Por Lena Hiyasaki
Pareja: K'XKyo
Categoría: Death Fic
En medio del fuego
Permanecía en el suelo, herido y sangrante, con los ojos fijos en el techo, tragándose un poco de su sufrimiento y un gemido de dolor; estaba cansado y no iba a esconderlo, pero Maxima no estaba allí y su mano llameaba intensamente. Él, pese a alcanzar niveles de superioridad sobre Kyo, no tenía control del fuego, porque era un intruso dentro de su organismo.
Cerró los ojos con fuerza, el edificio iba a derrumbarse consigo dentro y su falta de movilidad le hizo sentirse como un inútil más en el mundo. Sabía que Maxima fue destruido; ahora NESTS ya no le necesitaba. A ninguno de los dos.
Aún guardaba miles de preguntas en su mente, sobre su pasado, así como recuerdos borrosos y la voz de Whip en su memoria, cuando le confesó que era su hermana. Él asintió esa vez, aceptándolo. Tomando como cierto un hecho que para él era incierto.
Las heridas que tenía eran producto de la batalla que había sostenido contra Ignis, el dolor se había despertado y aunque consiguió derrotarlo, ahora era inminente la destrucción de NESTS y su cuerpo caído estaba en medio del que fue el campo de batalla, sangrando en abundancia, imposibilitado.
No encontraba salida a su sufrimiento, sólo la dulce muerte que le acunaría ahora.
Su nuevo guante, aquel que Maxima construyó luego que él destruyera él que NESTS le entregó, sirvió para su propósito, pero ahora estaba roto y su mano ardía con violencia, porque esos genes que le inyectaron no eran suyos, pertenecían al Kusanagi.
El único ser capaz de hacerlo sudar en un combate.
Sin contar su aplastante encuentro con Ignis, en el cual, si bien logró derrotarlo, también consiguió la peor paliza de su vida al haber enfrentado a un sujeto que dominaba poderes psíquicos.
Extrañamente, pensaba en Kyo.
Se lamentaba por no haberlo enfrentado una última vez antes de morir aplastado por escombros; pero no le buscó porque no cruzó por su mente la posibilidad de ser derrotado tras haber acabado con Ignis. Creyó que vencería y que se volvería a encontrar con esa arrogante molestia de ojos castaños llamada Kyo Kusanagi.
Ignis no tenía apariencia de ser alguien tan fuerte, pero lo era. Como soldado psíquico era capaz de sobrepasar los niveles de concentración que él tenía y su poder era arrasador. En más de una vez, en medio de la batalla, pensó en no salir vencedor, pero lo hizo.
Vio como Ignis estallaba.
Tenía demasiado en la cabeza en ese momento, muchas cosas sin sentidos, otras que no creyó pensar jamás, preguntas sin respuestas y la imagen del rostro de Kusanagi, con la misma sonrisa socarrona con que siempre le veía en los torneos.
Lo que más odiaba tras la destrucción de NESTS era no haber conseguido respuesta a ninguna de sus preguntas; era el hecho de sentirse igua de confundido que al principio de toda su aventura... era que seguía sin saber qué demonios ocurría con su pasado. Él sólo quería olvidar todo lo que había vivido tras su despertar en NESTS y recordar lo que sucedió antes de ello.
Mas no dejaba de pensar en él, en los ojos bonitos que siempre le miraban con indiferencia, un poco aburrido de lo monótono de su existencia... si no era Yagami, era K', con quienes siempre peleaba. Aunque ellos conseguían arrancarlo de la vida modelo que todo el mundo creía que vivía.
¿Que secretos escondía Kyo Kusanagi tras su alegre mirada?
Realmente no le importaba mucho, pero seguía pensándolo, así como por qué estaba siempre presente.
Su misión siempre fue acabar con él, porque ya no era necesario, con su ejército de clones, el verdadero Kyo Kusanagi estorbaba y sólo era una mancha más que limpiar de un futuro brillante.
La dominación mundial de NESTS, de todos modos se vio interrumpida cuando Iori Yagami liberó a Kyo de las fauces del lobo.
K' ahora lo pensaba detenidamente, Iori Yagami era siempre el salvador de Kyo, así como Kyo lo era de Yagami, especialmente en los momentos en que el Riot... le atacaba con demasiada intensidad.
Ambos compartían un vínculo inexplicable.
Seguía pensando en Kyo.
Tosió, en su pecho sentía que todo se contraía y estaba respirando dificultosamente por la abundante cantidad de polvo y escombros que empezaba a desprenderse del techo, así como por la fuga de gas que se estaba dando.
Su mano era peligrosa en ese momento, porque era capaz de ocasionar una explosión.
Simplemente genial, una manera distinta de morir, ya no sería aplastado, sino reventado por la explosión, del mismo modo en que vio a Ignis morir. ¿No era genial? Probablemente ni siquiera lo sentiría.
Ladeó la cabeza, sus lentes de sol estaban tirados a un par de metros de su figura, sus ojos grises, por primera vez, expresaban el dolor intenso de aquel castigo que le habían impuesto.
Cuando dirigió todo su odio a Kyo Kusanagi por ser el dueño de los genes que le habían implantado, cuando el Kusanagi le odió por poseer el fuego que él, debido a los experimentos que NESTS le hizo, estaba perdiendo.
Con un sentimiento de infantil alegría, descubrió que él también poseía un vínculo con Kusanagi, quizá más complejo y completo que el que Iori y Kyo construyeron a lo largo de sus años de estricta rivalidad, en la que Iori solamente se preocupaba por buscarlo para combatir.
K' debía admitirlo, Kyo era un genial oponente, y con mayor fuerza que el Yagami, pero sus sentimientos de nobleza, contrariando a su orgullo y a su petulancia, le obligaban a no deshacerse de Yagami.
Los lazos que le unían con Kyo iban basados en un odio que ambos compartían, una indiferencia que ambos se mostraban y un lazo genético que los ataba.
K' en su interior poseía a Kyo, y Kyo sabía que K' tenía su poder, el mismo que él anhelaba recuperar.
En unos minutos más, cuando el gas estuviera completamente rodeando el lugar, su mano se ocuparía del resto, una explosión en la que no sobreviviría nadie.
Kyo.
Cerró el puño con absurda violencia, quiso combatir las llamas que consumían la dermis, acabar con todo el sufrimiento, pero por mucho que quería apagarlas, las llamas ardían bruscamente, lamiendo su piel con ardor.
Todos los peleadores del torneo estaban en el edificio y él lo sabía.
La explosión que terminó con Ignis no arrasó con todo el edificio, aunque si aceleró el derrumbamiento de éste.
Si el lugar terminaba incendiándose, quién rescataría a Kyo.
Probablemente Yagami lo haría, de eso estaba seguro, pero en su interior, estaba ardiendo de rabia, una frustración jamás experimentada con anterioridad. Por qué no dejaba de pensar en el rostro de Kyo Kusanagi en las incontables veces en las que éste miraba a Iori Yagami?
Algo en su interior se lo dijo, dejándolo en momentáneo Shock.
Estaba celoso.
No sabía lidiar con sentimientos tan extraños como ése, y menos por un hombre, especialmente si éste era Kyo Kusanagi.
Siempre creyó que él estaba atraído por Kula, linda chica, excelentes técnicas de combate y una rivalidad que volvía su relación un poco más entretenida que una relación común y corriente.
Lo mismo que Iori y Kyo tenían.
Pero él deseaba ocupar el lugar de Iori, así como quería creer que Kyo, quería ocupar el lugar de Kula.
Una fuerte sacudida le hizo rodar en el suelo, su mano llameante bajo el peso de su cuerpo.
Hundió el rostro en el suelo frío, la superficie metálica mantuvo su rostro frío durante un momento, antes que pensara una vez más en lo descabellado de sus últimos pensamientos.
Ni siquiera sabía si alguien se acordaría que K' Dash el campeón del torneo estaba atrapado en el último nivel, tras su pelea con Ignis, y que sus compañeros de equipo estaban heridos.
Ni siquiera sabía dónde estaba su hermana, y con Maxima era caso perdido, porque estaba seguro que estaba destruído, por eso mismo ni se tomaba la molestia de pensar en él.
En qué le ayudaría un amigo destruído, un cyborg menos en el mundo, por mucho aprecio que llegó a tenerle no iba a depender eternamente de su amigo, conocía las reglas desde un principio, o él moría o Maxima era destruído.
Desafortunadamente, ambas ocurrirían.
Puso todo su esfuerzo en ponerse en pie y dio un par de pasos, dudosos.
Quizá abajo no encontrara nada que le perteneciera y su antigua relación con Kula, la misma que en su mente acababa de terminar, ya no era algo que le pareciera realmente importante.
Sólo quería ver los ojos castaños del hermoso joven que era Kyo.
Lanzó un gruñido apagado cuando tropezó y estuvo a punto de caer al suelo, encontró el apoyo que estaba buscando en una pared cercana que aún no empezaba a derrumbarse, pero los fragmentos de cristal y escombro que caían empezaban a levantar una cortina de polvo que interfería en su campo visual, además, los vidrios eran demasiado peligrosos como para andar descuidadamente por el lugar.
Volvió a toser, sintiendo como en su interior, su garganta se desgarraba ante el esfuerzo de hacerlo y la humedad de la sangre manchó la comisura de sus labios.
Por todo su cuerpo ardía el fuego, sólo exteriorizándose en la palma de su mano.
Además, haber respirado polvo y fragmentos de cristal estaban matándolo por dentro, o al menos era lo que él pensaba.
Irónico, pensaba en quien podría matarlo de un golpe si le encontraba allí, el mismo Kyo Kusanagi de quien obtuvo el poder que le hacía superior a él. Era capaz de vencerlo ahora, estaba agotado por su encuentro con Ignis, y Kyo lo sabría, porque formaba parte del torneo.
Se mordió el labio inferior, al dar su siguiente paso sintió un temblor al oír como una de las enormes vigas que sostenía la anterior habitación, empezaba a derrumbarse tras él. No podría sobrevivir mucho tiempo, iba a morir de un golpe de viga o cubierto de escombro, o tal vez atravesado por un cristal.
Quiso correr, pero no pudo, su debilidad era extrema.
Sólo se apoyó contra una pared, la escalera estaba obstruída por una enorme viga, y ni pensar en el elevador, porque podría soltarse mientras iba en su interior, así que no quería pensarlo mucho.
Alzó la mirada y miró el techo, después de mucho pelear por encontrar una respuesta, quizá en la muerte encontraría una.
Kyo fue abrazado fuertemente por Iori que estaba deteniéndolo de volver a entrar al edificio. La fuerza de Kyo no era mucha, al menos no en ese momento tras haber peleado contra toda la gente que estaba allí, de parte de NESTS.
En los ojos castaños vio la decisiónde querer regresar a buscar a alguien, en su interior supo que se trataba del joven de ojos grises, pero no se lo iba a permitir, las explosiones que se estaban dando en el interior eran cada vez más intensas, y aunque quería ver muerto a Kyo, siempre pensó que sería por su propia mano, ahora no lo iba a dejar entrar solo para rescatar a su otro rival.
Pero de inmediato supo que para Kyo no era sólo eso... era algo extraño que permanecía en los ojos castaños, un indefinido sentimiento que ardía con fuerza, más fuerte que cuando le miraba a él.
Guardó en su interior cualquier comentario irónico que estuviese pensando al ver como Kyo se resignaba y se apoyaba en su cuerpo al sonido de una nueva explosión, mucho más fuerte que la anterior.
-¿Qué harás si te suelto, Kyo? -preguntó, conociendo de antemano la respuesta, aún así, se atrevió a preguntarle al castaño, quería oírlo decirlo.
El joven alzó la mirada, lentamente, y sus ojos castaños estaban brillantes.
Yagami asintió, comprendiendo, pero no queriendo hacerlo y en el fondo, sin importarle mucho.
-¿Irás?
-... -el joven no dijo nada, una vez más, sólo sus ojos comunicaron su sentimiento.
Confusión.
Eso fue lo que Iori Yagami, que conocía tan bien al castaño, leyó en su mirada.
Soltó su agarre sobre el cuerpo que se veía tan frágil en ese momento y le dio un empujón leve, que Kyo no comprendió al momento de sentirlo. Él no odiaba a Yagami, pero su rivalidad muchas veces le parecía sin sentido, vacía, tan carente de la emoción y la sorpresa de la que estuvo teñida al principio.
Habían caído en la rutina.
No más presión en su cuerpo, así que se giró y encontró que el Yagami estaba dando media vuelta, con un cigarrillo recién prendido colgando de la comisura de sus labios. Le daba la pauta para hacer lo que quisiera.
La chica de cabello azulado, que respondía al nombre de Kula, le lanzó una mirada desde su lugar, parada al lado de Diana, quien sólo apartó la mirada.
Ella podía interferir si lo quería, él lo sabía.
Iori lo sabía.
Kula lo sabía.
Pero no se detuvo más tiempo mientras apartaba a la joven que acababa de salir del edificio con el rostro sucio y lágrimas en el rostro. Whip estaba fuera y vio como uno de los más fuertes contrincantes de su hermano entraba corriendo, de forma desesperada, de vuelta al edificio.
No veía bien debido al polvo que abundaba en el ambiente, pero no se detuvo en la planta baja, era obvio que no estaba allí, así que sólo siguió sus instintos y corrió a las escaleras.
Llegó al segundo piso, oyó ruidos metálicos y los rugidos de los escombros al derrumbarse.
De un salto esquivó un enorme pedazo de concreto y corrió escaleras arriba, oyendo su corazón latir apresuradamente.
Era K', el mismo a quien odió cuando le conoció porque se atrevía a usar su fuego contra él, porque era el mismo idiota que se lo robó.
Detuvo su andar.
¿Qué demonios estaba haciendo?
No lo supo, pero algo le dijo que siguiera andando.
Llegó, finalmente al quinto piso, y vio que había una enorme viga bloqueando su camino, pero no tenía la fuerza suficiente para removerla de allí, así que, apretando el puño con fuerza, se decidió a saltarla.
No era tan alta, aunque para K' lo sería, porque después del combate contra Ignis no debía mantener ningún poco de energía.
Logró saltarla, a tiempo para sentir como un pedazo de cristal se enterraba en su pierna derecha. Se tragó el gemido de dolor, ya que su aterrizaje llamó la atención de un joven de cabello gris que se apoyaba en la pared.
Los ojos de K' se agrandaron de sorpresa al descubrir quién era su posible salvador, que ahora estaba herido y su pierna estaba goteando sangre.
Irónicamente, ninguno de los dos notó las heridas del otro en el momento en que sus ojos se encontraron y se concentraron solamente en eso, en los ojos del otro.
El hermoso color gris de su mirada que competía furiosamente con el tono de su cabello claro; los ojos castaños, brillantes, vibrantes, que en ese momento no escondían ningún sentimiento.
K' lo supo inmediatamente, Kyo estaba allí porque su preocupación le llevó a ese lugar; quizá porque estaba experimentando la misma confusión que él no podía desenredar. Era como haber caído en una telaraña de la que no podía liberarse -de la que no quería liberarse-.
-¿Kusanagi? -llamó, viendo como el joven bajaba la mirada, directamente a su herida, mirándolo con desagrado.
Hasta allí había llegado su idea de volver a saltar con K'.
No podría ni siquiera sostenerse.
-¿Estás bien? -preguntó Kyo, logrando ponerse en pie, sin apoyar su pierna en el suelo, al sujetarse de una pared.
Los ojos castaños recorrieron el lugar, deteniéndose en la estilizada figura de su rival, aquel por quien renunció a su extraña relación con Iori Yagami, en donde existía una comprensión que le asustaba.
Estaba con K'.
-He estado mejor, pero sí. Estoy bien, aún respiro -dijo en un susurro.
Sintió la presencia de Kyo más cerca cuando el joven dio un inseguro paso hacia él.
-Vámonos de aquí -pidió Kyo, sin detenerse a pensarlo mucho en el momento en que su mano sujetó la de K' y lo empujó hacia la obstruída escalera.
Ya pensaría una forma de sacarle de allí.
Afuera, todos pensaban en el recién ocurrido suceso.
La nueva explosión que se oyó retumbó en los oídos de Yagami, que estaba apoyando la espalda en su Mercedez Benz negro, el cigarrillo consumido estaba en ese momento cayendo al suelo.
Todos los presentes miraban el espectáculo de fuego que estaban presenciando.
K' Dash y Kyo Kusanagi estaban atrapados en algún lugar dentro de ese enorme edificio, y el maldito camión de bomberos no aparecía por ningún lugar.
Yagami pensó en la posibilidad de la muerte de Kyo y cómo modificaría su vida, y si realmente le tomaría alguna importancia más allá del hecho que ahora, ante los Yagami, podría ser libre.
Su ansiada libertad, y no le preocupaba nada más.
Miró al frente, le miraban a él, como diciéndole... Kyo está allá dentro. Ve por él.
No quería hacerlo, porque su decisión, la del Kusanagi, le expulsó de su vida, ahora se sentía liberado, y la libertad era algo tan precioso que no iba a desperdiciar, especialmente ahora que se veía libre de ese arrogante niño de papá que era Kyo en ocasiones.
Que K' lidiara con él del mismo modo en que siempre él lo hizo, cuando fue su salvador en los momentos en que todos pensaban que iba a derrumbarse ante la muerte.
Iori estaba cansado.
Tampoco ayudaba que Kyo hubiese preferido a K'.
Dio media vuelta y entró al carro, supo que le seguían mirando y sintió en su interior un temblor.
La vida de K' era caso perdido, pero la de Kusanagi... era suya.
Para atormentarlo, para lastimarlo, para herirlo, para matarlo, y en dado caso que él decidiera, para salvarlo y consolarlo.
Cerró los ojos.
Nada lo ligaba al estúpido joven que, precipitadamente, decidió sobre sus sentimientos, que tomó, quizá a la ligera una decisión que ahora le perjudicaba a él.
Él realmente no sentía por Kyo nada, y su afán de rescatarlo era puramente simbólico, el agradecimiento por brindarle color a su vida, por haberle enseñado los distintos matices que existían.
Pero no le quería.
Toda esa estupidez de los sentimientos la experimentaba Kyo para K', y, él sabía, que K' para Kyo.
Un trágico amor, pensó.
Surgido de una estúpida rivalidad, en el fondo agradecía que los sentimientos que Kyo alguna vez tuvo por él, esa rivalidad, jamás se hubiera convertido en algo más, porque no podría haber soportado la mirada perdida de su rival, sus ojos llorosos y su entrega casi absurda.
Bajó del vehículo al mismo tiempo que otra explosión arrasaba con una de las oficinas superiores.
Entró al edificio, más concentrado que Kyo, sólo siguió la presencia del joven castaño que estaba apróximadamente en el quinto o sexto piso.
Subió las escaleras, como el mismo Kyo había hecho y llegó a su destino, donde vio su primer obstáculo, pero a diferencia de Kyo, no lo saltó, sino que consiguió escalarlo, sosteniéndose de la propia viga para cruzarlo, y en el momento en que estuvo del otro lado, ejerció suficiente presión para empujarlo y tirarlo escaleras abajo.
El ruido llamó la atención de Kyo Kusanagi que estaba arrodillado en el suelo, al lado del cuerpo inconsciente de K' Dash.
-Vete tú, Kusanagi. Yo no sobreviviré después de esto. -Para probar su punto se permitió volver a toser, para que Kyo viera la sangre que escupía, y su mano estaba ardiendo, con mayor intensidad que antes.
Su cuerpo reaccionaba al tener a Kyo, pero no quería demostrárselo.
Kyo en ese instante hizo lo que su instinto le dictó.
Le dio un abrazo a K', uno que reconfortó al joven.
Sintió el cabello de Kyo en su mejilla, mientras éste enterraba su rostro en la curva de su cuello. Aspiró el perfume de Kyo, un aroma a madera seca, así como sintió la calidez de la piel de su frente contra la de su cuello.
Rodeó su cintura con su mano.
Sintió el momento en que Kyo alzó su rostro y le entregó sus labios en un beso suave, con sabor a sangre. La sangre de K'.
Cuando se separaron, Kyo estaba levemente sonrojado, y K' compartía su expresión.
-Gracias por regresar por mí. -Pronunció K', agradecido, sin soltar su agarre de la cintura de Kyo.
-Tenemos que volver.
Sonaba desesperado, quería salir de allí, con K'.
En ese momento, el fuego empezó a expandirse por todo su brazo, y el quejido de dolor retumbó en el lugar. Kyo lo abrazó con fuerza, mientras se sentía jalado por K' que estaba dejándose caer.
Cerró los ojos, comiéndose el dolor.
No permitiría que Kusanagi lo viera sufriendo, una cosa era ese sentimiento que se aplacaba al verse reflejado en los orbes castaños, otra muy distinta a dejar que el otro conociera su debilidad por él.
Estaba conociendo el verdadero dolor; y no quería.
Con un último grito, K' sintió como su mano se apagaba, así como algo en su interior se quebraba y sintió sus ojos muy pesados, pero no pudo evitar cerrarlos.
Oyó lejano el ruido a su espalda, pero supo que alguien había llegado a rescatarlos.
Lo último que pensó y pronunció, con su último aliento fue...
-Kyo...
Iori vio como Kyo sólo cerraba los ojos con fuerza y no derramaba ninguna lágrima, porque no iba a mostrarse frágil y quebradizo, conocía a Kusanagi a la perfección, así como sabía que no iba a demostrar nada ahora que K' estaba muerto.
Se acercó, y rudo, sujetó a Kyo, levantándolo sin piedad.
-Vámonos. -Ordenó.
-¿Y K'?
-Déjalo, ya está muerto.
Pero Kyo se mostraba renuente, así que hizo lo que su instinto le dictó al golpearlo en el cuello, dejándolo inconsciente.
-No seré tu niñera ni tu paño de lágrimas, -dijo en un susurro a un inconsciente Kyo, que se acomodó sobre el hombro -pero no te voy a dejar morir en manos que no sean las mías.
Lo subió al automóvil, bajo la atenta mirada de todos los demás. Lo único que le dijo a la hermana de K', fue lo obvio, que su hermano estaba muerto, que su cuerpo estaba arriba y que él no volvería por él.
Empezó a manejar, lejos de todo eso.
Kyo se removió en el asiento del copiloto, y lentamente abrió los ojos.
-¿Dónde me llevas, Yagami? -le preguntó Kyo, sus ojos rojos por el llanto no derramado, y por el sufrimiento contenido en ellos.
El pelirrojo sonrió maliciosamente, se detuvo en una amplia playa abandonada, en las afueras de la ciudad y bajó del vehículo, indicándole a Kyo que hiciera lo mismo.
Su mano se encendió con las llamas púrpuras y le lanzó una mirada retadora a Kyo.
-Te llevo con tu amado K'.
Y la explosión de fuego púrpura dio de lleno en su pecho, porque Kyo, al oír la respuesta del pelirrojo, simplemente bajó la guardia.
-Gracias. -Fue su última palabra, y el pelirrojo sólo lo levantó en brazos, confirmando que estaba muerto y lo guió a la playa, donde lo soltó, viendo como el cuerpo de su rival se iba hundiendo.
-Gracias por mi libertad.
Se dirigió a su vehículo, no le quedaba más por hacer en Japón; finalmente podría disfrutar de su ansiada libertad.
OWARI
Notas de Autora:
Antes que me maten por el K'XKyo, quiero que le den una oportunidad al fic, además Yagami Sama ni lo sintió, especialmente porque él sólo quería ser libre, y cumplió su cometido. Mató a Kyo Chan, aunque me duela. El por qué de la pareja que le puse a Kyo. De hecho así vino a mi mente mientras me cepillaba los dientes y así decidí escribirlo, no quise cambiar la pareja, porque si así lo pensé fue por algo, no? Sobre la muerte de los personajes, bueno mi mente hacía mucho tiempo que no planeaba algo así de trágico, déjenme existir siendo tan mala. Me divierto más.
Cuando termine Asesinos de Media Noche escribiré un fic tipo serie de esta pareja, porque igual ya lo imaginé. Igual, por Yagami Sama ni se preocupen, él no sufre, en mi mente nunca planeo sufrimiento para él (al menos en cuanto a lo sentimental).
Espero sus comentarios, y les mando muchos besos. Ciao.
KOF es propiedad de SNK
"En medio del fuego" le pertenece a Lena Hiyasaki
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Enero, 2005