Fanfic por Ryo
Realidad
Capítulo 3: Despertando... supongo...
El humo del cigarrillo se desvaneció llevado por la suave brisa que entraba
por la ventana abierta. Yagami miró la pequeña punta encendida
en escarlata, debía ser el quinto o sexto cigarro... ¿o la quinta
o sexta cajetilla de ellos?, ya no lo recordaba. Con ansiedad se descubrió
respirando agitadamente el fresco aire de otoño que llenaba aquella parte
del mundo.
E pelirrojo quiso levantarse del sillón, pero tambaleó peligrosamente al estar sobre sus pies. Al sentir sus rodillas estrellarse contra el piso cayó en cuenta de las heridas que lo cubrían y de la cantidad de tiempo que debía llevar sentado sin moverse para que su cuerpo reaccionara de manera tan débil.
-¡Maldición! -gruñó con fuerza, pero de inmediato bajó la voz casi sin querer.
Sujetándose en las paredes y usando los muebles de apoyo, Yagami llegó a su habitación, que se encontraba al final de pasillo de su departamento. La puerta oscura quedó frente a él, pero un extraño temor le impidió abrirla de inmediato. El pomo le pareció demasiado frío y la resistencia de las bisagras demasiado dura. La puerta se abrió lentamente, sin ruido alguno, dando paso a la tenuemente iluminada habitación de Iori. La luz de la hermosa luna se filtraba a través de los pliegues de las cortinas que volaban con el viento, haciendo más o menos visible la confortable cama de dos plazas que había en el medio de la pieza. El recién llegado se apoyó en el marco de la entrada con la decepción marcada en la cara...
-Aún no despiertas...
¿Cuántas horas llevaba ya ese chico castaño inconsciente en su cama?. Yagami se acercó a él y sin prender la luz se dedicó a observarlo. Más que sin sentido, parecía que Kyo se mantenía dormido, aunque en un sueño intranquilo y pesado del que quería salir a toda costa.
Pronto la pregunta inicial perdió sentido y solo la contemplación del muchacho llenó los sentidos del pelirrojo. Hace ya algún tiempo que había notado la desaparición del odio y el rencor a causa de la visita de un sentimiento mucho más complejo y molesto. Por ahora esa sensación no tenía nombre (él se negaba a darle uno), pero sabía perfectamente de lo que se trataba. Es que era tan obvio. Y más obvio aún era el causante de la erradicación de la enemistad.
-Kyo...
El viento jugaba con los gráciles mechones de cabello brillante y lacio, los cuales Yagami apartaba una y otra vez del rostro del moreno. Podía pasarse la noche entera sacando de su cara las hebras sedosas mecidas por el aire con tal de poder disfrutar de la delicia del contacto.
La luz viajaba erráticamente por los senderos de la piel del Kusanagi, iluminando con diferentes intensidades los distintos puntos del, ahora, frágil cuerpo, dando a Iori la sensación de ser el príncipe que encuentra a la hermosa princesa dormida en el claro de los bosques. Sin embargo, el sabía que jamás despertaría a la dama que lo esperaba ansiosa. Jamás tocaría esos labios que lo enloquecían y creía saber, con la más dolorosa de las certezas, que nunca podría disfrutar de esa piel mas que entre golpes y arañazos.
-No se expresártelo de otra forma... -susurró- no se amarte de otra manera....
Al observarlo entre sus sábanas, sin despertar, a su completa merced, se sintió inmensamente estúpido y descuidado. Kyo no podía despertar y ver que lo había ayudado, ¡no podía saberlo!. Debía mantener la distancia, la expresión de odio en el rostro. Las batallas debían continuar... Era la única manera en que ambos estaban juntos. El único momento en que Iori Yagami, el último del Clan de la Luna, podía dar rienda suelta a sus sentimientos y amar con fuerza a ese arrogante y delicioso Kusanagi. Pero... la sensación de tenerlo en sus brazos mientras el lloraba por un miedo desconocido, el terror en sus ojos, el temblar de la voz y las manos desesperadas... que lo buscaban.... La urgente necesidad de tenerlo cerca habían descolocado completamente al pelirrojo.
-¿Qué te ocurrió Kyo?... ¿quién te persigue que no lo puedo ver para sacarlo del medio?
La batalla había sido interrumpida y acabada por un enemigo invisible que había logrado en un solo segundo lo que Yagami jamás había alcanzado: el más absoluto y total de los horrores. Un miedo tal que hacía perder la noción del tiempo y del espacio, olvidándose de quien nos rodea y el porque estamos en un lugar. La sumisión más completa y cruel... Simple y llano temor. Todo en un miserable segundo. Gritos, miedo y sus finos y deseables labios llamándolo...
Hacia poco rato que habían comenzado a pelear. El encuentro había sido realmente fortuito, aunque por sus expresiones al verse, se veía que deseaban encontrarse con toda el alma.
Las llamas se elevaban entre los árboles de aquél pequeño parque, destruyendo todo lo que tenía la mala fortuna de cruzarse en su camino.
-¿Es todo
lo que puedes hacer Kusanagi? -gritó con burla. Este no respondió
nada, solo susurró algunas palabras que el pelirrojo no logró
oír, cosa que lo enfureció aún más. Con increíble
velocidad se lanzó contra su enemigo logrando, de un salto, tumbarlo
de espaldas, mientras lo sujetaba de los hombros- ¡Pides ayuda como una
niña...en silencio!
-Golpéame... -las palabras detienen por un momento a Yagami.- Vamos...
¡Golpéame!
Una explosión escarlata quita al pelirrojo de encima, reiniciando el combate. Pero esta vez fue Kyo quien comenzó con los ataques. Al igual que su rival, corriendo frontalmente, esperando el bloqueo para dar un gracioso giro sobre su eje y terminar en la espalda de Iori.
-Golpéame Yagami... ¡hazlo!
EL pelirrojo sintió el fuego lamer la piel de su espalda mientras desgarraba la ropa, lanzándolo hacia delante. Tambaleante, Yagami logró mantener el equilibrio y voltear, pero el puño de Kyo lo recibió con un gancho en su mejilla derecha que lo llevó directamente al suelo. Durante algunos instantes, Iori se mantuvo en aquella posición, maldiciendo al moreno, pero pensando también en su extraña petición. Lo estaba golpeando más fuerte de lo acostumbrado, y mostraba un brío que hacía tiempo el pelirrojo no veía.
-Bien Kyo, aquí voy... -murmuró poniéndose de pie. Lentamente se puso en posición una vez más y miró a Kyo a los ojos, como solía hacerlo para disfrutar en silencio de aquellas perlas avellanas que... que no lo miraban... sino que se perdían en algún punto de la nada... Yagami notó entonces una extraña agitación en su rival. Más cansancio del que debería, respiración agitada y acelerada... completamente irregular. Las manos le temblaban y de no ser la explosión de fuego que Kusanagi lanzó a todas partes sin sentido, Iori hubiera podido jurar que vio miedo en su expresión- ¡Qué mierda haces!
El fuego púrpura reptó velozmente hacia Kyo, que pareció notarlo al último momento, como si lo hubiera estado buscando con la mirada sin poder verlo. Torpemente lo esquivó cayendo hacia un lado, arrodillado.
-¿Qué...? -Kusanagi miró hacia todos lados, como perdido. Yagami no entendía su actitud.- ¿Porqué estoy aquí?... -se levantó tembloroso y dio erráticos pasos hacia atrás, como si se alejara de alguien-... Basta... Por favor... basta....
Las manos del moreno se colocaron sobre su cara, cubriendo el llanto que nacía de aquellos oscuros ojos. Iori observaba sin moverse. No entendía absolutamente nada, pero algo le decía que no eran bromas ni nada parecido... Intentando explicar la opresión en su pecho, se perdió algunos momentos en sus pensamientos, hasta que un débil y suplicante llamado lo devolvió a la realidad.
-...Yagami... -Kyo se mantenía sentado en el suelo, abrazándose a si mismo, apoyado en un árbol que había cerca- Yagami... ¿dónde estás? -su cuerpo se convulsionaba por las lágrimas. Parecía un niño pequeño, solo y perdido- ¡Yagami!...
Antes que pudiera pensar con claridad sus movimientos, Iori notó que estaba abrazando al chico, estrechándolo contra su pecho.
-Aquí estoy
Kyo...
-Iori...¿dónde estás?... -el pelirrojo notó que
era tal el miedo del chico que ni siquiera notaba que él estaba ahí
o lo que los rodeaba. Miró directamente a sus ojos, pero estos parecían
tener una nube encima - Iori...
-¡Kyo!, ¡Kyo!
Una mueca de dolor pintó esa hermosa cara. Los ojos se aclararon y Kusanagi observó, cansado y a punto de desmayarse, el rostro preocupado de su rival.
-Estás.... aquí... Iori.... -una suave sonrisa de tranquilidad y luego la sombra de la inconciencia.
* * *
-¡Yo soy el médico a cargo!, ¡no acepto que otros vayan a ver o a medicar a mis pacientes sin mi autorización!
Kojiro golpeó la mesa del director de NESTS con fuerza.
-¡¿Cómo
dejaste que esto pasara Mike?! ¡el chico está muy inestable!, no
puedes llevarle a cualquier médico.
-Kojiro... el chico había despertado y tu estabas en colación,
no queríamos...
-¡Pues la próxima vez me interrumpen y punto!... -el médico
se paseó desordenando su pelo rojo con sus manos- Por Dios Mike... ¿viste
las reacciones de Omi?, ¿viste como está ahora?... ¡le inyectaron
un sedante que mataría un caballo!..Ahora está asustado, drogado,
con la mente completamente nublada. Ya no distingue lo que es de aquí
o de allá. Y todo eso es culpa tuya y de ese medicucho.
-Pues ya está hecho. Ahora debemos esperar a que se le pasen los efectos
de los calmantes.
Tezuka caminó furioso hacia la puerta.
-Kojiro -este se
detiene pero no voltea- Los padres esperan tu informe.
-Ni siquiera les has dicho que casi mataste a su hijo.... -gruñó-
Yo no les voy a decir nada, pero si piden explicaciones... no seré yo
quien tenga que darlas.
****
Algo se movía junto a su cuerpo, provocando un suave roce. Yagami abrió los ojos lentamente, asimilando las luces del amanecer que entraban por la ventana ubicada por el lado derecho de la habitación, contraria a la puerta. Se levantó rápidamente, notando que sumido en sus pensamientos la noche anterior se había acostado junto a Kyo, abrazándolo, despertando en la misma posición. En silencio se dirigió a la puerta, cuando sintió un suave sonido, como un quejido. Volteó a ver, y notó que Kusanagi se tapaba los ojos con las manos, debido a la fuerte luz del sol. Yagami caminó hacia las cortinas y las cerró, dejando la habitación en una semi-penumbra a la que ambos se acostumbraron rápidamente....
-Estás despierto
-dijo el pelirrojo sin saber bien porqué-
-¿Yagami?... -pero movió la cabeza con frenesí, tapándose
la cara con las manos-
-¿Qué tienes?
En un afán protector que no se conocía, tomó los hombros del moreno con fuerza zamarreándolo levemente.
-Kyo...Kyo... -él
abrió los ojos y lo miró largamente, sin pestañear-
-¿Eres... eres tú Yagami?... -una suave caricia sorprendió
a Iori. Kyo tanteaba sus ojos y su pecho, intentando comprobar que estaba despierto...
Después sonrió- Eres tú.... ya no sueño.. en serio
eres tú...
Las ganas de abrazarlo y tranquilizarlo eran casi irresistibles para Yagami. Casi no podía aguantar las ganas de acariciarlo, de seguir disfrutando de aquella suave piel que se mantenía bajo sus manos. Pero no podía.
-Vamos Kusanagi...
Pasando sus brazos tras su espalda y piernas, tomo a Kyo y lo llevó fuera de su departamento, rumbo a su auto.
-Te llevaré a tu casa...
* * *
Continuará
* * *
KOF
pertenece a SNK
"Realidad" es propiedad de Ryo
Publicado en IorixKyo Archive
Febrero, 2003