Fanfic por Kanashii Tenshi

The Best Gift

Un año más en mi vida y nada ha cambiado. El mismo bar, la misma bebida, los mismos amigos y Yuki, que no se ha separado de mí ni un solo minuto. Tengo todo lo que cualquier persona desearía en su cumpleaños, y aún así, siento que algo me hace falta. Río con una tonta broma que hace Benimaru, y a juzgar por el intenso color rojo en las mejillas de Shingo, parece que la broma tuvo que ver con él y conmigo. La verdad es que no estoy prestando mucha atención a la plática. Es en momentos como este cuando realmente me siento como una persona normal, tranquila, sin tener que preocuparme por un desquiciado pelirrojo persiguiéndome a todos lados para retarme a una pelea...no puede ser, maldito Yagami, ni siquiera hoy dejas de atormentarme.

Miro a Benimaru, mi mejor amigo desde hace años. Sonríe como siempre, parece que nada le afecta. Nunca lo he visto triste, ni mucho menos llorando, a veces me pregunto si realmente es feliz o si su sonrisa es una fachada para ocultar lo que en verdad siente. Ojalá me equivoque, porque si hay algo que me gusta de Beni, es su actitud alegre. Aún no comprendo por que, siendo un hombre tan asediado por chicas y chicos, no se decide por alguien, disfruta pasar el día con una chiquilla escandalosa y la noche con un muchachito menor de edad. No lo entiendo, pero es mejor que no me entrometa en sus asuntos.

A su derecha está Shingo, mi fiel compañero y alumno. Hasta ahora no sé el por que de su afán por parecerse a mí, ¿qué puede tener Kyo Kusanagi de interesante? Creo que sólo él lo sabe. Recuerdo el primer día que se acercó a mí en el campus dónde estudiamos, yo estaba recargado en un árbol, perdiendo el tiempo cuando debería estar en una clase, y él frente a mí haciendo una exagerada reverencia, pidiendo que lo entrenara. Al principio me negué, como era de esperarse por parte de un engreído peleador del King of Fighters, pero con el tiempo (y gracias a ciertos encargos que le ordené) se ganó mi confianza y la oportunidad que tanto anhelaba; y aquí sigue, idolatrándome cada día más. Es un tonto.

A mi lado está Yuki, mi Yuki, mi novia y prometida, la mujer más dulce que he conocido, tan dulce, que en estos últimos meses ha terminado por empalagarme. La quiero, no lo niego, pero me he dado cuenta de que no llena mi corazón como yo creía, que sus besos y caricias no son suficientes para mí. Necesito algo más intenso, tal vez, algo tan excitante que toque lo prohibido. No se lo puedo decir, sé que rompería su frágil corazón, sin embargo, ya no me siento tan feliz a su lado, sólo estoy con ella por costumbre y monotonía. Ojalá que cuando llegue el momento de hablar con la verdad, lo entienda.

Algunas notas musicales provenientes de una guitarra acústica se escuchan en todo el lugar. Son suaves, claras, perfectamente entonadas por manos expertas. Lo único que faltaba en esta noche de relativa tranquilidad. Estoy de espaldas al pequeño escenario que está al frente de las mesas. Escucho las voces de mis amigos y de las parejas que nos rodean, pero me concentro en la música...ese guitarrista si que sabe tocar.

Kurai roji ura miageta yozora ni
Hoshi ga hitotsubu koborete iru
Tozashita kankaku o sora e hanatsu
Mukashi no hikari de terashite kure

-¡¿Pero que demonios...?! – No puedo evitar voltearme bruscamente. Conozco perfectamente la profundidad de esa voz...y ese cabello rojo – Yagami – digo sin darme cuenta. Sí, no cabe duda, la persona que está tocando la guitarra en el escenario es Iori Yagami. Mujeres de todas las edades comienzan a gritar, no importa sin son jóvenes o mayores, el impacto que causa en ellas es el mismo.

Estoy boquiabierto, nunca pensé encontrarlo en este lugar, y yo que pensaba disfrutar realmente este día. Ya estoy cansado de pelear con él cada vez que nos encontramos, y tal parece que se la hecho costumbre buscarme cada 12 de diciembre. No sé si sea coincidencia, pero lo que si es un hecho es que cada año espero verlo para probarle mi fuerza.

Kono mama hitori kieru mo ii
Don't break my soul whoa whoa tonight
Kawaita kaze to surechigau

Su Mirada se desvía hacia donde yo estoy, sus ojos rojos quedan fijos en mí, no parece sorprendido de verme, ¿o es que acaso ya pensaba encontrarme aquí? No me extrañaría que así fuera. Me siento algo raro, no sé que me pasa, mi corazón late cada vez más rápido, y un sentimiento de gran emoción se acumula en mi pecho al ver a Yagami sentado en esa alta silla, tocando la guitarra y cantando esa tranquila canción. Su voz es única en el mundo de la música, su perfil es apenas iluminado por una tenue luz que da directamente al punto donde se encuentra. Viste completamente de negro, unos pantalones de cuero muy ceñidos a su cuerpo y una camisa de seda desabrochada a la altura de su pecho, y que no se tomó la molestia de ajustar con un cinturón. Algunos adornos plateados realzan la finura de la ropa y la palidez de su piel, su cabello escarlata, como siempre, cayendo por un lado de su rostro. He de aceptar que tiene un excelente gusto por la moda, siempre encuentra la manera de sobresalir de entre los demás, y la forma de hacer notorias sus cualidades físicas...un momento, en que estoy pensando, a mí no me importan las cualidades físicas de Yagami, yo no soy como esas chiquillas escandalosas que ahora gritan como histéricas...sin embargo...me sonrojo al pensar en esas cosas.

Sabita puraido korogaru rakugaki
Yaseta mikazuki yoru ni ukabu
Toraeta eien wa sono ba kagiri
Yoake ga tooku de kowarete yuku

No deja de mirarme, estoy empezando a ponerme nervioso. Su mirada es diferente, no es como la que siempre muestra en los torneos, aunque ésta es la que dirige sólo para mí. Me pregunto que estará pensando al mirarme así mientras canta esa canción. Me avergüenza aceptarlo, pero éste parece un momento íntimo sólo entre nosotros dos. Siento un ligero rubor subir a mis mejillas al imaginarme semejante cosa. Tengo el impulso de levantarme y acercarme a Iori, pero mi cuerpo no responde, aunque creo que es mejor así, ¿qué ganaría con acercarme a él? Sin embargo, el deseo de sentir su esencia, de impregnarme con su olor, de tocar su piel, me está volviendo loco. Nunca hubiera aceptado estos sentimientos si no es porque ahora los siento envenenar mi corazón y correr por mis venas, como el fuego escarlata heredado por mis antepasados. Estos son los sentimientos que me habían estado angustiando durante los últimos meses , por los que me he apartado un poco de Yuki, por los que siento un vacío que nadie más puede llenar si no es ese loco pelirrojo, amo del fuego púrpura.

Dokoka de hitori nageku mo ii
Don't break my soul whoa whoa tonight
Tsumetai kumo ga nagareteku

Kono mama hitori kieru mo ii
Don't break my soul whoa whoa tonight
Kaze ga otoshita aregorii

Su voz es aún más profunda en esta última parte de la canción, sus manos continúan moviéndose para entonar la melodía, sus ojos ahora cerrados, parece que está muy concentrado en lo que hace. Por fin, las últimas notas, todo el lugar estalla en gritos y aplausos mientras las luces se encienden para iluminar todos los rincones.

Yo continúo inmóvil en mi asiento, no pienso unirme a los demás. Tampoco aceptaré que su canción me ha encantado. Yuki, Benimaru y Shingo me miran esperando una reacción, pero estoy tranquilo (o al menos eso aparento), esta noche no tengo planeado pelear. Siento una extraña sensación en el estómago en el momento que Iori se levanta, ignorando al público que se desvive por adorarlo, y camina hacia mi mesa...¿qué es lo que pretende? ¿acaso quiere pelear? Se detiene justo frente a mí, yo me levanto instantáneamente, atento a cualquier movimiento. Se mantiene en silencio, no hay amenazas ni maldiciones, sólo su respiración pausada y tranquila. Cuando empiezo a pensar que no hará nada, levanta su brazo izquierdo para posarlo sobre mi nuca, y con un movimiento brusco me atrae hacia él para besarme violentamente, así, sin palabras, sin vacilaciones, sin importarle que todos estén mirándonos, sorprendidos. Intento rechazarlo, pero su otro brazo se posa en mi cintura evitando que me aleje. Su calor me está sofocando, la humedad de su lengua me está dejando sin respiración, la cercanía de su cuerpo me hace desear más que un simple beso. Poco a poco me dejo llevar, ignoro los murmullos de las personas, la sorpresa en la cara de mis amigos y de Yuki, y el hecho de que los dos somos hombres, y peor aún, que somos rivales. Correspondo el beso con la misma intensidad y cierro los ojos para concentrarme mejor...esta sensación es tan diferente a lo que siempre he sentido. Todo da vueltas a mi alrededor, todo ha desaparecido, sólo quedamos Iori y yo. Sin embargo, la magia tiene que terminar. Separa sus labios de los mío, y me ofrece una sonrisa cálida. Se acerca a mi oído y murmura suavemente, sólo para mí:

-Tanjoubi omedetou, Kyo (feliz cumpleaños) – No puedo creerlo, en lugar de un "maldito Kusanagi" hay un "feliz cumpleaños", que extraño es todo esto...pero no niego que me gusta. Ahora entiendo todo, cada año me buscaba no sólo para pelear, sino para que me diera cuenta de que en verdad recordaba mi cumpleaños, sus golpes no eran más que un obsequio, y sin embargo, yo los odiaba...sonrío ante su felicitación, y ahora yo soy quien se acerca a él para murmurarle:

-Arigatou, Yagami (gracias) – y rozo mis labios con los suyos. Que me importa lo que digan de mí, después de todo, tengo lo que más he deseado en la vida, y pienso seguir adelante con en juego.

-¿Quieres ir a mi departamento a festejar? – interrumpe mis pensamientos. Ya no se preocupa por disminuir el tono de su voz, y sólo espera que yo acepte...Dios, ¿qué haré? No lo pienso más, simplemente empiezo a avanzar a su lado hacia la salida del bar. El dueño del lugar sale corriendo detrás de Iori, pero él ni siquiera voltea hacia atrás, y yo tampoco lo hago. No quiero ver el reproche en el rostro de Benimaru ni las lágrimas en el de Yuki. Además, no tengo explicaciones que ofrecerles, no sé que les diría. Llegamos hasta el auto de Yagami, un clásico color negro poco llamativo. Abre la puerta para que yo suba, pero antes de que lo haga, vuelve a besarme mientras me recarga en la parte trasera para que no caiga. Me doy cuenta de la razón por la que estoy aquí, y aunque esto traiga terribles consecuencias, pienso disfrutar al máximo a este loco y hermoso pelirrojo. Tal vez mañana ya no estaré con él, tal vez sea sólo por esta noche, pero que importa, hoy tuve el mejor regalo de cumpleaños y no pienso dejarlo escapar.

~ * ~

Owari

*Notas de la autora: Para aquellas que no se dieron cuenta, la canción que aparece en este fic es nada más y nada menos que "Kaze no Allegory", una de las que canta Iori en el disco Guys special collection (o algo así), y la forma como describo a Iori, es en la que me lo imagino tocándola (me encanta Iori Yagami). Por cierto...FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDO KYO.

KOF pertenece a SNK
"The Best Gift" es propiedad de Kanashii Tenshi
Publicado en Diciembre, 2002

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