Fanfic por Raziel

IKKIICHIYÛ

PRIMERA PARTE:
Como Romeo y Julieta

Capítulo XXXV: Haruka Kanata

Nota: Bien, debido a que Yagami se fue de viaje a América, y que yo necesito practicar el poco inglés que sé, los diálogos serán en su mayoría en inglés, con respecto al hábitat de Iori. En Japón todo será igual (dicese diálogos en japañol básico). Y como el inglés es un idioma con el que estamos más familiarizados, no pondré traducción. Y les ruego que, si encuentran fallas (que eso es 1000% seguro) me las hagan saber. Recuerden que estoy abierto a todo tipo de comentarios y más si estos ayudan a mejorar mis escritos. Gracias.

ATTE: Raziel Soul.

Lunes 20 de abril de 1992

Ha pasado ya una semana desde la pelea de Kyo e Iori, y el primero no deja de preocuparse. El pelirrojo no ha vuelto a clases desde entonces, y si, aunque lo amenazó con irse, Kusanagi simplemente no le creyó; además ¿Cómo sería posible que Iori creyera todo lo que había dicho?, ese día estaba molesto y no pensó en sus palabras, deseaba disculparse y que todo volviese a la normalidad. Pero lo que acabó con todas sus ilusiones fue que, ese día en clase de inglés, cuando Hiragi-sama pasaba asistencia no pronunció el nombre del pelirrojo…

– Sumanai kyoju, demo… – exclamó el moreno cuando el profesor terminó – olvido mencionar a Yagami-san

– Oh – dijo Hiragi-san con un gesto de pesadumbre – ¿es que acaso no lo sabe Kyo-san? – dicho comentario extrañó al jovencito – Iori-san ha dejado el colegio desde hace una semana

¡¿Nani?! (¿qué?) – se levantó de su asiento – demo, ¿naze?… ¿hate, doko itta ka nô? (pero ¿porqué?, ¿a donde se ha ido? – todo el salón lo miraba con estupefacción

– Esa información solo le pertenece al director y… – antes de que el profesor diga más, Kyo sale del aula a toda prisa, su desesperación es tal que empieza a correr por los pasillos, y entra hasta la oficina del director, pese a que la secretaria le dijo que estaba ocupado

– Ozubarudokatsumi-sama – Kusanagi llega jadeante al despacho. Zyunko-san lo ve, pero ni siquiera muestra señas de sorpresa, tal pareciera que lo estaba esperando – ¿es cierto? – pregunta al recuperar el aliento

– Dôshita no Kyo-san – el tono sereno de aquel hombre le hace sentir cierta rabia

– Por favor, dígame que es mentira que Iori se fue – el moreno no cuidaba nada de lo que estaba diciendo, su corazón era el que hablaba en esos momentos

– Iie, Kyo-san. Uso de ha arimasen, Yagami-san a dejado nuestra institución y…

– ¿Hate, doko itta ka nô? (¿A donde fue?) – Interrumpe – dígamelo por favor

– ¿Para qué desea saberlo? – de pronto un gesto de molestia invadió aquel rostro siempre sonriente – además de que serviría… él ni siquiera está en Japón

Eso era todo, sintió que sus pies habían abandonado suelo firme, pero no parecía elevarse, al contrario, rápidamente se hundía en un pozo de incertidumbre y culpabilidad, tan profundo que no se notaba siquiera un pequeño alo de luz que le indicase que aún tenía esperanza de salir de aquel sitio. Cual muñeca de trapo comenzó a mover sus pies hacia la salida de aquella oficina que de repente le pareció enorme e imponente.

– Kyo-san – la voz del director lo detuvo justo cuando tomaba la perilla para abrir la puerta – la única persona que puede acabar con un amor verdadero, es uno de los que se aman

Las pupilas del moreno se dilataron, salió de aquel lugar sin articular palabra, caminó por toda la escuela, que en cada rincón le gritaba el nombre de Iori. Su vida entera se había esfumado, más algo llegó a su mente. Alguna vez Yagami le dijo que el director era amigo de su padre… ¿y si tal vez Zyunko-sama le mintió?. Si, eso debió ser, seguramente el pelirrojo le pidió ese favor, lo mejor sería ir a su casa y hablar con el personalmente. El pretexto, con decir que iba a poner fecha al primer combate bastaba. Nuevamente entró al salón sin permiso, tomó sus cosas y se fue, así de simple, ante la mirada atónita de todos los presentes y sin prestar atención a la chillona voz de Yuki que le preguntaba a donde iba.

Llega a la reja del colegio, lógicamente está cerrada, pero como buen adolescente, conoce mil y un formas de salir sin necesidad de puertas, claro está que no contaba con los sendos gorilas que le puso su padre para que lo cuidasen después de aquel numerito en su antigua mansión. Ogawa y Sakamoto pillaron a Kyo mientras este se saltaba la barda

– Hanase – el moreno forcejea, pero es en vano. Ambos mastodontes son realmente fuertes, y sus entrenamientos no los ha tomado muy enserio; pero no se dará por vencido y se le ocurre algo. Toma su mochila y al vuelo la estampa contra las partes nobles de Ogawa, pisándole inmediatamente después un pie a Sakamoto. Todo es tan inesperado que los dos guardaespaldas se desconcentran por unos momentos, los que usa Kusanagi para escapar. De pronto al doblar la esquina tropieza con alguien, y cae al suelo sobre su trasero

– ¿Daijôbu? – pregunta el tipo con el que chocó. Kyo alza el rostro

– Furuyahitomi-san – ambos se miran por unos segundos

– Busca por allá – al oír las voces el muchacho recuerda que está huyendo

– Tasukete kure – dice suplicante. Kamiko notó en su rostro un gesto que le recordó mucho a su antiguo amo

– Disculpe – una voz frente a él, baja el diario que estaba leyendo y encuentra a un sujeto bastante alto y fornido – ¿de casualidad no ha visto pasar por aquí a un muchacho moreno?

– ¿Lleva puesto el uniforme de un colegio?… Hitsuji, creo, y tiene cabello castaño

– Hai

– Si, corrió directo por la avenida principal y subió en la segunda cuadra a la derecha

– Domo arigato. ¡Sakamoto! – grita Ogawa, su compañero lo alcanza y ambos parten hacia aquel sitio. Esperanzados en encontrar al fastidioso mocoso a su cargo

– Arigato gozaimasu – Kyo asoma la cabeza por el vidrio del Ferrari azul, del cual Furuyahitomi es chofer

– Iie, no fue nada – sonríe – pero dígame, ¿cómo está el joven Iori? – aquellas palabras son como una puñalada para el moreno. Sus ojos se tornan llenos de culpa – ¿dôshita no? – elcomportamiento del chico lo deja confundido

– Tal parece que los Yagami se mudaron a América – dice tristemente – pero – alza el rostro – yo no lo creo. Por eso ahora iba a la casa de Iori, él… él no puede irse

– Suba al auto, lo llevaré hasta la mansión

Kamiko también deseaba saber la verdad con respecto a sus antiguos amos, subió ha hablar con su nuevo jefe y este le dio permiso. En el trayecto Kusanagi le preguntó el porqué ya no seguía con los Yagami; el chofer le dijo que había renunciado por motivos personales, y que gracias a las cartas de recomendación dadas por Yume-sama, había encontrado trabajo rápidamente. Kyo trató de indagar acerca de aquella extraña familia, extraña en cuanto a los cánones de lo que el consideraba como algo normal, pues solo sabía de ellos lo poco que su padre e Iori le habían contado; no obstante el hombre no le dijo gran cosa, pues aunque ya no estaba mas bajo sus servicios seguía siéndoles leal y de su boca no saldría nada

– Llegamos – dijo Kamiko, pues la distancia entre la escuela, y el lugar donde se encontraron con respecto a la casa era demasiado corto, el moreno no tuvo siquiera que tocar a la puerta, cuando Tsutami-san reconoce a su antiguo compañero llega a donde ellos y los saluda con cortesía y alegría – – Ohayô Uma-san – se inclina – ¿podrías decirle a Yagami-sama que me gustaría hablar con él?

–Lo siento Kamiko-san, pero todos los señores han salido de viaje a América – la confirmación aumento la culpa en el moreno – y al parecer se quedarán allí un largo tiempo

Ambos hombres intercambiaron un par más de palabras y luego se despidieron, Kusanagi agradeció la ayuda y se marchó de ahí pese a la insistencia de Furuyahitomi por llevarlo a casa; rechazó la propuesta y se dedicó a caminar sin rumbo, a cada paso recordaba algún evento diferente que vivió con el pelirrojo. De pronto comenzó a llover, aquello le trajo recuerdos sobre el día en que se hicieron hermanos debajo de aquel árbol, recordó la inmensa felicidad que sintió cuando Yagami aceptó la propuesta, recordó también aquel día en que por culpa de una lluvia parecida no pudieron salir a dar una vuelta y se quedaron en casa, recostados en la cama miraban por la ventana el caer de la lluvia sobre las hojas de los árboles, y el modo en que el viento movía sus ramas. Y ahora todo eso estaba perdido, por su cobardía, por su carácter de niño mimado que relegaba la culpa de sus actos a los demás, que no había podido soportar un golpe por aquel que soportó muchos por él.

Eran casi las nueve de la noche cuando llegó a su casa, pisó el guenkan, sus ropas escurrían como si las acabase de sacar de la lavadora, una fuerte bofetada es el recibimiento en aquel lugar. Su padre lo estaba esperando desde hace varias horas en cuanto le telefonearon de la escuela para avisarle que su hijo escapó. Al preguntarle donde estuvo toda la tarde, Kyo se limitó a mirarlo inexpresivamente

– ¿Estuviste nuevamente con ese imbécil? – Saisyu lo zarandeaba y con sus manos apretaba fuertemente los hombros de su vástago

– Iie – respondió el moreno con voz apenas perceptible y miró a un lado. Otra cachetada

– ¿Acaso me crees idiota? Esta es la ultima vez que me desobedeces, jamás lo volverás a…

– ¡Él se fue de la ciudad! – los ojos de Kyo se humedecieron. Su padre se paralizó al ver ese rostro desesperado y llenó de remordimientos– ¡y fue por mi culpa!

– ¡No digas estupideces! – Kusanagi-sama estaba por pegarle nuevamente. La actitud de su hijo le enfadaba, como era posible que se comportara así por otro hombre

– No vuelvas a ponerle una mano encima – el hombre de ojos miel detuvo el golpe, su esposa estaba frente a él. Lo miraba con molestia. – eres el menos indicado para juzgarlo – Saisyu no dijo más, dio media vuelta y se fue a encerrar a su estudio, no sin antes azotar la puerta. Shizu, por su parte, rodeó entre sus brazos a su hijo, el cual se soltó a llorar amargamente.

Ella lo llevó a su alcoba, estuvo a su lado todo el tiempo, se fue a su habitación solo hasta que lo dejó más tranquilo y dormido en su cama; se le rompía el alma con sólo ver así a su hijo.

******

Al día siguiente Kyo no fue al colegio, como Asahi-san lo temía su hijo cayó en una profunda depresión. No comía, no tomaba líquidos, tan solo se levantaba de su cama para lo estrictamente necesario, fuera de ello no hacia más, y la actitud de su esposo no ayudaba en nada, pues si llegaba a pasar por la alcoba de Kyo las pocas palabras que le dirigía estaban llenas de enojo, regaños y reproches. La semana terminó y el moreno seguía igual, la impotencia de Shizu le hacia perder el control y todo el día estaba con los nervios de punta, daba vueltas a su cabeza para encontrar algún remedio a esa situación.

Sin embargo no aguantó mas y explotó, fue precisamente cuando, al querer darle el desayuno a su hijo, el muchacho simplemente le contestó que sólo deseaba morir; aquello le colmó la paciencia

– ¡Toma entonces! – un cuchillo queda sobre las cobijas, justo frente a Kusanagi, este alza el rostro. Sus ojerosos ojos miran a su madre de forma incrédula – anda ya, ¿Qué esperas?, ¡o eres tan cobarde que ni siquiera te atreves a cumplir lo que dices!; pues si tu no atreves yo si – toma el cuchillo – por que ya me cansé, me cansé de que todo el día estés en está cama como un vegetal, queriendo dar lastima a todo el mundo. ¿Qué quieres lograr?, ¿que todos nos compadezcamos de ti? – Kyo está sin habla – pero sabes que, yo no te compadezco, todo lo contrario, creo que eres patético – bajó el rostro – Me has decepcionado hijo – Shizu iba a retirarse cuando la voz del moreno la detuvo

– Lo que pasa es que no entiendes por lo que estoy pasando – voltea – por mi culpa es se fue – comienza a alterarse – ¡Todo esto es culpa mía! – la almohada sale volando rompiendo los vidrios de la ventana

– Pues lo que haces no lo traerá de regreso – exclama Shizu seriamente – y fue precisamente tu actitud infantil lo que hizo que se marchara – Kyo voltea, mira con enfado a su madre, mas ella no se inmuta – la verdad es dolorosa, ¿cierto? – molesto,el moreno aparta la mirada de su madre y la posa a un lado – si en verdad lo amas deberías de dejar de comportarte como un niño, aceptar tus errores y salir adelante. No por ti, por él – Kusanagi no comprendía el modo de hablar de Shizu, hablaba de ese tema como si le pareciera normal que fuese otro hombre al que amara su hijo – demuéstrale tu amor luchando hasta el final – lo abraza – deja de recibir únicamente y por primera vez da algo – se separa, recoge la charola de la mesita de centro y camina hacia la puerta

– Okâ-san – mira de reojo a su “pequeño” – arigato – dice el moreno, las lagrimas rodaban por sus mejillas

– Para eso son las mamás – un guiño – además piensa que, si Iori-san te ama, es seguro que regresará – una enorme gota por parte de Kusanagi y ella sale campante

– ¿Na…ni? – dice al tiempo que toda su piel se eriza del susto

¿Cómo es que lo supo?, se preguntó el resto del día, no tenía ni la más remota idea el como ella se enteró, y el porqué hablaba de ello como si nada; pero de algo si estaba seguro, haría caso a los consejos de su mamá y lucharía por Yagami. No se dejaría vencer y esperaría su regreso. Aunque no olvido la amenaza del pelirrojo, era indudable que cuando se volviesen a ver Iori no lo recibiría con bombos y platillos, lo más probable es que le lanzara una ráfaga de fuego desde veinte metros antes. Por tales motivos decidió retomar sus entrenamientos. Cuando Shizu lo vio bajar la escalera sintió un gran peso marcharse de su corazón, y a pesar de todo lo que dijera su esposo, ella seguiría apoyando a su “bebé”tanto física como emocionalmente.

Pero mientras Yagami regresaba al moreno no le quedó más remedio que soportar a Kushinada como su “novia oficial”, que no sólo estaba prometida, sino comprometida y dada; afortunadamente sus horarios de entrenamientos eran bastante extensos, lo que le ayudaba tanto a no pasar muchas horas con Yuki, como a sobre llevar aquella espera que día a día carcomía su alma.

******

Mientras tanto en Norte América un jovencito asiste a su primer día de clases en la Andrew Jackson High School en la ciudad de Jacksonville

– Hey guys look that, another Chinese arrive to school – un chico rubio señala con el dedo al pelirrojo que está cruzando cerca de los jardines – ¡Jackie-chan! – grita a uno de sus subordinados que se encuentra estudiando alejado un poco de ellos – go to ask his name… NOW

El enclenque muchacho llega con Yagami quien lo ve de arriba abajo con aires de superioridad, pero cambia la expresión del rostro cuando aquel sujeto comienza a hacerle preguntas en chino

– ¿Nani? – dice Iori abriendo los ojos con sorpresa

– ¡C.J.! – comienza a gritarle a sus “amigos” – he isn’t chinese, is japanese – los demás se acercan – Ohayô gozaimasu, watashi no namae wa Shi-ge Tian, hajimemashite – se inclina e Iori hace lo mismo – can you speak english? – pregunta inmediatamente después

– Yes, my name is Yagami Iori, nice to meet you. Where are… – el pelirrojo estaba a punto de preguntarle a Tian cómo es que sabía japonés pero los cuatro sujetos de hace unos momentos llegaron a interrumpirlo

– So, you’re japanese right? – pregunta C.J. paseando su vista por todo Iori, el cual asiente sin apartar su mirada de aquel sujeto – you’re new and need to know something, you have to pay us for your own protection

– What mean? – la ironía en la voz de Iori enfada al rubio

– You pay, we don’t hurt you – al decir esto los otros tres rodean a Yagami

– O.k. – dice y hace un movimiento como si fuese a sacar su billetera, los tipos están más que felices y miran con ambición la escena – ¡take your money! – un puñetazo en el estómago de C.J. que le saca el aire y lo tira al piso, unos cuantos golpes más son suficiente para que los otros lo dejen de molestar y se alejen corriendo; bueno, todos a excepción de

– Anata wa totemo… waaaaaaa, very stronger. –La voz de Shi-ge era de admiración – but… why don’t you hit me?

– You’re not like they, I just knew it when I saw you – ambos entraron al colegio

Tian le explicó varias cosas sobre la escuela, desde la ubicación de todas las instalaciones hasta los diferentes tipos de grupos en los que se dividían los estudiantes a la hora del almuerzo; también le contó que había vivido en cuatro lugares diferentes aparte de china, por lo que sabía cinco idiomas: japonés, alemán, inglés, chino y español, que tenía casi cuatro años de vivir ahí, y que los tipos de la banda le decían Jackie-chan, por su supuesto parecido con el actor, pero principalmente por ser chino. Las clases de Yagami comenzaron y para suerte suya todas las tomaba con Shi-ge, a la hora del almuerzo ambos salieron, no fueron a la cafetería debido a que llevaban su propia comida, el pelirrojo estaba a punto de sentarse en una de las mesas que alcanzaban sombra, pues el sol era muy intenso, y no solo calentaba sino quemaba, pero su acompañante lo detuvo

– If you wanna have a nice lunch, don’t sit next the cheers leaders – con su dedo señala a un grupo de porristas que practicaban en el campo de futbol muy cerca del equipo oficial de la escuela – they are so cruel with the other people than aren’t like they – suspiro – and this is their table… just, just keep your distance, don’t disturb to the “holy back girls” and the futbol players leave you alone, so… itadakimasu

Ambos comienzan a comer, Yagami se percató de que el chico lo había seguido después de liberarlo de aquellos sujetos, pues sabía que a su lado estaría seguro, ya que esos tipos jamás le volvieron a poner una mano encima, tal parecía que habían aprendido su lección. Al pelirrojo le agradó aquel muchacho, tenía el cabello negro con un corte demasiado normal, nada extravagante, no parecía ser alguien que sobresaliese en los deportes ni en el estudio, aunque era bastante inteligente; tal parecía que prefería ser “invisible” hacia los demás. Actitud que decidió tomar Iori, por alguna extraña razón no deseaba que nadie le prestara mucha atención, seguiría estudiando como siempre, pero haría lo posible por ser “uno mas” de todos los estudiantes…

– And, have you decided which club you go to enter? – pregunta Tian, las clases han terminado por ese día y quedan en acompañarse uno al otro a la hora de salida

– Club… what kind of club?

– You know: music, Basque ball, volleyball, dance, poetry…

– Well, I can play piano… maybe would enter to the music club – ambos caminaban por una de las calles de la ciudad, el lugar era tranquilo pese a ser una de las principales del estado

– Cool, I’m a member of that club, I play guitar… well, I’m learning now, but I hope be a great guitarist in a future

– You will, just don’t let it go – Iori se despide de su amigo que aborda un autobús hacia su hogar – see ya

Afortunadamente a él le ha tocado vivir cerca de los colegios a los que asiste, por lo que llegar a casa no le fue tan difícil, y lo mejor es que su padre a acondicionado ese sitio para que sea lo más cercano al ambiente al que están acostumbrados, por lo cual su casa (que abarca un gran perímetro) cuenta con un guenkan, un pequeño dojo, gimnasio, cancha de básquet, piscina y todavía una extensa área verde donde correteaban alegres tres akita (raza de perro guardián japonés): araiguma, kumagoro, y biiru (este último fue nombrado por Yukari), un doberman llamado black killer, un bóxer de nombre tsuyoi, big boss que es un rottweiler, hoshi y onigiri, un pastor alemán y un dálmata respectivamente.

En cuanto al interior de la casa este era bastante cómodo, parecía como una casa de campo, no tan grande como la mansión en Osaka o Tokyo pero por lo mismo era más acogedora, y misteriosamente en ese lugar abundaban mucho las mascotas: Yami y Kuroi, que eran dos gatos, el primero un Azul ruso y el segundo un abisinio de colores oscuros, además de una gran variedad de peces, criaturas marinas y uno que otro tiburón en miniatura (no por nada era una ciudad portuaria). Iori por su parte adoraba a Yami, y le fascinaron todos los perros, recordó cuantas veces les había pedido a sus padres uno cuando era pequeño, pero Yume-san jamás dejó que Megami-san se lo comprara.

– ¿Cómo te fue en tu primer día? – Yume entra a la habitación, donde el pelirrojo estaba desempacando

– Excelente, golpee a cuatro sujetos en la entrada, un día provechoso – dijo con fastidioso sarcasmo – además he decidido ingresar el club de música

– ¡El club de música! – grita su padre – cuantas veces te tengo que decir que eso es para niñas. Piano, pinturas… solo falta que me salgas con que quieres aprender ballet

– ¿Y si así fuera? – Contesta Yagami irguiéndose ante su padre – además, el piano y la pintura son lo único que me queda de mamá – ante esos argumentos Yagami-sama no pudo objetar nada y salio enfadado del cuarto, Iori continuó con sus ocupaciones

Aproximadamente a las ocho de a noche llegó su padre a casa. A los pocos minutos la figura de Yume-sama irrumpió en la habitación

– Toma – dijo aventándole un gran paquete en la cama

– ¿Kore wa nan deska? (¿Qué es esto?) – pregunta al tomarlo

– Just open it – una gota por parte del pelirrojo mientras su padre se va del cuarto

– ¿Que ya nadie puede hablar normal en esta casa? – se pregunta así mismo al tiempo que desenvuelve el obsequio.

Sus pupilas se dilatan y queda sin aliento, en sus manos sostiene un bajo Fender Stratocaster color negro y rojo, de ocho cuerdas, con un costo aproximado de quince mil dólares, la baba quería escurrir de su boca, admiraba cada centímetro de ese hermoso instrumento, cuyo duro estuche negro, queda relegado a segundo plano encima del blanco cubre cama

– Ya te dije – voltea, su padre esta recargado bajo el quicio de la puerta – el piano es para niñas. Mejor practica con eso – una mueca parecida a una sonrisa se dibuja en su rostro y se va de aquel lugar.

El pelirrojo aun no se la cree – arigato… otô-san – musita quedamente como si supiera que no necesita gritarlo, pues su padre vio aquel inmenso brillo de agradecimiento en sus celestes ojos, y sonrió para si con paternal regocijo.

Continuará...

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Julio, 2006

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