Autora: Pekkochu <pekkochu@yahoo.com.ar>
Título: "Something really matters"

Categoría: Kyo's POV

Pairing: Kyo with Iori ^^

Resumen: Pensamientos de Kyo en el cumpleaños de Iori.

~****~

Something really matters

Estoy sentado en este claro, lejos del bullicio de la ciudad, del ruido de los cláxones al pasar, del murmullo de pasos contra el concreto. Alejo unos mechones de cabello que caen sobre mis mejillas, y aspiro el aire que me rodea. Suave aroma cítrico, la frescura inconfundible del agua dulce, el césped asomando plenamente por los últimos vestigios de nieve que el sol radiante de esta mañana no ha podido derretir.

Siento el suave rumor de la primavera en el aire. No sé si son los pájaros, o el sonido del agua cayendo por las piedras, lamiéndolas impetuosamente para retirarse luego... No lo sé, ni tengo intenciones de averiguarlo. Nunca nada me importó lo suficiente como para buscar razones profundas, ¿verdad? Tú lo sabes mejor que nadie.

Redundo. Es demasiado tarde para que algo me interese.

Y tú, acaso... ¿eres diferente a mí? No, no... Si cierro los ojos, y me aíslo de todo, puedo verte con una nitidez asombrosa. Incluso el aire parece llenarse de tu voz, profunda y disgustante, sonando como si rugieras.

Te veo con una sonrisa sardónica, alto, con ese atuendo tan característico tuyo. La camisa blanca, los pantalones atados con esa cincha extraña, las botas que tantas veces se han clavado contra mí en los combates, esa estúpida correa en torno a tu cuello... Por cierto... ¿alguna vez le has encontrado uso a esos accesorios? ¿Puede ser que, al fin y al cabo, algo tan frívolo como la apariencia te conmueva?

No, no lo creo. ¿Sabes? Tu vida y la mía son muy parecidas... De eso hablaba al principio. El odio las ha dominado en todos estos años... Nuestras llamas son ese odio materializado; púrpura y rico fuego escarlata, como lenguas que se han entrelazado, tratando de ganar espacio en el territorio del otro, en algo que no era un beso apasionado sino un combate por las disputas eternas de un maldito clan.

Odio que ha crecido, alimentado por tantas batallas... era bastante obvio que no duraría para siempre. El odio y la obsesión son sentimientos tan, tan fútiles... Puedes ver que alguien odie, y al día siguiente ame con el mismo fervor, y luego ese amor se disuelva al instante. ¿Y crees que algo permanece? ¿Qué ha permanecido entre nosotros dos, ahora?

Hablé del odio, pero ambos sabemos que nada de eso queda. La obsesión se fue con él, y el amor nunca existió. Tal vez por eso es que seguimos aquí, aguardando la muerte.

Lentamente cae la noche. Es tu cumpleaños, y no sé qué presente darte. Sigo con los ojos cerrados, y veo tu mirada roja, brillando luego de una pelea. Sí, tal vez sea eso lo que deba obsequiarte: un combate, el último, hasta que amanezca y salga vencido uno de los dos. Pero sigo pensando que no hay nada que importe aquí como para que yo te dé mi vida. Te la daré, me la quitarás... ¿cuántas páginas se han llenado con eso? No voy a alimentar las malas ideas de los fanáticos; mi vida vale más que un mero párrafo con errores de sintáxis y ortografía.

Además, valoro mi vida. No hice demasiado en todos estos años, pero puedo disfrutar de una tarde apacible sin tener remordimientos sobre lo que no he logrado. ¿Cuánto tiempo crees que dure este idilio? ¿Te arrepentirás de esta situación, y volverás a retarme? Parado allí, con los pliegues de tu camisa manchada de sangre, con las manos convertidas en garras, listo para que el fuego consuma el cuerpo de tu antagonista.

No, eso sería imposible. Lo habría creído hace un tiempo, pero no ahora. Tu vida está apagándose más rápidamente que nunca, acaso porque el odio ya no te da su fuerza... Lo siento en tus ojos, en la frialdad de tus manos. Tu fuego se está yendo, lo mismo que tu vida. No tienes más espíritu que para yacer sobre mis rodillas, al borde de este espejo de agua.

Bajo los ojos y te veo, ahora ya no en mi imaginación, sino conmigo. Había olvidado que estás aquí, con tu cabeza sobre mi entrepierna, respirando suavemente, con tu cabello rojo enredado entre mis dedos. La calidez que desprenden estos mechones de color carmesí, es deliciosa.

Tu camisa forma un charco a tu alrededor, está sobre el césped, sobre mis pantalones. La cincha de tus piernas desapareció hace un largo tiempo... Tal vez te aburrió que toda la gente piense que la usas para atar a tus amantes al pie de una cama... Sonrío para mí mismo, tal vez soy demasiado perverso.

Vuelvo a apartar el cabello que cae sobre mis ojos, impidiendo que siga observándote, y la misma mano baja luego para acariciarte el rostro. No se trata de un toque sexual... ni siquiera amistoso. ¿Nunca has tenido la necesidad del cuerpo de otro junto al tuyo, sólo para saber que está allí? ¿Nunca? Bueno, es justo lo que ahora me sucede. Estás conmigo, y tu presencia me basta. No hay deseo; nada más lejos. Sólo un sentimiento cálido, tanto como el que sentía al invocar mis llamas... aunque no hay odio... Quizá por eso se siente distinto.

Eres hermoso. Frío y lejano... de alguna manera, el rencor y la obsesión que endurecían tus facciones, se han ido. Tienes los ojos cerrados, pareces dormir. Recorro la línea fresca y pálida de tu mandíbula, y mis dedos se detienen en el pulso de tu garganta. Me pregunto cuánto durará esto. Y cuánto viviré yo para disfrutarlo.

¿Sabes?

Te siento mío en estos instantes.

Pero eso jamás voy a admitirlo. Somos dos luchadores; desde que nacimos nos han obligado a odiarnos, tú te has aferrado a una persecución enfermiza, y yo he sido un joven arrogante, aceptando las peleas, pero demostrando claramente que nunca me interesaron. Por eso, desearte está fuera de las posibilidades ahora.

La noche ha comenzado. Tu piel bajo mis dedos es fría y tersa, podría pensar que estás muerto, si no fuera porque de a ratos siento que el brazo que tienes envolviendo mi cintura se ciñe más fuerte.

El agua continúa fluyendo, y a su sonido se le han agregado el de algunos insectos. El sol se ha apartado del firmamento, y el frío está traicionando la idea que había tenido esta tarde sobre que la primavera estaba sobre nosotros.

Todavía no tengo tu regalo. ¿Te importa? Te lo pregunto, y me contestas con una risa profunda, que reverbera contra mí. Sí, tenemos mucho en común, Yagami. No dejo de repetírmelo.

Echo una mirada a mi alrededor, inmerso en la semipenumbra, y luego mis ojos descienden para ver tu palidez, y el rojo cabello destacándose en la oscuridad. No importa cuánto dure, sino que valga la pena, pienso, mientras tomo tu rostro en mis manos y lo levanto hacia mí.

-Feliz Cumpleaños -susurro, al mismo tiempo que bajo mi cabeza para besarte con suavidad en los labios. Los abres para mí, húmedos, fríos... suaves. Y tu respuesta es suficiente para hacerme saber que toda mi vida he estado equivocado.

Puede que algo... realmente importe, después de todo.

~****~

Owari

KOF pertenece a SNK
"Something really matters" es propiedad de Pekkochu
Publicado en Iori x Kyo - The Birthday Series
Marzo, 2003

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