Fanfic por Raziel
IKKIICHIYÛ
PRIMERA PARTE:
Como Romeo y Julieta
Capítulo XXXI: Kesenai Tsumi
Flash back
1971 en algún lugar de Tokyo…
Un grupo de jóvenes de entre 20 y 25 años caminaba por una de las calles en el centro de la ciudad, reían, se gastaban bromas pesadas unos a otros y molestaban a cuanta gente pasara por allí...
–Hey, ¡mira nada más que tenemos aquí! – decía el más alto de todos al ver a un par de chiquillos de 15 años – Saisyu, ¿no es el hijo de los Yagami?
De entre ellos sale un muchacho moreno, de cabello castaño claro y cuyos ojos color miel miraban de arriba abajo al enclenque niño que junto con su amigo, un muchachito un tanto regordete, salía de una tienda de golosinas.
–Es verdad, es la niñita Yagami – todos rieron –hola princesa, saliendo otra vez con tu GRAN novio – al decir gran hizo un gesto recalcando la corpulencia del muchacho
– Vámonos Yume – dice este último a su amigo puesto que ya estaba comenzando a enojarse, ambos dan media vuelta
–Adiós niñitas – Saisyu seguía molestándolos
– ¿Quién es la niñita aquí? – dijo Yume ante la mirada atónita de su amigo y los otros sujetos – yo solo tengo quince años, no tengo edad ni razones para casarme – lo miró de arriba abajo – con tus 25 años y siendo casi el último jefe de tu clan, aún sigues soltero… – susurró algo al oído de su compañero y prosiguió – de tu y yo es más que obvio quien es el homosexual
Al terminar de decir esto alió corriendo, alcanzando rápidamente al otro joven que gracias a la advertencia de su amigo había salido corriendo antes del zafarrancho. Corrían a todo lo que daban sus piernas, pero los otros casi les pisaban los talones; hasta que se metieron de repente en un callejón perdiendo a los gorilas súper desarrollados ya que estos últimos se pasaron derecho.
Quince minutos después…
– Creo que ya no hay peligro – dice Yume atisbando un poco por detrás del basurero en el que se habían resguardado
– ¡Bakayarou! (Tonto) – reclamó el otro al tiempo que se levantaba y sacudía molesto sus ropas
– Vamos Zyunko-kun, no pasó nada – con sonrisa alegre hablaba el chico de ojos azules
–Ya que – suspiro por parte de Zyunko
Caminaron hasta la salida del callejón donde se despidieron y cada uno tomó un rumbo diferente hacia su hogar; Yagami caminaba feliz, sin sospechar lo que le esperaba al doblar la esquina…
–Hola otra vez – con miedo Yume miraba la sonrisa en el rostro de Kusanagi. Trató de huir pero un golpe en la nuca oscureció su razón
– Hm – Yagami despertaba con dificultad – hm… mi cabeza – las punzadas en su nuca lo hicieron tratar de tocar su cabeza, mas sus manos estaban imposibilitadas. Lo cual le hizo reaccionar rápidamente y abrir los ojos de igual forma encontrándose atado a una cama.
– Al fin despiertas – la voz de Saisyu lo sobresaltó aún más y sintió pavor al ver que aquel sujeto estaba borracho y se acercaba a él, trató de soltarse – vaya, vaya, al parecer tu padre no te ha entrenado lo suficiente verdad, eres demasiado débil como para romper esas cuerdas
– Hamashite (suéltame) – suplicó el pequeño
– No hasta que me divierta un poco contigo y pagues por tus comentarios de hoy… nenita
– ¡Hamashite… dozô! – sus ojos llorosos miraban temerosos a su opresor
– Urusse – dijo Saisyu mientras abría con una navaja el suéter y la camisa de Yagami – que piel tan suave – su mano recorría el pecho de Yume y con la punta de sus dedos apretó uno de los pezones, lo cual ocasionó que gimiera de dolor; después acercó el rostro, inhaló profundo aquel olor virginal que despedía su víctima, con la lengua humedeció el vientre
Nuevamente el chico de ojos azules suplicó a Kusanagi que lo liberara, pero lo único que consiguió fue una fuerte bofetada que le rompió el labio inferior, no sirvió de nada el que tratara de safarse de esas amarras, los nudos estaban bien hechos y cada vez se debilitaba más; mientras que Saisyu seguía con su labor, masturbaba al chiquillo con la mínima delicadeza mientras sus dedos urgían ansiosos entrar a ese cuerpo virgen, se restregaban dentro suyo tan dolorosos y placenteros a la vez, que Yume sintió asco de si mismo.Su cuerpo reaccionaba a tales estímulos sin que él pudiese hacer nada por evitarlo…
– ¡KYAAAAAAAAA! – el grito de dolor de Yagami provocó que Saisyu lo golpease en el rostro con el puño cerrado
– ¡Cállate estúpido! – dijo al tiempo que comenzaba a poseer al muchacho que debido al dolor, el miedo y la angustia simplemente se desvaneció.
Bloqueó su cerebro y se volvió como un juguete para el que sin consideración entraba y salía de su cuerpo; su mirada perdida en aquella inmunda habitación de hotel barato, cuyas paredes estaban, casi en su totalidad, llenas de garabatos inteligibles, el insistente rechinido de la cama a cada embestida de que era objeto lo estaba volviendo loco. Los gemidos escapaban de su boca tan involuntariamente como las lagrimas de sus ojos. No supo cuanto tiempo ni cuantas veces fue abusado por Saisyu. Regresó en si gracias a un gran chorro de agua helada en su cuerpo seguido de una bofetada.
– Despierta imbécil – le gritó Kusanagi que estaba tomando otra cerveza – eres un inútil – su aliento alcohólico le provocó nauseas a Yagami – ni siquiera como zorra sirves. Lárgate ya – el moreno lo libera de las cuerdas.
El otro joven trata de levantarse mas todo su cuerpo esta lastimado, con esfuerzo logra ponerse en pie, mira de reojo la cama y nota que las sabanas están manchadas de sangre, intenta dar un paso pero siente como si se partiera en dos; se vistelentamente, escucha en el cuarto contiguo que su victimario se está duchando. Estaba pronto a irse cuando deja de escuchar el sonido del agua al caer, comienza a temblar de pies a cabeza y no da importancia a sus heridas, le urge salir de allí, a cada instante siente que Saisyu va a salir del baño y volverá a hacerle lo mismo. Sabe que si no se va rápido le espera algo horrible, pero son en vano sus esfuerzos, antes de poder escapar Kusanagi termina de bañarse, sale y llega junto a él; cierra la puerta de un manotazo
– Una sola palabra de esto – aprieta el cuello de Yume – y te juro que tu y tu amigo el regordete experimentaran lo mismo y no sólo seré yo el que se los haga… ahora lárgate – abre la puerta y avienta al chiquillo fuera del cuarto.
******
Zyunko sale de su habitación y va a la cocina donde su mamá esta preparando el desayuno
– Ohayô Okâ-san – dice y se acerca a ella para darle un beso. Ambos viven solos en un edificio de los suburbios de Tokyo.
Su hogar no es nada más que un pequeño departamento con tres cuartos y un medio baño, por las tardes deben ir a ducharse a los baños públicos, el padre abandonó a la muchacha cuando se enteró que estaba embarazada y desde ese día Nahoko es padre y madre para él. Con gran esfuerzo la joven madre a podido costear los estudios de su hijo en una de las mejores escuelas del lugar: la preparatoria Usagi; fue allí donde Ozubarudokatsumi conoció a su ahora mejor amigo Yagami Yume, por el cual se encuentra sumamente preocupado y además tuvo que mentirle a Yagami-sama. Yume no llegó a la mansión en toda la noche, por lo que Kômori-san telefoneó a casa de Zyunko preguntándole si su hijo estaba allí; el chiquillo se quedó un momento meditando su respuesta: por un lado si decía que si y si su amigo estaba en peligro nadie iría a buscarlo, por el otro si decía que no Yagami-sama se enfurecería tanto que sería capaz de mandarlo al hospital de la reprimenda que le daría. Poniendo ambas cosas en una balanza decidió que lo más factible sería decir que estaba con él, pero que en eso momentos no podía contestar el teléfono debido a que se encontraba en el baño.
Por su mente pasaban una serie de supuestos en cuanto a lo sucedido con su amigo, estaba desayunando cuando sonó el teléfono, contesta lo más rápido que puede, se alegra al saber que Yume se encuentra vivo, pero algo en el tono de su voz desvanece aquella alegría momentánea…
– Zyunko… kun…
– Yume-chan. Da-daijôbu ka – pregunta con urgencia
– Ta-Tasukete… kure – la voz de Yagami es casi imperceptible
Zyunko a penas logra escuchar cuando le dice en donde está. Sale de su casa sin siquiera darle una explicación a su mamá que lo sigue hasta la salida gritándole que olvida la mochila; lo que ella no sabe es que su hijo no va corriendo porque sea tarde para el colegio, sino porque va al encuentro de su mejor amigo que lo espera a tres cuadras de su casa. Al llegar al punto de encuentro no ubica a su compañero, baja la cabeza y se da cuenta que en el piso hay unas cuantas gotas de sangre, el rastro lo guía a un triste descubrimiento.
–¡YUME-KUN! – grita al ver un bulto tirado en el hediondo callejón, se acerca y nota con horror que su amigo está manchado de sangre, piensa lo peor, pero afortunadamente aún respira.
Concuidado mas aprisa lo lleva hacia un hospital, una pequeña clínica es lo más cercano que tenían a una institución de servicios médicos.
Tiempo después…
– Oye tu… muchacho – el doctor se acerca a Zyunko y lo mira de forma burlona – de casualidad tu y… y ese chico – su voz tartamudeaba un poco y sus ademanes mostraban que se sentía incómodo con lo que estaba a punto de preguntar. Miró a ambos lados y para evitar comentarios llevó al niño a un sitio apartado de la sala de espera – ¿tu y él son pareja? – dicho comentario sonrojó a Ozu-kun
– ¡CLARO QUE NO!… – exclamó alterado – ¿porqué pregunta eso? – dice al notar que el rostro del médico cambia de ironía a preocupación
– Entonces… – intenta decir las cosas lo mejor posible – debido al estado de tu amigo… y con lo que acabas de decirme – aquellas pausas exasperaban a Zyunko – todo indica que… que tu amigo fue abusado sexualmente – un sentimiento de furia se apoderó del chico regordete, sus puños se ponían blancos debido a la fuerza con que los apretaba – sufrió varios desgarres tanto interna como externamente, tuvimos que darle algunas puntadas para cerrar la herida. No tardará mucho en recuperarse, afortunadamente lo trajiste a tiempo y pudimos detener la hemorragia; en pocos días los moretones de su cuerpo desaparecerán y con los cuidados necesarios los desgarres y heridas sanarán. – el chico asentía a cada comentario del doctor, su rostro agachado no dejaba ver la tristeza e impotencia que sentía en esos momentos – pero – esa palabra no le agradó, levantó el rostro al instante – aunque sus heridas físicas sanen por completo sufrió un daño psicológico muy grande, si no es tratado por un médico especializado inmediatamente, el trauma lo seguirá toda su vida; si es que no hace algo por terminar él mismo con ese dolor ¿Me entiendes?.
Por desgracia el muchacho entendía perfectamente lo que el hombre de blanco le quería decir: Suicidio. Un escalofrío recorrió su piel de tan solo pensar que Yume fuese capaz de hacer algo así; llamó a su mamá al trabajo, Rika-san no tardó en llegar al hospital, entró a visitar al amigo de su hijo. Al pasar a la habitación y verlo en ese estado rompió en llanto. Amaba a aquel muchacho como a Zyunko, puesto que había sido el único que aceptó a Ozu-chan, a pesar de su condición económica jamás lo hizo menos e incluso muchas veces pasaba días en su casa cuando su padre viajaba.
Ese mismo día en la tarde llevaron al chico oji azul al departamento, debido a la insistencia de Zyunko hacia su madre esta telefoneó a la mansión de los Yagami y pidió permiso para que Yume pasara con ellos una semana so pretexto de un trabajo escolar que los chicos debían hacer en pareja; afortunadamente Kômori-sama era un padre por demás indiferente con su vástago, no le importó que el chico se quedase en ese lugar, ni siquiera preguntó si estaba bien, tan solo mencionó que uno de sus sirvientes llevaría unas cuantas prendas para su hijo y algo de dinero para cubrir los gastos, terminando eso cuelga sin mas.
Toda la semana fue por demás dolorosa para Yume, le costó moverse, no consentía estar sentado ni parado, y cuando se acostaba debía siempre estar de lado; Zyunko simplemente le observaba sintiendo en todo su ser una fuerte impotencia. Cierta ocasión Yagami trató de ir al sanitario por cuenta propia, pero al dar el primer paso un terrible dolor invadió su cuerpo, todo a su alrededor dio vueltas, se sintió caer en un remolino de borrosas figuras sin forma. Debido al grito que había lanzado, su amigo Ozu fue al cuarto donde estaba, encontrándolo inconsciente. Aquello colmó su paciencia, simplemente no concebía el ver a su mejor amigo tan mal tanto física como anímicamente. Después de recostarlo tomó su chamarra y salió de casa, la furia invadía sus sentidos impidiéndole pensar con claridad, necesitaba relajarse y alejarse un poco de aquel triste ambiente que se agolpaba en cada rincón del departamento. Aunque hubiese sido preferible haberse quedado allí pues al doblar la esquina se encontró con un indeseable panorama: en la entrada de un autoservicio se encontraban esos zánganos que los molestaron días atrás, y si, Saisyu se encontraba allí. El verlo tan feliz y despreocupado causó en Zyunko un coraje más grande que el que ya traía, sin percatarse del peligro, o aun a sabiendas del mismo, caminó hasta llegar frente a Kusanagi…
– Nani ka – dijeron todos después de ver al chiquillo darle un puñetazo en mitad del rostro al moreno; cobardemente tomaron Ozu-chan imposibilitándolo. Saisyu estaba molesto e iba a golpearlo
– Ikure – gritó Zyunko y sus ojos se cristalizaron – Anda, ¡pégame!, cobarde, únicamente amarrando a los demás es como puedes sentirte superior – el puño se detuvo a pocos centímetros de su rostro – ¿o no fue así como abusaste de mi amigo?. POR TU CULPA ESTÁ SUFRIENDO.
– Deja de decir estupideces – los otros chicos comenzaron a golpear al muchacho
– ¡YAMERO! – la fuerte voz de Kusanagi dejó helados a todos – déjenlo en paz – aunque reclamaron él les ordenó que lo dejasen a solas con el cuiquillo – dime, ¿como está Yagami? – su rostro lucia un tanto preocupado, esa pregunta provocó que Zyunko riera amargamente – ¿nani? – preguntó atrayéndolo de la chamarra
– Eres un bastardo – las lagrimas salían de aquellos ojos marrones. Fue soltado, dio media vuelta y se alejó del lugar dejando al otro parado y con una opresión en el pecho…
– Tadaima (Ya llegué) – dijo Ozu al llegar a casa. Al verlo golpeado y con el labio sangrando su madre se alarmó
– ¿Donde estabas? – preguntó ella, aunque casi estaba segura de lo que había pasado
– Sólo salí a saldar algunas cuentas – él chico volteo a un lado, no podía ver a su mamá a los ojos
Una bofetada resonó en el departamento, Zyunko tenía los ojos abiertos puesto que no se esperaba aquello; de los ojos de su madre escapaban las lágrimas y una mirada de preocupación que nunca antes había visto – ¡estás bien! – exclamó ella al tiempo que lo abrazaba rompiendo en llanto con todas sus fuerzas. Cuando se hubo calmado le explicó acerca de la amenaza de Kusanagi a Yume, en la cual Ozu también iba a estar involucrado. Zyunko pidió disculpas tanto a su mamá como a su amigo, quien gracias a los cuidados de sus dos benefactores día a día fue recuperándose excelentemente bien, y aunque siete días no son muchos sí mejoró bastante. Zyunko le llevaba diariamente los deberes de la escuela y la señora Rika le atendía mejor que su propia madre, que ha decir verdad más parecía su hermana mayor que otra cosa puesto que le molestaba que le llamara mamá.
– Aún me veo muy joven como para que me digas madre frente a los demás – le decía ella con aire aristocrático que rayaba en la altanería.
Día Lunes en el colegio Usagi…
La melodía de salida se escuchaba por todas las instalaciones de la escuela, como una manada de animales salvajes salen todos los estudiantes, los chicos vestían pantalón azul marino y saco azul cielo con el escudo de la institución en el lado izquierdo, un extraño conejo era la insignia de tan popular escuela; mientras que las chicas aunque vestían de igual forma un saco azul cielo sus faldas cortas eran el deleite de sus compañeros y uno que otro maestro pervertido de los que nunca faltan en las escuelas.
– Matta ashita Yume-kun – una hermosa jovencita de cabello largo en color negro que ondeaba al viento y ojos color avellana, de mirada expresiva y labios finos, dedicó al muchacho un tierno gesto y cruzó la reja de entrada
– Ma-matta ashita Shizuka-san – contestó Zyunko embobado con aquella hermosa aparición
– Matta ne Asahi-chan – Yume simplemente contestó el saludo por educación y ella queda satisfecha
– Gomenasai – dice presurosamente Shizu al tropezar sin querer con una persona, todo por ir volteando sin cuidado
– Descuida – una voz fuerte y seductora recorre su cuerpo
Cuando alza el rostro se encuentra con un hombre sumamente apuesto, por nervios solo atina a hacer una reverencia y alejarse de allí lo más rápido que le diesen sus piernas; corrió lo más lejos posible, cuando se vio sola se recargó de una pared. Con la mano derecha tocó su corazón, lo sintió latir aceleradamente al tiempo que la imagen de aquel sujeto regresaba a sus pensamientos y la llenaba de felicidad.
Sin embargo en la escuela alguien no se sentía para nada feliz al ver ese rostro.
– ¡NANI YATTEN NO YO! – grita Ozu enfurecido – ¡lárgate de aquí maldito Kusanagi!
– Yume… kun – dice el moreno mientras se acerca con paso lento, como si tratase de llamar a un desconfiado gato
– Yamero – Zyunko se interpone entre ambos, siente como su amigo se aferra a él y todo su cuerpo tiembla mientras que las lagrimas no dejan de escapar de sus temerosos ojos, caminan hacia atrás con precaución
– Yume-chan chotto matte – Saisyu apresura el paso quedando muy cerca de ambos muchachos
Tan cerca que las piernas de Yagami flaquean y cae golpeando de lleno en el suelo con las rodillas, su amigo voltea rápidamente, se inclina a ayudarlo. Sus pupilas se dilatan totalmente: de entre las piernas del chico oji azul escapa un líquido cuya procedencia es extraña, hasta que Zyunko comprende cuando nota en el rostro de Yume unas mejillas penosamente sonrojadas, y unos ojos inundados de lágrimas y miedo. Cuando Kusanagi se da cuenta de lo que provocó retrocede, aún no da crédito a lo que ve – go-gomenasai – dice, da media vuelta y se aleja corriendo del lugar.
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Han pasado varias semanas desde aquel horrible y penoso incidente, Yume se ha repuesto por completo físicamente, más su estado anímico aún no está bien, varias noches se ha despertado por el recuerdo de aquella terrible experiencia, el tener presente aquellas caricias y esos besos provoca en él una gran angustia que lo hace gritar de terror, pero ha decidido acabar con ese dolor, no puede soportar más…
– ¡Entréname por favor! – dice entrando al dojo de golpe e hincándose ante su padre que lo mira con recelo. Una sonora carcajada estalla por todo el lugar
– No digas estupideces – Kômori-san no deja de reír frente a su vástago cuya mirada es de desolación – tu no sirves para eso – aquellas palabras mataron su autoestima – además – continuó – conmigo es suficiente para que la raza Kusanagi sea exterminada de la tierra
Pese a que aquellas palabras eran sumamente vanidosas, tenía la razón por completo; en menos de dos meses él sólo había terminado con más de treinta miembros del clan contrario, entre ellos el padre de Saisyu, era sólo cuestión de tiempo para que pidiese pelear con el reciente heredero y al acabar con él los demás Kusanagi serían pan comido.Pero lo cierto era que a Yume la pelea por la supremacía del clan era ya cosa del pasado, él no deseaba volverse fuerte para eso, no, lo que él deseaba era poderse vengar de aquel que le arruinó la vida, aquel que lo abusó sin compasión y que andaba por allí con plena libertad y sin remordimientos; pero no importaron sus suplicas ni su insistencia con la cual ganó una soberana bofetada y ser sacado del dojo con la mínima delicadeza.
No obstante la negativa de su padre, estaba decidido a hacerse fuerte, por lo cual comenzó a entrenar por su cuenta en cualquier momento que fuera propio para que su progenitor no lo pillase en tal acción que seguramente sería castigada con fuertes golpes, puesto que Kômori-sama consideraría que su hijo no daba crédito a la fuerza de su padre.
Los entrenamientos de Yagami aunque esporádicos eran exhaustivos, y Zyunko era parte de ellos la mayoría de las veces. Una noche después de haber entrenado casi todo el día, puesto que era fin de semana y sus padres habían salido de viaje, cuando terminó de ducharse se fue directo al futon sin percatarse que fuera de la mansión una sospechosa sombra trepaba por el enrejado en el cual crecía un rosal, y cuyo auge daba directamente a su alcoba. El ventanal fue abierto lentamente por aquella persona, que al acercarse hacía el chiquillo y ver su rostro tocado dulcemente por los rayos de una majestuosa luna llena, fue presa de un deseo incontrolable, abalanzándose sobre el pequeño que despertó de inmediato tratando de gritar, más una mano tapó su boca…
– Hi Yume-kun – la voz a su espalda le heló la sangre, sus ojos mostraron desesperación al sentir en su cuello el roce de unos labios, y una nariz que aspiraba su aroma de forma lasciva – si no gritas no te lastimaré – susurró en su oído aquel sujeto
Una lagrima rodó por la mejilla de Yagami mientras era despojado de la camisa de dormir, estaba paralizado y apenas sintió cuando fue recostado en el futon, la luz de la luna le permitido ver, cuando se animó a abrir los ojos, el rostro de su atacante que no era más que Kusanagi Saisyu, y aunque estaba casi seguro que si abría la boca recibiría un golpe el instinto lo llevó a articular unas palabras – No lo hagas por favor – el tono suplicante en su voz hizo que Saisyu alzara el rostro, miró en los ojos del muchacho una profunda tristeza y miedo. De su corazón brotó un extraño sentimiento como aquel día en que lo encontró frente a la escuela, si, deseaba a Yume, pero no podía abusar de él nuevamente, quería tenerlo para él mas no a la fuerza. Y ante la mirada atónita de Yagami, el moreno lo soltó, rápidamente salió por la ventana; el chico de ojos azules había quedado confundido al notar el arrepentimiento de Kusanagi en aquellos ojos miel que por primera vez vio con profundidad.
Debido a que el nombre de Zyunko es demasiado grande, Yume opta por decirle simplemente Ozu-kun
Continuará...
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Julio, 2006