú, Jubei... -

- Parece por su cara que no le alegrara mucho el verme... -

- No creo que sea eso, se adelantó Caramelo. Siempre tiene cara de malo, pero no lo es, Yagami es una buena persona y por eso, nos esperó... -

- Tienes razón, pequeño, ahora vamos atrás del escenario, seguro que por ahí baja. -

- Mh, Shimada, pareciera como que te falta algo... ¿Dónde está tu montura? -

- Ay, Iori, ¿Cuándo entenderás? Bata sólo es mi amigo, pero en estos momentos se fue a rugirle a la luna llena. Es su costumbre. Pronto volverá... -

- Jn, Sí... Claro... -

Caminaron los tres un buen trecho, hasta quedar completamente a solas. Entonces fue que en el rostro de Jubei aconteció cierta imagen de tensión, sus ojos cristalinos como un arroyo puro temblaban con la incomodidad de no saber cómo solicitar al torvo pelirrojo sobre lo que desde hacía un par de días lo acongojaba. Sus mejillas siempre sonrosadas enrojecieron un poco, mientras se aproximó apenas un paso en dirección al pelirrojo...

- Oye, Iori... -

El Yakuza miraba al noble samurai, apenas un poco más alto que él, pero acaso un par de años menor con cierto asombro, pues ante el tono de voz que empleaba el noble e inocente paladínmil y un cosas pasaron por su cabeza, aunque con ese chico el refrán más apropiado era “Espera lo inesperado” prefirió, sin embargo, quedarse a la expectativa, si bien por vez primera, la mirada que el Yagami dirigía al Shimada ya no era de odio ò de molestia, si acaso, de una incómoda espera, la mirada de la duda...

- ¿Qué es lo que quieres, Jubei? -

Por primera vez en su vida, Yagami Iori le preguntaba a alguien fuera de él ò de su padre, qué era lo que quería. En esta ocasión lo importante era ese mensaje, no tanto la forma de decirlo, y eso, Jubei lo sabía muy bien...

Haciendo acopio de valor, el paladín se aproximó más hacia el pelirrojo, tomó una profunda bocanada de aire, y haciendo un esfuerzo sobrehumano, comenzó por fin a hablar, algo dubitativo, pese a todo, al Yagami mientras le miraba a sus fríos ojos rojos...

- Verás, ya hace dos días que desde que hemos desembarcado te buscamos, y es necesario que sepas.... Que hay algo importante que debo decirte, no sé cómo vas a tomarlo, pero debes saber, Iori que.....-

- ¡Que Nos Morimos de Hambre! - Completó Caramelo a gritos.

- Oh... De modo que... ¿Eso era? -

- Pues... Si, - Decía Jubei, - ¿Qué otra cosa más podría ser? -

Con una gota gorda de sudor en la frente, el sonrojado pelirrojo los condujo al puesto de comida abierto más próximo mientras por su mente se desarrollaban estos pensamientos...

- Qué mejor que les dé de tragar a estos dos el día de hoy hasta que se harten, antes de que venga el tal Bata y así ocurre que si a ellos les doy hoy comida, no me pueden pedir que le de nada a él...

...

Nuevamente Ix mantis repasaba los hechos recientemente acontecidos… Caminaba lenta y pausadamente por un pasillo completamente metálico con diversas entradas a ambos lados… Dobló posteriormente a la derecha para entrar a una habitación,encendió un comunicador holográfico:

- Asheran… -

- ¿Qué quieres, jefe? Respondió una voz siseante, inhumanamente ronca y con alto índice de resonabilidad. -

- Toma tu equipo… La próxima vez que el demonio del Oeste abandone la base sin informarme, le seguirás discretamente… -

- Eso significa… -

- Sí, mi estimado baluarte de una raza ya extinta… significa que por fin podrás salir al mundo exterior de los humanos para saber cuánto has aprendido de ellos y para saber… De cuánto será tu puntuación de posibles futuros enemigos caídos… -

Siseante, aquel ser de blanca y reptilesca piel que al hablar producía volutas de helado vapor preguntó:

- ¿Elegiré yo el lugar para “encender” la fiesta? -

- Bien… elige entre Japón, Egipto o la costa oeste de los Estados Unidos… Pero recuerda que vigilar a nuestra descarriada ovejita negra es tu prioridad… -

Llegaron por fin al portal, y todos juntos se prepararon para volver a Haunted House. En esta ocasión, el gran y poderoso Endochbalamatl por fin permitió que el Yagami montara sobre él; comenzaban a avanzar, cuando...

- ¡Jubei! -

- Bata, Detente, -

Caramelo: - Es... ¿Kyo? -

Iori: - ¿Kusanagi? -

En efecto, el moreno ya estaba ahí...

Todos bajaron de Bata, quien se había detenido por completo.

El moreno y el pelirrojo se miraron fijamente. En el interior de cada uno hervía el combate, la ira, y en sus ojos se adivinaban las eternas flamas del poder, estaban en su mundo, frente a frente, de regreso... Tenso, el rubio, contuvo la respiración. Tendría sin duda alguna una mayor oportunidad de regresar a casa, con los suyos, podría, desde su pasado, evitar en efecto, que estos dos se mataran en el futuro, pero al verlos así, fue que se dio cuenta de lo que hablaba Chizuru. No podía, No Debía dejar a medias un trabajo que ya había empezado.

Aunque no se había dado cuenta del lío en que se había metido, lo importante es que en ese momento se había percatado de ello, y por ende, tenía que terminarlo. Era su deber. Lo que no sabía en esos momentos es cómo evitar que Kyo y Iori se mataran y, de pronto...

La solución llegó sola:

- ¡Jubei! - Anunciaba solemne el Kusanagi.

- Voy a acompañarte de regreso a Haunted House, tú me has salvado la vida,tengo una deuda de honor contigo... -

Dirigiendo entonces una pícara y retadora mirada hacia Iori, el Kusanagi se dirigió entonces a montar en los hombros del gran y poderoso Endochbalamatl.

- Kusanagi-san... Domou... -

Pudo decir con una gran sonrisa de tranquilidad Jubei, (Casi se podría decir que de inmenso alivio) quien subió enseguida detrás de Kyo. Acto seguido, miró al pelirrojo quien se cocinaba de rabia al ver claramente la burlona y mal disimulada sonrisa de Kyo que se agrandaba conforme el paladín hablaba:

- Si lo deseas, Iori, puedes esperarnos aquí. Cuando la batalla de Haunted House sea librada, yo, Jubei Shimada, te digo: Os traeré de vuelta a Kyo Kusanagi a vuestro mundo, y así... -

- ¡Maldición, Shimada! ¡Yo iré con ustedes! -

Los tres: ¿De veras?

- Si, en efecto. Ustedes van a una estúpida guerra, pero puede ser que el Baka de Kusanagi sea ridículamente asesinado obligándote a romper tu promesa. La única forma de asegurarme de que Kyo realmente MUERA en mis manos es ¡Que YO vaya con ustedes! -

Kyo meneaba confundido la cabeza. Le extrañaba la forma en que el Yagami manejaba su obsesión por él, quien subió en la grupa de Bata... Detrás de Jubei, regresando todos juntos a Haunted House.

Al llegar al lugar, lo primero que notó Jubei fue:

- Y... ¿Caramelo? -

- ¿Te refieres a? - Preguntaba Kyo

- A mí ni me mires, - Aclaraba el pelirrojo

El gran y poderoso Endochbalamatl miraba tras de sí, confundido...

- Oh, no, amigo mío, no me digas... -

Kyo: ¿Qué ocurre?

- Pues ya que, ya lo hizo... -

Iori: ¡Habla Ya Shimada!

- Bata me dijo que se bajó en el camino... -

- ¡No tenemos tiempo para recogerle ahora! - Gritó el Kusanagi - ¡Hay muchas vidas en riesgo! -

- Pero... Pero qué clase de persona sería yo si ni siquiera puedo salvar una vida, ¿Cómo podría pretender salvar un pueblo? -

- Grumph, Grumph -

- ¿Qué? -

Iori: ¿Que de que?

Kyo: No a ti, Iori, a Jubei... ¿Qué te dice Bata?

Jubei: Mil gracias, mi fiel amigo...

Kyo: ¿Pero que te dijo?

- Que no le gustan las despedidas... Estará bien... -

-Jubei, estás diciendo que la criatura esa, ¿Se bajó de Bata como si tal cosa? -

- Grumrrrrr.... Purrrrrrr.... -

- Kyo, Iori, podremos seguir nuestra misión sin temer por Caramelo... -

Iori feliz por no tener que seguir soportando a Caramelo...

El Kusanagi se preguntaba, entretanto, qué habría entre el mundo al que ellos pertenecían y Haunted House... En cuyo cielo nocturno una miríada de siniestros cometas surcaban los oscuros cielos de la madrugada.

 

Continuará en el Capítulo 12: Bellum. “La… Guerra”

Algunos personajes pertenecen a SNK ^^U
el resto no tengo idea
Dungeons & Flames es propiedad de Triste Iori
IorixKyo Archive
Agosto, 2005

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