Fanfic por Dharma
One Night Affair
Nuestros labios se unen en un beso, fuerte,
bruto, desenfrenado. Te sujeto de la cintura y tú con tus uñas arañas mi espalda bajo
mis ropas. La desesperación se siente en los dos de nosotros y sin poder amainar mi
urgencia, mis manos se dirigen hacia tu pecho para quitarte la camisa. Con un fuerte
tirón queda tu pecho expuesto mientras el sonido de los botones cayendo al piso es el
único sonido aparte de mis jadeos y tus gemidos.
Abandono tus labios para dirigirme a tu cuello. Mordiendo, succionando, saboreando tu piel
junto con cada exclamación de éxtasis que sale de tu garganta o que expresa tu cuerpo
excitado. Aún recorriendo tu torso recién descubierto, con mis pulgares acaricio tus
pezones, los cuales se endurecen bajo mi tacto. Hechas tu cabeza hacia atrás y mis
atenciones a tu cuello son más animosas, dejarán algunas marcas. Quedarán como prueba
de que me perteneces.
Tal vez no seré la única persona pero sí la primera y aunque tú no lo sepas, esto
significa más para mí que una simple one night stand.
Lo que tú no sabes es que para mí es especial, aunque mañana despiertes y te digas que
fue culpa de tus hormonas o cualquier otra cosa, las circunstancias para mí no son las
mismas. Esto no es sólo sexo... es... algo más...
Una de tus piernas se desliza entre las mías, rozando tu muslo contra mi entrepierna.
Sonrío contra la piel de tu hombro. Alguien está impaciente.
Tal vez pueda ayudarte con eso.
Me separo un poco de ti y me observas con tus grandes ojos nublados por el deseo,
reflejando una pasión que iguala la mía en intensidad, pero estoy seguro que no en
intención.
Sonrío maliciosamente y me observas algo perplejo, deslizo mis manos sobre tu cintura
sensualmente, acercándome poco a poco y susurro a tu oído con seducción en mi pequeño
murmullo.
-¿Cansado de jugar?-siento tu cuerpo estremecerse mientras tu respiración se agita. No
dices nada pero como respuesta levantas un poco tu pierna, presionándola contra mi
creciente erección, causando que mi cuerpo fuera recorrido por una ola de placer. Sí, no
más juegos.
Era hora de dejar la huella definitiva de mi poder sobre tu cuerpo. Era hora de volverte
mío sin que tú lo supieras.
Mis manos aún en tu cintura se dirigen hacia la orilla de tus pantalones y en un instante
te despojo del cinturón para luego seguir con tus pantalones.
La desesperación vuelve a invadirnos al cabo que nuestro deseo la alimenta,
consumiéndonos con cada roce de nuestras pieles, con cada contacto de mi ser con tu
cuerpo, es tan grande nuestra urgencia, que no logramos ni siquiera llegar a la alcoba.
Con mis manos sujeté tus glúteos y te levanté del suelo. Avancé aún sosteniéndote
hasta topar con la pared y rodeaste mi cintura con tus piernas mientras volvíamos a
besarnos. Más fuerte, más brutal, nuestras lenguas luchando frenéticamente contra la
quemante pasión en nuestros cuerpos.
Con tus manos me quitaste el cinturón, desabotonaste el pantalón y bajaste el cierre.
Eso era todo lo necesario.
Ya no hubo nada que nos detuviera. Nuestros cuerpos se unieron con un sólo movimiento y
un gemido entre dolor y placer se ahogó en tu garganta mientras tus uñas se clavaban en
mis hombros, rompiendo la piel ligeramente. Pasados unos momentos, nuestros cuerpos
empezaron a moverse, aún con la necesidad esperando ser saciada. Nuestro ritmo se
aceleró y nuestro deseo nos hizo copular con fuerza primitiva, ya no éramos conscientes
de nada y nuestros instintos salieron a flote.
Con cada entrada mía a tu cuerpo un gemido escapaba de ti mientras te movías presionando
contra mí para poder llegar más profundo. Aceleramos el ritmo y nuestros cuerpos
cubiertos de sudor unidos en uno se movían al unísono. Tenías tu cabeza echada hacia
atrás, vuelta hacia un lado con tus ojos fuertemente cerrados, tu boca ligeramente
abierta mientras tus jadeos se mezclaban con los gemidos de placer y una expresión de
éxtasis en tu rostro sonrojado.
Besé tu cuello mientras aferraba tus caderas, y al llegar a la unión de tu cuello con tu
hombro mordí con fuerza tu piel.
Fue demasiado para ti y el clímax que recorrió tu cuerpo trajo consigo tu esencia, la
cual brotó de tu cuerpo al ser colmado por el placer.
No pasó mucho tiempo antes de que yo también no pudiera soportar y mi cuerpo alcanzó el
límite, esparciendo mi propia esencia dentro de tu cuerpo exhausto.
Agotado, descansé mi frente en tu hombro, nuestro sudor mezclándose por el contacto aún
sin romper de nuestros cuerpos.
Al fin, después de permanecer así por una eternidad, logro encontrar la fuerza de
voluntad para separarme del calor de tu cuerpo, de cierta forma temo que haga despertar de
nuevo en mí el deseo.
Te pones de pié y antes de que me aparte mucho de ti me tomas del cuello de la camisa y
me acercas. Me sorprendo al ver brillar tus ojos con lujuria aún mientras una sonrisa que
nunca te he visto se plasma sobre tus labios enrojecidos por nuestras previas actividades.
No he atinado a decir nada cuando me hablas con el mismo tono con el que te murmuré antes
de nuestra unión... Sensual, provocativo...
-El juego aún no termina-sé que me he sorprendido, pero no creo que importe, tomando en
cuenta que de nuevo están unidos nuestros labios.
No lo podía creer, era casi irreal. Parecía como si no hubiéramos hecho absolutamente
NADA!. Toda la pasión y el deseo, toda la desesperación estaban de vuelta, incluso
diría yo que con más fuerza. ¿Cómo era esto posible? Yo sabía la respuesta. Porque se
trataba de TI. Eso era todo. Simple y sencillamente porque se trataba de TI.
Ahora no fui yo quién se encargó de las caricias, ésta vez no me correspondió a mí
llevar el control de la situación.
No estoy muy seguro de lo que pasó después. Sólo recuerdo tus manos recorriendo mis
piernas desnudas y mi cintura, y tus labios recorriendo mi torso. Y cuando me tomaste con
tus labios fue cuando noté que de alguna forma habíamos terminado en la habitación, yo
tendido sobre la cama y tú sobre mis piernas, jugando conmigo con tus labios y tu lengua,
haciéndome perder conciencia de mí mismo por el agobiante placer que me causabas tan
sólo con tu boca.
No me di cuenta ni siquiera de mis propios gemidos debido al palpitar zumbante en mis
oídos. Mi corazón golpeaba incesante y acelerado contra mi pecho y mi respiración se
aceleraba mientras me acercaba al orgasmo.
Cómo si hubieras notado esto, te detuviste abruptamente, causando involuntariamente una
reacción de disgusto en mis adentros.
Crucé mi mirada con la tuya por un segundo, en el cual comprendí tus intenciones al
detenerte antes de hacerme llegar al límite. Tus ojos oscurecidos por el placer y el
deseo me lo dijeron. Me harías tuyo. Dejarías tu huella en mí, así cómo yo le dejé
en ti, pero la diferencia entre tu y yo es que sigues sin saber lo importante que es para
mí, aunque no lo demuestre... Aunque nunca lo sepas... Hay algo que siento por ti que
está más allá que la simple acción de la química, más allá que el deseo. Algo que
incluso a mí me asombra sentir. Pero claro está que no lo sabes... y nunca vas a
saberlo. No PUEDES saberlo...
Me estremezco al sentir tus manos apartando mis piernas para darte acceso a mi cuerpo y un
extrañamente delicioso temblor me recorre al sentir tus dedos húmedos rondando la
entrada. Sin previo aviso, deslizas uno dentro de mi cuerpo y mi cuerpo se tensa ante tal
intrusión. No es que sea virgen en ese aspecto sino que hace mucho tiempo que no he
dejado que me penetren. Siempre he preferido ser el poseedor, no el poseído. Aunque sólo
contigo es la excepción. Tú siempre has sido mi poseedor.
Eres tantas cosas sin saberlo, irónico. Pero es mejor así para ambos.
Una pequeña protesta escapa de mí al sentir un segundo dedo acompañando al inicial
invasor, pero la molestia disminuye. Sin embargo, al ser añadido el tercero no pude
evitar cerrar los ojos y aferrarme a las sábanas. Retira tus dedos y antes de que pueda
olvidar la sensación de ellos dentro de mí estos son rápidamente reemplazados por ti.
Esta vez no he podido retenerlo y una exclamación me abandona. El dolor es pronto
reemplazado por el placer mientras te mueves dentro de mí, saliendo un poco para luego
tratar de entrar lo más posible cada vez, y al cabo de unos cuantos instantes mi cuerpo
empieza a seguir tu ritmo inconscientemente.
Mis gemidos nuevamente llenan el ambiente, mezclándose con los tuyos. Siento mis mejillas
arder junto con toda la piel de mi cuerpo que está en contacto contigo. El más mínimo
roce tuyo me quema como acero al rojo vivo y siento como si lo único que fuera a quedar
de mí fueran cenizas. Has acelerado tus movimientos, cada vez más fuerte y rápido, cada
vez llegas más dentro de mí y siento que voy a estallar.
Me arden los ojos así que los cierro con fuerza. No lo has notado pero mi sudor se ha
mezclado con las lágrimas que lograron escapar de mis ojos. Ya no lo soporto... es
demasiado para mí y el producto de mi orgasmo se derrama entre nuestros abdómenes
mientras que tú, al sentir el calor de mi esencia, derramas la tuya en mis adentros.
Caes sobre mí, agotado después de que me has hecho tuyo no sólo en cuerpo. Mi mente
cansada empieza a nublarse con el sueño que se esparce sobre mí como una brisa suave,
arrullándome, y antes de que dar atrapado en la oscuridad, siento un leve roce de algo
suave terso contra mis labios, presionando con infinita ternura ¿Un... beso? ¡¿TUYO?!
No... ya debo estar soñando...
* * *
Despierto algo confuso, pero las memorias de
la noche anterior vuelven a mi cabeza. Me vuelvo hacia mi izquierda y ahí te encuentro,
durmiendo a mi lado. Dejo que en mis labios se forme una sonrisa genuina y después busco
mis ropas en los alrededores. Con rapidez me visto y antes de salir de la habitación
volteo hacia la cama para observarte una vez más. Sin evitarlo, me acerco y retiro unos
cuantos mechones de cabello de tu cara. Quiero besarte, sin embargo no puedo arriesgarme a
que despiertes. Así son estos romances. De una noche.
He tenido muchos de ellos, pero el haber tenido uno contigo me duele. Precisamente por
eso.
Por ser de una sola vez.
De una noche.
Salgo del departamento y camino sin rumbo por las calles desiertas. No estoy seguro de la
hora o del tiempo que pasé en ese lugar, durmiendo junto al calor de tu cuerpo en esa
cama, pero aún no ha amanecido. Repito en mi mente todo lo sucedido en las últimas horas
y aún no puedo hacer que no me parezca un sueño, un irreal y maravilloso sueño.
Sonrío con amargura.
Después de esto no podré verte más.
No te buscaré más o no podré controlarme para no hacerte mío en el instante que te
vea. Es el lado negativo de haber dejado que mi obsesión arruinara todo.
¿Qué más da? Ya no puedo arrepentirme. Ahora lo único que me queden son los recuerdos,
y eso también te quedará de mí... mi recuerdo...
Tsuki wo miru tabi omoi dase...
Le digo al viento para que te lleve mis palabras.
Recuérdame cada vez que veas la luna... Kyo...
~*Owari*~
Nota Final: Estoy pensando en una secuela... ¿Qué dirán los lectores? =^.^= *Dharma con un gran sonrojo al releer lo que escribió*
Los personajes pertenecen a SNK
One Night Affair es propiedad de Dharma
Allori &
IorixKyo Archive
Julio, 2002