Título:
(Untitled)
Autora: Setsuna Yagami- trujano18@hotmail.com
Resumen: (no se entregó un resumen)
Pareja: IorixKyo
Disclaimers: Iori Yagami, Kyo Kusanagi y KOF, son propiedad de SNK.
(Untitled)
No se porque me está pasando esto...bueno, si sé y se que fue mi culpa pero ¡yo que iba a saber!...aaaahh, algún día tenía que llegar al límite, pero no pensé que tan pronto. Creí que todo pasaría como en otras ocasiones, pero no fue así. Aunque creo que no era para tanto... ésta vez mi padre si que exageró; me pareció bastante severa su decisión ¿cómo pudo ocurrírsele tal cosa?.... “Estoy harto, no se que más puedo hacer contigo, Kyo... no, si se que hacer, y espero que esto te ayude a valorar mejor las cosas y no seas tan despilfarrador...”
...La sola idea de lo que dictó mi padre me aterra, ¿trabajar yo? ¿pero cómo? Yo no estoy hecho para trabajar, toda mi vida fue dedicada a mi entrenamiento y he vivido hasta ahora rodeado de mimos y lujos, y ahora tendré que vivir una realidad totalmente diferente por culpa de mis descuidos y desfachatez.
Al menos me hubiera podido ayudar mi padre a conseguir un trabajo... no, ahora que lo pienso, eso habría sido la última gota derramada, y además de cínico, no se que más me hubiera dicho mi padre.... ya no se que hacer, ya no quiero pensar. Lo mejor será dormir y a primera hora buscar un trabajo.
* * +_+ * *
~ Día uno ~
-....¿Qué hora es...? ¡Aaaahh, ya es muy tarde! – se levantó sobresaltadamente de la cama y se apresuró a vestirse, arreglarse y desayunar. Cuando ya estaba listo para irse, el teléfono sonó.
-¿Aló?
-Hola, Kyo. Me preguntaba si...
-Ahora no, Benimaru. No tengo tiempo – colgó la bocina – ¡Oh no, que hice!... bueno, supongo que no importa – dijo encogiéndose de hombros. Tomó un último pan tostado que quedaba sobre la mesa y lo puso en su boca.
Salió de su departamento calmadamente y se puso a repasar mentalmente que era lo que le hacía falta para conseguir un empleo, y después de repasar y repasar una y otra vez, siempre llegaba a la misma conclusión: nada, no tenía ni idea de que era lo que necesitaba. Ahora más que nunca se sentía un niño mimado, un inútil...y no sabiendo como ni dónde empezar, decidió comprar un periódico y comparar requisitos para tener una idea general de todo ese asunto, además de que por haberse levantado tan tarde (medio día) ya no le quedaba mucho tiempo (según él), así que regresó a su departamento para ahí revisar tranquilamente el periódico. Aunque... si esto de conseguir trabajo tiene que ver con tus habilidades, pensaba, ....mmmmm....lo que yo puedo hacer es....no sé... soy fuerte, atlético, bien parecido.....podría ser modelo....mmmmm, no, no podría, no soy un exhibicionista, mejor opto por revisar los anuncios.
~ Día dos ~
TOC! TOC!
TOC! TOC!
-Ya... ¡ya voy! – gritó la voz proveniente de la cocina. El chico detuvo su labor y fue a abrir la puerta.
-¡Hola! Qué milagro que te encuentro en éste estado.
-Es que estoy buscando trabajo y no quiero que me pase lo mismo que ayer... – le indicó al joven que podía pasar - Por cierto, perdón por colgarte.
-Si, si, ya lo sabía – dijo muy relajadamente el rubio –, por eso no me tomé muy personal ese acto tan cortés.
-¿Cómo? ¿Qué sabías?
-Que buscas trabajo. Por eso te había llamado ayer, pero por lo que hiciste, seguramente pensaste que te llamé para ir a alguna fiesta, ¿verdad?
-Mmmmm....pues si – afirmó Kyo con una sonrisa.
-Y bueno, ¿ya encontraste algo?
-No, aún no. Esto de buscar empleo es más difícil de lo que pensé, piden muchas cosas. Unos requisitos de edad, otros mucho tiempo y algunos hasta gente responsable, ¿puedes creerlo? – Benimaru sudó una gota y negó con la cabeza.
-Oye Kyo, puedo ayudarte con esto, pero si lo que buscas es algo donde no hacer nada, va a ser bastante difícil; pero tengo una idea, vamos a hacer una lista de todas tus aptitudes y haber si eso nos puede orientar en algo.
El moreno estuvo de acuerdo y Beni buscó una libreta donde apuntar todo lo que fuera de consideración.
-Haber... esto.... ¡si!...hummm....Ah, es cierto!... esto también... – y después de un rato -: ¡Ya está!
-¿Qué escribiste? – preguntó Kyo.
-Que eres rico, joven , apuesto, fuerte, atlético...
-¡¿Y para escribir eso te tardaste tanto?!
-Vamos, no te enojes. Además me costó mucho pensar en lo que eres bueno, aunque viendo ésta lista, diría que podrías ser modelo... ja ja ja – el moreno vio por un momento a su amigo y luego también empezó a reír.
-Ja ja ja ja... eso no va a pasar.
-Aaaaah, es una lástima que digas eso... y yo que quería verte modelar en traje de baño, pero bueno... Mi querido Kyo, déjame decirte que si sigues con ésta desidia, lo mejor que puedes hacer es irte de mesero...
~ Día tres, cuatro, cinco, seis....(o sea, varios días después) ~
Y bien, aquí me tienen, en mi nuevo trabajo. Talvez no sea lo mejor ni nada de lo que yo hubiera querido, pero al menos es algo y puedo obtener cosas buenas de ésta experiencia, además de que tuve suerte y me dieron un horario que a mi me gusta, pues odio levantarme temprano. Y aunque al principio no me haya ido muy bien, pienso que podré superarlo, pues una serie de accidentes le pasan a cualquiera...y que bueno que no me despidieron a causa de eso y sólo lo descontaran de mi sueldo, porque si me corren de esto, no se que haría, además de que mis amigos ahora si se convencerían de que soy un bueno para nada....pero bueno, ahora estoy mejorando un poco y ya no ha pasado nada malo...¡¡espero que mi padre me perdone pronto pues ya no quiero seguir así!!
* * * *
La noche parecía como una noche cualquiera, y ciertamente lo era, la calle era bastante concurrida aún a pesar de ser ya tarde y la música se podía oír a través del viento que la llevaba a oídos transitantes. El sonido de una guitarra fue la culminación de la serie de melodías que habían inundado ese día las calles de la ciudad, que ahora respiraba tranquilidad después de un buen rato de agitación por causa de aquel concierto que se había dado.
Los miembros de la banda se disponían a guardar sus pertenencias e irse a descansar, pero uno de ellos tuvo una idea y se la transmitió a los demás en susurros, pues no debía ser escuchado este mensaje por un miembro en particular. Ésta persona, habiendo terminado de guardar su bajo en un estuche, estaba listo para irse pero sus compañeros lo rodearon impidiéndole el paso.
-¿Qué están haciendo? – aquella voz era tan fuerte que hacía que esa sola frase resonara en el lugar.
-¿No lo adivinas?...- dijo uno de ellos - quieras o no te llevaremos a un lugar para que festejemos juntos ¿qué te parece?
-¿Festejar qué? – contestó secamente.
-No empieces de nuevo, obviamente vamos a festejar que te estás volviendo más viejo, ¿qué más? – y antes de que el pelirrojo pudiera decir algo más, todos los demás lo sujetaron de sus ropas y comenzaron a jalonearlo para obligarlo, de ser necesario, a que accediera a su propuesta. Y sin más que un suspiro de fastidio, el miembro más imprescindible de la banda, tuvo que aceptar. Tenía que dejar que los otros se salieran con la suya al menos una vez al año, si no, lo iban a molestar todos los días hasta que se hartaran y no estaba dispuesto a eso.
Así que lo llevaron a una de las discotecas más grandes que habían por el lugar. Habían luces por todas partes y el decorado era de un estilo gótico que bien combinaba con los recientes visitantes. Además de que la música tenía un tono perfecto, ni muy alto ni muy bajo, por lo tanto, no iba a crispar los nervios del festejado que quería un descanso.
El grupo entró sin darle importancia alguna a una que otra persona que los observaba fijamente por haberlos reconocido, no se iban a poner a dar autógrafos en ese momento, sólo querían divertirse un poco y pasar un rato agradable con su vocalista, si es que eso era posible. Tomaron una mesa y se disponían a pedir unos tragos, cuando uno de los integrantes dio a notar una observación:
-Oye, Yagami; ese mesero ¿no es tu querido Kusanagi? – le dijo al oído. Éste al oír aquel nombre, cambió su expresión de aburrimiento por la de alguien totalmente despierto y enseguida volteó hacia donde le indicó su compañero. Abrió los ojos al darse cuenta que en realidad si se trataba del moreno, pero ¿cómo era posible que estuviera él allí?, se había preguntado, pero ahora eso era lo de menos.
Una idea cruzó su mente, sus compañeros lo habían llevado para divertirse y no iba a desaprovechar la oportunidad, así que.... ¿qué esperaba? Una sonrisa maliciosa apareció en su rostro y esto asustó un poco a los otros que no sabían que era lo que planeaba. Quizá había decidido llevarles la corriente y al menos fingir que se la estaba pasando bien, pensaron, pero sus suposiciones aunque distaban poco de la realidad, no era exactamente lo que el pelirrojo tenía en mente.
La fiesta tenía que comenzar y era necesaria la presencia de un invitado más, y sin más preámbulos, Iori pidió el servicio. No pasó mucho para que le dieran a Kyo el aviso de ser el mesero exclusivo de una mesa.
“Tienes suerte, compañero. Vas a trabajar poco esta noche”, le habían dicho, y él se había puesto un poco entusiasmado, pues cuando eso sucedía, por lo general salía temprano y le pagaban un poco mejor. Así que, que mejor que comenzar de una vez, y se dirigió a la mesa correspondiente. La número 37, pensó para sí mientras pasaba entre la gente que se encontraba bailando en ese momento. Ya estaba a pocos pasos de la mesa y de no ser por la luz tenue que iluminaba el lugar , quizá se habría dado cuenta antes de la presencia de cierto pelirrojo que en ese momento le daba la espalda, pero siguió su trayecto hasta llegar a su destino.
-Buenas noches, ¿qué dese... – había dicho, pero se quedó mudo al darse cuenta de lo que estaba pasando.
¿Que está pasando aquí? ¿porqué a mi? ¿es que acaso he hecho algo tan malo como para merecer esto?, pensaba. Mientras Iori no despegaba la vista de él. ¿Porqué en éste lugar? ¿porqué en éste momento? De todas las ocasiones posibles, porqué tenía que ser ésta...
-¿Qué te pasa mesero, no vas a pedir nuestra orden? – sentenció uno de los presentes en la mesa.
Cómo se atreve ese maldito...
-Disculpe... – dijo, tratando de calmarse - ¿qué van a pedir? – agregó, concentrándose en su pequeña libreta con tal de no ver a Yagami.
-Unos tragos, y que sea rápido – dijo el pelirrojo. Kyo apuntó en su libreta, asintiendo ante la orden recibida; se giró para retirarse pero en ese momento, Iori lo detuvo.
-Oye... no olvides tener una buena actitud, que para eso se te paga – concluyó y dejó ir al moreno.
-¿Crees que es bueno hacerlo sufrir? – preguntó uno de los acompañantes, pero no recibió respuesta alguna.
-Es bastante guapo – comentó la única mujer que estaba en el grupo -, cómo me gustaría darle algunas lecciones de teclado...
-Siiii.... además de unas leccioncillas extras... – mencionó otro de ellos de manera insinuante.
-Cállense ustedes dos ¿qué no ven que ese chico es sólo propiedad de Yagami? – se volvió a verlo, éste sólo sonrió irónicamente, pero se podía ver un atisbo de melancolía en esa sonrisa.
Sus compañeros no le dieron mucha importancia, el pelirrojo no se caracterizaba por ser muy comunicativo y ya estaban bastante acostumbrados a su actitud y a esos constantes momentos de quietud que brindaba cuando, simplemente se dedicaba a mirar fijamente la nada.
Cuando menos se dieron cuenta, el joven castaño ya había vuelto con las bebidas y sin decir palabra comenzó a servir. Hasta ese momento todo parecía tranquilo, e incluso él pensó que quizá ya se habían cansado de jugar y lo dejarían en paz, pero un poco de esa tranquilidad desapareció cuando fue momento de servirle a su perseguidor. Cada segundo en que el líquido caía de la botella al vaso, se le hicieron una eternidad... y no sabía porque, pero aunque el pelirrojo no lo observaba en esos momentos, podía sentir un intenso calor en el rostro que le pareció insoportable... finalmente, había terminado... el último vaso, la última gota; sólo un instante más y podía irse...
-¿Desean algo más? – se obligó a decir el moreno, que ciertamente no le importaba si querían algo más.
-No, eso es todo – contestó Iori – pero... - “Oh no, un pero”, pensó inmediatamente el Kusanagi - ... sería una descortesía si no te invitamos algo, me gustaría que te quedaras a acompañarnos – giró el rostro para ver la reacción del muchacho, pero éste sólo le devolvía la mirada con expresión indiferente -. Aunque si lo prefieres, puedes irte – concluyó.
Un suspiro de alivio fue la respuesta del joven castaño, no pensó que así de fácil terminara todo eso, pero mejor para él, así que sin más dio la vuelta para irse. Pero era tanta su prisa que no se fijó que un pie sobresalía de la mesa y cayó al suelo, causando un estrépito por las cosas que tenía en la mano. Los acompañantes del pelirrojo no tardaron en soltar risas y carcajadas por la escena, pero al contrario de ellos, el moreno estaba sumamente molesto y no estaba dispuesto a seguir siendo su burla.
-¡¡Maldito bastardo!! – dijo, e inmediatamente se abalanzó hacia Yagami que esperaba tranquilamente en su asiento.
Pero en eso llegaron otros empleados del lugar y detuvieron a Kyo. Iori hubiera dejado que ellos continuaran y el moreno se deshiciera de ellos, pero prefería no hacer más grande el problema, así que decidió intervenir.
-¡Déjenlo¡ - gritó. Su voz era tan imponente, que de inmediato los demás soltaron al muchacho.
Iori se fue acercando lentamente, y Kyo pensó sin lugar a dudas que era porque quería pelear. Si, no faltaba una ocasión en la que ellos se encontrasen y no acabara todo en una pelea, estaba harto, así que enseguida tomó una posición defensiva. Al otro no le causó sorpresa ésta reacción y siguió caminando, entonces, al estar frente a su rival, sacó una mano de sus bolsillos y levantó un poco el brazo. El moreno ya podía ver el fuego púrpura brotar de ésa mano, pero en vez de eso...
-Es una lástima que seas tan torpe, pero descuida... aún así te daré propina – le dijo el pelirrojo, que lo tomó de la cadera y en una caricia, fue bajando su mano hasta meter el dinero que tenía en la mano en el bolsillo trasero del pantalón del Kusanagi.
Después de esto, Iori le dedicó al joven desconcertado, una ligerísima sonrisa que pronto desapareció al darse la vuelta e irse. Los otros integrantes de la banda, sin decir queja alguna también lo siguieron, no sin antes tomar sus bebidas y dejar el dinero de la cuenta en la mesa. Mientras, el joven castaño seguía de pie, mirando sin parpadear aquellas figuras que salían del lugar.
* * * *
-¡¡Bastardo!!
Un golpe... al igual que los gritos, era todo lo que se escuchaba fuera de esas paredes. Dentro, Kyo trataba de desahogar la furia que sentía por aquella humillación pasada.
-¡Maldito Yagami! ¡¡MALDITO!! ¡¿Cómo te atreviste a humillarme de esa manera? Estoy harto de ser tu burla!
Sacó un poco más de ese rencor dando otros cuantos golpes, pero después de un rato se detuvo pues no creyó que la pared pudiera resistir más, y no quería otro gasto sumado a lo que ya debía por lo roto en su trabajo. Respiró profundamente para tranquilizarse y fue directo al sofá; necesitaba relajarse, necesitaba pensar... necesitaba ver a Yagami y devolverle lo que le hizo.
Por un momento se puso a pensar, a recordar, lo de la noche anterior...al principio no notó nada extraño, pero después, si que lo había desconcertado bastante la actitud poco más... educada del pelirrojo; aunque quizá no tanto, pues también pasó por su mente que eso era parte de su actuación. Sin embargo, lo último... eso si que no lo esperaba, pudo haber previsto cualquier cosa... menos eso. Y es que cómo... ¿cómo fue capaz de tocarlo de esa manera? Lo único que podía explicar eso es que él estuviera completamente loco... y si no era eso, no entendía nada ó no quería saberlo...
Tanta duda le provocó dolor de cabeza, pero por más que quería no podía abandonar esos pensamientos. Tenía que distraerse, quizá daría un paseo; si, ero sería lo mejor por el momento. Sin pensarlo dos veces, se levantó del sofá e iba por su chaqueta, pero en ese momento el teléfono sonó.
-¿Aló?
-¡Hola, Kyo! ¿cómo te va, ya has encontrado algún empleo?
-Hola Beni... si, ya tengo trabajo desde hace una semana.
-¿En serio? ¡Qué bien! ¿y que conseguiste?
-Soy mesero
-¿Mesero? Ja ja ja ja ja ¿acaso te tomaste muy en serio la broma que te hice?
-¿Cuál broma?
-N-no, nada.... Oye, Kyo. Me preguntaba si tenías algo de tiempo libre, tú sabes, para divertirnos un poco...
-Gracias, Benimaru pero no... en estos momentos no creo tener tiempo, además estoy a punto de salir.
-¿Y puedo acompañarte?
-No
-Mmmm, ya veo... bueno, entonces supongo que te llamo luego... sayonara!
Listo, ahora era momento de salir y buscar respuestas. No era necesario que en ese momento fuera, pero no podía esperar más, quería desquitarse con el causante de su enojo, no con su propio departamento. Así que rápidamente tomó su chaqueta y salió del edificio.
Durante unas horas caminó sin rumbo y sólo estuvo vagando, pero se desesperó y luego pensó en los posibles lugares en donde quizá, o al menos remotamente, podría estar el pelirrojo. Fue visitando uno a uno los lugares que cruzaron por su mente... cafés, discotecas, bares, sitios de reunión (¿?).... e incluso y como último territorio, fue a merodear en los alrededores de la mansión Yagami, pero nada, ni rastro de él... pareciera que se lo había tragado la tierra.
Al final del día, Kyo estaba más que agotado, estaba fastidiado. Ahora lo único que quería, era llegar a su departamento y tirarse en la cama, nada más que eso, sólo descansar y soñar que existe un mundo sin Yagami. Siguió caminando, ya faltaba poco para llegar... apresuró un poco más el paso y al doblar la esquina hubiera seguido con ese ritmo, pero en vez de eso, se paró en seco. Repentinamente sintió que la rabia volvía a él y todo su cuerpo comenzó a tensionarse. Todo esto era causa de la persona que se encontraba justo en la entrada del edificio; ésta al darse cuenta que ya había sido visto, se giró, caminó hacia el moreno y le dijo:
-¿Me buscabas?
-¡¿Y todavía lo preguntas? No puedo creer que seas tan cínico! – el pelirrojo lanzó una pequeña risa.
-¿No me digas que quieres pelear?
-¡Por supuesto... te haré pagar por la humillación que me hiciste pasar!
-¿Humillación...?, yo no lo llamaría así. Sólo fue, tu propina ¿ no te gustó?
-¡¿Pero que demonios estás diciendo, acaso estás demente? – Iori amplió aún más su sonrisa y esto molestó al moreno, que se lanzó hacia él aprisionándolo contra la pared. - ¡Ya deja de reírte, me tienes harto! ¡¿Cómo puedes decir todas esas cosas... actuar de esa manera?! ¡¿Acaso a ti te gustaría que un hombre te toque así?! – entonces el joven castaño empezó a acariciarlo, pero rudamente.
A Iori no pareció importarle mucho esto y no hacía nada por evitarlo, pero después de un pequeño lapso, detuvo al Kusanagi tomándolo de las muñecas. Entonces lo jaló y con un giro, ahora se habían invertido los papeles; y el joven castaño ahora se encontraba contra la pared. Sus manos también se hallaban fuertemente presas y fueron llevadas sobre su cabeza.
-No lo sé...pero si me gusta que lo hagas tú... – dijo el pelirrojo, que pasó lentamente su lengua por el rostro de Kyo. Éste como reflejo, trató de voltear un poco la cara cuando lo sintió rozar sus labios, pero esto sólo provocó más al otro y de manera violenta, tomó su boca.
El moreno abrió grandemente los ojos y por un momento no pudo reaccionar por la sorpresa, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, trató con todas sus fuerzas de liberarse, sin embargo todo era inútil. Iori era realmente fuerte. Cuando finalmente fue liberado del beso, Kyo sintió que sus mejillas estaban completamente ruborizadas, y no sabía si lo embargaba más la furia o la vergüenza. Por un instante deseó que todo fuera una pesadilla, que en cualquier momento fuera a despertar... pero el que lo hizo despertar fue Iori, que lo sacó del transe en el que se encontraba al oír su voz.
-Sabes bien que podría continuar... –murmuró mientras besaba el cuello del moreno -... y violarte aquí mismo. Pero sería más divertido si tú me lo pides.
-Estás loc... – iba a decir Kyo, pero Yagami lo calló golpeándolo en el abdomen
-Ya veo que no quieres cooperar, así que haré las cosas fáciles para ti -. Le dijo.
Y aprovechando el ligero aturdimiento del joven castaño por el golpe, Iori desgarró su camisa y le abrió el pantalón, manteniendo aún sujetas sus dos muñecas con una sola mano. Dio inicio a una serie de caricias que empezaban a causarle escalofríos al otro joven que varias veces, notó el pelirrojo, intentó contener sus gemidos. Pero no, no podía, ya no podía resistir más, aquel contacto estaba enloqueciendo al joven. Y sin darse cuenta, dejó de oponer resistencia. Esto satisfizo a Iori y soltó las manos de Kyo, proporcionándole más libertad.
Repentinamente, el moreno sintió una tibia humedad que le quitó el aliento y le hizo emitir un gemido ahogado. Sintió que se desmayaría a causa de esto... por lo repentino, por la sensación, por la sorpresa de darse cuenta que lo estaba disfrutando y ya comenzaba a excitarse demasiado. ¡Simplemente no podía creerlo! ¿Qué estaba pasando ahí? ¿Por qué no hacía nada por detenerlo?
No lo sabía, lo único que en realidad percibía, era que quería que Yagami continuara... pese a que fuesen hombres, aunque fuese su enemigo... ahora él estaba enloqueciendo. Súbitamente, mientras Kyo seguía sumido en sus pensamientos y en el placer, todo terminó... aquellas sensaciones desaparecieron. El moreno se quedó en el sitio y levantó la mirada hacia el pelirrojo, que también lo miraba.
El moreno no dijo nada, pero por su expresión se podía ver claramente la interrogante del porqué se detuvo. Pasó un momento que pareció eterno, pero en realidad fueron sólo segundos de silencio, después Iori habló:
-Lo dejaremos hasta aquí.
-Q-qué...
-Las cosas no terminan así como así, es suficiente con esto para mantenerte hasta la próxima vez
-¿La... próxima vez...? – murmuró Kyo para sí.
El pelirrojo entonces, tomó el rostro de su rival y le dio un último beso como despedida. Kusanagi ni siquiera reaccionó y sólo fue conciente de lo que pasaba cuando la frialdad de la noche inundó su cuerpo. Entonces buscó con la mirada, divisó a todas partes... pero Iori ya se había ido.
La próxima vez, pensó el joven castaño para sí...
Owari
Finalizado el 22 de marzo del 2004.