Fanfic por Raziel
IKKIICHIYÛ
PRIMERA PARTE:
Como Romeo y Julieta
Capítulo XXIX: Aitsuha rival koino chuu kanshiken
– ¿Qué crees que estás haciendo? – la voz de Saisyu desconcertó a su esposa cuando esta entró a la recámara. Se repuso rápidamente del sobresalto
– ¡Algo que tú debiste hacer hace bastante tiempo! – respondió ella con valentía en su mirada
– ¡Lo que yo haga o deje de hacer no debe importante!; juraste ante todo el clan que JAMÁS volverías siquiera a pensar en el kendo o en alguna de las artes de tu familia – su mano apretaba uno de los brazos de Shizu
– Me importa, y mucho cuando mi hijo está de por medio. Y olvidaré mi juramento cuantas veces sea necesario para protegerlo y salvarlo – de un solo tirón se liberó de su opresor
– Tú no eres quien debe enseñarle a defenderse
– Pues entonces asume tu responsabilidad y se hombre por una vez en tu vida – silencio – no lo abandones… no lo obligues a hacer lo que te obligaron hacer a ti – la voz de Shizu se quebró al decir aquello. Tal comentario heló a Kusanagi–sama – lo sé todo Saisyu-kun, tal y como sé la razón del porqué no me has tocado como tu mujer en los últimos quince años – él tragó saliva – sólo te pido… no, te suplicó que no abandones a tu hijo, ayúdalo. Dale lo necesario para defenderse y no lo hundas en una infelicidad como la nuestra – al terminar pasó de largo ante la rígida estatua en la que se convirtió su marido. Entró a la ducha.
Kusanagi-sama despertó de aquel trance, todo lo que dijo su esposa era cierto; y él estaba a punto de cometer la misma barbarie con su primogénito. Afortunadamente la fecha de la boda estaba prevista para después del primer combate de su hijo contra el bastardo de los Yagami, y el moreno aún no le daba tal fecha; por tal motivo consideró que tenía tiempo suficiente para comenzar con un entrenamiento serio. Además acordó con su mujer que cuando tuviese que salir de viaje por los negocios, ella se encargaría personalmente de las actividades que realizaría Kyo para mejorar sus técnicas de lucha. Asimismo prometieron hacer todo lo que estuviese en sus manos para que la vida que llevaban ellos fuese más soportable, puesto que aunque ante su hijo se mostraban profundamente enamorados, la realidad era totalmente diferente; simplemente lo hacían para no hacer de la vida de su muchacho un infierno.
Al otro día en la escuela cuando Kyo vio llegar a Yagami en su bicicleta no esperó a que este se detuviera totalmente, se aventó hacia él abrazándolo con todas sus fuerzas. Cuando le preguntó si estaba bien le contó todo lo del día anterior, casi rompe en llanto, pero una vocecita odiosa le impidió darse tal lujo. Era Yuki, que se acercaba como si hubiese ganado un millón de dólares en un concurso sin siquiera haber participado, con total arrogancia se prendó del brazo de Kusanagi, besó su mejilla y lo arrastró lejos de Yagami, restregándole que ella y “su prometido” debían platicar sobre ciertos asuntos que seguramente a él no le importaban ni incumbían.
Kyo voltea, un dejo de preocupación en su rostro pues no sabe como reaccionará su amigo ante eso, un gesto de comprensión por parte de su pareja hace que el moreno se quede tranquilo; Iori sabe perfectamente por lo que su amigo está pasando, además lo compadece puesto que una prometida como Yuki ha de ser más insoportable y mortal que comerse cuarenta alacranes vivos.
El resto del día no pudieron estar solos ni un segundo, a cada paso que daba Kyo lejos de Kushinada esta lo buscada de forma desenfrenada, la joven estaba peor que Yabuki las primeras semanas de su auto-proclamación como fan número uno de Kusanagi, comparado con ella un perro de caza se quedaba corto. Para desgracia de ambos muchachos Yuki no solamente mantuvo a su prometido cerca de ella durante las clases y el receso, ¡NO!, no se conformó con eso, el plecostomus con piernas lo absorbió incluso en la salida. Adiós despedida acostumbrada para los dos en los lockers de los zapatos, el tour fue así: Entrada-Yuki-receso–bici-parkin–reja–casa (Kyo); todo en lo cual el estorbo estuvo presente.
– Debes sentir el fuego emanando de tus manos
– Demo… dame da, dame yo. El fuego no me obedece (Pero… no puedo, es inútil) – Kyo estaba sumamente decepcionado de si mismo, aunque lo intentase mil veces jamás podría controlar el fuego como lo hacia el pelirrojo
– Iie, iie, no trates de controlarlo, el fuego no te pertenece. Proviene de ti, pero no es tuyo – aquello confundió más al moreno – el te eligió a ti; tu eres su instrumento, pero si no lo dejas fluir el no lo hará solo. Mira, probemos algo – en ese momento Yagami toma la mano de su amigo con una de sus manos, la sostiene con fuerza dejando la palma hacia el cielo – ahora libéralo poco a poco – una sensación de nerviosismo se esparcía por todo el ser de Kusanagi, cosa que fue advertida por el pelirrojo – no me digas que te pongo nervioso – gesto pícaro al tiempo que se le pegaba otro poco a Kyo para alterarlo más. Debido a los nervios, y sin decir agua va una enorme llamarada escarlata emanó de la mano del chiquillo – eso Kyo-chan, ahora fija un punto en la distancia, cualquier punto y lanza el fuego con tu mano; condúcelo por el camino hasta tu objetivo… ¡AHORA!
No supo el cómo ni el porqué. Simplemente la roca hacia donde lanzó su fuego explotó en mil pedazos.
– ¡ASÍ SE HACE KYO-CHAN! – Shizu abraza a su hijo al ver aquella impresionante maniobra – haz avanzado mucho hijo, pero dime… ¿Cuándo aprendiste una técnica así?
– Me la enseñaron hoy Okâ-san – contestó como recordando lo sucedido ese día en su casa
– ¿Dare? (¿Quién?)
– Hi-mi–tsu (secreto) – con sonrisa traviesa miraba a su madre
– Atarashii desu ne (el nuevo) – aquello lo sorprendió, balbuceó unas cuantas semi-palabras – sô ka ne, Kyo-chan (¿verdad?)
Eso fue aterrador para el moreno, como es que su mamá llegó a sospechar de su amigo, como es que lo supo; toda la tarde intentó responderse esa pregunta, mas no logró dar con la tan ansiada respuesta. Pero algo era seguro, debía procurar ya no hablar tanto de “el nuevo” a sus padres, los conocía muy bien y no estarían tranquilos hasta no agradecer personalmente a ese muchacho la ayuda que le brindaba a su primogénito. Sin embargo Kyo ni siquiera sospechaba que todo ese agradecimiento se convertiría en desconfianza por parte de su padre. Hacia ya varias semanas que su hijo subía y bajaba con “el nuevo” por todo Osaka, no pasaba ni siquiera un día sin el cual el moreno saliera de casa so pretexto de tareas, ensayos, investigaciones, etc.; e incluso dejaba plantada a su prometida por quedarse más tiempo del debido con aquel sujeto. Una vocecita interior le decía que aquella amistad se estaba saliendo de los límites normales…
– Así que tu mamá se llamaba Megami Tsukino (Diosa de la Luna)
– Sô da
– Y tu prometida se llama Tsukihime (Princesa lunar)
– Sô da ne – los muchachos estaban en su lugar especial detrás del aula de computo, estaban recostados ambos sobre la hierba que renacía después del invierno, el verde inundaba todos los jardines de la preparatoria, las rosas florecían, los árboles de Sakura presumían su flores, suyos pétalos orgullosos y bellos se balanceaban de un lado a otro con el cálido viento de la primavera
– Okâ-san wa Shizuka Asahi desu yo (Mi mamá es “el tranquilo sol del amanecer”), creo que nuestros padres y abuelos tienen una extraña fijación con los nombres para las esposas de los herederos no crees – el moreno se recargó de su lado derecho, poniendo su cabeza en la palma de su mano para conversar mejor con Iori, y de paso acariciar su cabello con ternura
– Creo que si, pero tu novia, Yuki (nieve), ese nombre no tiene nada que ver con su estrella regente ne
– Según mamá mi padre escogió a Yuki porque es descendiente directo de los Kushinada, ¿acaso no conoces la historia? – el pelirrojo asintió – entonces sabrás porque la importancia de que ambos clanes se unan nuevamente
– Pero tu mamá, porque escogerla a ella cuando tenían a los Kushinada a la mano
– Porque cuando mi padre era joven el primogénito de los Kushinada era un hombre – ambos sudaron una gota – ya te imaginaras el porqué no fueron comprometidos. De hecho, he estado pensado – eso causo en Yagami una gesto de incredulidad. El cual fue reprimido con un soberano moquete entre ceja y ceja por parte de Kusanagi– fresco – prosiguió – como te decía. He estado pensando que el que nos hayan inscrito a las mismas escuelas a ambos desde Kinder Garden no era más que para que yo me enamorara de ella; o por lo menos lo llegara a creer así
– Y vaya que les dio resultado. Porque cuando yo entré aquí tú estabas como idiota cada vez que ella te hablaba – gesto irónico – mas no contaban con mi astucia.
– Ah ¿si? – Kyo levantó una ceja en gesto de “en serio”
– Vamos, no me digas que no estás que mueres por mí, por mi galanura, belleza, inteligencia mi fuerza y… mi habilidad en la cama – esto último dejó al moreno con un tremendo color rojizo en toda la cara al tiempo que sumergía el rostro del pelirrojo en el césped junto a las lombrices y los gusanos que vivían por allí.
Al salir de clases quedaron de verse a las siete en el lugar de siempre por el parque Yume no ai, pese a que Kyo tenía una cita importante con su prometida: ese día sería confirmado su compromiso ante toda la familia de la muchacha; llegaron a sus casas, el padre de Iori no había abierto siquiera la boca cuando encontró a su hijo en el dojo apresurándolo para el entrenamiento. Eran ya las tres y debía adelantar lo mas posible para que su carcelero lo dejase salir temprano; sus técnicas mejoraban cada día, incluso Yume-san no tenía argumentos para reprocharle algo a su vástago, para el pelirrojo manejar el fuego púrpura era ya como tocar el piano para Bethoven: tan natural y fácil que cualquier ataque que inventase él o su padre, lo dominaba en pocas horas.
Media hora entes de la cita Kyo salió presuroso de la casa para encontrarse con su pareja, anduvieron de aquí para allá por toda la ciudad, pero siempre regresaban al lugar donde se dieron su primer beso. Estando juntos las horas pasaban rápidamente para ellos sin que se diesen cuenta; no obstante los demás si se percataban de ello y dos horas después en la mansión de los Kushinada, Yuki se levantó, con los ojos inundados por lagrimas de vergüenza corrió a su habitación azotando la puerta, uno a uno los familiares de la chica se retiraron no sin antes matar con la mirada a los padres de aquel “irresponsable” joven.
Eso a Saisyu le colmo el plato, aquello era demasiado, no soportaría ni una jugarreta más, su primogénito los dejó en ridículo, y no sólo a ellos, el clan completo se convertiría en la burla. Llamó a dos de sus empleados, Ogawa y Sakamoto, sujetos cuyos rostros provocaban que aquellos que caminaban por el mismo sendero preferían pasarse a la acera de enfrente. Su misión: encontrar a Kyo, si era preciso buscarlo hasta debajo de las piedras; mientras Shizu pedía por décima vez disculpas, a la vez que pedía hablar ella misma con la joven prometida.
– Yuki-san, puedo pasar
– Ohairi nasai – contesto ella con voz entrecortada
– Oh Yuki – Shizu la abrazó maternalmente – perdona a Kyo, no fue su intención es sólo que… tuvo que salir a…
– Ya lo sé – un tono de rabia acaparó la voz de Kushinada – se con quien está… ¡Y eso es lo que me da rabia!; está con ese imbécil
– Esas no son palabras de una dama Yuki-chan, además aquel muchacho ha hecho mucho por mi hijo – la risa burlona de la muchacha desconcertó a Shizuka-san
– ¿No lo sabe cierto?
– ¿A que te refieres?
– Kono otoko wa… Yagami desu (Que ese “muchacho”… es un Yagami) – las pupilas de Shizu se dilataron, la tomo de los hombros y la estrujó con todas sus fuerzas
– Nanda to (¿Qué dijiste?)
– Shizu-sama me lastima – las manos de la mujer se aferraban con fuerza a la piel de la chiquilla. Al darse cuenta de ello la soltó un poco al tiempo que le pedía disculpas – ¿no lo sabía cierto? – sonrisa triunfal – era lógico que Kyo no les dijese nada. Pero no se preocupe yo misma me encargaré de decírselo a Saisyu-sama – iba rumbo a la puerta pero una mano atrapó su muñeca cortándole el paso. Al voltear la cara se encontró con el serio rostro de su suegra; nunca antes había visto en Shizu un gesto como en ese momento
– ¡Tu no dirás nada! – Yuki trató de liberarse y balbuceaba un par de cosas, mas un fuerte apretón por parte de Asahi-san hizo que se hincara en la alfombra – una sola palabra – alzó la vista al escuchar aquella voz – y yo me encargaré de que tu vida sea un verdadero infierno. – sin decir más Shizu salió de la habitación, la joven se quedó en el mismo lugar, su mirada perdida, no lograba dar crédito de lo anterior. Lloró.
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En el parque “Onigiri” la joven pareja disfrutaba de un tranquilo paseo, como siempre aquel lugar estaba casi vacío lo que les daba la libertad de hacer lo que quisiesen…
– Anda ya, sólo una vez
– Iie, el cigarro es malo – el pelirrojo arrojabaa la basura el cigarro que le había dado a probar el moreno
– Uno no es ninguno, además con esto se te quita el frío – Kusanagiprendía otro y aspiraba con ganas
– Pero solo una – Yagami tomó el cigarrillo y aspiro fuerte, demasiado fuerte para un novato por lo que comenzó a toser, Kyo soltó una carcajada.
Después de que su amigo se recuperase completamente el moreno le dijo que lo recompensaría por tan valiente acción, todo como pretexto para llevarlo a su casa y pasar una buena noche juntos; y vaya que ambos lo deseaban la época de exámenes parciales consistía de dos largas semanas, en las cuales solo estudio y nada de… otras cosas vitales para el ser humano.
– Shachô (jefe), la buena noticia es que hemos encontrado a su hijo – Ogawa telefoneaba a Saisyu – la mala… es que está besando a otro sujeto – el celular cayó de las manos de Kusanagi –sama, si no hubiese sido por la habilidad de su esposa al tomar el volante ambos se habrían estampado en el poste de alumbrado público.
– ¡Síganlos! – gritó al recobrar el sentido nuevamente y levantar el teléfono
– Se están moviendo shachô
– ¿Qué esperan idiotas? ¡Síganlos!, y avísenme hacia donde van
– Hai – el guardaespaldas cuelga y sigue a los chicos que con sus bicicletas se dirigen al ya tan conocido y adorado lugar.
Shizu le preguntaba a su esposo que ocurría, pero Saisyu no mascullaba palabra alguna simplemente manejaba de manera autónoma hacia su casa en donde, después de beber casi media botella de brandy, le contó todo a su mujer; ella sólo bajó el rostro – no otra vez – murmuró, Kusanagi-sama la miró enfadado. Y al decirle que no se repetiría se apresuró a la puerta principal, cambió sus zapatos.
Asahi-san dedujo las intenciones de su marido y corrió tras él, lo alcanzó en la reja, uno de los coches estaba esperándolo afuera
– Iie Saisyu – ella se hincó jalándolo del saco, suplicaba sollozante – no le hagas daño a nuestro hijo, POR FAVOR
– ¡SUÉLTAME! – la empujó. Sin decir nada más salió y subió al coche. Su esposa se quedó tirada en el piso, lloraba amargamente la suerte de su único hijo.
Aunque quiso alcanzarlos no pudo hacerlo, Kusanagi-sama dio ordenes que ninguno de los criados la llevase, lo único que podía hacer era rezar para que el corazón de aquel hombre se ablandase un poco y perdonara la falta, que aunque grave no era la primera vez que se cometía la mezcla de ambos clanes.
En la casa del moreno todo era contrario al dolor que experimentaban sus padres, en su habitación todo el ambiente estaba relajándose después de aquella odisea amatoria: en el futon, recostados y apenas cubiertos con una delgada manta ambos descansaban del ajetreo anterior…
– Sorosoro(ya es hora) – Iori se levanta del colchón, Kyo admira esa desnudez que se pasea por el cuarto; pero al ver que su amante comienza a vestirse un gesto confuso invade sus facciones
– ¿Ya te vas? – pregunta la obviedad del panorama, se endereza torpemente cuidando que la manta cubra sus partes nobles, si, aún después de tanto tiempo y tantas sesiones como la de esa noche, no puede acostumbrarse a que alguien más lo vea desnudo a todas luces – porqué – preguntó infantilmente
– Le prometí a Akane que le ayudaría con su tarea de álgebra esta noche – abotonaba su camisa – no puedo fallarle – al terminar de ponerse la chamarra caminó hacia la puerta – por cierto… te ves mejor sin manta – de un tirón arrancó la tela dejando al descubierto los encantos de su amante quien ni tardo ni perezoso regresó al futon para cubrirse nuevamente – Ja matta ne, nekosuki (Nos vemos, niño-gato) – Yagami se inclinó para besarlo como despedida, acto seguido salió de la habitación.
Kyo se percata que en el suelo, junto a él, hay un pequeño envoltorio acompañado de una tarjeta:
“Ai shiteru Nekosuki” (Te quiero niño-gato)
ATTE: Ore no atarashii (Atte: Tu “nuevo”)
Kusanagi abre el paquete que no es más que chocolates almendrados, sus favoritos. Bien dicen que: “el chocolate da energía”, y para todo el ejercicio realizado ¡vaya que lo necesitaba! Tiempo después se recostó nuevamente dejando la tarjeta en el buró, muy cerca de la lámpara; se cubrió con las sabanas y cerró sus ojos entregándose a los placeres del sueño.
Ni siquiera se imaginaba que su padre estaba bajando de su auto estacionado exactamente frente a su casa, puesto que Sakamoto había avisado de su ubicación cuando al fin dieron con ellos ya que se les habían escapado al dar vuelta en una esquina sin salida para autos. Kusanagi–sama entró a la casa azotando la puerta, sus pisadas eran fuertes y sin pausa. Una llamarada escarlata deshizo la puerta haciéndola pedazos, el moreno despertó sobresaltado incrédulo de la situación; como si alguien le hubiese dicho Saisyu miró directo al buró, tomó la tarjeta ante la desesperación de su hijo, la leyó…
Al piso cayó la tarjeta después de ser convertida en cenizas.
– ¡¡YAMETE OTÔ-SAN!! (detente papá) – el grito de Kyo resonó por toda la casa. Un grito de miedo y desesperación.
Continuará...
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Julio, 2006