Título: Te regalo 24 horas de vida y enseñanzas
Autora: Lola Rose Mistic Doyano (lolarosemisticdoyano@hotmail.com)
Resumen: Basado en el libro, cancion de navidad de charles dickens, el dia de su cumpleaños, a Iori, se le apareceran tres espiritus, haciendo cambiar el rumbo de su vida
Disclaimers: Iori Yagami, Kyo Kusanagi y KOF, son propiedad de SNK.


Te Regalo 24 Horas de Vida y Enseñanzas

Los rayos del sol se abrieron paso entre los vidrios, de aquel lúgubre departamento, intentando entrar, vanamente, por uno de los vidrios, que se encontraba cubierto por una gruesa cortina negra de terciopelo.

Y ahí en la cama revuelta se encontraba, Iori, despierto pero negándose a levantarse, era otro día, no era mas bien otro año.

-25 de marzo, de nuevo- suspiro, esa fecha lo deprimía, era su cumpleaños, uno mas, sin saber cuando las alas de la muerte lo arrancarían.

Esa fecha era como los torneos, esperándolos, solo para ver a ese Kusanagi...al que el tanto amaba...

Alzo el brazo buscando un cigarro, estaba seguro de haberlos puesto en la mesita de noche que había a un lado de la cama, pero no los encontró. Así que se puso de pie, siendo preso de un terrible mareo, pero seguido del mareo, cayo de rodillas, sus piernas se resistían a seguir sosteniéndolo.

Entonces de nuevo, aquellos tormentos, a los que ya se había acostumbrado, que durante años lo habían seguido, como la sombra de la muerte, y llevándose una mano al pecho, intentando, fallidamente, detener el dolor, y lo que el sabia que seguirá, comenzó, a toser, como si fuera un tuberculoso, arrojando sangre, manchando su pecho desnudo, pero esta vez era mas que lo de costumbre.

De pronto, todo a su alrededor se nublo, hasta convertirse en una oscuridad, donde no pudo ver nada...una oscuridad, que le estaba tragando el alma, una oscuridad, que mejor dicho le tragaba lo poco que quedaba de vida en su cuerpo.

***

-No puede ser que no me quieran dar la dirección, de Yagami-renegaba el joven muchacho por el otro lado del auricular- ¿Qué para que lo quiero?, es su cumpleaños no lo sabia, quiero llevarle un presente...se ha de sentir muy solo, y muy triste...entonces si me dará la dirección, gracias, si, si tengo donde apuntar, gracias, yo le doy sus saludos ,no se preocupe- con una amplia sonrisa en su rostro salio de su departamento rumbo al edificio indicado, en la parte de atrás de su motocicleta, llevaba el regalo que le daría a Iori.

Se paro justo frente a la puerta del departamento, dispuesto a tocar, pero sus manos le temblaban, y toco, muy lentamente, pero nadie salía pero pudo ver que la puerta estaba abierta, entonces frente a el, se encontraba Iori, lanzando sangre por la boca, pero aun así giro sus ojos, y los abrió, muy leve mente, mientras este se arrodillaba, y tomaba su cuerpo para ponerlo entre sus brazos.

-Kyo...acaso tú eres mi ángel- le dijo Iori, reconociéndolo, diciendo esto, volvió a perder el conocimiento.

***

Podría jurar, que por un momento, había visto a Kyo, sostener su cabeza y mirarlo, con preocupación, se dijo, pero al levantarse pudo ver de nuevo la oscuridad, y ante el se erguía, una figura extraña, era alguien vestido, con una larga túnica negra, y su cabeza llena de cadenas de plata, mientras la túnica caía muchos metros atrás, entonces la figura volvió el rostro, y miro a Iori con indiferencia.

Su rostro era como el de un joven, pero al mismo tiempo se veía lleno de sabiduría y hermoso, sus largos cabellos rizados caían hacia atrás, confundiéndose en la negrura de su túnica, solo siendo distinguido, por las cadenas de plata que envolvían los mechones.

-muévete, que no tengo todo el tiempo del mundo- le dijo el joven a Iori, mientras este seguía tirado en el piso, observándolo asustado.

-¿Quién eres?, y ¿Qué quieres de mi?- pregunto autoritariamente, Iori, pero el joven solo le lanzo una mirada ruda que lo hizo ponerse de pie y seguirlo entre la oscuridad.

-mi nombre no importa, lo que importa es ¿Quién eres tu?- le dijo el joven mientras Iori, se detenía y se llevaba una mano ala cabeza, nunca se lo habían preguntado, quien era el...

-el descendiente de los Yagami, enemigo mortal de Kyo Kusanagi, y...-dijo deteniéndose, no tenia nada mas que decir Kyo, era todo lo que giraba, alrededor de su cabeza, sin el no tendría vida.

-hoy es tu cumpleaños, oh disculpa, mi nombre es Hades, dios griego de la muerte, pero volviendo a lo que íbamos, hoy es tu cumpleaños, y mi misión, es que veas todo lo que ha sido tu vida, para que trates de cambiarla, en menos de 24 horas, de veras de vivirla como nunca, si el consejo de los dioses cree, que lo has logrado, te retiraremos la maldición de Orochi, y podrás vivir, como si nunca hubiese pasado nada pero si...- y al decir esto se detuvo y levanto con una de las manos el rostro de Iori, para observar, el dulce azul de sus ojos...

Pero Iori retiro la mano, con un gesto descortés, pero Hades seguía sosteniéndole el rostro, se aproximo hasta el y le beso la frente, y su beso fue como una herida helada...

-Pero si no cambias todo en menos de 24 horas, vivirás, el eterno fuego del infierno, bebiendo agua hirviendo, mientras los demonios desollaran tu cuerpo, y volviéndote a crecer la piel, para que te la vuelvan a arrancar..., o pequeño Iori, tu decides, esta en tus manos cambiar el rumbo de tu destino- le dijo Hades, mientras le sostenía la mirada desafiante a Iori, en verdad era terco.

- No le tengo miedo a la muerte- fue lo que dijo Iori, mientras Hades levantando un extraño báculo que traía, hizo encenderse todo, mientras llamas púrpuras salían del suelo iluminando tenuemente todo, y ahí frente a el, se encontraba un tipo lago de donde comenzaron a salir demonios arrastrando a Iori, hasta el lago. Entre ellos pudo distinguir a su abuelo, y a otros parientes suyos, que habían muerto, estaban ahí dando gritos aterradores, que hicieron a Iori estremecerse.

-Acompáñanos Iori, ven a nuestro lado, ven- gritaban las almas en pena de los Yagami, que habían rehusado la oferta de Hades, ahora jaloneaban a su descendiente para llevarlo con ellos. Pero de pronto Hades le ofreció una mano, que Iori acepto sin titubear.

Entonces se encontró en un bello jardín, que conocía, era la mansión de los Yagami, y ahí frente a una ventana estaba su padre, que al parecer no lo veía.

-No nos podrán ver, visitaremos tu vida, en el pasado, en el presente, y en el futuro, yo seré el primero, pero vendrán otros dos espíritus mas, para guiarte,- dijo un hombre que tenia al frente que era delgado y tenia una larga barba blanca- yo soy el primer espíritu, el espíritu del pasado- dijo el hombre mientras comenzaba a caminar mientras Iori lo seguía, indiferente a todo lo que pasaba a su alrededor, pero de pronto observo una pequeña figura de cabellos rojos, llorando bajo un árbol, entonces en el rostro de Iori, que solo había al principio indiferencia, brillo un poco de interés.

-¿Soy...yo?-pregunto Iori, mientras se veía llorar, se acerco al pobre niño, y le paso, las manos por el abundante cabello rojo. Entonces pudo ver, el motivo de las lágrimas del niño, tenía sus manos quemadas, por fuego, era la manera, en que sus maestros buscaban, que este se acostumbrara al dolor, y pudiera manejar el fuego púrpura, sin tanto problema...

-¿Por qué eran tan crueles conmigo?-pregunto Iori al espíritu del pasado, el que se giraba y meneaba el rostro a los lados, de manera negativa.

-Así lo han hecho por generaciones, pero algo me sorprende, pero no...No es importante...aun no es el momento- le dijo el espíritu del pasado a Iori, mientras este lo veía, y seguía viendo al pequeño, niño que tenia al frente, que observaba sus pequeñas manos quemadas.

Entonces el espíritu le hizo una seña para que lo siguiera, mientras Iori seguía, viendo, mientras se alejaba, al pobre niño.

De pronto se, encontró en el despacho de su padre, este ya era viejo, y pudo reconocer que tenia que ser algo de la época actual, su padre se encontraba viendo, una luna plateada, que estaba en la pared, la insignia de la familia Yagami.

-No quiero ver esto, espíritu, no tiene el caso, de ver a ese costal de huesos viejos-dijo Iori, mientras se trataba de ir, pero el espíritu lo detenía por el hombro, y le decía al oído.

-Ese costal de huesos viejos, te dio la vida, el es tu padre no lo olvides-le dijo el espíritu, mientras Iori se volvía a regañadientes, y miraba atenta mente.

De pronto volvió a ver que la puerta se habría con fuerza, y entraba el, corriendo, viendo a su padre amenazadoramente, pero su padre lo seguía viendo ahí, de pie, como siempre, un hombre rígido, que parecía nunca equivocarse.

-Me voy padre, nunca volveré, estoy cansado, de esto, de todas estas antigüedades de la época imperial, de esta lucha que no me lleva a ningún lado, de todo, de ese necio Kusanagi, de todo, me oyes me largo padre, me largo, aquí a nadie le importo, y menos a ti- le grito Iori mientras escupía a un lado de su padre mientras este no le decía nada, permanecía impasible, como el árbol durante un tornado.

-Se que te escapas con ese joven, hijo, con Yashiro, y que irán a tocar su rock pesado, y que son amantes, hijo, lo se y no te reprimo nada, solo, nunca olvides quien eres, y de donde vienes-dijo el padre de Iori, mientras este lanzaba una llamarada púrpura quemando las cortinas del despacho de su padre, y salía corriendo, mientras su padre se quedaba solo en le cuarto.

-Nunca olvides, quien eres, y de donde vienes- se repitió Iori, mientras observaba a su viejo padre, caminar hasta un pequeño estante, donde se encontraba una tablillas shinto, que pertenecían a sus ancestros, y prendiendo una, pequeña flama en su dedo, encendió una varita de incienso que coloco en el incensario.

-Espíritus, ancestros, solo llévenlo por el mejor camino, que yo no pude hacerlo-dijo mientras se llevaba una mano, en el pecho y se doblegaba de dolor. Le estaba dando un infarto.

Iori, no soporto mas y se para al lado de su padre tratando de sostenerlo, pero sus manos no lograban tocarlo, ni detenerlo, solo caía al vació, y ahí viéndolo tirado en el suelo, Iori comenzó a llorar.

-Padre, perdóname, padre, padre...-entonces todo se nublo, y se encontró de nuevo en el suelo, tirado frente a el espíritu del pasado, frente a el. Con la oscuridad rodeándolos de nuevo.

-Has aprendido la primera parte, de tu recorrido, saber de donde vienes y quien eras, ahora debes de saber en quien te has convertido, te has preocupado por tu viejo padre...Iori eso es todo...cambia tu destino...solo tu eres capaz de hacerlo...-y diciendo esto el demonio de pasado desapareció en la oscuridad, mientras Iori se ponía de pie sin saber que hacer, así que siguió, caminando, hasta que se encontró, con un niño, que lo miraba, con extrañeza, Iori lo aparto de un golpe, para que se quitara, pero el niño lo siguió, mirando, extrañado por la rudeza con que lo habían tratado y le dijo a Iori.

-A ti también te trataron así- y al oír esto Iori, volvió el rostro y vio al niño, lo levanto en sus brazos, y sin querer las lagrimas rodaron por su rostro, mientras el niño, con una de sus manitas, le limpiaba la lagrima con uno de sus dedos.

-Soy el espíritu del presente, y te llevare a ver, como es la vida, y que en realidad existen, personas que se preocupan por ti, pero tus nunca te has dado cuenta por tu gran orgullo, sígueme- dijo el pequeño niño, mientras Iori lo bajaba y el niño, lo tomaba de una mano, y lo seguía, entre la espesa negrura, mientras a lo lejos observaba una gran luz, como si fuesen a salir de un túnel.

Entonces se encontraron frente, a una sala de hospital, donde estaba, sentado Kyo, llorando.

-¿Por qué quieres que mire a mi enemigo, espíritu del presente?- pregunto Iori mientras la puerta del cuarto se abría dejando salir una camilla, Kyo al verla, corrió a pararse junto a ella e ir llorando.

-No te mueras, todavía tengo tantas cosas que decirte, te amo, no te mueras por favor- gritaba Kyo, mientras corría detrás de la camilla.

-que paso con Kushinada, o mas bien con Yuki-pregunto Iori, pero el espíritu del presente negó con la cabeza, y dirigió a Iori, hasta un cuarto, que decía terapia intensiva, donde había entrado la camilla y Kyo.

Y ahí entre, tubos, de oxigeno, y aparatos que le tomaban los latidos, del corazón, estaba Iori, tendido en la cama, pero Kyo, sentado a un lado le sostenía las manos y las besaba, mientras lloraba, Iori, acerco su oído para saber que decía, y pudo escuchar:

-Iori, si no te mueres, te lo juro, te entregare mi vida, si quieres matarme, mátame, pero por favor resiste, amor resiste, no se que haría sin ti- entonces Iori, trato de abrazar a Kyo, pero no pudo entonces giro el rostro para ver al pequeño niño, pero este no dijo nada.

De pronto uno de los aparatos se detuvo, y Kyo salio corriendo buscando al doctor, Iori giro el rostro y miro al pequeño y le pregunto.
-Espíritu del presente dime ¿acaso ya he muerto?, no me quisieron dar esas veinticuatro horas de vida, al menos déjame despedirme de Kyo, y decirle que yo también lo amo, oh espíritu, nunca había amado la vida, pero ahora te ruego no me la quites aun- dijo Iori mientras miraba como un doctor entraba al cuarto y le ponía, en el hombro una mano a Kyo, que seguía llorando.

-Entro en coma, pero esta noche es decisiva, mañana o muere, o se recupera-le decía el doctor a Kyo, que rompía a llorar mas fuerte- por favor avísele a su familia- le dijo mientras el doctor se alejaba, y Kyo, caía al pie de la cama llorando.

-Basta espíritu, quiero volver, mira como sufre por mí, no soporto más, lo amo, y me ama, y nunca lo vi, oh espíritu déjame volver- le rogó Iori al espíritu de presente, mientras este solo levantaba una mano y seguía viendo los ojos llorosos de Kyo.

-Nunca pensé que dijeras eso, ves tan solo eres un humano como el- y al decir esto, el espíritu le puso una mano en el hombro a Kyo- eso eres, un humano, un mortal que le importa a Kyo, no por ser su enemigo, si no por ser su amor platónico- y al decir esto Kyo saco de una bolsa de su chaqueta, un celular, marco un numero y espero a que contestaran.

-Beni, oh , Beni tienes que ayudarme, no yo estoy bien, pero Iori, sufrió un ataque, y acaba de entrar en coma- y al decir esto la voz de Kyo se volvió a romper en llanto- y puede que mañana, ya no viva, se va a morir Benimaru, se va a morir, el día de su cumpleaños, quiero que vayas a la mansión de los Yagami, y le des digas que Iori esta grave, ¿Qué por que no voy yo?, estas loco, nunca me separaría de los últimos momentos de Iori, nunca, nunca lo haré- y siguió llorando de pronto el espíritu que ya no era un niño, si no un bello joven, meneo una mano, ante Iori, y se encontraron en la mansión Yagami.

Frente a ellos estaba el padre de Iori, tenia tanto sin verlo, cuanto seria 2,3 o 6 años que no lo veía, quiso correr a abrazarlo, pero recordó que era en vano.

-Hijo mió, 23 años cumples hoy, hijo, como quisiera volver a verte- dijo su padre mientras volvía a colocar una foto de Iori en el estante donde estaba, de pronto entro el rubio que Iori tanto conocía: Benimaru Nikaido.

-Señor tengo que hablar con usted- grito, benimaru, mientras tomaba aire de nuevo- se trata de su hijo...- pero de pronto aparecieron dos altos guarda espalda, y lo tomaron por los brazos, dispuestos a llevárselo, pero el padre de Iori, hizo una seña para que lo dejaran y se fueran.

-De Iori, y que paso con el-dijo el padre de Iori, con un semblante triste, presintiendo que serian malas noticias- dime aun vive, anda habla muchacho, dime si aun vive mi único hijo- dijo su padre ocultando las lagrimas detrás de un pañuelo, lloraba amargamente.

Iori pudo saber, como su padre lo amaba y el nunca había sido capaz de amar a su padre, su corazón, que antes había sido un frió témpano de hielo, se comenzó a derretir, sacando la carne humana, que escondía.

Benimaru, mientras tanto se acerco al anciano y le puso una mano en la espalda. El padre de Iori, tomo un saco y se subió a su carro negro, seguido del rubio, para ir al hospital, donde esperaban lo peor.

El pobre Iori, volvió el rostro bañado en lágrimas, y el joven espíritu del presente se acerco, y con un trozo, de su túnica, limpio las lágrimas de Iori.

-Como dije, nunca pensé que llegaras, a llorar, menos por las personas, que nunca quisiste, pero mírate ahora, llorando, tu el descendiente de los Yagami, el mayor, llorando como magdalena, tirado en el suelo, impotente para hacer algo- le dijo el espíritu del pasado, mientras Iori, levantaba sus hinchados ojos, aun emanado lagrimas.

-Oh espíritu, aun soy un pobre humano, eso soy un humano, que se doblega ante el dolor, que tiene un padre enfermo, espíritu déjame regresar, por favor, no me condenes mas a este martirio, quiero volver y decirle tantas cosas a mi padre, y por otro lado a Kyo- dijo Iori, arrodillado ante los pies del espíritu del presente, entonces, todo se volvió negro de nuevo y se encontraron en una sala de hospital, donde Kyo seguía llorando, al pie de la cama, de Iori.

De pronto la puerta, se abrió estrepitosamente, y dejo ver a un viejo anciano de cabellos blancos, ayudado por benimaru para poder entrar en el cuarto. Kyo al verlo lo recordó al instante, y trato de salir del cuarto, pero el hombre lo detuvo.

-No hijo, no te vayas, aun siendo un Kusanagi, aun siendo del clan del que fueras, has demostrado un gran sentido del honor, pudiste matar a Iori, en esos momentos, pero no lo hiciste y te encuentras aquí al pie de la cama de tu enemigo, llorando como ahora llora su padre-y se aproximo abrazando a Kyo.

Y ahí en una sala de hospital, dos generaciones, llorando por el mismo hombre, rompiendo años y años de guerras, y sangre inocente, rompieron con aquella lucha. Iori solo se limito a sonreír, ya no tenia que luchar con Kyo, su padre había roto, todo. Ahora era capaz, de decirle a Kyo cuanto lo amaba. Pero todo, de nuevo se volvió negro, y el viejo espíritu del presente, se convirtió en cenizas. Que fueron arrastradas por el viento.

Iori estaba esperando de pie, a que llegara el tercer espíritu, el espíritu del futuro, cuando una luz cegadora se poso frente a el, y al poder ver, se sorprendió, el tercer espíritu, era el, con una grandes alas, en la espalda, como las de un ángel.

-Eres tú el espíritu...-pero el espíritu levanto una mano para callarlo.

-Soy el espíritu del futuro, y tu tienes en tus manos el futuro, solo tu podrás cambiar el destino de generaciones, haciendo nacer el amor, en las grandes guerras solo tu puedes hacerlo- dijo el espíritu con una voz metálica, mientras abría un pequeño baúl que sostenía en las manos, haciendo salir, miles de mariposas blancas, iluminando aquella oscuridad, donde Iori cayo de nuevo inconsciente a los pies del espíritu del futuro.

Este tomo a Iori en sus brazos, y le susurro al oído.

-eres muy valiente, has terminado la prueba, el consejo de dioses te ha retirado la maldición, que te condenaba, te he regalado 24 horas de vida y enseñanzas, para que aprecies la vida, y aprecies tu alrededor, ahora sabes quien eres, y por que lo eres- dijo el espíritu del futuro mientras depositaba el alma de Iori, en su cuerpo.

***

El sol de la mañana, ilumino los tres cuerpos que había en aquel cuarto de hospital, Kyo, abrió poco a poco sus ojos, ante la cegadora luz del sol, cuando lo vio, Iori, estaba moviéndose, estaba volviendo en si.

Con un leve jaloneo, despertó al viejo Yagami, que al ver se levanto, y se postro a un lado, de la cama, viendo como si su hijo volviera a nacer.

Iori, pudo distinguir la silueta de su padre, a su lado, y extendió los brazos, dándole un calido abrazo a su padre.

-Oh padre, perdóname, fui el peor de los hijo, perdona, nunca aprecie lo bueno que eras- dijo Iori mientras sus ojos se llenaban de lagrimas, rodando por sus bellas mejillas, y cayendo al suelo, como bellos diamantes.

-No hijo, no tengo nada, que perdonarte, hijo, con solo tenerte a mi lado de nuevo, la vida me a dado demasiado, ahora este viejo puede morir en paz- dijo el padre de Iori, mientras estrechaba el fuerte cuerpo de su hijo.

A lo lejos, en una esquina, se encontraba Kyo, viendo todo, ajeno a ese encuentro.

-Padre e hijo se han reencontrado, me voy- dijo Kyo, en un leve murmullo mientras suspiraba saliendo del cuarto cuando de pronto.

-Kyo, no te vayas aun, padre me permites hablar con Kyo a solas- dijo Iori, mientras Kyo se sorprendía, Iori nunca lo había llamado por su nombre, el anciano Yagami salio del cuarto, dejando solos a Kyo e Iori.

Iori, dio un pequeño golpe en la silla, que se encontraba a su lado, para que Kyo se sentara, Kyo obedeció, entonces Iori le tomo una mano entre las suyas, y se la llevo a los labios para besarla.

-Kyo yo también, te amo, te amo mi pequeño Kyo- le dijo Iori, mientras los dos aproximaban sus rostros, para darse un calido beso en los labios, todo en la vida de Iori había cambiado ese día, ahora tenia una razón por la que vivir: Kyo.

Y mientras el beso se prolongaba, desde el cielo, los tres espíritus, y Hades observaban todo sonrientes, el último de los Yagami, había sido el primero en cambiar el destino de su vida.

-Kyo te amo, espero y nunca me dejes- dijo Iori, mientras sus labios se volvían a eclipsar en un calido beso.

Sol y luna, unidos solo por el amor...

F I N

Notas De Lola Rose Mistic Doyano:
Durante semanas, he buscado la manera de escribir un fic que me guste, y he aquí este que me agrada, la culminación total en el eclipse, de sus labios, yo se que la relación padre-hijo, entre Iori, y su padre, no existe, pero a quien le importa, es bella la reconciliación, por otro lado en lo que la regué, fue al poner a Iori como un llorón, pero eso es todo.

L R M D
Terminado el lunes, 29 de marzo de 2004, CD. Juárez, Chihuahua, México.

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