Fanfic by: Setsuna Yagami (trujano18@hotmail.com) y final por Min@ (neko_carmina@hotmail.com)
Comentario: Una 2ª. parte para los que vieron algo mocho el final del primero, je.
Betareader (¿?): Setsuna Yagami :D
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(segunda parte)
El ligero brillo que asomaba entre las cortinas fue la única señal que le indicó el comienzo de un nuevo día... El amanecer, otro día, un nuevo comienzo... un nuevo comienzo...
La noche no fue suficiente, desde que el joven entró a su departamento su mente fue bombardeada de constantes interrogantes sin respuesta... y no pudiendo dormir, inevitablemente llegaban a él imágenes de lo sucedido horas antes, pero lo peor de todo y quizá lo más humillante, era que cada vez que esos recuerdos regresaban, comenzaba a excitarse. ¡Eso era el colmo! ¡¿Cómo era posible que le estuviera pasando tal cosa?! Pensó que se estaba volviendo loco... y durante el transcurso de lo que quedaba de la noche, trató de reprimir cualquier sentimiento y sensación que lo embargaba, incluyendo el odio... pero todo fue inútil, cuanto más luchaba más fuerte se volvía todo aquello.
Se sintió completamente acorralado, sin salida... como cuando lo tenían preso contra la pared... No... ¡no!... ¡Otra vez volvía a pensar en él! Ya estaba cansado de eso, estaba agotado de tanto pensar y encima, mantenerse en vela... y todo por culpa de ese maldito.
Respiró profundamente y por un lapso no muy breve, se quedó mirando el techo; después de un rato y viendo que el sueño no lo invadía, optó por levantarse de la cama y tomar un baño. Se dirigió calmadamente hacia su ropero y buscó algo que ponerse. Ya habiéndose bañado y cambiado, dirigió la vista hacia las trazas que quedaron de su ropa... bonito recuerdo le había dejado el pelirrojo, pensó sarcástico, pero inmediatamente otro pensamiento lo asaltó: ¡Tendría que estar loco para conservar algo como eso, ¿un recuerdo?, de ninguna manera voy a tenerla aquí por más tiempo!; y acto seguido, la tomó y la iba a tirar en la basura, pero quizá estando ahí la volvería a ver, así que mejor la quemó con sus propias manos... Sintió un alivió momentáneo cuando vio caer las cenizas de lo que fue una de sus camisas favoritas. Talvez eso era lo único que lamentaba, pero de todas formas ya estaba arruinada.
Y bien, ¿ahora que voy a hacer?..., pensó.
Tenía que salir... al menos para comprar algo de comer, pero la sola idea de salir y encontrarse con ÉL le producía escalofríos y en cierta forma pánico, además la incertidumbre de su propia reacción no lo dejaba en paz...
Bien, ya estaba decidido... se quedaría en su departamento todo el día. Quizá pareciera algo cobarde, pero por el momento era lo que consideraba más prudente, sin embargo, bien sabía que las cosas no podían quedar así, tarde o temprano tendría que afrontar la realidad; y para eso tendría que prepararse (psicológicamente ^ ^). Ahora lo único que quedaba era dejar que el tiempo pasara y no preocuparse demasiado por lo que fuera a suceder después. Así que, sin más que tener todo el día para acompañarse a sí mismo, se dispuso a tomar la bocina de su teléfono y pedir algo de comer.
* * * *
Nunca pensé que me sentiría tan bien después de hacer “eso”... Sentirlo tan vulnerable y agresivo a la vez hizo que no pudiera controlarme, pero tuve que hacer uso de mi voluntad para dejarlo... pues no debía continuar... Sin embargo, la próxima vez no será así, lo sé... pero eso a mi ya no me importa.
Sopló lentamente el humo del cigarrillo que depositaba en un cenicero; volvió la vista ligeramente hacia una ventana y por un momento, deseó no ver la luz que entraba a través del cristal, quería que todo fuera oscuro, que la noche inundara el lugar dándole la señal para actuar nuevamente. Pero debía darse tiempo... y darle tiempo a él. Pues como se habían dado las cosas, quizá no era conveniente aparecer tan pronto, talvez le daría una noche o más; quien sabe, todo dependía de cómo se sintiera.
Se levantó del sillón en donde se encontraba y, tomó unas gafas oscuras y una gabardina. Caminó hacia la puerta de su apartamento disponiéndose a salir, pero justo cuando su mano tomaba el pomo de la puerta, algo llamó su atención, un objeto sobre la mesa de su sala brilló ligeramente a causa de la luz de día. Regresó para tomar aquel objeto y ya sin más, salió del lugar. No le gustaba estar demasiado tiempo encerrado en su apartamento, pues eso hacía que su mente volviera una y otra vez a diversos pensamientos que en ocasiones anteriores lo habían atormentado, y aunque ahora ya no tenía duda alguna con respecto al porque de su comportamiento, sabía bien que el encierro no era una buena alternativa. Además, no tenía porque ocultarse de nada ni de nadie, ni sentía culpa alguna por su acto de la noche anterior, al contrario, por momentos lo invadía una necesidad imperiosa de que eso se repitiera lo más pronto posible.
Con tan sólo recordarlo, podía percibir nuevamente el aroma y el calor que emanaba del cuerpo de su rival... fue totalmente incitante, pero sobre todo divertido. Y más aún cuando notó que el otro ya no hacía nada por detenerlo... Realmente nunca esperó que Kyo lo aceptara; ni tampoco fue con esa intención. Simplemente iba con la idea de hacer suyo al moreno sin importar nada más, pero esa actitud suya de resistirse a desear que él continuara, le convenció de que podía terminar aquello en un mejor momento y lugar...y eso haría.
Siguió caminando y metió las manos en los bolsillos de su gabardina, en uno de ellos sintió el objeto que había recogido antes de salir; entonces sonrió para sí al recordar que justo cuando le dio el beso de despedida al otro, había tomado aquel Kanji dorado del cuello de su chaqueta.
* * * *
Día X (ya perdí la cuenta ^^)...
Un golpe sordo fue lo que se escuchó tras el sonido de una alarma... El joven castaño había dado un manotazo al tratar de tomar el despertador para apagarlo, pero lo único que consiguió fue tirarlo, así que ahora muy a su pesar tuvo que levantarse para recoger el objeto y hacerlo callar.
Se irguió lentamente y, tratando de vislumbrar aquel aparato, sólo consiguió tropezar con él. Lanzó un pequeño quejido a causa de eso, pero como aún seguía adormilado, éste apenas se pudo escuchar. Cuando finalmente tuvo en sus manos el pequeño despertador, bastó con sólo pulsar un botón para que nuevamente reinara el silencio. Todo estaba tan tranquilo ahora, que claramente podía oírse el cantar de las aves...además de la calmada respiración de aquel que dormía plácidamente en su cama.
“¡Pero qué...!”
El moreno abrió los ojos repentinamente y con un movimiento rápido miró a un lado suyo, comprobando así, que no había nadie con él en la cama. Volvió la vista al techo y suspiró aliviado al darse cuenta que aquello había sido un sueño. Pero ahora que el letargo lo había abandonado a causa de la impresión, una sensación extraña comenzaba a invadirlo. Se sentía angustiado... se sentía solo... y por un instante, tuvo la ligera necesidad de que aquella persona que lo acompañó en sueños realmente estuviera allí con él, durmiendo a su lado.
Ahora si que estaba realmente confundido.
Giró el rostro nuevamente y se quedó por un buen rato así, teniendo frente a sí el espacio vacío de su cama... pasó su brazo, acariciando, aquel lugar. Su mirada parecía perdida y en cierta forma triste, pero pasó poco para que esa mirada fuera acompañada por una pequeña sonrisa...
Había comprendido, sin embargo...
* * * *
Ya era casi medio día y el calor del sol comenzaba a tomar fuerza. La calle era ocupada por la gente que en esos momentos transitaba y seguía su misma rutina. Pero de entre todo ese mar de desconocidos, podía distinguirse fácilmente una sola persona que por la prisa que parecía tener, pasaba entre la multitud como una ráfaga de viento.
En ningún momento paró su vertiginoso paso, y eso hizo que en varias ocasiones, tuviera una serie de pequeños tropiezos sin importancia. Bien parecía que aquel joven estaba bastante distraído, pero sólo era que tenia un poco de prisa. Y es que, aunque era bastante temprano, él no podía arriesgarse a encontrarse en otra situación que no pudiera controlar, pues aún no estaba completamente seguro de poder mantenerse impávido en un momento crítico. Así que sin pensarlo dos veces, había salido de su apartamento para dar por terminado su contrato como mesero. Momentos antes había llamado para renunciar por teléfono, pero le impusieron, para disgusto suyo, que eso tenia que hacerlo en persona, así que tuvo que ir sin ningún otro remedio; y ahora por eso, se encontraba en la calle yendo lo más rápido posible a la discoteca donde había trabajado por una semana apenas, llevando consigo la agobiante sensación de ser perseguido, pues en cierta forma aún tenía un poco de miedo.
Llegando finalmente al sitio, fue directamente a dar su renuncia sin más, apresurándose para que al salir de ahí, no fuera visto por cierta persona que no quería ver en esos momentos. Y, aunque por un instante eso le pareció ridículo, no podía descartar la idea de que el otro lo estuviese esperando cerca de ese lugar.
Pero, pensando mejor las cosas, el preocuparse demasiado estaba de más, ya que tarde o temprano tendría que enfrentarse a él. Sin embargo, no podía evitar el sentirse sumamente nervioso... Siguió caminando y durante su transcurso no se dio cuenta cuando dejó de ir a prisa. Ahora se encontraba más tranquilo, aparentemente, pues aunque ya no se encontraba en medio de la calle casi huyendo de alguien que no estaba ahí, su vista pasaba por todos los rincones que pudieran haber.
Qué humillante, Kyo... estar buscándolo y huyendo al mismo tiempo, pensó el moreno para sí.
Se detuvo un momento para ver su reloj, apenas había pasado una hora y media. No era mucho tiempo, pero nunca pensó el que estuviera todo ese tiempo simplemente caminando, andando por quien sabe dónde como un sonámbulo. Por un instante tuvo el impulso de reír, pues en cierta forma, no podía creer que todo eso estuviera pasando... se estaba dejando llevar demasiado por la situación, quizá adelantando conclusiones que sólo lo guiaban a un mundo de locura.
Nuevamente una pequeña sonrisa iba a aparecer en su rostro, pero todo rastro de aquel gesto se desvaneció enseguida, justo después de haber vuelto la mirada y haber visto algo que lo desilusionó: el pelirrojo que tanto le agobiaba se encontraba ahí, dentro de un bar, totalmente despreocupado y... acompañado de una mujer. Esa visión le hizo sentir sumamente dolido y por un instante, quiso ir hacia donde estaba Él y exigirle una explicación, pero no... eso sería denigrarse a sí mismo. Además, no había ninguna clase de compromiso entre ambos como para explicar sus acciones. ¡Qué absurdo!
-¡Ya basta! – dijo, sin darse cuenta que en realidad lo había dicho en voz alta y se retiró rápidamente. No soportaba más el estar ahí ni la situación por la que estaba pasando... y menos ahora.
Por un instante creyó que lo que llegó a sentir por Yagami eran sólo alusiones suyas, pero su comportamiento era más que evidente... y lo sabía. Se estaba engañando a sí mismo con su mala actuación de “no me importa nada de lo que él haga”, pero aún sabiendo eso, no podía dejar que el pelirrojo ganara. Su orgullo no le permitía que las cosas se quedaran así, ¿pero que podía hacer? No iba a rebajarse a seguirle el juego, no ganaba nada con eso...
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Pareciera que nada más existiese, que todo aquello que lo rodeaba no fuera más que un escenario vacío...sólo bastaba con cerrar los ojos y aspirar profundamente el dulce aroma de su cigarrillo para trasportarse a un mundo más tranquilo. Desapareciendo así a toda la gente que se encontraba en ese bar, a la mujer que desde hacía rato se encontraba junto a él tratando de seducirlo... nada de eso importaba, nada de eso significaba algo. Le parecía tan ridícula la actitud de la gente que no podía hacer nada más que burlarse y sentir lástima de ellos. Así que, sumiéndose más en su inmensa tranquilidad solitaria, siguió aspirando de aquel humo embriagante. Sin embargo, dentro de todo ese vacío, una voz inconfundible llamó su atención. Volteó hacia el aparente origen de esa voz, sorprendiéndose (muy poco) de que justo en ese momento, se encontrara con ese arrogante de Kyo... ciertamente era una agradable coincidencia. Aunque, por la actitud del moreno no parecía que él pensara lo mismo... ¿Celos?, fue la idea que cruzó por la mente del pelirrojo, pero no estaba muy seguro. No obstante, no podía descartarla del todo.
Se levantó de su pequeño asiento y dejó sobre la barra el dinero por lo que había tomado. Sin más se apresuró a ir tras el castaño que se alejaba rápidamente; la mujer que estaba con él trató de detenerlo, pero Iori salió de aquel lugar sin prestarle mayor atención.
Ahora que las circunstancias consideraban que ya era hora de su siguiente encuentro, no podía dejar pasar la oportunidad. Caminaba sigilosamente tras el otro, que al juzgar, no se había percatado de su presencia, y eso era perfecto. Así que, apresurando un poco más el paso se fue acercando más y más al Kusanagi que, como seguía sumido en su enojo y frustración, se dio cuenta demasiado tarde que estaba siendo perseguido y repentinamente sintió un dolor agudo, después de eso todo se volvió oscuro.
-* * * *-
Sus ojos lucían hermosos, estaba tan indefenso, que el pelirrojo no pudo evitar deslizar su mano por la comisura de los labios de aquel joven.
Iori tenía sujeto a Kyo por la cintura, permitiendo que el peso del chico lo dejara colgando hacia atrás. La simple imagen de ese joven inconsciente y vulnerable entre sus brazos lo extasiaba. Lo llenaba de un deseo desbordante y abrasador. Ahora que lo tenía a su lado no pensaba dejarlo ir.
La lluvia comenzaba a caer, así que tendría que apurarse si no quería que Kyo despertara antes de llevarlo a su apartamento, aunque el lugar no era lo que le preocupaba, porque esta vez terminaría aquel asunto pendiente que tenían.
ruesas gotas caían sobre el rostro de Kyo, el frío de su camiseta mojada le había despertado. Abrió los ojos en su ya empapado rostro. Las gotas resbalaron con rapidez de su cabello, ¿Por qué diablos estaba en medio de la lluvia? Levantó la cabeza sintiendo su cuerpo en el aire y, con un movimiento rápido echó el cuerpo hacia delante, pero al incorporase quedó sorpresivamente frente a frente con el pelirrojo. Sus ojos se abrieron llenos de asombro, sin comprender que estaba sucediendo, mientras los lascivos ojos de Yagami, parecían querer escudriñar su alma, con sólo una mirada.
-Ya…ya…gami…-Murmuró Kyo.
La imagen de Iori en aquel bar, aquella mujer, esas imágenes regresaron a la mente de Kyo sorpresivamente. Y reaccionó... el primer impulso que le dicto su mente, fue arrojar a Yagami lejos de él. Éste soltó una risita burlona por la reacción del otro , que miró a todos lados tratando de reconocer el lugar, era una especie de callejón sin salida.
-Asustado.- Volvió a reír Iori, pero esta vez en sus ojos no había burla.
Kyo sintió un escalofrió recorrerle toda la espalda. El cabello del pelirrojo estaba completamente mojado al igual que su ropa, la cual seductoramente se amoldaba a su cuerpo. Yagami estaba realmente divertido por la actitud de Kyo, era obvio que estaba asustado, pero también parecía estar completamente congelado, mirándolo solamente.
Una idea pareció cruzar por su mente, y una nueva sonrisa se dibujó seductora en los labios del hermoso pelirrojo. En un instante que parecía eterno, Iori comenzó a desabotonar su chaqueta negra. Los curiosos ojos de Kyo no pudieron evitar bajar hasta las manos del pelirrojo, y vigilar atentamente cada uno de sus movimientos. Hasta que finalmente Yagami había lanzado al piso su chaqueta, la lluvia también lo había dejado empapado; su camisa blanca estaba adherida por completo a su bien formado pecho. Sus erectas tetillas se asomaban bajo la delgada tela. Y aquel cintillo negro en su garganta no hacia más que hacerlo ver mucho más sensual. Más de lo que Kyo podía soportar.
-“Maldita sea”- Pensó Kyo sintiendo la más desesperada excitación entre sus piernas. Los recuerdos de las caricias de Yagami, aquella sensación hormigueante en su cuerpo, lo mantenían ahí, inmóvil frente al otro.
-¿Estas listo para continuar, lo que dejamos pendiente? - La pregunta sonaba más como una afirmación.
Y el corazón del moreno pareció detenerse por un momento, cuando la mano de Iori, tiró con fuerza de su húmeda ropa, desgarrándola. Después lo arrojó al suelo. Las manos de Iori se apoderaron de su cintura arrastrándolo por el lodoso piso. Kusanagi arañó inútilmente la tierra, tratando de detener a Yagami, que lo alzaba por la cintura para zafarle el pantalón.
-…No…-Logró decir el chico moreno con voz casi inaudible. En una suplica que divirtió aún más al pelirrojo.
-¿No que, Kyo?.-Respondió Iori con una sonrisa mientras arrojaba, victorioso, la ropa de Kyo.
Yagami aun sostenía la cintura del joven entre sus brazos, y aunque él trataba de liberarse, no pudo ocultar su excitación.
-Ya veo cuánto quieres que te suelte...-Dijo Yagami, atrayendo el desnudo cuerpo del chico contra sí.
-No…-Murmuró Kyo nuevamente, mientras los húmedos labios de Iori saboreaban el salado cuello.
Y después todo se obscureció para Kyo.
“¿Acaso era un sueño?
¿Un maldito sueño? ¡¡Violado por Yagami en el Lodo!!
De nuevo…el sonido de la lluvia…Pero esta vez era tan calida”.
* * * *
El vapor que desprendía el agua, era delicioso.
Kyo abrió los ojos para encontrarse en una gran tina llena de agua caliente. Su cuerpo, aún con restos de lodo, le recordó lo sucedido. En ese momento, Iori entró a la habitación.
-Yagami…
-Una pulmonía no sería una buena muerte para un Kusanagi.- Dijo Iori tomando el rostro del chico con una mano. Pero el orgulloso moreno la retiro de inmediato.
Yagami sólo sonrió, mientras se inclinaba para observar la cara de Kyo, sus mejillas estaban coloradas. Y sus manos cubrían su entrepierna. Tapando su desnudes.
-Quieras o no quieras… va a suceder pequeño Kyo- Comenzó a decir el pelirrojo.-Un Yagami siempre toma lo que desea.
-Pues lo siento - Replicó el otro-. Pero un Kusanagi no le pertenece a nadie.
-Ja ja ja ja ja ja ja.- Rió Iori aceptando el desafió de su rival.
Y de un rápido movimiento lo jaló del cuello, levantándolo lentamente. Y justo cuando lo tuvo a su lado, aspiró el cálido aliento de un nervioso Kyo. Sus labios casi se tocaban, pero Iori lo dejó caer de nuevo, como si fuera un trapo.
-Estaré esperándote…-fue lo que dijo el pelirrojo antes de salir.
Kyo ardía de furia, “¡¿Cómo se atrevía ese maldito Yagami, a tratarlo así, como un…como un….?! “¡¡Si piensas que te voy a cumplir TÚ capricho, estás equivocado!!”
El joven moreno pronto acabó de bañarse, lo único que quería era salir de aquel lugar. Y si Iori se atrevía a ponerse en su camino, lo pagaría muy caro.
* * * *
Una enorme toalla era lo único que pudo encontrar a la mano, era obvio que el pelirrojo no le dejaría ninguna prenda. Kyo frunció el ceño y como pudo amarró la toalla en su cuerpo. Puso la mano en la perilla, tenia miedo… pero una sonrisa se escapó de sus labios. Sentía miedo, de lo que pasaría del otro lado de la puerta, Iori no iba a seducirlo, seguramente lo tomaría a la fuerza, como en aquel callejón, aun así….no podía quedarse eternamente en el baño.
Abrió la puerta.
La cama que tenía enfrente era bastante grande, pensó, mirando las sabanas blancas. El joven moreno no pudo evitar imaginarse en ellas, con el pelirrojo. Sus mejillas volvieron a colorearse.
-¿No te gusta?
La voz de Iori lo regresó a la realidad.
-¡¿Dónde esta mi ropa?!-Exigió saber Kyo, encarando al pelirrojo que estaba recargado en la ventana.
-¿Tu ropa?...ja, debe de estar hecha trizas, en aquel callejón.-Respondió Iori agarrándolo del brazo.
-Suéltame-Dijo el moreno tratando de zafarse, pero el forcejeo hizo caer la toalla que cubría su cuerpo.
-Basta de juegos Kyo, sabes muy bien que tú también lo deseas.
La voz tan profunda del pelirrojo, no hizo mas que alarmar más, al joven moreno. Imágenes de aquel encuentro en su trabajo, y lo que pasó después… Iori y su deliciosa boca dándole placer. Y cuando Iori se arrojó a la cama, empujando el cuerpo desnudo de Kyo por delante. Éste no pudo más que emitir un quejido. Ambos cuerpos, cayeron sobre la cama. Kusanagi de nuevo intentó forcejear, pero de pronto, sus fuerzas comenzaron a abandonarlo.
Justo cuando la curiosa lengua de Iori, comenzaba a juguetear con su cuello, las manos del pelirrojo se deslizaron hacia su entrepierna, creando una fricción entre ellos. El joven moreno, se estaba dejando llevar tan fácilmente. El joven de cabello de fuego, esbozó una sonrisa de triunfo, mientras Kyo gemía su nombre.
-Ah...Iori...no...
-¿No?-Rió Iori, levantando el cuerpo de su rival, para colocarlo de espaldas. Sus labios lamieron una vez más, el centro de la oreja del moreno, haciéndole retorcerse, para después penetrarlo con tal fuerza, que Kyo fue incapaz de moverse por un instante. El dolor era insoportable, pero Yagami pronto convirtió esa tortura, en placenteros movimientos rítmicos, que permitían una penetración mas profunda.
-Ah....Iori...Iori…
El pelirrojo volvió a sonreír, escuchando los quejidos de Kyo, mientras incrementaba la fuerza de sus embestidas.
-Kusanagi...-Gruñó Yagami, en un ahogado quejido, cuando se recostó él mismo en la cama, y jaló sobre sí a Kyo. Acariciando su pecho.
El joven moreno alcanzó a sentir cuando su excitación ya no pudo más, y un dulce blanco humedeció su vientre. Se había repetido mil veces que no dejaría que pasara esto, cumplirle sus caprichos a un Yagami, no era su estilo. Pero ahí estaba, haciendo el amor con Iori Yagami. Poseído por su hermosa sensualidad, fascinado con su salvajismo, su egoísmo y su crueldad.
Una vez más, el pelirrojo tomó las caderas de Kyo, para ponerlo frente a él. El cabello de Iori estaba mojado, y brillantes gotitas de sudor se deslizaban por su rostro. Kyo lo miró y sintió como sus mejillas se encendían de vergüenza, podía sentir al pelirrojo dentro de él. Y el hecho de mirarlo a la cara en ese momento, era insoportable.
Iori sonrió, Kyo no podía descifrar si era de burla o solo una sonrisa.
-Eres mío...-Dijo finalmente.
Kyo suspiró, sabía que eso sería lo más cercano a una declaración de amor, que podía esperar de Yagami. Una vez más se sentía confundido, sin embargo el pelirrojo no le daría más tiempo. Nuevamente comenzó a moverse, pero esta vez sobre Kyo, en un vaivén interminable, los quejidos del moreno se incrementaban con cada movimiento, y con ellos, la satisfacción de Iori. Cuando el pelirrojo terminó dentro de Kyo, el chico no pudo evitar sentir, el mismo triunfo que Yagami. El privilegio de haber estado en los brazos del pelirrojo, no le pareció tan horrible, porque su piel aún ardía de deseo. Aunque no lo admitiera, Kyo no quería que sólo fuera una vez o una noche. Después de haber probado los placeres del infierno no quería volver al cielo.
Ahora Iori descansaba a un lado de la cama, fumando un cigarrillo. El otro sintió un enorme vacío, encontrándose en el costado opuesto de la cama, esperando quizás una palabra de ¿amor? Era imposible esperar eso, de Yagami. El moreno miró al pelirrojo con expectación, esperando lo que parecía inevitable. Después de todo, Iori ya había cumplido su capricho. Y seguramente Kyo ya no presentaba un reto para él.
-Fue mejor de lo que esperaba -Dijo Iori con una cínica sonrisa, Kyo sintió que sus mejillas ardían.
-Maldito...-Gruñó entre dientes el joven moreno.
Iori lo observó. Estaba divertido por la reacción de Kusanagi, y cuando éste, iba a levantarse, el pelirrojo lo jaló con fuerza, contra su pecho.
-Eres mío Kusanagi -.Volvió a decir apretándolo con fuerza, Kyo se quejó por el dolor del abrazo.-Y aún no termino contigo.
Un beso...
-Maldito Yagami....hmmmm.....
Y los labios del joven castaño sangraron un poco.
Kyo tendría que acostumbrarse a esa salvaje forma de amar, pero ese sería su propio reto.
***FIN***
Nota a Setsuna: Se que querías un final No Feliz, pero no pude evitar poner uno feliz >_< , además es navidad.
Nota del autor: O_O... bueno, pues... yo no sabría decir si éste fue un final feliz o no, pero al menos ya es el final (eso creo, a menos que de repente me sienta inconforme y quiera continuarla, je. Pero no creo). Y bien, sólo quiero agradecerle muuuucho a Min@ (donde quiera que esté) por haberme ayudado con la ultima parte de este fic (con todo y lemon), ya que, viéndome carente de inspiración lemonesca (¿?), pues tuve que pedir algo de ayuda. Y también le pido una disculpa a Susana por la tardanza de ésta segunda parte (no fue mi culpa, en serio!!!). Por último, quiero agradecer a los que hayan leído esto, je (aunque seria mejor el que me dieran siquiera un pequeñisisisimo comentario). Dewa mata.