Fanfic by Pekkochu
Sometimes... I think...
Un día como cualquier otro. La misma tarde de ayer frente a sus ojos, pasando monótona y lenta como en cada momento de su vida. Un nota de su cello desgajándose en el aire, dejando una leve resonancia hasta desvanecerse por completo.
Era agradable sentirse así, solo, con su música, dejando que ella invadiera sus sentidos hasta que no quedara espacio para pensar, ni lamentarse de nada. El único pensamiento que seguía permaneciendo era Kyo. No importaba cuánto quisiera arrancarlo de su vida, aún en ese instante de soledad, tan íntimo, Kyo no desaparecía de su mente.
¿Y acaso importaba...?, se preguntó en voz alta, su voz grave rompiendo el repentino silencio luego de que la última nota acabara. No, nada importaba ya. Todo le daba lo mismo, saber que sus vidas habían cambiado luego de todo por lo que Kyo había sufrido en aquel laboratorio, descubrir que la razón por la que quería matarlo ya no tenía sentido, descubrir que su vida misma se sentía mucho más libre que desde nunca...
Eran demasiadas cosas. El darse cuenta de todas al mismo tiempo, no había sido una experiencia tranquilizadora, tampoco. Había vivido por él, había recibido los duros castigos para controlar el fuego púrpura, todo había sido tan doloroso... Ahora creía poder enfrentarse a cualquier adversidad sin el más mínimo temor, pero en aquel momento... en aquel momento había sido un estúpido, un débil mocoso. Sonrió amargamente, todo había sido para Kyo. Y Kyo lo había despreciado.
Inclinó nuevamente la cabeza, decidido a que las escalas salieran armoniosamente, mientras el instrumento vibraba contra sus dedos. El pulgar un poco más arriba, bajando y deslizándose entre las cuerdas, arrancando la melodía que deseaba. Pero todavía no era suficiente, debía ser más veloz y preciso.
Kyo.
Kyo.
Era todo un héroe, siempre rodeado de amigos, siempre amable con todos, incluso hasta con aquel estúpido aprendiz suyo que nunca lo abandonaba. Debía de ser muy duro para él empezar todo de nuevo; pero no le tenía lástima. Ambos habían tenido que comenzar desde cero, y para él mismo tampoco era fácil. Aunque... aunque... ¿qué era lo que había cambiado para él en ese último tiempo? Continuaba pensando en el descendiente de los Kusanagi, pero no quedaba nada del odio que había alimentado su corazón durante toda su vida. ¿Era tal vez eso lo que le impedía recomenzar?
Preguntas, preguntas. Nada terminaba en algo concreto, y le empezaba a ser desesperante vivir de esa manera. Su música no era suficiente... deseaba algo más. Lo quería.
Apartó algunos mechones de su rostro, y volvió a entonar la misma melodía que venía practicando desde hacía horas. Sus manos se movían sobre las cuerdas, las largas uñas sostenían las notas, pero no era como lo que tenía en mente. Continuaría practicando hasta que la pieza lo dejara conforme.
Doce de diciembre, una tarde como todas. El invierno oscureciendo y haciendo frías todas las cosas, cada día más corto que el anterior. La nieve cayendo de a ratos era bastante como para oler la cercana navidad impregnada en el ambiente. Odiaba esa época del año, pero debía reconocer que también era ideal para distenderse un poco, aunque los pensamientos más dolorosos surgieran con mayor facilidad que en otra época del año.
Enderezó la espalda, e hizo a un lado los rebeldes mechones granate que caían sobre sus ojos. Aún había tiempo; hasta medianoche lo habría.
"Eres mío... Mío para que te mate". Sonrió ante el recuerdo de sus propias palabras, sin poder evitar recordar la mirada desafiante del joven de cabellos castaños, junto con ese deseo en sus propias entrañas de verlo yaciendo en su propia sangre, con sus ojos velados por el dolor. Ya no quedaba nada de todo aquello. La posesividad de ese extraño vínculo era lo único que jamás cambiaría. Ambos se pertenecían, y, aunque todo careciera de un sentido, allí estaba.
Ese era el motivo por el que había ido a buscar a Kyo a la base donde habían estado experimentando con él, y ése había sido el primer paso para renegar de la obligación de matarlo. También había sido un duro golpe en el perfecto mundo de Kyo. El dolor y las tantas marcas que Iori había visto en él, habían sido suficientes para hacerle sentir compasión, pero de alguna forma, también lo habían llenado de una morbosa satisfacción. Ver que por fin Kyo compartiera el sufrimiento que él, Iori Yagami, había padecido durante tantos años.
Iori bajó nuevamente los ojos, sonriendo secamente. El olor de la nieve también traía la promesa de un nuevo año, un año donde quizá todo fuera mejor, donde poder morir en paz, donde disfrutar de una mirada que no le temiera, donde pudiera ver los cálidos mechones castaños agitándose como antes...
El cello gimió armoniosamente, permitiéndole sentir cada preciosa nota. La música perdiéndose en la helada brisa invernal, el dulce sonido vibrando gravemente desde el instrumento. Una compleja y profunda melodía. Apretó con fuerza la última cuerda, y en el aire resonó la última escala, clara y cadenciosa. Por fin lo había logrado.
- Omedetou, Kyou - murmuró casi para sí mismo mientras se ponía de pie, y con movimientos lentos guardaba el lustroso cello en su estuche.
~****~
Owari
Notitas: Regalito para festejar el cumple de Kyo ^^. Siento que me salió muy rebuscado, pero curiosamente me dejó satisfecha... El sólo hecho de poder haber escrito algo que no sea Memoirs me tiene contenta. Estabas diciendo que si alguien quería mandar una colaboración, que lo hiciera, así que se me ocurrió que podía saludar a Kyito con un ficcie. Jiji, eso era todo. Me voy a seguir sonrojándome mientras tengo pensamientos impuros entre Draco y su profe Snape XD~~
KOF
pertenece a SNK
"Sometimes... I Think" es propiedad de Pekkochu
Publicado en IorixKyo Archive
Diciembre, 2002