Nosotros

por Kamila

No se adonde me lleva, lo único que se es que estoy a su lado, estamos juntos al fin después de tanto tiempo y de tanta angustia, no puedo quitarle los ojos ni las manos de encima, se que le estoy poniendo difícil el manejar y atender mis pedidos de besos y caricias, pero bueno él se lo busco, quien le dijo que podía desaparecerse por tanto tiempo y luego regresar como si nada. Me arrodillo en el asiento de su auto, paso mis brazos alrededor de su cuello y lo beso lentamente detrás de su oreja, bajo con calma sin separar mis labios de su piel y muerdo suavemente el lóbulo de su oreja mientras le susurro frases de amor, le dijo cuanto lo extrañé, la falta que me hizo, el deseo que siento por él, sin detenerme recorro con mis labios su cuello, él solo ríe entre dientes pero no me rechaza, todo lo contrario, rodea mi cintura con sus brazo izquierdo acercándome mas hacia el.

- Espera que lleguemos a casa y vas a ver lo que es bueno Kyo-chan, me amenaza con voz ronca y profunda. Cielos cuanto amo esa voz, esos cabellos rojos, sus ojos lavanda, su piel cálida y su olor, su aroma es inconfundible para mi, podría reconocerlo en cualquier parte, nadie, nadie absolutamente en este mundo emana ese olor, es único y es mío, solo mío.

Su auto se ha detenido frente a un alto edificio en las afueras de Osaka. Lo miró sin entender, interrogándole con la mirada, por toda respuesta sonríe enigmáticamente sin responder. Abre la portezuela del auto y me da la mano ayudándome a salir.

Lo miro enfadado y rechazando su mano le gruño -No soy una mujer! No tienes que ayudarme a bajar. Ahora si se ríe abiertamente me abraza con fuerza y me besa furiosamente los labios hasta que protesto por la brusquedad de la caricia.

- Pero que pasa Kyo-chan, creí que no querías que fuera gentil.

- Una cosa es la gentileza y otra muy distinta la crueldad. Sus ojos se obscurecen un poco y aún envuelto en sus brazos me pide disculpas por haberme lastimado.

- No lo has hecho es que yo soy así, muy engreído y mimado, por favor Yagami no te enojes, lo siento no quise responderte de esa forma. A mis ruegos agrego caricias y besos , todo con tal de borrar esa triste mirada.

- Suficiente Kyo, deja de gimotear, si deseas redimirte por tu mal comportamiento – asentí con la cabeza repetidas veces – lo haces arriba, ahora vamos, el muy cretino se estaba aprovechando de mi angustia.

Tomándome de la cintura entramos en el edificio, el hall estaba desierto, nos dirigimos a los ascensores, ni bien se cerraron las puertas pulsó el piso 12, mientras llegábamos a nuestro destino adelantamos un poco el camino así que al salir del ascensor mis mejillas estaban enrojecidas por la excitación, mi amado Iori era todo menos inexperto. Entramos al departamento, era muy parecido a Iori, escaso en muebles, un sofá de tres cuerpos en cuero negro, una gran mesa de centro en aluminio, vidrio y madera de teca, de líneas muy simples, una butaca en cuero negro reclinable frente a un mueble para audio y video de la misma madera con que estaba hecha la mesa; en otra área de la gran sala se encontraba su guitarra unida a unos parlantes y recostada sobre una silla de aluminio y cuero. El comedor era una pequeña mesa de madera y vidrio con dos sillas tapizadas por completo en terciopelo? Algodón? O que se yo cual era la tela. La cocina era abierta impecable o es muy ordenado o no come en casa. Al otro lado la alcoba espaciosa y con una gran cama , desde donde me encontraba era lo único que podía divisar de su dormitorio, pero se que muy pronto lo veré por completo, espero no encontrarme con mas cuero, dicen que las personas que abusan del cuero son medio sádicos, ante tales pensamientos trago saliva y una enorme gota baja desde mi cabeza hasta mis pies.

Me abraza por detrás y comienza a besarme el cuello, un estremecimiento recorre todo mi cuerpo al mismo tiempo que siento como se sonrojan mis mejillas, me gira entre sus brazos y ahora es mi boca la que llama por completo su atención sus besos son posesivos, excitantes, profundos, su lengua se enrosca con la mía danzando frenéticamente a un mismo ritmo, el ritmo que él impone, me libera cuando estoy a punto de sofocarme, pasa sus dedos largos sobre mis enrojecidos labios en una caricia suave y seductora. Me toma de la mano y nos dirigimos hacia la alcoba, su cama es enorme y tiene ...¡Al diablo la decoración! Estoy aquí para otras cosas y es una persona en particular la que debe tener mi total atención.

Vuelve a tomarme entre sus brazos y a besarme de la misma forma, pero ahora sus manos recorren mi espalda desde arriba hasta abajo, pasando por mis nalgas como al descuido, eso logra estremecerme de miedo y ansiedad, parece que se ha dado cuenta de mi reacción porque deja de besarme para mirarme maliciosamente a los ojos, se ríe de mi nerviosismo.

- Calma no te lastimare, confía en mi Kyo, te amo.

Perplejo por su confesión tan simple y llana abrí mis labios para responder "yo también te amo Iori" pero una vez más su boca se encarga de cubrir la mía con tanta o mayor avidez que antes y sus manos reinician el camino antes transitado, lentamente; casi con torpeza trato de devolver, a mi amado Iori, las caricias que el me brinda, hacerle sentir lo mismo que yo estoy sintiendo, pero es inútil ¡soy un tonto! No soy tan hábil como él. Parece notar mi frustración pues detiene su avance y mirándome a los ojos me pregunta entre susurros si lo he hecho alguna vez, con todos los colores del arco iris en el rostro muevo la cabeza de un lado a otro negando avergonzado, me abraza y se ríe muy quedo en mi oído a la vez que me dice.

- Me alegro, así seré yo quien te enseñe a amar, a amarme.

Mi primera lección fue ese día y según sus propias palabras, soy un alumno que con mucha dedicación y esfuerzo puede superar al maestro. Nos reímos abrazados, los cuerpos sudorosos, olvidado ya el dolor inicial de mi primera vez y completamente abrumados por el placer y la felicidad. Lo miro intensamente, estoy agotado se que pronto me quedare dormido pero antes de eso deseo decirle que lo amo, esta vez no lograras callarme. Con todo cuidado me inclino sobre él, tomo su hermoso rostro entre mis manos y antes de besarlo le digo.

- Iori, no se que pasara con nosotros mañana, solo se que te amo y ese amor llena todo mi ser, consumiéndome, pero mientras sea a tu lado, entre tus brazos no me importa, porque yo te amo. Le bese los labios, no como el me besa, fue un beso cálido, tierno, largo, quizás un poco simple, pero estoy seguro que aprenderé a besar como el, como mi amante. Sus brazos me estrechan con fuerza, su boca empieza a tomar el control del beso y se que esta noche volveremos a amarnos otra vez y otra vez.

Nuestras familias, que esperen su turno, como mis deseos de dormir esperaran a que mi amante este satisfecho, por siglos su odio nos a consumido generación tras generación, no más, este Yagami y este Kusanagi han decidido anteponer su amor al odio. Al menos en esta generación, nosotros seremos primero.

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Kamila
Noviembre 2001

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Los personajes pertenecen a SNK
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