Kyo llego a su departamento, se encontró frente al típico desorden del adolescente promedio: todo de cabeza. Hizo un camino entre todo el estrecho pasillo tirado para llegar a su alcoba, se recostó en su cama. Estaba realmente confundido por todo lo que había acontecido apenas hace unos momentos. "¿Cómo pude besarlo, cómo pude olvidar todas aquellas batallas que libramos, todo el odio que mezclamos, como pude olvidar todo aquello?" Pensó mientras se acariciaba su cabello mojado por la lluvia. En su mente se repetían una y otra vez las imágenes de un Iori loco tratando de matarlo, apunto de conseguirlo con el fuego púrpura, ese fuego que tanto lo lastimaba; que ambos sabían utilizar y que a fin de cuentas dejaba de emplear para decirle "nos veremos luego... no creas que escaparas, siempre te perseguiré y te haré sufrir de la misma manera que tu lo has hecho..." Y todo esto de golpe fue cambiado por las imágenes del rostro de Iori, muy cerca del suyo, besándolo y esa dulce frase que salió de los labios dulces de Iori se repetía una y otra vez en su cabeza: "Ai shiteru Kyo no koi... ai shiteru".

Simplemente eso no tenía cabida aún en su mente, lo que pasó hace un momento era como si hubieran cambiado a Iori por otra persona "No entiendo que hice... bueno si, si entiendo, y sé que lo hice, pero... nunca pense que el reaccionaria de esa manera" - murmuraba mientras se reincorporaba - "¿Que estarás haciendo ahora Iori?" penso Kyo mientras volvía a recostarse.

Una silueta caminaba pausadamente a través de las calles solitarias de Osaka, terminaba apenas de llover, la lluvia que comenzó cuando Kyo, SU Kyo se había marchado. Sus largos mechones de cabello rojizo caían desordenados debido al exceso de agua. Hundido en sus pensamientos, sólo atinaba a pensar en él.

"Kyo"

Iori recordaba aquellos días en que era entrenado brutalmente por su padre, aquel tipo que solo le había enseñado 2 cosas: "Iori debes controlar el fuego... para luego... MATAR A LOS KUSANAGI, ¡ÓDIALOS!" Iori movió la cabeza bruscamente la cabeza en señal de desacuerdo, reacciono.

Era increíble lo que le estaba ocurriendo, hace unos días había tenido un enfrentamiento muy fuerte con Kyo. Lo atacaba sin medida, disfrutaba hacerlo sufrir de esa forma... lo odiaba; pero no por ser su enemigo, sino porque él tenía algo que le pertenecía a Iori: su corazón y nada más que eso.

Estaba tan enamorado de aquel chico que le parecía tan guapo, con un cabello tan hermoso para él, que lo seguía, donde quiera que el se encontrara; Iori siempre se las arreglaba para encontrar al descendiente del clan Kusanagi, pero cuando al fin lograba encontrarlo, siempre estaba acompañado, ya sea por la estúpida muchacha o por uno de sus inseparables amigos, y el dolor que eso le causaba le hacía lanzarle una mirada retadora a Kyo quien solo decía: "Yagami..." Y luego todo eran flamas y chispas revoloteando y mezclándose con la sangre que brotaba de ambos guerreros...

"Como odiaba eso" - decía Kyo mientras un trueno se escuchaba a lo lejos, tal vez llovería de nuevo -

"Y sin embargo..."

"... Ambos lo deseábamos"